Nos referíamos al texto de Plutarco (Placita philosophorum IV, 19) como posible fuente de Aulo Gelio, Noches Áticas V, 15. Seguiremos con el Pseudo Plutarco, trufando este artículo, como hemos hecho con los otros dos previos, con ejemplos de música vocal que a nosotros nos parecen especialmente significativos, emotivos o nos producen sensaciones especiales. Ofrecemos en primer lugar el aria E lucevan le stelle (puccini-giacomo-e-lucevan-le-stelle) de Tosca de Puccini por Franco Corelli,
Aquí tenemos la segunda parte del texto del Pseudo Plutarco:
Εἰ ἀσώματος ἡ φωνὴ καὶ πῶς ἠχὼ γίνεται.
Πυθαγόρας Πλάτων Ἀριστοτέλης ἀσώματον· οὐ γὰρ τὸν ἀέρα, ἀλλὰ τὸ σχῆμα τὸ περὶ τὸν ἀέρα καὶ τὴν ἐπιφάνειαν κατὰ ποιὰν πλῆξιν γίνεσθαι φωνήν· πᾶσα δ᾽ ἐπιφάνεια ἀσώματος. Συγκινεῖται μὲν γὰρ τοῖς σώμασιν αὐτὴ δ᾽ ἀσώματος πάντως καθέστηκεν, ὥσπερ ἐπὶ τῆς καμπτομένης ῥάβδου ἡ μὲν ἐπιφάνεια οὐδὲν πάσχει ἡ δ᾽ ὕλη ἐστὶν ἡ καμπτομένη.
Si la voz es incorpórea y cómo se produce el eco.
Pitágoras, Platón y Aristóteles dicen que es incorpórea; porque no es el aire, sino la figura que acompaña al aire y su superficie, según el golpe recibido, los que producen la voz. Pero toda superficie en sí misma es incorpórea. Es verdad que se mueve con el cuerpo, pero ella misma es incorpórea; como en un bastón doblado su superficie no experimenta ciertamente ningún cambio, mientras su naturaleza se dobla.
Segundo ejemplo de música vocal: My way por Frank Sinatra:
οἱ δὲ Στωικοὶ σῶμα τὴν φωνήν· πᾶν γὰρ τὸ δρῶν ἢ καὶ ποιοῦν σῶμα, ἡ δὲ φωνὴ ποιεῖ καὶ δρᾷ· ἀκούομεν γὰρ αὐτῆς καὶ αἰσθανόμεθα προσπιπτούσης τῇ ἀκοῇ καὶ ἐκτυπούσης καθάπερ δακτυλίου εἰς κηρόν. ῎Ετι πᾶν τὸ κινοῦν καὶ ἐνοχλοῦν σῶμά ἐστι, κινεῖ δ᾽ ἡμᾶς ἡ εὐμουσία ἐνοχλεῖ δ᾽ ἡ ἀμουσία. ῎Ετι πᾶν τὸ κινούμενον σῶμά ἐστι: κινεῖται δ᾽ ἡ φωνὴ καὶ προσπίπτει εἰς τοὺς λείους τόπους καὶ ἀντανακλᾶται, καθάπερ ἐπὶ τῆς σφαίρας τῆς βαλλομένης εἰς τοῖχον· ἐν γοῦν ταῖς κατ᾽ Αἴγυπτον πυραμίσιν ἔνδον μία φωνὴ ῥηγνυμένη τέτταρας ἢ καὶ πέντε ἤχους ἀπεργάζεται.
Según los estoicos la voz es corpórea; pues todo lo que actúa u opera es cuerpo. Y la voz realiza y opera, pues nosotros la oímos y la percibimos, pues cae en nuestro oído y causa una impresión, como el sello de un anillo deja su marca en la cera. Además, todo lo que causa placer o daño es un cuerpo; la armonía nos causa placer, mientras la disonancia nos molesta. Y todo lo que se mueve es cuerpo; y la voz se mueve y al caer sobre espacios suaves es reflejada, como una pelota lo es contra un muro. Y así, una voz pronunciada dentro de las pirámides de Egipto se rompe hasta el punto de producir cuatro o cinco ecos.
Volviendo al texto de Aulo Gelio, el autor latino nos dice que Platón opina que la voz no es corpórea. Aquí debemos acudir al diálogo platónico Timeo, en el que el filósofo ateniense se refiere a la voz, en 67 b y siguientes.
Τρίτον δὲ αἰσθητικὸν ἐν ἡμῖν μέρος ἐπισκοποῦσιν τὸ περὶ τὴν ἀκοήν, δι᾽ ἃς αἰτίας τὰ περὶ αὐτὸ συμβαίνει παθήματα, λεκτέον. Ὅλως μὲν οὖν φωνὴν θῶμεν τὴν δι᾽ ὤτων ὑπ᾽ ἀέρος ἐγκεφάλου τε καὶ αἵματος μέχρι ψυχῆς πληγὴν διαδιδομένην, τὴν δὲ ὑπ᾽ αὐτῆς κίνησιν, ἀπὸ τῆς κεφαλῆς μὲν ἀρχομένην, τελευτῶσαν δὲ περὶ τὴν τοῦ ἥπατος ἕδραν, ἀκοήν· ὅση δ᾽ αὐτῆς ταχεῖα, ὀξεῖαν, ὅση δὲ βραδυτέρα, βαρυτέραν· τὴν δὲ ὁμοίαν ὁμαλήν τε καὶ λείαν, τὴν δὲ ἐναντίαν τραχεῖαν· μεγάλην δὲ τὴν πολλήν, ὅση δὲ ἐναντία, σμικράν. Τὰ δὲ περὶ συμφωνίας αὐτῶν ἐν τοῖς ὕστερον λεχθησομένοις ἀνάγκη ῥηθῆναι.
Debemos tratar ahora en nuestra investigación nuestro tercer sentido, el oído: por qué causas se producen sus procesos. Supongamos, en general, por un lado, la voz, transmitida por el aire como un golpe a través de las orejas, del cerebro y de la sangre hasta el alma y, por otro, el movimiento comenzado por ella, a partir de la cabeza y que termina en la sede hepática: la audición. Cuando es rápida, es aguda; si es más lenta, es más grave, y la regular es uniforme y suave; la contraria, áspera; potente, la que es abundante, y la opuesta, débil. La armonía de estos movimientos debe seρ considerada en lo que ha de ser tratado más adelante.
Le toca el turno ahora al final de Lucia di Lammermoor de Donizetti con Alfredo Kraus:
Al final de V, 15 Aulo Gelio recoge un verso de una obra de Ennio, al que también se refiere Cicerón en dos lugares, Tusculanae Disputationes II, 1:
Neoptolemus quidem apud Ennium philosophari sibi ait necesse esse, sed paucis; nam omnino haud placere: ego autem, Brute, necesse mihi quidem esse arbitror philosophari—nam quid possum, praesertim nihil agens, agere melius?—sed non paucis, ut ille. Difficile est enim in philosophia pauca esse ei nota, cui non sint aut pleraque aut omnia. Nam nec pauca nisi e multis eligi possunt nec, qui pauca perceperit, non idem reliqua eodem studio persequetur.
En Ennio Neoptólemo ciertamente sostiene que para él es necesario dedicarse a la filosofía, pero con moderación; pues una dedicación total no le place. Yo, en cambio, Bruto, ciertamente considero que para mí es necesario dedicarme a la filosofía; pues, sobre todo ahora que estoy inactivo, ¿qué cosa podría hacer mejor? Pero no con moderación, como él. De hecho en la filosofía es difícil que sean pocos los argumentos conocidos por quien no conoce la mayor parte o todos. Pues no se puede escoger lo poco si no es de lo mucho, ni, quien ha comprendido estos pocos conceptos, renunciará a ocuparse de los otros con la misma pasión.
El penúltimo ejemplo de música en la que la voz tiene especial importancia es el aria Nessun dorma de Turandot de Puccini por Plácido Domingo:
Y en De oratore II, 156
“Minime,” inquit Antonius; “ac sic decrevi philosophari potius, ut Neoptolemus apud Ennium «paucis: nam omnino haud placet.» Sed tamen haec est mea sententia, quam videbar exposuisse: ego ista studia non improbo, moderata modo sint: opinionem istorum studiorum et suspicionem artifici apud eos, qui res iudicent, oratori adversariam esse arbitror, imminuit enim et oratoris auctoritatem et orationis fidem.
Nada de eso, dijo Antonio, sino que más bien quiero filosofar como el Neoptólemo de Ennio: poco, porque mucho me desagrada. Este es mi parecer, que ya creo haber expuesto: no reprendo esos estudios, con tal que sean moderados; pero tengo por perjudicial al orador en el ánimo de los jueces la menor sospecha de artificio, porque esto disminuye su autoridad y quita crédito a sus discursos.
Y hasta aquí esta breve serie sobre la corporeidad, o no, de la voz, a propósito de un texto de Aulo Gelio, que concluimos con un nuevo ejemplo sonoro, I will always love you de Whitney Houston:
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