¿Dónde está el origen mítico de las columnas de Hércules presentes en el escudo de España? Pues en uno de los Doce Trabajos que tuvo que realizar el héroe griego Heracles o Hércules, y más en concreto el decimo trabajo:
Llevar el famoso ganado de Gerión o Geriones (Γηρίων), hijo de Crisaor, desde la isla de Eritia, sin exigencias ni pagos. Geriones era un gigante que tenía tres cabezas, seis manos y tres cuerpos unidos por la cintura. Poseía inmensas manadas de bueyes, que guardaba su pastor Euritión en la isla de Eritia, situada en las brumas del Occidente, “más allá del inmenso Océano”. Euritión tenía como auxiliar al monstruoso perro Ortro, nacido de Tifón y Equidna.
La isla Eritía estaba situada en el Occidente extremo. Allí Euristeo envió a Heracles con la orden de traerle los preciosos bueyes. La ubicación de la isla de Eritia ha dado origen, desde la Antigüedad, a diversas identificaciones. Probablemente se trata de España, en las cercanías de Gades. El epónimo de Eritia sería una de las Hespérides, cuyos jardines se hallaban a poca distancia de la isla. El mismo nombre del país, que significa “país rojo” (en griego “rojo” es ἐρυθρός), designa sin duda una tierra situada al Oeste: el país del Sol poniente.
Cuando llegó al monte Abas Heracles mató de un mazazo al perro Ortro, el perro pastor, que se había lanzado contra él, y al pastor del ganado Euritión, que había acudido en auxilio de su perro y empezó a llevarse el ganado. Pero Menetes, el pastor de Hades, que no lejos de allí apacentaba los rebaños de este dios, corrió a avisar a Geriones, que se presentó al momento, dio alcance a Heracles en las márgenes del río Ántemo y lo atacó, pero, finalmente Heracles venció con sus flechas a Geriones. Se dice que incluso hirió de un golpe de flecha incluso a la diosa Hera, que había ido en ayuda de Geriones.
Heracles embarcó los bueyes en la “copa del Sol”, que había tomado prestada del dios del astro rey y que era una gran copa en la que el Sol se embarcaba todas las noches, cuando había llegado al Océano, para regresar a su palacio situado en el Oriente del mundo. Tras embarcarlos puso proa a la orilla opuesta del océano, a Tartesos.
En el viaje de ida Heracles había librado a Libia de gran número de monstruos. En recuerdo de su paso por Tartesos, levantó dos columnas, una frente a la otra, en cada lado del estrecho que separa Libia de Europa: las columnas de Hércules (el peñón de Gibraltar, la antigua Calpe, y la otra en África, en Abila, antiguo nombre de Ceuta y del promontorio próximo, hoy monte Hacho). Hay quien afirma que los dos continentes estaban unidos y que él abrió un canal entre los dos o que separó los dos peñones; otros dicen que, al contrario, lo hizo más estrecho para impedir el paso de ballenas y otros monstruos marinos.
El escudo de la ciudad de Cádiz presenta las dos columnas y entre ellas la figura de Heracles con sus manos colocadas sobre la cabeza de dos leones situados a cada un de sus lados. La imagen está enmarcada por un óvala y lleva la inscripción Hercules fundator Gadium dominatorque (Hércules fundador y señor de Cádiz). Durante la vuelta a Micenas, Heracles tuvo muchas aventuras en varios países de Europa.
Estamos llegando al final de nuestro paseo y lo hacemos con dos lugares y nombres que recuerdan, precisamente, el final.
El primero es un pub con nombre de final: el pub Omega.
La omega es la vigésima cuarta y última letra del alfabeto griego y equivale a 800 en la numeración griega antigua. Sus símbolos en minúscula y mayúscula se usan para diferentes valores en telecomunicaciones, física, matemáticas, bioquímica, estadística y ciencia de la computación.
Su nombre en griego es ὦ μέγα (es decir o grande, por oposición a la o breve u ὂμικρόν, o pequeña); tiene el valor de una o larga abierta.
Al ser la última letra del alfabeto se usa para indicar el fin de algo y, especialmente, junto con la letra alfa para indicar el inicio y el fin de algo, especialmente aplicado a la figura de Cristo, como aparece en el Apocalipsis de San Juan 1, 7-8:
᾿Αποκάλυψις ᾿Ιησοῦ Χριστοῦ, ἣν ἔδωκεν αὐτῶ ὁ Θεός, δεῖξαι τοῖς δούλοις αὐτοῦ ἃ δεῖ γενέσθαι ἐν τάχει, καὶ ἐσήμανεν ἀποστείλας διὰ τοῦ ἀγγέλου αὐτοῦ τῶ δούλῳ αὐτοῦ ᾿Ιωάννῃ, ὃς ἐμαρτύρησεν τὸν λόγον τοῦ Θεοῦ καὶ τὴν μαρτυρίαν ᾿Ιησοῦ Χριστοῦ, ὅσα εἶδεν. μακάριος ὁ ἀναγινώσκων καὶ οἱ ἀκούοντες τοὺς λόγους τῆς προφητείας καὶ τηροῦντες τὰ ἐν αὐτῇ γεγραμμένα, ὁ γὰρ καιρὸς ἐγγύς. ᾿Ιωάννης ταῖς ἑπτὰ ἐκκλησίαις ταῖς ἐν τῇ ᾿Ασίᾳ· χάρις ὑμῖν καὶ εἰρήνη ἀπὸ ὁ ὢν καὶ ὁ ἦν καὶ ὁ ἐρχόμενος, καὶ ἀπὸ τῶν ἑπτὰ πνευμάτων ἃ ἐνώπιον τοῦ θρόνου αὐτοῦ, καὶ ἀπὸ ᾿Ιησοῦ Χριστοῦ, ὁ μάρτυς ὁ πιστός, ὁ πρωτότοκος τῶν νεκρῶν καὶ ὁ ἄρχων τῶν βασιλέων τῆς γῆς. τῶ ἀγαπῶντι ἡμᾶς καὶ λύσαντι ἡμᾶς ἐκ τῶν ἁμαρτιῶν ἡμῶν ἐν τῶ αἵματι αὐτοῦ καὶ ἐποίησεν ἡμᾶς βασιλείαν, ἱερεῖς τῶ Θεῶ καὶ πατρὶ αὐτοῦ· αὐτῶ ἡ δόξα καὶ τὸ κράτος εἰς τοὺς αἰῶνας [τῶν αἰώνων]· ἀμήν. ἰδοὺ ἔρχεται μετὰ τῶν νεφελῶν, καὶ ὄψεται αὐτὸν πᾶς ὀφθαλμὸς καὶ οἵτινες αὐτὸν ἐξεκέντησαν, καὶ κόψονται ἐπ᾽ αὐτὸν πᾶσαι αἱ φυλαὶ τῆς γῆς. ναί, ἀμήν. ἐγώ εἰμι τὸ ἄλφα καὶ τὸ ὦ, λέγει Κύριος ὁ Θεός, ὁ ὢν καὶ ὁ ἦν καὶ ὁ ἐρχόμενος, ὁ παντοκράτωρ.
Apocalypsis Jesu Christi, quam dedit illi Deus palam facere servis suis, quæ oportet fieri cito: et significavit, mittens per angelum suum servo suo Joanni, qui testimonium perhibuit verbo Dei, et testimonium Jesu Christi, quæcumque vidit. Beatus qui legit, et audit verba prophetiæ hujus, et servat ea, quæ in ea scripta sunt: tempus enim prope est. Joannes septem ecclesiis, quæ sunt in Asia. Gratia vobis, et pax ab eo, qui est, et qui erat, et qui venturus est: et a septem spiritibus qui in conspectu throni ejus sunt: et a Jesu Christo, qui est testis fidelis, primogenitus mortuorum, et princeps regum terræ, qui dilexit nos, et lavit nos a peccatis nostris in sanguine suo, et fecit nos regnum, et sacerdotes Deo et Patri suo: ipsi gloria et imperium in sæcula sæculorum. Amen. Ecce venit cum nubibus, et videbit eum omnis oculus, et qui eum pupugerunt. Et plangent se super eum omnes tribus terræ. Etiam: amen. Ego sum alpha et omega, principium et finis, dicit Dominus Deus: qui est, et qui erat, et qui venturus est, omnipotens.
Revelación que Dios confió a Jesucristo para que mostrase a sus siervos lo que va a suceder pronto; y él la manifestó enviando su ángel a su siervo Juan, quien atestigua que cuanto vio es Palabra de Dios y testimonio de Jesucristo. Dichoso el que lea y los que escuchen las palabras de esta profecía y observen lo escrito en ella. Pues su plazo está próximo. De Juan a las siete Iglesias de Asia: os deseo el favor y la paz de parte de “el que es, y era y será”, de parte de los siete espíritus que están ante su trono y de parte de Jesucristo, el testigo fidedigno, el primogénito de los muertos, el Señor de los reyes del mundo. Al que nos ama y nos libró con su sangre de nuestros pecados, e hizo de nosotros un reino, sacerdotes de su Padre Dios, a él la gloria y el poder por los siglos [de los siglos]. Amén. Mira que llega entre nubes: todos los ojos lo verán, también los que lo atravesaron; y todas las razas del mundo se darán golpes de pecho por él. Así es, amén. Yo soy el alfa y la omega, dice el Señor Dios, el que es, y era y será, el Todopoderoso.
o en 22, 13.
ἐγὼ τὸ ἄλφα καὶ τὸ ὦ, ὁ πρῶτος καὶ ὁ ἔσχατος, ἡ ἀρχὴ καὶ τὸ τέλος.
Ego sum alpha et omega, primus et novissimus, principium et finis.
Yo soy el alfa y la omega, el primero y el último, el principio y el fin.
La omega da nombre, entre otras muchas cosas, a una sociedad astronómica, a una marca de relojes, a un ácido graso, a una empresa de filtros para microscopios o a una de productos farmacéuticos.
Y si la omega es el final del alfabeto griego, el final de la vida es la muerte, y a ella nos remite nuestra última instantánea.
En efecto, un tanatorio que el Diccionario de la RAE define como un edificio en que son depositados los cadáveres durante las horas que preceden a su inhumación o cremación.
El término procede del griego θάνατος (muerte), palabra de la que también derivan términos como eutanasia, tanatología, tanatofobia o el nombre propio Atanasio (que significa inmortal, de ἀ privativa + θάνατος).
Atanasio es, en realidad, un sinónimo de Ambrosio, formado éste por la ἀ privativa (que indica carencia o falta de; no) y el adjetivo βροτός (mortal). Ambrosio es un adjetivo ya existente en griego antiguo (ἀμβρόσιος), usado como epíteto de todo aquello relativo a los dioses inmortales, de donde procede el sustantivo ἀμβροσία (la ambrosía), es decir, el alimento de los dioses olímpicos.
Chantraine nos dice que el adjetivo βροτός está relacionado con el armenio mard (mortal), el sáncrito mŗta (muerto), avéstico marata (muerte), o el latín mortuus (muerto), más cercano a nosotros.
Y con este escatológico lugar terminamos nuestra serie de clásicos en la ciudad.