Aportábamos en el anterior capítulo el texto de Aulo Gelio (Noches Áticas V, 15) sobre si la voz es corpóreo o no.
Conviene que digamos algo sobre las citas de dicho texto y sus posibles fuentes. Lo primero, no obstante, es ofrecer el primero de los nuevos ejemplos de música vocal, ya que hablamos de la voz, que pueden provocarnos estados de ánimo diversos, tal es el poder de la música, en este caso, vocal.
Aquí tenemos el primer ejemplo: la cabaletta Di quella pira de Il trovatore de Verdi por Luciano Pavarotti, tras la otra aria Ah! sì, ben mio.
Puesto que hemos indicado que Aulo Gelio se hace eco de un verso de Lucrecio, éste es su contexto dentro del De rerum natura:
Tum porro varios rerum sentimus odores
nec tamen ad naris venientis cernimus umquam
nec calidos aestus tuimur nec frigora quimus
usurpare oculis nec voces cernere suemus;
quae tamen omnia corporea constare necessest
natura, quoniam sensus inpellere possunt;
tangere enim et tangi, nisi corpus, nulla potest res.
Además percibimos los diferentes olores de las cosas y, sin embargo, no los vemos nunca cuando llegan a nuestro olfato; ni contemplamos el calor ardiente, ni podemos percibir con los ojos el frío, ni es factible ver los sonidos, y, con todo, es necesario que todas estas cosas tengan naturaleza corpórea ya que pueden impresionar los sentidos. En efecto, ninguna cosa, a no ser un cuerpo, puede tocar y ser tocada de no ser corporal.
La traducción es de Ismael Roca Meliá, en Akal / Clásica
Nuestro segundo ejemplo de interpretaciones vocales es I say a little prayer de Aretha Franklin:
Cuando Aulo Gelio dice que los filósofos antiguos han debatido sobre la naturaleza corpórea o no de la voz, debemos tener en cuenta lo que el Pseudo Plutarco dice en Placita philosophorum IV, 19, donde habla también sobre la voz y las diferentes opiniones de los filósofos respecto a ella. He aquí el texto:
Περὶ φωνῆς.
Πλάτων τὴν φωνὴν ὁρίζεται πνεῦμα διὰ στόματος ἀπὸ διανοίας ἠγμένον καὶ πληγὴν ὑπὸ ἀέρος δι᾽ ὤτων καὶ ἐγκεφάλου καὶ αἵματος μέχρι ψυχῆς διαδιδομένην. Λέγεται δὲ καὶ καταχρηστικῶς ἐπὶ τῶν ἀλόγων ζῴων φωνὴ καὶ τῶν ἀψύχων, ὡς χρεμετισμοὶ καὶ ψόφοι· κυρίως δὲ φωνὴ ἡ ἔναρθρός ἐστιν, ὡς φωτίζουσα τὸ νοούμενον.
Platón define la voz como un soplo provocado por el ama a través de la boca y un golpe dado al aire y transmitido al alma por los oídos, el cerebro y la sangre. Se atribuye impropiamente la voz a los animales irracionales y a los objetos inanimados, como los relinchos de los caballos y otros sonidos. Pero la voz propiamente dicha es un sonido articulado que manifiesta en pensamiento.
Ἐπίκουρος τὴν φωνὴν εἶναι ῥεῦμα ἐκπεμπόμενον ἀπὸ τῶν φωνούντων ἢ ἠχούντων ἢ ψοφούντων· τοῦτο δὲ τὸ ῥεῦμα εἰς ὁμοιοσχήμονα θρύπτεσθαι θραύσματα· ὁμοιοσχήμονα δὲ λέγεται τὰ στρογγύλα τοῖς στρογγύλοις καὶ σκαληνὰ καὶ τρίγωνα τοῖς ὁμοιογενέσι· τούτων δ᾽ ἐμπιπτόντων ταῖς ἀκοαῖς, ἀποτελεῖσθαι τὴν αἴσθησιν τῆς φωνῆς· φανερὸν δὲ τοῦτο γίνεσθαι ἀπὸ τῶν ἀσκῶν ἐκρεόντων καὶ τῶν ἐμφυσώντων κναφέων τοῖς ἱματίοις.
Epicuro dice que la voz es una emanación producida por seres que hablan, cuerpos que resuenan o producen sonido. Y que esta emanación se divide en fragmentos de la misma configuración que los cuerpos que la producen. Figuras redondas, si los cuerpos son redondos, escalenos y triangulares según los cuerpos. Y al caer sobre los oídos producen la sensación de la audición. Y esto es evidente en los odres de los que se escapa el aire y en los bataneros que soplan en las telas.
Busto de Epicuro, procedente de la Villa de los Papiros de Herculano. Copia romana de un original griego del 250 a. C. Museo Arqueológico Nacional de Nápoles
Vamos ahora con otro ejemplo de música en el que la voz es esencial: el motete O magnum mysterium de Morten Lauridsen:
Y sigue el texto del Pseudo Plutarco:
Δημόκριτος καὶ τὸν ἀέρα φησὶν εἰς ὁμοιοσχὴμονα θρύπτεσθαι σώματα καὶ συγκαλινδεῖσθαι τοῖς ἐκ τῆς φωνῆς θραύσμασι·
‘κολοιὸς γὰρ παρὰ κολοιὸν ἱζάνει’
καὶ
‘ὡς αἰεὶ τὸν ὁμοῖον ἄγει θεὸς ὡς τὸν ὁμοῖον. ’
καὶ γὰρ ἐν τοῖς αἰγιαλοῖς αἱ ὅμοιαι ψῆφοι κατὰ τοὺς αὐτοὺς τόπους ὁρῶνται, κατ᾽ ἄλλο μὲν αἱ σφαιροειδεῖς κατ᾽ἄλλο δ᾽ αἱ ἐπιμήκεις· καὶ ἐπὶ τῶν κοσκινευόντων δ᾽ ἐπὶ τὸ αὐτὸ συναλίζεται τὰ ὁμοιοσχήμονα, ὥστε χωρὶς εἶναι τοὺς κυάμους καὶ ἐρεβίνθους. ῞Εχοι δ᾽ ἄν τις πρὸς τούτους εἰπεῖν, πῶς ὀλίγα θραύσματα πνεύματος μυρίανδρον ἐκπληροῖ θέατρον;
Demócrito dice que el aire se divide en cuerpos de similar configuración y que éstos son llevados de aquí allá junto con las partículas de la voz, según dice el proverbio:
“el grajo se sienta junto al grajo”
o
“la divinidad siempre lleva lo igual a lo igual”.
Y así en las playas se ven los guijarros semejantes unidos en los mismos lugares, en un lugar los esféricos, en otro los oblongos. Igualmente en las cribas, las cosas de la misma forma se unen en el mismo lugar, de manera que se separan las habas de los garbanzos. Se podría objetar a esto: ¿cómo pueden llenar las partículas de aire un teatro que alberga diez mil espectadores?
Le toca el turno ahora al Benedictus de la misa L’homme armée de Karl Jenkins:
05
οἱ δὲ Στωικοί φασι τὸν ἀέρα μὴ συγκεῖσθαι ἐκ θραυσμάτων, ἀλλὰ συνεχῆ εἶναι, δι᾽ ὅλου μηδὲν κενὸν ἔχοντα· ἐπειδὰν δὲ πληγῇ πνεύματι, κυματοῦται κατὰ κύκλους ὀρθοὺς εἰς ἄπειρον, ἕως πληρώσῃ τὸν περικείμενον ἀέρα, ὡς ἐπὶ τῆς κολυμβήθρας τῆς πληγείσης λίθῳ· καὶ αὕτη μὲν κυκλικῶς κινεῖται ὁ δ᾽ ἀὴρ σφαιρικῶς.
Ἀναξαγόρας τὴν φωνὴν γίνεσθαι πνεύματος ἀντιπεσόντος μὲν στερεμνίῳ ἀέρι, τῇ δ᾽ ὑποστροφῇ τῆς πλήξεως μέχρι τῶν ἀκοῶν προσενεχθέντος: καθὸ καὶ τὴν λεγομένην ἠχὼ γίνεσθαι.
Los estoicos dicen que el aire no se compone de partículas, sino que es continuo y no tiene de ningún modo vacío alguno. Y cuando es golpeado por un soplo, es movido hasta el infinito en ondas y círculos regulares, hasta que llena todo el aire circundante, como en una balsa de agua a la que se ha lanzado una piedra, ésta se mueve circularmente, mientras el aire lo hace esféricamente.
Anaxágoras dice que la voz es producida al caer un soplo sobre una masa de aire sólida, y, por el retorno del golpe, es llevado hasta los oídos. Y de la misma forma se produce el llamado eco.
Cerramos los ejemplos vocales con el aria Cortigiani, vil razza dannata de Rigoletto de Verdi, por Leo Nucci:
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