He dudado en ponerme a redactar este artículo. Mis seguidores comprobarán que hace tiempo (24 de agosto) que no escribo. No porque no quiera o no me guste; sencillamente, porque no he tenido fuerzas o tiempo. Y hoy también estoy cansado, como todos los días de septiembre. El inicio de curso ha sido de locura. Tras unas relajadas y cortas vacaciones, en las que había olvidado incluso dónde trabajaba y de qué, el choque ha sido brutal.
Hace apenas una hora que he llegado a casa del instituto. Toda la tarde preparando las listas de alumnos para las presentaciones de mañana e imprimiendo los horarios de grupos. Está cayendo ahora un aguacero; espero que mañana no llueva, porque las presentaciones con la lluvia pueden ser más difíciles.
Por cierto, mientras estaba allí, ha venido una profesora de FOL, que ha elegido hay vacante; su plaza debería haber salido en las adjudicaciones de julio, pero (misterios de Conselleria) no salió, con el consiguiente efecto negativo para los profesores que la hubieran podido elegir en ese mes.
Este inicio de curso ha sido de locura, repito. Todos los días que llevamos de septiembre han sido intensísimos en lo que al trabajo se refiere: realizar los exámenes de septiembre, dirigir las sesiones de evaluación, imprimir las actas, sacar los boletines, entregarlos, terminar los horarios de profesores (sólo somos unos 115), después de darlos, atender las (gracias a Dios) pocas reclamaciones o peticiones de cambios, publicar las listas de admitidos, ayudar a matricular, etc.
Algunos elementos ajenos a nuestra voluntad han sido una auténtica rémora para todo este, de por sí, terrible caudal de trabajo. No sé si los genios o diablos malignos del GESCEN, el programa de gestión de centros de Conselleria, al que le quedan pocos meses de vida (lo sustituirá el ÍTACA- Dios nos pille confesados), o algún error humano muy raro por la magnitud del desastre provocaron que unos 32 alumnos desaparecieran de las listas o actas de septiembre (habían sido pasados de curso sin que debieran estarlo y, por tanto, ya no figuraban en el 2008-2009) con el consiguiente desaguisado para las sesiones de evaluación.
Quienes sepan un poco del GESCEN saben que arreglar cada alumno lleva media hora de tiempo (eliminar el registro equivocado, recuperar el alumno del histórico, ponerle las notas de junio y luego las de septiembre, así como las pendientes). Treinte y dos (32) alumnos a media hora cada uno da 16 horas de trabajo, que se debían hacer en apenas tres ó cuatro días. Se suplió a base de echar horas varios miembros del equipo directivo, también por las tardes.
Al trabajo normal de un centro en los primeros días de septiembre se sumó este año las pruebas extraordinarias de acceso a Ciclos Formativos, con los correspondientes exámenes, correciones, publicación de listas, reclamaciones y resolución de reclamaciones. Otro elemento que «chupaba» horas de la directiva.
Más madera: pruebas de alumnos libres de Ciclos Formativos. Mismo pasisaje: pruebas, correciones, listados, reclamaciones y respuesta a las reclamaciones.
Llegaron los días de presentación de solicitudes para estudios de Grado Medio, especialmente de Enfermería y Farmacia. Nunca he visto tanta gente queriendo obtener una plaza: en tres días más de 400 solicitudes para una miseria de vacantes. Y todo ello con sólo dos administrativas, ya que la Conselleria aún no nos ha enviado la tercera, que por plantilla nos corresponde. En ventanilla, miembros del equipo directivo para hacer frente al alud de solicitudes. Con tanto volumen de trabajo aquí, no se podía avanzar en las matriculaciones de los alumnos que habían ido a septiembre.
Los conserjes desbordados: colas para información, el teléfono sonando a todas horas, los alumnos preguntando cuándo empezaba el curso, otros cuando se publicaban las listas, padres despistados, etc.
Mientras tanto, se perfilaban los horarios, se miraban las peticiones de cambio y se acudía a las reuniones de tutores de curso y de los diferentes programas (PASE, PDC, Compensatoria, PQPI).
Y todo ello combinado con el auténtico desastre del programa ÍTACA. ¡NO, no merece ese nombre, por Dios!
En sucesivos correos electrónicos la administración nos pedía que introdujéramos los datos de admisión. Hay uno que nos los pedía ¡antes de las 24 horas del día 3!, cuando ese día se estaban todavía realizando las evaluaciones. Cada año los plazos de septiembre se estrechan. No se puede trabajar en esas condiciones y con esa premura de tiempo: es normal que surjan errores. El milagro es que el curso se inicie con normalidad.
Con mucho esfuerzo y echándole horas se consiguió trasladar al programa nuestras vacantes. El programa sacó en los listados lo que quiso: un desastre.
Desde inspección, viendo que ÍTACA era devorada por los pretendientes y Ulises no imponía su reinado, decidieron pedirnos directamente a los centros los datos correctos y efectivos; y así lo hicimos. Se amplió el plazo de presentación de solicitudes, por lo que ya había más de 400 que había que meter una a una en el dichoso programa, que además no recuperaba los nombres de quienes ya presentaron solicitud en junio (o bien nosotros no sabíamos cómo hacerlo- me inclino por lo primero). Consecuencia: nosotros sacamos nuestras listas y pasamos del ÍTACA. Hoy las hemos expuesto y ha habido muchas reclamaciones a las de Ciclos Medios.
Sinceramente creo que el programa no está acabado de diseñar y no se puede probar en algo tan serio como la gestión de un centro docente un nuevo programa informático. Apenas se nos ha hecho una simple sesión de trabajo para explicar su funcionamiento: se cuelga con facilidad, imprime datos distintos a los que aparecen en pantalla, se inventa las vacantes que existen sin hacer caso de los datos picados, no facilita la introducción de datos, pide datos innecesarios para las listas que, de no introducirse, no deja continuar, etc.
La verdad es que la avalancha de solicitudes para estudiar ha sido un claro síntoma de cómo está la situación económica del país: no hay trabajo y la gente se ha lanzado a estudiar, es lógico, con dos objetivos: formarse y no estar de brazos cruzados.
Pero las plazas son limitades y mucha gente se quedará sin la suya.
En ESO, en cambio, los números, al menos en nuestro centro, menguan, especialmente de alumnado extranjero, otra consecuencia de la crisis.
Mañana seguro que habrá algún alumno al que no nombremos, algún otro que faltará en las listas…
Si el curso 2009-2010 empieza medianamente bien, será por el trabajo que han hecho conserjes, administrativas y equipo directivo, muchas veces el que no les corresponde.
NO, el curso no empieza con normalidad. Yo estoy muy cansado (ya terminé el 31 de julio así) y, a todo esto, no he podido preparar cómo se debe mis clases… espero que mis alumnas no lo paguen. Ahora empiezo a dedicarme a ellas.
Con lo bien que estaba en Ostia Antica.
O en Villa Adriana.
Qué feliz se te ve por Roma, se nota que lo disfrutaste.
Espero que los agobios de principio de curso vayan pasando y puedas empezar tus clases con la normalidad necesaria. Muchos ánimos para esa acogida de alumnos.
Els professors som els de «la Resistència». Qui no ho havia descobert?
Que no decaiga l´ànim, Miguel Ángel. Aquestos dies de locura passaran promte i el ritme normal tornarà. Que el record de les vacances et done força per seguir en el teu magnific treball. Per cert, molt xules les fotos.
Amigo, felicidades por tu blog y gracias por hacerlo!!!
Lo voy a recomendar ahora mismo a mis alumnos de Griego.
Soy colega tuyo en Mallorca.
Quiero hacerte llegar un libro mío. ¿Tengo donde enviarte un e-mail y seguimos hablando en privado?
Gracias.
Amb persones com tu les dificultats semblen menys dificultats. Entre tots ho farem tot. No desanimes ja que no podràs donar-nos ànims als demés.
Bon curs
[…] Delirant isti civiles viri, Chino quieles aloz, dos tazas, EOI: Education other Ignorance, Y se dirá que el curso…, Catedráticos de chino, Dicen que la distancia es el olvido, Me equivoqué de un día, A vueltas […]