Otra de las fuentes clásicas sobre Creso es Jenofonte. En su Ciropedia nos habla en varias ocasiones sobre el rey de Lidia. En VII, 2, 1-29 de la toma de Sardes por Ciro, de su encuentro con Creso y de la profecía de Delfos sobre la felicidad de Creso. Y en VIII, 2, 15-23, Ciro demuestra a Creso los inconvenientes de atesorar riquezas). Aportamos alguno de estos fragmentos; el primero relacionado con el objetivo de esta serie de artículos, al cual aún no hemos llegado, relativo a un episodio de uno de los hijos de Creso. Se trata de VII, 2, 19-22:
ὁ δέ μοι τὸ μὲν πρῶτον οὐδ᾽ ἀπεκρίνατο: ἐπεὶ δ᾽ ἐγὼ πολλὰ μὲν πέμπων ἀναθήματα χρυσᾶ, πολλὰ δ᾽ ἀργυρᾶ, πάμπολλα δὲ θύων ἐξιλασάμην ποτὲ αὐτόν, ὡς ἐδόκουν, τότε δή μοι ἀποκρίνεται ἐρωτῶντι τί ἄν μοι ποιήσαντι παῖδες γένοιντο: ὁ δὲ εἶπεν ὅτι ἔσοιντο.
Y él al principio no me respondió, pero, cuando yo, por medio del envío de numerosas ofrendas de oro y plata y de la celebración de variados sacrificios, me hice propicio a sus ojos en algún momento, según me pareció apreciar, entonces respondió a mi pregunta sobre qué podría hacer para que me nacieran hijos. Y me dijo que los tendría.
Καὶ ἐγένοντο μέν, οὐδὲ γὰρ οὐδὲ τοῦτο ἐψεύσατο, γενόμενοι δὲ οὐδὲν ὤνησαν. ῾Ο μὲν γὰρ κωφὸς ὢν διετέλει, ὁ δὲ ἄριστος γενόμενος ἐν ἀκμῇ τοῦ βίου ἀπώλετο. Πιεζόμενος δὲ ταῖς περὶ τοὺς παῖδας συμφοραῖς πάλιν πέμπω καὶ ἐπερωτῶ τὸν θεὸν τί ἂν ποιῶν τὸν λοιπὸν βίον εὐδαιμονέστατα διατελέσαιμι: ὁ δέ μοι ἀπεκρίνατο,»σαυτὸν γιγνώσκων εὐδαίμων, Κροῖσε, περάσεις.»
Y nacieron; en efecto, ni aun ene so mintió; pero, aunque nacieron, no me aprovecharon en nada, pues el uno era sordomudo, y el otro, cuando ya se había convertido en un joven notable, murió en la flor de la edad (cf. Heródoto I, 43-46). Abrumado por las desgracias ocurridas a mis hijos, envío de nuevo a preguntar al dios qué podría hacer para pasar el resto de mi vida lo más felizmente posible, y él me respondió: “Si te conoces a ti mismo, Creso, realizarás la travesía felizmente”.
᾿Εγὼ δ᾽ ἀκούσας τὴν μαντείαν ἥσθην: ἐνόμιζον γὰρ τὸ ῥᾷστόν μοι αὐτὸν προστάξαντα τὴν εὐδαιμονίαν διδόναι. ῎Αλλους μὲν γὰρ γιγνώσκειν τοὺς μὲν οἷόν τ᾽ εἶναι τοὺς δ᾽ οὔ: ἑαυτὸν δὲ ὅστις ἐστὶ πάντα τινὰ ἐνόμιζον ἄνθρωπον εἰδέναι.
Y yo, al oír el oráculo, me regocijé, pues consideraba que él me había encomendado la tarea más sencilla para otorgarme la felicidad. En efecto, a los demás es posible conocerlos a unos sí y a otros no. Pues creía que cualquier hombre sabía quién es él mismo.
Καὶ τὸν μετὰ ταῦτα δὴ χρόνον, ἕως μὲν εἶχον ἡσυχίαν, οὐδὲν ἐνεκάλουν μετὰ τὸν τοῦ παιδὸς θάνατον ταῖς τύχαις: ἐπειδὴ δὲ ἀνεπείσθην ὑπὸ τοῦ Ἀσσυρίου ἐφ᾽ ὑμᾶς στρατεύεσθαι, εἰς πάντα κίνδυνον ἦλθον: ἐσώθην μέντοι οὐδὲν κακὸν λαβών. Οὐκ αἰτιῶμαι δὲ οὐδὲ τάδε τὸν θεόν. ᾿Επεὶ γὰρ ἔγνων ἐμαυτὸν μὴ ἱκανὸν ὑμῖν μάχεσθαι, ἀσφαλῶς σὺν τῷ θεῷ ἀπῆλθον καὶ αὐτὸς καὶ οἱ σὺν ἐμοί.
Y en el tiempo posterior a este hecho, mientras tuve tranquilidad, después de la muerte de mi hijo, no hice reproches a la fortuna. Pero, cuando el rey asirio me convenció para marchar contra vosotros, vine a entrar en toda clase de peligros. No obstante, me salvé sin haber recibido ningún daño, y no culpo tampoco de estos zares al dios, pues cuando yo “me hube conocido a mí mismo”, me retiré, con la ayuda del dios, sin peligro yo y los míos.
La traducción es de Ana Vegas Sansalvador, en Gredos, que, en nota l pie nos dice que la pregunta sobre la felicidad, que en Heródoto va dirigida a Solón, en Jenofonte se dirige a un oráculo.
En VIII, 19 y 23, Ciro habla con Creso sobre las riquezas y la felicidad:
ἐπεὶ δὲ τοῦτο φανερὸν ἐγένετο, εἰπεῖν λέγεται ὁ Κῦρος: ὁρᾷς, φάναι, ὦ Κροῖσε, ὡς εἰσὶ καὶ ἐμοὶ θησαυροί; ἀλλὰ σὺ μὲν κελεύεις με παρ᾽ ἐμοὶ αὐτοὺς συλλέγοντα φθονεῖσθαί τε δι᾽ αὐτοὺς καὶ μισεῖσθαι, καὶ φύλακας αὐτοῖς ἐφιστάντα μισθοφόρους τούτοις πιστεύειν: ἐγὼ δὲ τοὺς φίλους πλουσίους ποιῶν τούτους μοι νομίζω θησαυροὺς καὶ φύλακας ἅμα ἐμοῦ τε καὶ τῶν ἡμετέρων ἀγαθῶν πιστοτέρους εἶναι ἢ εἰ φρουροὺς μισθοφόρους ἐπεστησάμην.
Cuando esto resultó evidente se dice que Ciro dijo: “¿Ves, Creso, cómo yo también tengo tesoros? Tú me invitas a hacerme envidiar y odiar por almacenarlos en mi palacio y a poner vigilantes al cargo de ellos y confiárselos bajo sueldo. En cambio, yo, haciendo ricos a mis amigos, creo tener en ellos tesoros y, al mismo tiempo, guardianes de mi persona y de nuestros bienes más dignos de confianza que si les pusiera vigilantes a sueldo.
Solón despreciando las riquezas de Creso, óleo sobre lienzo, de 92 x 122 cm., de Frans Francken el Joven
ὅπως δὲ καὶ τοῦτο εἰδῇς, ἔφη, ὦ Κροῖσε, ἐγὼ οὐ τοὺς πλεῖστα ἔχοντας καὶ φυλάττοντας πλεῖστα εὐδαιμονεστάτους ἡγοῦμαι: οἱ γὰρ τὰ τείχη φυλάττοντες οὕτως ἂν εὐδαιμονέστατοι εἴησαν: πάντα γὰρ τὰ ἐν ταῖς πόλεσι φυλάττουσιν: ἀλλ᾽ ὃς ἂν κτᾶσθαί τε πλεῖστα δύνηται σὺν τῷ δικαίῳ καὶ χρῆσθαι πλείστοις σὺν τῷ καλῷ, τοῦτον ἐγὼ εὐδαιμονέστατον νομίζω [καὶ τὰ χρήματα]. καὶ ταῦτα μὲν δὴ φανερὸς ἦν ὥσπερ ἔλεγε καὶ πράττων.
“Y para que sepas, dijo, esto también, Creso, yo no estimo que quienes poseen más riquezas y más las vigilan sean los más felices; de ser así, quienes vigilan las murallas serían los más felices, pues vigilan todo lo que hay en las ciudades. Por el contrario, quien es capaz de adquirir muchos bines con justicia y gozar de ellos con honorabilidad, ése creo que es el más feliz”. Y era evidente que Ciro obraba conforme a sus palabras.
La traducción es de Ana Vegas Sansalvador, en Gredos.
Otra de las fuentes sobre Creso es Diodoro Sículo. Aparece en el libro IX de su Biblioteca Histórica.
Aquí tenemos IX, 2:
Ὅτι Κροῖσος ὁ Λυδῶν βασιλεὺς μεγάλας κεκτημένος δυνάμεις καὶ πολὺν ἐκ παρασκευῆς σεσωρευκὼς ἄργυρόν τε καὶ χρυσόν, μετεπέμπετο τῶν Ἑλλήνων τοὺς σοφωτάτους, καὶ συνδιατρίβων αὐτοῖς μετὰ πολλῶν δώρων ἐξέπεμψε καὶ αὐτὸς πρὸς ἀρετὴν ὠφελεῖτο πολλά. Ποτὲ δὲ τοῦτον Σόλωνα μεταπεμψάμενος καὶ τὰς δυνάμεις καὶ τὸν πλοῦτον ἐπιδειξάμενος, ἠρώτησεν εἴ τις ἕτερος αὐτῷ δοκεῖ μακαριώτερος εἶναι.
Creso, el rey de los lidios, poseedor de grandes ejércitos y habiendo acumulado por propi determinación mucha plata y oro, hizo llamar a los más sabios griegos, y tras pasar un tiempo con ellos los despidió con muchos regalos y él mismo obtuvo grandes beneficios por la virtud de éstos. En cierta ocasión, tras hacer venir a Solón y mostrarle sus ejércitos y su riqueza, le preguntó si le parecía que había algún otro más afortunado que él mismo.
Deja una respuesta