A quienes nos gusta la música vocal en sus variadas manifestaciones, coral, Lied, ópera, oratorio, zarzuela, soul, country, blues, musical…, la voz nos parece uno de los más perfectos instrumentos, capaz de emocionar, de transmitir todo tipo de sentimientos, de permitirnos paladear la belleza, de acercarnos a Dios, de ofrecernos la posibilidad de experimentar las más variadas sensaciones.
A lo largo de estos capítulos ofreceremos ejemplos de música vocal que pueden constituir una oportunidad para experimentar sensaciones y sentimientos especiales, únicos o, a veces, contrapuestos.
Nos ocurre eso, por ejemplo, con las Cuatro últimas Canciones de Richard Strauss (si puede ser interpretadas por Gundula Janowitz y la Orquesta Filarmónica de Berlín, dirigida por Herbert von Karajan, o Elisabeth Schwarzkopf con la Orquesta Sinfónica de la Radio de Berlín, dirigida por George Szell, el Incarnatus est de la Misa en Do menor de Mozart por Arleen Augér con la Orquesta de la Radio de Baviera y Leonard Bernstein, I will survive de Gloria Gaynor o Unchained melody de los Righteous Brothers, que ofrecemos en este capítulo.
Esta posibilidad de la voz nos puede llevar a preguntarnos si ésta es parte del cuerpo o no. No es pregunta fácil de responder, puesto que la naturaleza corpórea de la voz es discutible. En cambio, es mucho más claro que la voz es una prolongación de nuestro cuerpo, ya que, creada y producida en él, se proyecta fuera del mismo.
En este lugar hemos leído una buena definición a cargo de Eugenio Barba:
«La voz, en su aspecto lógico semántico y en su aspecto sonoro, es una fuerza material, una verdadera acción que pone en movimiento, dirige, forma, detiene. De hecho, debe hablarse de acciones vocales que provoquen una reacción inmediata. La voz como proceso fisiológico compromete todo el organismo y lo proyecta en el espacio. La voz es una prolongación de nuestro cuerpo».
Y en la misma página podemos seguir leyendo:
Es importante dejar de creer que hablar de voz es hablar sólo de cuerdas vocales. La voz es el sonido de toda la persona; y por tanto, trabajar la voz implica mucho más que trabajar sólo con el sonido. Sin embargo, no es raro encontrarse con alguien que cree que su voz es sólo su garganta. Es un gran error. En la voz participan lo sutil y lo material de un ser humano. Participan su alma y su espíritu, sus pensamientos y sus emociones. Y participa su parte material: su cuerpo.
En la emisión de la voz interviene absolutamente todo el cuerpo. Todos sus músculos, todos sus órganos, todas sus articulaciones. Y cada zona del cuerpo cumple con su función. El cuerpo es el instrumento que materializa la voz. Y somos instrumentos sonoros ricos y perfectos, maravillosos en nuestra simple complejidad.
Por este motivo, el cuerpo es el instrumento que debemos afinar para que la voz se produzca en las mejores condiciones. Todo él se hace sonido en nuestra voz. De hecho, cuando empezamos a descubrir esto, automáticamente empezamos a desterrar la errónea creencia de que la voz sólo se desarrolla con ejercicios sonoros.
En este otro lugar se dice que según Barba:
La voz compromete todo el organismo y lo proyecta en el espacio; es una prolongación de nuestro cuerpo. El cuerpo es la parte visible de nuestra voz y puede verse dónde y cómo nace el impulso que se convertirá en sonido y palabra. La voz es cuerpo invisible que obra en el espacio. No existe separación ni dualidad: voz y cuerpo.
Y las autoras del trabajo añaden:
Nosotros agregamos que la voz es una prolongación no sólo de nuestro cuerpo sino también de nuestra estructura emocional, ya que filogenéticamente está relacionada con los instintos de conservación y supervivencia. El hombre transmite, a partir del uso de las características de su voz, aspectos fundamentales de su personalidad y de su relación afectiva con el mundo.
Lo dejamos aquí.
Esta reflexión sobre la voz nos la ha sugerido, una vez más, Aulo Gelio quien, en sus Noches Áticas V, 15 se hace eco de diferentes opiniones de los antiguos filósofos sobre si la voz es parte o no del cuerpo. He aquí el texto latino, cuyo final es sorprendente:
Corpusne sit vox an ἀσώματον, varias esse philosophorum sententias.
1 Vetus atque perpetua quaestio inter nobilissimos philosophorum agitata est, corpusne sit vox an incorporeum. 2 Hoc enim vocabulum quidam finxerunt proinde quod Graece dicitur ἀσώματον. 3 Corpus autem est, quod aut efficiens est aut patiens; id Graece definitur: τὸ ἤτοι ποιοῦν ἢ πάσχον. 4 Quam definitionem significare volens Lucretius poeta ita scripsit:
tangere enim aut tangi nisi corpus nulla potest res.
(es el verso 304 del libro I de De rerum natura de Lucrecio)
5 Alio quoque modo corpus esse Graeci dicunt τὸ τριχῆ διάστατον. 6 Sed vocem Stoici corpus esse contendunt eamque esse dicunt ictum aera; 7 Plato autem non esse vocem corpus putat: «non enim percussus» inquit «aer, sed plaga ipsa atque percussio, id vox est». 8 Democritus ac deinde Epicurus ex individuis corporibus vocem constare dicunt eamque, ut ipsis eorum verbis utar, ῥεῦμα ἀτόμων appellant. 9 Hos aliosque talis argutae delectabilisque desidiae aculeos cum audiremus vel lectitaremus neque in his scrupulis aut emolumentum aliquod solidum ad rationem vitae pertinens aut finem ullum quaerendi videremus, Ennianum Neoptolemum probabamus, qui profecto ita ait:
philosophandum est paucis; nam omnino haud placet.
Aquí tenemos la traducción, hecha a partir de la catalana de Cebrià Monstserrat, sacerdote, en Bernat Metge:
Diferentes opiniones de los filósofos sobre si la voz es o no es cuerpo.
Desde muy antiguo ha sido constantemente debatida entre los más insignes filósofos la cuestión sobre si la voz es corpórea o incorpórea. El vocablo “incorpóreo” (incorporeum) se ha formado para designar lo que en griego se denomina ἀσώματον (incorpóreo). Entendemos por cuerpo todo aquello que obra y puede recibir la acción; y en griego se define: aquello que es agente o paciente. Ésta es la definición a la que Lucrecio hace referencia cuando escribió:
“pues tocar y ser tocado no puede hacerlo ninguna cosa, sino un cuerpo”.
Los griegos definen también el cuerpo de otra manera, diciendo que es aquello que tiene tres dimensiones. Pero los estoicos sostienen que la voz es corpórea, y dicen que es el aire percutido. Por el contrario, Platón opina que la voz no es corpórea, puesto que, según dice, no es el aire percutido, sino la misma percusión y golpeada. Demócrito, y después Epicuro, dicen que la voz está formada por unas partículas indivisibles, y la llaman, por decirlo en sus propias palabras corriente de átomos (ῥεῦμα ἀτόμων).
Al escuchar o leer éstas y otras sutilezas, ingeniosas y aptas para distraer el ocio, no supe ver qué provecho serio me podía venir de estas nimiedades para la vida práctica, ni a qué fin conducían semejantes investigaciones; y encontré, por tanto, muy acertada la siguiente frase de Neoptólemo, personaje de Ennio:
“conviene filosofar sobre pocas cosas, pues no place hacerlo sobre todo”.
[…] de Aulo Gelio (Et capite et nomine Bucephalas, Soldado, no mates a Creso, Meterse en el papel, ¿Es cuerpo?, ¿Un Flipper clásico?, ¿Silogismo matrimonial correcto?, Inanis loquacitas, ¿Cambio fonético o […]