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Archive for febrero 2017

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Y retornamos a la Paideia de Jaeger, y, en concreto, a las páginas 427 a 446 del apartado Sócrates, educador, dentro del capítulo II (La herencia de Sócrates), del libro III (En busca del centro divino), páginas 403 a 457 estamos glosando.

Trata con sus amigos acerca de la administración de la πόλις y de la casa, la οἰκία. Los griegos consideraban siempre estrechamente relacionadas la política y la economía. Al igual que los sofistas, en cuya enseñanza aparecen también estos temas, Sócrates partía muchas veces de ciertos pasajes de los poetas, especialmente de Homero, para desarrollar o ilustrar a base de ellos los conocimientos políticos.

Los principales testimonios que poseemos están concordes en que Sócrates gustaba también de tratar asuntos militares cuando entraban en el marco de los problemas político-éticos…

El diálogo con el hijo de Pericles, en cuyo talento militar cifraba Sócrates esperanzas durante los últimos años de la guerra del Peloponeso, trasciende de los límites de lo general. Es una época de decadencia incontenible para Atenas, y Sócrates, que había vivido en su juventud el auge que siguiera a las guerras contra los persas, vuelve su mirada hacia atrás, hacia los años de la grandeza ya esfumada. Y traza una imagen ideal de la virtud antigua (ἀρχαία ἀρετή) de los antepasados, como nunca llegará a trazarla más resplandeciente ni con mayor fuerza de amonestación la retórica posterior de un Isócrates o de un Démostenes.

La premisa fundamental de que arranca aquí Sócrates es la de que toda educación debe ser política. Tiene que educar al hombre, necesariamente, para una de dos cosas: para gobernar o para ser gobernado. La diferencia entre estos dos tipos de educación comienza ya a marcarse en la alimentación. El hombre que haya de ser educado para gobernar tiene que aprender a anteponer el cumplimiento de los deberes más apremiantes a la satisfacción de las necesidades físicas. Tiene que sobreponerse al hambre y a la sed. Tiene que acostumbrarse a dormir poco, a acostarse tarde y a levantarse temprano. Ningún trabajo, por gravoso que sea, debe asustarle. No debe sentirse atraído por el cebo de los goces de los sentidos. Tiene que endurecerse contra el frío y el calor. No debe preocuparse de tener que acampar a cielo raso. Quien no sea capaz de todo esto está condenado a figurar entre las masas gobernadas. Sócrates designa esta educación para la abstinencia y el dominio de sí mismo con la palabra griega ascesis (ἄσκησις) equivalente a la inglesa training.

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El concepto del dominio sobre nosotros mismos se ha convertido, gracias a Sócrates, en una idea central de nuestra cultura ética. Esta idea concibe la conducta moral como algo que brota del interior del individuo mismo, y no como el simple hecho de someterse exterior-mente a la ley, como lo exigía el concepto tradicional de la justicia. Pero como el concepto ético de los griegos parte de la vida colectiva y del concepto político de la dominación, concibe el proceso interior mediante la transferencia de la imagen de una polis bien gobernada al alma del hombre. Para apreciar en su verdadero valor esta transferencia del ideal político al interior del hombre, debemos tener presente la disolución de la autoridad exterior de la ley en la época de los sofistas. Fue ella la que abrió paso a la ley interior. En el momento en que Sócrates dirige la vista a la naturaleza del problema moral aparece en el idioma griego de Atenas la nueva palabra ἐγκράτεια, que significa dominio moral de sí mismo, firmeza y moderación. Como esta palabra se presenta simultáneamente en dos discípulos de Sócrates, Jenofonte y Platón, quienes la emplean frecuentemente, y además, de vez en cuando, en Isócrates, autor fuertemente influido por la socrática, es irrefutable la conclusión de que se trata de un nuevo concepto que tiene sus raíces en el pensamiento ético de Sócrates…

La enkratia (ἐγκράτεια) no constituye una virtud especial, sino, como acertadamente dice Jenofonte, la «base de todas las virtudes», pues, equivale a emancipar a la razón de la tiranía de la naturaleza animal del hombre y a estabilizar el imperio legal del espíritu sobre los instintos. Y como lo espiritual es para Sócrates el verdadero yo del hombre, podemos traducir el concepto de enkratia, sin poner en él ninguna nota nueva, por el giro inspirado en él de «dominio de sí mismo». En el fondo, ese concepto encierra ya el germen del estado ideal de Platón y el concepto puramente interior de la justicia en que ese estado se basa, como la coincidencia entre el hombre y la ley que se alberga dentro de él mismo.

 

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Sócrates y dos alumnos (siglo XVII), óleo sobre lienzo de 103 x 120 cm., de Pietro Della Vecchia. Museo del Prado, Madrid.

El principio socrático del dominio interior del hombre por sí mismo lleva implícito un nuevo concepto de la libertad. Es notable que el ideal de la libertad, que impera como ningún otro en la época moderna desde la Revolución francesa para acá, no desempeñe ningún papel importante en el periodo clásico del helenismo, a pesar de que la idea de la libertad como tal no está ausente de esta época. La democracia griega aspira fundamentalmente a la igualdad (τὸ ἴσον) en sentido político y jurídico. La «libertad» es para este postulado un concepto demasiado multívoco. Puede indicar tanto la independencia del individuo como la de todo el estado o la nación. Se habla de vez en cuando, indudablemente, de una constitución libre o se califica de libres a los ciudadanos del estado en que esta constitución rige, pero con ello quiere expresarse simplemente que no son esclavos de nadie. En efecto, la palabra “libre” (ἐλεύθερος) es en esta época lo opuesto a la palabra “esclavo” (δοῦλος). No tiene ese sentido universal, metafísico, indefinible y ético del concepto de la libertad en la época moderna, que nutre e informa todo el arte, la poesía y la filosofía del siglo XIX…

Es Sócrates quien convierte la libertad en un problema ético… Se considera libre al hombre que representa la antítesis de aquel que vive esclavo de sus propios apetitos… Lo que a Sócrates le interesaba no era la simple independencia con respecto a cualesquiera normas vigentes al margen del individuo, sino la eficacia del imperio ejercido por el hombre sobre sí mismo. La autonomía moral en el sentido socrático significaría fundamentalmente la independencia del hombre con respecto a la parte animal de su naturaleza…

Las virtudes pueden concebirse, a lo sumo, como las diversas partes de una cara, que puede tener los ojos bonitos y la nariz fea. La verdadera virtud es para él una e indivisible. No es posible tener una parte de ella y otra no. El hombre valiente que sea irreflexivo, desaforado o injusto podrá ser un buen soldado en el combate, pero nunca será valiente para consigo mismo y para con su enemigo interior, que son sus propios instintos desenfrenados. El hombre piadoso que cumple fielmente sus deberes para con los dioses, pero sea injusto hacia sus semejantes y desaforado en su odio y fanatismo, no será verdaderamente piadoso.

 

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Sócrates y Alcibíades (1813-1816), óleo sobre lienzo de 32,7 x 24,1 cm., de Christopher Wilhelm Eckersberg. Thorvaldsen Museum de Copenhague

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En esta larguísima serie sobre el poema Hero y Leandro de Museo el Gramático, que glosamos con la ayuda de la traducción y notas de José Guillermo Montes Cala, en su edición de Gredos, llegamos a los versos 309-322:

 

Νὺξ ἦν, εὖτε μάλιστα βαρυπνείοντες ἀῆται

χειμερίαις πνοιῇσιν ἀκοντίζοντες ἰωὰς 310

ἀθρόον ἐμπίπτουσιν ἐπὶ ῥηγμῖνι θαλάσσης.

καὶ τότε δὴ Λείανδρος ἐθήμονος ἐλπίδι νύμφης

δυσκελάδων πεφόρητο θαλασσαίων ἐπὶ νώτων.

ἤδη κύματι κῦμα κυλίνδετο, σύγχυτο δ’ ὕδωρ,

αἰθέρι μίσγετο πόντος, ἀνέγρετο πάντοθεν ἠχὴ 315

μαρναμένων ἀνέμων. Ζεφύρῳ δ’ ἀντέπνεεν εὖρος

καὶ νότος εἰς βορέην μεγάλας ἐφέηκεν ἀπειλάς·

καὶ κτύπος ἦν ἀλίαστος ἐρισμαράγοιο θαλάσσης.

αἰνοπαθὴς δὲ Λέανδρος ἀκηλήτοις ἐνὶ δίναις

πολλάκι μὲν λιτάνευε θαλασσαίην Ἀφροδίτην, 320

πολλάκι δ’ αὐτὸν ἄνακτα Ποσειδάωνα θαλάσσης,

Ἀτθίδος οὐ βορέην ἀμνήμονα κάλλιπε νύμφης.

 

Noche era; cuando los vientos más fuertemente soplan, con sus invernales ráfagas disparando sus venablos a otros vientos, y de consumo se precipitan sobre la rompiente de la mar, en ese preciso momento Leandro, con la esperanza en su habitual esposa, entre terrible estruendo dejábase llevar por la superficie marina. Ya en su rodar una ola daba alcance a otra, y fundía con ella sus aguas. Con el éter uníase el mar. Por doquier surgía el clamor de los vientos en combate: contra el Céfiro soplaba el Euro y el Noto contra el Bóreas profería grandes amenazas. Y el bramido de la sonora mar no tenía fin. El doliente Leandro, en medio de los implacables remolinos, mil veces elevó su súplica a Afrodita y mil veces a Posidón mismo, señor de la mar, ni a Bóreas, olvidadizo de su esposa del Ática (Oritía, raptada por Bóreas), dejó atrás.

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Juno pidiendo a Eolo que libere a los vientos (1769), óleo sobre lienzo de 278 x 203 cm., de François Boucher. Kimbell Art Museum, Fort Worth, Texas, USA.

 1. (εὖτε μάλιστα βαρυπνείοντες ἀῆται = Cuando los vientos más fuertemente soplan = 309). Sobre los crueles vientos de la noche, cf. ya Odisea XII, 286 ss.:

ἐκ νυκτῶν δ’ ἄνεμοι χαλεποί, δηλήματα νηῶν,

γίνονται· πῇ κέν τις ὑπεκφύγοι αἰπὺν ὄλεθρον,

ἤν πως ἐξαπίνης ἔλθῃ ἀνέμοιο θύελλα,

ἢ νότου ἢ ζεφύροιο δυσαέος, οἵ τε μάλιστα

νῆα διαῤῥαίουσι, θεῶν ἀέκητι ἀνάκτων;

Por la noche se levantan fuertes vientos, azotes de las naves. ¿A dónde iremos, para librarnos de una muerte cruel, si de súbito viene una borrasca suscitada por el Noto o por el impetuoso Céfiro, que son los primeros en destruir una embarcación hasta contra la voluntad de los soberanos dioses?

 

Traducción de Lluís Segalà

2. (ἀκοντίζοντες ἰωὰς = disparando sus venablos =310). Para esta metáfora, cf. Nono de Panópolis, Dionisíacas, XIII 389 ss.:

… ἄγχι δὲ νήσου

Αἰολίης στόλος ἦλθε σακεσπάλος, ἀλλὰ μανέντος

ἀνδρὸς ἀκοντιστῆρες ἀελλήεντι κυδοιμῷ

ὁλκάδα μαστίζοντες ἐθωρήχθησαν ἀῆται,

συμφερτὴν δονέοντες ἀρηγόνα σύμπνοον αὔρην,

καὶ στρατιὴν καὶ Ψύλλον ἐτυμβεύσαντο θαλάσσῃ.

Hasta la propia isla de Eolo llegó la armada blandiendo sus grandes escudos, mas los vientos flechadores tomaron sus armas, fustigando con ímpetu a aquel hombre enloquecido que había reunido la armada, sacudiendo su flota federada en una tempestad de único aliento y enterraron la armada y a Psilo bajo el mar.

 

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Bóreas (1903), óleo sobre lienzo de 94 x 68,8 cm., de John William Waterhouse. Colección particular.

Y XXXIX 111ss.:

θωρήξω δ᾿ ἐς ἄρηα καὶ Αἴολον, ὄφρα νοήσω

Εὖρον ἀκοντίζοντα καὶ αἰχμάζοντα Βορῆα,

γαμβρὸν ἐμοῦ προμάχου, Μαραθωνίδος ἅρπαγα νύμφης,

καὶ Νότον Αἰθιοπῆα προασπιστῆρα Λυαίου·

καὶ Ζέφυρος πολὺ μᾶλλον ἀελλήεντι κυδοιμῷ

ὁλκάδας ἀντιβίων δηλήσεται· ἡμετέρου γάρ

εὐνέτιν ῎Ιριν ἔχει Διὸς ἄγγελον…

 

Acorazaré igualmente a Eolo para la guerra, a fin de que pueda ver al Euro lanzando flechas, arrojando lanzas al Bóreas, que es yerno de mi capitán y robador de la novia de Maratón, y a Noto el etíope defendiendo con el escudo a Lieo. Y Céfiro habrá de destruir aun con más brío los barcos de los enemigos en una batalla tempestuosa, pues cuenta con Iris, la mensajera de mi Zeus, como compañera de lecho.

 

La traducción es de David Hernández de la Fuente, en Gredos.

3. (ἤδη κύματι κῦμα κυλίνδετο = Ya en su rodar una ola daba alcance a otra = 314). Iliada XI 307; aquí 305-308:

 

ὡς ὁπότε νέφεα Ζέφυρος στυφελίξῃ

ἀργεστᾶο Νότοιο βαθείῃ λαίλαπι τύπτων·

πολλὸν δὲ τρόφι κῦμα κυλίνδεται, ὑψόσε δ’ ἄχνη

σκίδναται ἐξ ἀνέμοιο πολυπλάγκτοιο ἰωῆς·

Como el Céfiro agita y se lleva en furioso torbellino las nubes que el veloz Noto reuniera y gruesas olas se levantan y la espuma llega a lo alto por el soplo del errabundo viento.

 

Traducción de Lluís Segalà.

 

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Bóreas y Oritía (1896), óleo sobre lienzo de 162  x 97 cm., de Evelyn de Morgan. De Morgan Collection Storage

 

4. (καὶ νότος εἰς βορέην μεγάλας ἐφέηκεν ἀπειλάς = el Noto contra el Bóreas profería grandes amenazas = 317). Odisea V 331 s.:

 

ἄλλοτε μέν τε νότος βορέῃ προβάλεσκε φέρεσθαι,

ἄλλοτε δ’ αὖτ’ εὖρος ζεφύρῳ εἴξασκε διώκειν.

 

unas veces el Noto la arrojaba al Bóreas, para que se la llevase, y en otras ocasiones el Euro la cedía al Céfiro a fin de que este la persiguiera.

5. (πολλάκι μὲν λιτάνευε = Mil veces elevó su súplica = 320). La plegaria de Leandro en las aguas es similar a la de Odiseo en Odisea V, 445 s.:

«κλῦθι, ἄναξ, ὅτις ἐσσί· πολύλλιστον δέ σ’ ἱκάνω

φεύγων ἐκ πόντοιο Ποσειδάωνος ἐνιπάς.

αἰδοῖος μέν τ’ ἐστὶ καὶ ἀθανάτοισι θεοῖσιν,

ἀνδρῶν ὅς τις ἵκηται ἀλώμενος, ὡς καὶ ἐγὼ νῦν

σόν τε ῥόον σά τε γούναθ’ ἱκάνω πολλὰ μογήσας.

ἀλλ’ ἐλέαιρε, ἄναξ· ἱκέτης δέ τοι εὔχομαι εἶναι.

 

¡Óyeme, oh soberano, quienquiera que seas! Vengo a ti, tan deseado, huyendo del ponto y de las amenazas de Poseidón. Es digno de respeto aun para los inmortales dioses el hombre que se presenta errabundo, como llego ahora a tu corriente y a tus rodillas después de pasar muchos trabajos. ¡Oh, rey, apiádate de mi, ya que me glorio de ser tu suplicante!

Traducción de Lluís Segalà.

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Flora, Cloris y Céfiro (detalle de La Primavera, 1482, témpera de 203 x 314 cm., de Sandro Botticelli. Galleria degli Uffizi, Florencia

Cf. también la súplica de Leandro a las olas en Marcial, Libro de los espectáculos XXIX (Shackleton Bailey):

XXVb

Cum peteret dulces audax Leandros amores

Et fessus tumidis iam premeretur aquis,

Sic miser instantes adfatus dicitur undas:

“Parcite dum propero, mergite cum redeo.”

XXV b Leandro sobre las olas

Dirigiéndose el audaz Leandro hacia sus dulces amores y, cansado, viéndose apurado por lo encrespado de las aguas, se dice que el desgraciado dirigió esta súplica a las amenazantes olas: “Perdonadme cuando tengo prisa por llegar, sumergidme cuando vuelva”.

Traducción de José Guillén, en Institución “Fernando el Católico” (CSIC), Zaragoza, 2004).

Y Epigramas XIV, 181:

CLXXXI Leandros marmoreus

Clamabat tumidis audax Leandros in undis:

“Mergite me, fluctus, cum rediturus ero.”

CLXXXI Leandro marmóreo

Clamaba el audaz Leandro en las húmedas olas: “Sumergidme, olas, cuando haya de regresar”.

 

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Hero y Leandro (ca 1605), óleo sobre lienzo de 217 x 128 cm., de Peter Paul Rubens. Staatliche Kunstsammlungen. Gemäldegalerie Alte Meister (Dresden, Alemania)

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En el repaso a las fuentes clásicas sobre las Sibilas aportamos en el anterior capítulo el texto de Pausanias, Descripción de Grecia X, 12, 1-8, que ofrecíamos en la traducción de María Cruz Herrero Ingelmo, en Gredos. Pausanias es el primer escritor griego que habla de más de una sibila. Proseguimos con Descripción de Grecia X, 12, 1-8, aportando los párrafos 4 a 8:

4. ἦν δὲ ἔτι καὶ νῦν ἐν τῇ Ἴδῃ τῇ Τρωικῇ πόλεως Μαρπήσσου τὰ ἐρείπια καὶ ἐν αὐτοῖς οἰκήτορες ὅσον ἑξήκοντα ἄνθρωποι: ὑπέρυθρος δὲ πᾶσα ἡ περὶ τὴν Μάρπησσον γῆ καὶ δεινῶς ἐστιν αὐχμώδης, ὥστε καὶ τῷ Ἀϊδωνεῖ ποταμῷ καταδύεσθαί τε ἐς τὴν χώραν καὶ ἀνασχόντι τὸ αὐτὸ αὖθις πάσχειν, τέλος δὲ καὶ ἀφανίζεσθαι κατὰ τῆς γῆς, αἴτιον ἐμοὶ δοκεῖν ἐστιν ὅτι λεπτή τε κατὰ τοῦτο καὶ σηραγγώδης ἐστὶν ἡ Ἴδη. ἀπέχει δὲ Ἀλεξανδρείας τῆς ἐν τῇ Τρῳάδι τεσσαράκοντα ἡ Μάρπησσος καὶ διακόσια στάδια.

Todavía en mi tiempo, en el Ida troyano existían las ruinas de la ciudad de Marpeso, y en ellas había unos sesenta habitantes. Toda la tierra alrededor de Marpeso es rojiza y terriblemente seca, de modo que el hecho de que el río Edoneo desaparece en la tierra, y que cuando sube le pasa de nuevo lo mismo, y finalmente desaparece bajo tierra, en mi opinión se debe a que el Ida es delgado en este punto y poroso. Marpeso dista de Alejandría de la Tróade doscientos cuarenta estadios.

 5. τὴν δὲ Ἡροφίλην οἱ ἐν τῇ Ἀλεξανδρείᾳ ταύτῃ νεωκόρον τε τοῦ Ἀπόλλωνος γενέσθαι τοῦ Σμινθέως καὶ ἐπὶ τῷ ὀνείρατι τῷ Ἑκάβης χρῆσαί φασιν αὐτὴν ἃ δὴ καὶ ἐπιτελεσθέντα ἴσμεν. αὕτη ἡ Σίβυλλα ᾤκησε μὲν τὸ πολὺ τοῦ βίου ἐν Σάμῳ, ἀφίκετο δὲ καὶ ἐς Κλάρον τὴν Κολοφωνίων καὶ ἐς Δῆλόν τε καὶ ἐς Δελφούς: ὁπότε δὲ ἀφίκοιτο, ἐπὶ ταύτης ἱσταμένη τῆς πέτρας ᾖδε.

Los de esta Alejandría dicen que Herófile fue guardiana del templo de Apolo Esminteo y que sobre el sueño de Hécuba le vaticinó lo que sabemos que se cumplió. Esta Sibila vivió la mayor parte de su vida en Samos, pero también visitó Claro la de los colofonios, Delos y Delfos. Cada vez que iba, cantaba de pie en esta roca.

En nota al pie, María Cruz Herrero dice, respecto al epíteto Esminteo:

Esminteo es un derivado de Esminte, ciudad de la Tróade, o bien, según otra opinión, significa “destructor de las ratas” (smínthos, σμίνθος, significa “rata”).

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 6. τὸ μέντοι χρεὼν αὐτὴν ἐπέλαβεν ἐν τῇ Τρῳάδι, καί οἱ τὸ μνῆμα ἐν τῷ ἄλσει τοῦ Σμινθέως ἐστὶ καὶ ἐλεγεῖον ἐπὶ τῆς στήλης:“ἅδ᾽ ἐγὼ ἁ Φοίβοιο σαφηγορίς εἰμι Σίβυλλα

τῷδ᾽ ὑπὸ λαϊνέῳ σάματι κευθομένα,

παρθένος αὐδάεσσα τὸ πρίν, νῦν δ᾽ αἰὲν ἄναυδος,

μοίρᾳ ὑπὸ στιβαρᾷ τάνδε λαχοῦσα πέδαν.

ἀλλὰ πέλας Νύμφαισι καὶ Ἑρμῇ τῷδ᾽ ὑπόκειμαι,

μοῖραν ἔχοισα κάτω τᾶς τότ᾽ ἀνακτορίας.

”ὁ μὲν δὴ παρὰ τὸ μνῆμα ἕστηκεν Ἑρμῆς λίθου τετράγωνον σχῆμα: ἐξ ἀριστερᾶς δὲ ὕδωρ τε κατερχόμενον ἐς κρήνην καὶ τῶν Νυμφῶν ἐστι τὰ ἀγάλματα.

Sin embargo, le llegó la muerte en la Tróade, y su sepulcro está en el bosque sagrado de Apolo Esminteo, y sobre su estela hay unos versos elegíacos:

Aquí estoy yo, intérprete de Febo, la Sibila

que bajo este sepulcro de piedra se pudre,

una doncella con voz antes, pero ahora siempre muda,

a la que, con un duro destino, le han tocado en suerte estos grilletes,

pero junto a las Ninfas y a este Hermes yazgo

y tengo abajo parte del reino de otro tiempo.

Junto al sepulcro hay un Hermes de piedra de forma cuadrangular. Por la izquierda hay agua que baja a una fuente, y están las imágenes de las Ninfas.

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Templo de Apolo Esminteo de Crisa hoy Gülpinar, Turquía occidental. Foto de Klaus-Peter Simon 

7. Ἐρυθραῖοι δὲ—ἀμφισβητοῦσι γὰρ τῆς Ἡροφίλης προθυμότατα Ἑλλήνων—Κώρυκόν τε καλούμενον ὄρος καὶἐν τῷ ὄρει σπήλαιον ἀποφαίνουσι, τεχθῆναι τὴν Ἡροφίλην ἐν αὐτῷ λέγοντες, Θεοδώρου δὲ ἐπι χωρίου ποιμένος καὶ νύμφης παῖδα εἶναι: Ἰδαίαν δὲ ἐπίκλησιν γενέσθαι τῇ νύμφῃ κατ᾽ ἄλλο μὲν οὐδέν, τῶν δὲ χωρίων τὰ δασέα ὑπὸ τῶν ἀνθρώπων ἴδας τότε ὀνομάζεσθαι. τὸ δὲ ἔπος τὸ ἐς τὴν Μάρπησσον καὶ τὸν ποταμὸν τὸν Ἀϊδωνέα, τοῦτο οἱ Ἐρυθραῖοι τὸ ἔπος ἀφαιροῦσιν ἀπὸ τῶν χρησμῶν.

Los de Eritras -que son los griegos que más ardientemente reclaman para sí a Herófile- muestran un monte llamado Córico, y en el monte una cueva, y dicen que en ella nació Herofile, y que era hija de Teodoro, un pastor del lugar, y de una ninfa. La ninfa obtuvo el sobrenombre de Idea no por otra razón que porque los lugares umbrosos eran entonces llamados ídai por los hombres. El verso relativo a Marpeso y al río Edoneo los de Eritras lo expurgan de los oráculos.

8. τὴν δὲ ἐπὶ ταύτῃ χρησμοὺς κατὰ ταὐτὰ εἰποῦσαν ἐκ Κύμης τῆς ἐν Ὀπικοῖς εἶναι, καλεῖσθαι δὲ αὐτὴν Δημὼ συνέγραψεν Ὑπέροχος ἀνὴρ Κυμαῖος. χρησμὸν δὲ οἱ Κυμαῖοι τῆς γυναικὸς ταύτης ἐς οὐδένα εἶχον ἐπιδείξασθαι, λίθου δὲ ὑδρίαν ἐν Ἀπόλλωνος ἱερῷ δεικνύουσιν οὐ μεγάλην, τῆς Σιβύλλης ἐνταῦθα κεῖσθαι φάμενοι τὰ ὀστᾶ.

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La siguiente mujer que dio oráculos del mismo modo Hipéroco, uno de Cime, ha escrito que vino de Cime en el territorio de los ópicos, y que se llamaba Demo. Pero los de Cime no podían mostrar ningún oráculo de esta mujer, aunque muestran una hidria pequeña de piedra en un santuario de Apolo y dicen que allí están los huesos de la Sibila.

La traducción es de María Cruz Herrero Ingelmo, en Gredos, que añade estas notas al pie:

Hipéroco de Cime: FGrHist 576 F 2. Hipéroco de Cime era autor de una obra histórica sobe Cime (Cumas en Italia). Los ópicos son un pueblo de la Magna Grecia.

 Demo: Demo es una forma abreviada de Demófile, otro nombre de la Sibila.

Hasta aquí el texto de Pausanias.

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¡Gracias, maestro!

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Escribo hoy, pasados ya 10 días desde que conocí la noticia de la muerte, a los 66 años, de José Luis Pérez de Arteaga, director y presentador del programa de Radio Clásica «El mundo de la fonografía», que tantas entradas ha inspirado de este blog (sin ir más lejos la de Hero y Leandro, que todavía está en proceso de publicación), que tanto hemos escuchado y disfrutado y con el que tanto hemos aprendido de historia de la música, de grabaciones discográficas, de música contemporánea, de música de cine, de interpretaciones, de la vida de directores, intérpretes o compositores.

Paseando, estudiando, trabajando en casa o, simplemente, sentado en el sillón he escuchado durante casi 30 años ese programa y sus variadas transmisiones disfrutando de su conocimiento enciclopédico, de su ironía, de su sentido del humor, de sus compositores o directores preferidos (Mahler, Stravinski, Mussorgski, Shostakovich, Messiaen, Kubelik, Herrmann, Korngold, Bruckner, Frühbeck de Burgos, Antonio de Almeida, Robert Craft, Klaus Tennsted, Antal Dorati, Bernard Haitink, Alberto Ginastera, Sergiu Celebidache, Louis Spohr, la música rusa, Harnoncourt, Martinon, Maazel, Brüggen, Debussy, Von Matacic, Ormandy, López Cobos, Cristóbal Halffter, Wagner, Ansermet, Kempe, …)

Tenía la capacidad de decir mucho con pocas palabras, de hacer «ver y oír» la música, de comentar con precisión, brevedad y exquisitez, de entrevistar como se debe a los invitados (y no como hacen algunos periodistas, a los que sus entrevistados «se les escapan vivos»), de sortear las dificultades técnicas surgidas en las transmisiones en directo, de comunicar con sencillez, de contagiar entusiasmo por lo que hacía, etc.

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Tenía una erudición no afectada de pedantería, que abarcaba desde la disección de una obra musical a la sencilla, pero completa, exposición de la vida y vicisitudes de un director, pasando por su devoción por la música cinematográfica o la música de vanguardia que nunca descuidó. Por su programa han pasado infinidad de directores, intérpretes o compositores, algunos para mí ignotos hasta que él los trató en esas dos partes de su emisión: «Hoy, actualidad» y «Hoy, audición».

A los amantes de la música y seguidores de Radio Clásica nos ha dejado huérfanos. Se nos antoja imposible que pueda ser sustituido, pues es irrepetible. Si otro monstruo de la comunicación y la divulgación musical como Fernando Argenta, también tristemente desaparecido, nos introdujo en el mundo de la música clásica con «Clásicos populares«, allá por el año 1982, junto con José Manuel Rodríguez «Rodri» y después Araceli González Campa, José Luis Pérez de Arteaga nos metió de hoz y coz en él ya desde 1985, poco después de que llegara a la entonces Radio 2.

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Durante más de 30 años dirigió y presentó «El mundo de la fonografía» que, afortunadamente, podemos seguir disfrutando en la sección «A la carta« de Radio Clásica, ya que allí tenemos todos los programas desde el 19 de septiembre de 2008, más dos del 11 y 15 de mayo de 1994.

En un artículo en la revista «Scherzo», su compañero y amigo Arturo Reverter, director y presentador de «Ars canendi«, dice de este programa:

… de uno de los programas más señeros, competentes, informativos y redondos de la radio cultural de este país, El Mundo de la fonografía, en el que se daba cuanta de novedades discográficas, se hablaba de producciones históricas, de efemérides diversas y se analizaban interpretaciones al tiempo que se abría la puerta al conocimiento de creadores poco difundidos del pasado y del presente.

Más adelante, Reverter habla de la personalidad de Pérez de Artega y dice:

Recordaremos durante mucho tiempo su gracejo personal, su sapiencia, su galana pluma, tan amena, tan fluida, tan ágil y elegante, su mirada omnicomprensiva hacia la creación de todo tiempo y lugar, su facilidad para comunicar, con un estilo vocal en el que se daban cita los más sutiles matices, su cultura enciclopédica. Su monumental discografía… Era un entrevistador fabuloso, ya que sabía encontrar en todo momento los puntos básicos del entrevistado, y un extraordinario transmisor a través de las ondas de todo tipo de acontecimientos musicales. Su presencia en los más grandes festivales de este país, en las más variadas salas de concierto o, sustituyendo a Rafael Taibo, ya desde hace tiempo, en el tradicional Concierto de Año Nuevo desde Viena, era proverbial y esperada.

 

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Además de su emblemático programa, seguíamos a José Luis en sus transmisiones a propósito de los PROMS (la última noche era especial), de Bayreuth, Santander, Granada, de la Orquesta Nacional de España y, ¿cómo no? en las del concierto de Año Nuevo en Viena, que tan bien conocía y dominaba. Justamente en el último concierto volvió a alabar al director francés Georges Prêtre por su vitalidad; casualmente, Prêtre murió el 4 de enero a los 92 años.

Nos gustaba especialmente su manera de destacar momentos puntuales en las interpretaciones de diferentes directores o en la forma en que compositores de música cinematográfica plasmaban o reflejaban determinado momento de sus composiciones, antes de ofrecer la obra completa.

El mismo explicaba en una entrevista: Un día, cuando yo era un crío, con once años, pasé por delante de la Unión Musical Española, en la Carrera de San Jerónimo de Madrid, y me paré delante del escaparate y me quedé mirando, en un disco, a la que en aquel momento me pareció la chica más guapa que había visto en toda mi vida. Yo no sabía siquiera quién era Mahler, ni sabía quién era ella. Y vi aquel disco. Me volví a casa y se lo dije a mi madre (porque a mi padre no me atrevía a decirle qué quería comprarme aquel disco con aquella chica tan guapa… además, es que ni sabía ni cómo se llamaba la obra, ni nada). Me parece que esa misma tarde conseguí el dinero y me lo compré. La primera decepción horrorosa llegó cuando leí la parte de atrás de la carpeta y vi que ponía, en un recuadro, que Kathleen Ferrier había muerto en el año cincuenta y tres. ¡Se había muerto 7 u 8 años antes! Y yo me quedé… Bueno, pensé que jamás, (porque entonces lo pensabas) que jamás ligaría o jamás me casaría con esa chica.

Kathleen Ferrier

Kathleen Ferrier

Y, eso sí, me puse el disco. Me pareció un tostón morrocotudo, pero me impresionó mucho la voz de ella. ¡Qué voz tan bonita! Y me impresionó el comienzo del último movimiento, “Der Abschied”. Intenté seguir el texto, pero, bah, me aburría muchísimo. Aquello me parecía un rollo. Y, eso sí, sobre todo, me oí más de una vez las pistas del disco donde cantaba ella. ¡Qué voz! ¡Qué cosa! Y yo me decía: ¡pero cómo puede estar muerta! Creo que pasaron uno o dos años. Yo vivía por aquellos tiempos en Inglaterra, donde, la verdad, no recuerdo haber oído apenas Mahler, (tampoco se tocaba tanto, estamos hablando de los años 59, 60 y 61) y vi anunciado a Jascha Horenstein haciendo “Das Lied von der Erde”, la obra que yo había oído en disco a Ferrier. No oí ese concierto, no lo oí en Inglaterra, pero lo vi anunciado. Y resulta que, dos o tres meses después, vi que en Madrid actuaba Jascha Horenstein dirigiendo la Primera de Mahler. Les di el latazo a mis padres y nos fuimos al Monumental. Y ahí oí, y eso sí fue absolutamente de “shock”, la Primera de Mahler con Horenstein.

No quiero extenderme más; simplemente dar las gracias a José Luis por tantas horas compartidas a través de las ondas sonoras, por todo el conocimiento que me ha transmitido, por enseñarme tanto sobre la música, por ser erudito y no pedante, por hacerme vivir y disfrutar la música. Acabo con dos conferencias sobre dos de sus compositores favoritos; Shostakovich y Mahler y con dos de las partes de su querida La canción de la tierra de Gustav Mahler, cantada por Kathleen Ferrier, «Der Abschied» (La despedida) y «Der Einsame in Herbst» (El solitario en otoño):

Hasta siempre y ¡gracias, maestro!

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En esta alternancia entre fragmentos de la Paideia de Jaeger, en el apartado Sócrates, educador, dentro del capítulo II (La herencia de Sócrates), del libro III (En busca del centro divino) y las fuentes sobre el filósofo de Alopece, vamos con una nueva tanda de fuentes, en la que traemos al cómico Éupolis, al prolífico y polifacético Plutarco, a Musonio Rufo y a Claudio Eliano.

Éupolis, fragmento 352, no deja en buen lugar al pobre Sócrates, a quien tilda de charlatán:

μισῶ δὲ καὶ τὸν Σωχράτην, τὸν πτωχόν ἀδολέσχην,

ὃς τἆλλα μὲν πεφρόντικεν,

ὁπόθεν δὲ καταφαγεῖν ἔχοι τούτου κατημέληκεν.

Y odio también a Sócrates, el pobre charlatán, que está enfrascado en los demás pensamientos y, de dónde pueda comer, de eso se despreocupa.

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Plutarco, De Liberis educandis, 14, 10c, nos habla de la paciencia, para no irritarse, de Sócrates y apunta a las burlas de Aristófanes:

τό γε μὴν ἀόργητον ἀνδρός ἐστι σοφοῦ. Σωκράτης μὲν γάρ, λακτίσαντος αὐτὸν νεανίσκου θρασέος μάλα καὶ βδελυροῦ, τοὺς ἀμφ᾽ αὑτὸν ὁρῶν ἀγανακτοῦντας καὶ σφαδάζοντας ὡς καὶ διώκειν αὐτὸν ἐθέλειν, “ἆρ᾽” ἔφησε ‘καὶ εἲ μ᾽ ὄνος ἐλάκτισεν, ἀντιλακτίσαι τοῦτον ἠξιώσατ᾽ ἄν;” οὐ μὴν ἐκεῖνός γε παντελῶς κατεπροίξατο, πάντων δ᾽ αὐτὸν ὀνειδιζόντων καὶ λακτιστὴν ἀποκαλούντων ἀπήγξατο. Ἀριστοφάνους δέ, ὅτε τὰς Νεφέλας ἐξέφερε , παντοίωςπᾶσαν ὕβριν αὐτοῦ κατασκεδαννύντος, καί τινος τῶν παρόντων ‘κᾆτα τοιαῦτ᾽ ἀνακωμῳδοῦντος οὐκ ἀγανακτεῖς” εἰπόντος “ὦ Σώκρατες;” «μὰ Δι’ οὐκ ἔγωγε» ἔφησεν˙»ὡς γὰρ ἐν συμποσίῳ μεγάλῳ τῷ θεάτρῳ σκώπτομαι.»

El no irritarse es, ciertamente, propio de un hombre sabio. Así Sócrates, habiéndole dado a él un puntapié un joven muy atrevido y desvergonzado, al ver que los que estaban a su alrededor se indignaban y excitaban y querían perseguirlo, dijo: “¿Acaso también, si un asno me hubiera coceado, habríais considerado digno que yo le devolviera la coz?” Ciertamente, aquél no quedó del todo sin castigo, pues como todos lo injuriaban y le llamaban coceador, se ahorcó. Habiendo divulgado Aristófanes, cuando estreno sus Nubes, todo tipo de insolencias contra él y habiendo dicho uno de los presentes: “¿No te irritas, oh Sócrates, al ser ridiculizado de tal manera?”, respondió: “No, por Zeus, al menos yo, no, pues soy objeto de burla en el teatro como en un gran banquete”.

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Musonio Rufo, Disertaciones X, 54, 9-55, 2, insiste en las mismas ideas:

καὶ γὰρ µικρόψυχον τὸ ἀγανακτεῖν ἢ ἐπιτείνεσθαι περὶ τῶν τοιούτων· πρᾴως δὲ καὶ ἡσύχως οἴσει τὸ συμβάν, ἐπεὶ καὶ πρέπον τοῦτο τῷ βουλομένῳ εἶναι μεγαλόφρονι. Σωκράτης γοῦν οὕτω διακείμενος φανερὸς ἦν, ὃς δημοσίᾳ λοιδορηθεὶς ὑπ’ Ἀριστοφάνους, οὐχ ὅπως ἠγανάκτησεν, ἀλλὰ καὶ ἐντυχὼν ἠξίου αὐτὸν εἰ καὶ πρὸς ἄλλο τι τοιοῦτον βούλοιτο χρῆσθαι αὐτῷ. ταχύ γ’ ἂν ἐκεῖνος ἐν ὀλίγοις λοιδορούμενος ἐχαλέπηνεν, ὃς οὐδὲ ἐν θεάτρῳ λοιδορηθεὶς ἠγανάκτει

Y es que es cosa pusilánime el enfadarse o excitarse por tales asuntos. Sobrellevarás lo que suceda mansa y tranquilamente, porque eso es incluso conveniente para quien quiera ser magnánimo. Era evidente que estaba en esa disposición de ánimo Sócrates, que fue insultado en público por Aristófanes (En su comedia Las Nubes, en donde se nos presenta a un Sócrates subido en una especie de cesta colgante y discurriendo sobre temas como la medida del salto de la pulga y la procedencia de los sonidos de los insectos.) no para hacerle enfadar, sino para que, al toparse con esta circunstancia, mostrara su valía por si también quería servirse de ello para alguna otra cosa. Pronto iba a irritarse aquél porque le insultaran ante unos pocos, él, que no se había enfadado ni siquiera cuando le insultaron en el teatro.

 

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Imagen de Emblemata et aliquot nummis antiqui operis, cum emendatione et auctario copioso ipsius autoris, libro de emblemas publicado en 1564 o antes por Johannes Sambucus (János Zsámboky: 1531 – 1584): Fidípides y Estrepsíades discuten ante Sócrates, que está en un cesto colgante.

Claudio Eliano, Historias curiosas II, 1, nos habla de Sócrates como preceptor del joven Alcibíades:

καὶ ταῦτα Σωκράτους πρὸς Ἀλκιβιάδην. ὃ μὲν ἠγωνία καὶ ἐδεδίει πάνυ σφόδρα ἐς τὸν δῆμον παρελθεῖν τὸ μειράκιον: ἐπιθαρσύνων δὲ αὐτὸν καὶ ἐγείρων ὁ Σωκράτης ῾οὐ καταφρονεῖσ᾽ εἶπεν ῾ἐκείνου τοῦ σκυτοτόμου;᾿ τὸ ὄνομα ἐπειπὼν αὐτοῦ. φήσαντος δὲ τοῦ Ἀλκιβιάδου ὑπολαβὼν πάλιν ὁ Σωκράτης ῾ἔτι δὲ ἐκείνου τοῦ ἐν τοῖς κύκλοις κηρύττοντος ἢ ἐκείνου τοῦ σκηνορράφου;᾿ ὁμολογοῦντος δὲ τοῦ μειρακίου ῾οὐκοῦν᾽ ἔφη ὁ Σωκράτης ῾ὁ δῆμος ὁ Ἀθηναίων ἐκ τοιούτων ἤθροισται: καὶ εἰ τῶν καθ᾽ ἕνα καταφρονεῖς, καταφρονητέον ἄρα καὶ τῶν ἠθροισμένων,᾿ μεγαλοφρόνως ταῦτα ὁ τοῦ Σωφρονίσκου καὶ τῆς Φαιναρέτης τὸν τοῦ Κλεινίου καὶ τῆς Δεινομάχης διδάσκων.

Éstas fueron algunas de las palabras que Sócrates dirigió a Alcibíades. A éste, cuando todavía era adolescente, le angustiaba y atemorizaba de manera especial tomar la palabra ante el pueblo. Sócrates, con la intención de animarlo y provocarlo, le dijo: “¿No sientes desprecio por aquel zapatero?” y añadió su nombre. Cuando Alcibíades asintió, Sócrates, tomando de nuevo la palabra, dijo: “¿Y por aquel que pregona entre corros de gente, o por aquel otro fabricante de tiendas?”. Al mostrar su acuerdo el joven hijo de Clinias, Sócrates le dijo: “Pues bien, el pueblo ateniense está formado por personas como ésas. Y si sientes desprecio por cada uno de ellos individualmente, debes despreciarlos también; cuando están reunidos”. Con estas enseñanzas el hijo de Sofronisco y Fenárete educaba noblemente al hijo de Clinias y Dinómaca.

 

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Claudio Eliano, Historias curiosas I, 16 nos cuenta una anécdota a propósito de la muerte del sabio ateniense:

ὅτε ἧκεν ἡ ναῦς ἡ ἐκ Δήλου, καὶ ἔδει Σωκράτην ἀποθνήσκειν, ἀφίκετο ἐς τὸ δεσμωτήριον Ἀπολλόδωρος ὁ τοῦ Σωκράτους ἑταῖρος, χιτῶνά τε αὐτῷ φέρων ἐρίων πολυτελῆ καὶ εὐήτριον καὶ ἱμάτιον τοιοῦτο. καὶ ἠξίου ἐνδύντα αὐτὸν τὸν χιτῶνα καὶ θοιμάτιον περιβαλόμενον εἶτα οὕτω πιεῖν τὸ φάρμακον. ἔλεγε γὰρ αὐτῷ καλῶν ἐνταφίων μὴ ἀμοιρήσειν, εἰ ἐν αὐτοῖς ἀποθάνοι: καὶ γὰρ οὖν καὶ προκείσεσθαι σὺν τῷ κόσμῳ τὸν νεκρὸν οὐ πάνυ τι ἀδόξως. ταῦτα τὸν Σωκράτην ὁ Ἀπολλόδωρος: ὃ δὲ οὐκ ἠνέσχετο, ἀλλ᾽ ἔφη πρὸς τοὺς ἀμφὶ τὸν Κρίτωνα καὶ Σιμμίαν καὶ Φαίδωνα ῾καὶ πῶς ὑπὲρ ἡμῶν καλῶς Ἀπολλόδωρος οὑτοσὶ δοξάζει, εἴ γε πεπίστευκεν ὅτι μετὰτὴν ἐξ Ἀθηναίων φιλοτησίαν ἔτι ὄψεται Σωκράτην; εἰ γὰρ οἴεται τὸν ὀλίγῳ ὕστερον ἐρριμμένον ἐν ποσὶ καὶ κεισόμενόν γε εἶναι ἐμέ, δῆλός ἐστί με οὐκ εἰδώς.᾿

Cuando arribó la nave de Delos y llegó el momento de ajusticiar a Sócrates, Apolodoro, un compañero de Sócrates, se acercó a la prisión para traerle una cara túnica de lana finamente tejida y un manto de las mismas características. Le pidió que, tras vestirse con la túnica y envolverse en el manto, bebiese la cicuta. Argumentaba que no se vería privado de un buen entierro si moría así vestido, pues en efecto, con tales ropas su cadáver sería expuesto con toda dignidad. Ésa fue la petición que Apolodoro le hizo a Sócrates. Pero éste no admitió su propuesta, sino que dijo a quienes estaban con Critón, Simias y Fedón: «¿Y cómo puede Apolodoro tener una justa opinión de mí si está convencido de que, incluso tras este amistoso brindis que me ofrecen los atenienses y después de beber ese veneno, seguiré siendo Sócrates? Pues si cree que yo seré ese cuerpo que dentro de poco estará arrojado a sus pies y yacerá muerto, está claro que no me conoce».

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La muerte de Sócrates (1788), óleo sobre lienzo de 99 x 136 cm., de Jean-François-Pierre Peyron.  Joslyn Art Museum, Omaha, Nebraska, Estados Unidos

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Aportamos una última nota a los últimos versos del fragmento de Hero y Leandro que ofrecimos en el anterior capítulo de esta serie, los 291 y 292:

Ἀλλ’ ὀλίγον ζώεσκον ἐπὶ χρόνον οὐδ’ ἐπὶ δηρὸν = Mas poco tiempo de vida les quedaba y no por mucho disfrutaron // ἀγρύπνων ἀπόναντο πολυπλάγκτων ὑμεναίων = de unos insomnes himeneos que tantas idas y venidas provocaron.

En Jenofonte de Éfeso, Habrócomes y Antia, I, 10, 1-2, también se expresa un contraste similar: la felicidad momentánea en que viven Habrócomes y Antia pronto se vera truncada por el destino:

Ἐπειδὴ δὲ ἡμέρα ἐγένετο, ἀνίσταντο πολὺ μὲν ἡδίονες, πολὺ δὲ εὐθυμότεροι, ἀπολαύσαντες ὧν ἐπεθύμησαν χρόνῳ καλῶς. Ἑορτὴ δὲ ἦν ἅπας ὁ βίος αὐτοῖς καὶ μεστὰ εὐωχίας πάντα καὶ ἤδη καὶ τῶν μεμαντευμένων λήθη: ἀλλ̓ οὐχὶ τὸ εἱμαρμένον ἐπελέληστο, οὐδ᾿ ὅτῳ ἐδόκει ταῦτα θεῷ ἠμέλει.

Cuando llego el día se levantaron mucho más felices, mucho más animosos, habiéndose dado uno al otro la felicidad que tanto tiempo habían deseado. Su vida entera era una fiesta, y llena de banquetes, y ya incluso se habían olvidado del oráculo. Pero lo fijado por el Destino no había quedado olvidado, ni lo había descuidado el dios que lo habia decretado.

La traducción es de Julia Mendoza, en Gredos.

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Afrontamos ahora los versos 293-308 del breve, pero bello poema Hero y Leandro de Museo el Gramático que repasamos de forma bastante exhaustiva, gracias a la traducción y magníficas notas al pie de José Guillermo Montes Cala, en su edición para Gredos.

ἀλλ’ ὅτε παχνήεντος ἐπήλυθε χείματος ὥρη

φρικαλέας δονέουσα πολυστροφάλιγγας ἀέλλας,

βένθεα δ’ ἀστήρικτα καὶ ὑγρὰ θέμεθλα θαλάσσης 295

χειμέριοι πνείοντες ἀεὶ στυφέλιζον ἀῆται

λαίλαπι μαστίζοντες ὅλην ἅλα· τυπτομένην δὲ

ἤδη νῆα μέλαιναν ἐφείλκυσε διψάδι χέρσῳ

χειμερίην καὶ ἄπιστον ἀλυσκάζων ἅλα ναύτης.

ἀλλ’ οὐ χειμερίης σε φόβος κατέρυκε θαλάσσης, 300

κατερόθυμε Λέανδρε. διακτορίη δέ σε πύργου

ἠθάδα σημαίνουσα φαεσφορίην ὑμεναίων

μαινομένης ὤτρυνεν ἀφειδήσαντα θαλάσσης

νηλειὴς καὶ ἄπιστος. ὄφελλε δὲ δύσμορος Ἡρὼ

χείματος ἱσταμένοιο μένειν ἀπάνευθε Λεάνδρου 305

μηκέτ’ ἀναπτομένη μινυώριον ἀστέρα λέκτρων.

ἀλλὰ πόθος καὶ μοῖρα βιήσατο. θελγομένη δὲ

Μοιράων ἀνέφαινε καὶ οὐκέτι δαλὸν Ἐρώτων.

Ya con sus hielos echóse encima la estación del invierno, moviendo tempestades que encrespan la mar con sus muchos torbellinos, y los fondos inestables y los húmedos cimientos marinos sin parar sacudían con sus ráfagas los vientos invernales, con el temporal azotando la mar entera, y la marejada ya acabó anegando una negra barca en la hendida playa. El marinero esquivaba la mar invernal y traicionera, pero a ti, terco Leandro, no te hizo desistir el temor a la mar del invierno, y el recado de la torre, que de costumbre era la señal luminosa de los himeneos, te incitaba, cruel y traicionero, a no tomar cuidado de la mar enloquecida. ¡Ah, si la infortunada Hero, recién entrado el invierno, hubiera permanecido lejos de Leandro, sin encender ya la estrella fugaz de sus lechos! Mas la pasión y el destino la urgieron y, hechizada, lumbre daba a la antorcha de las Moiras, que ya no de los Amores.

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Las Tres Parcas (1540), óleo sobre lienzo, de 201 x 210 cm,. de Marco Bigio (activo de 1523 a 1550). Galleria Nazionale d’Arte Antica (Palazzo Barberini, sala 13, Roma)

1. (δονέουσα… ἀέλλας = moviendo tempestades = 294). Descripciones como ésta de tempestades marinas eran un expediente común de la enseñanza retórica (cf., por ejemplo, Teón, Ejercicios de retórica, 118):

῎Εκφρασις ἐστὶ λόγος περιηγηματικὸς ἐναργῶς ὑπ᾿ ὄψιν ἄγων τὸ δηλούμενον. γίνεται δὲ ἔκφρασις προσώπων τε καὶ πραγμάτων καὶ τόπων καὶ χρόνων… πραγμάτων δὲ οἷον [φράσις] πολέμου, εἰρήνης, χειμῶνος, λιμοῦ, λοιμοῦ, σεισμοῦ.

Una descripción es una composición que expone en detalle y presenta ante los ojos de manera manifiesta el objeto mostrado. Hay descripciones de personajes, de hechos, de lugares y de épocas… de hechos, por ejemplo: una guerra, paz, tempestad, hambre, epidemia, terremoto.

Traducción de Mª Dolores Reche Martínez, en Gredos.

Indudablemente, el modelo último de todas ellas se encuentra en Homero y su célebre descripción del temporal marino en Odisea V, 291 ss.:

ὣς εἰπὼν σύναγεν νεφέλας, ἐτάραξε δὲ πόντον

χερσὶ τρίαιναν ἑλών· πάσας δ’ ὀρόθυνεν ἀέλλας

παντοίων ἀνέμων, σὺν δὲ νεφέεσσι κάλυψε

γαῖαν ὁμοῦ καὶ πόντον· ὀρώρει δ’ οὐρανόθεν νύξ.

σὺν δ’ εὖρός τε νότος τ’ ἔπεσον ζέφυρός τε δυσαὴς

καὶ βορέης αἰθρηγενέτης, μέγα κῦμα κυλίνδων.

καὶ τότ’ Ὀδυσσῆος λύτο γούνατα καὶ φίλον ἦτορ,

ὀχθήσας δ’ ἄρα εἶπε πρὸς ὃν μεγαλήτορα θυμόν

 Dijo; y, echando mano al tridente, congregó las nubes, y turbó el mar; suscitó grandes torbellinos de toda clase de vientos; cubrió de nubes la tierra y el ponto, y la noche cayó del cielo. Soplaron a la vez el Euro, el Noto, el impetuoso Céfiro y el Bóreas que, nacido en el éter, levanta grandes olas. Entonces desfallecieron las rodillas y el corazón de Odiseo; y el héroe, gimiendo, a su magnánimo espíritu, así le hablaba.

Traducción de Luís Segalà.

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 2. (χειμερίης … φόβος … θαλάσσης = temor a la mar de invierno = 300). Un contraste similar para realzar la figura del héroe enamorado también es formulado en Caritón de Afrodisias, Quéreas y Calírroe III, 5, 1:

Τοῖς μὲν οὖν ἄλλοις ἅπασιν ἐδόκει περιμένειν τὴν ὥραν τοῦ πλοῦ καὶ ἔαρος ὑπολάμψαντος ἀνάγεσθαι· τότε γὰρ ἔτι χειμὼν εἱστήκει καὶ παντάπασιν ἀδύνατον ἐδόκει τὸν ᾿Ιόνιον περαιοῦσθαι. Χαιρέας δὲ ἔσπευδεν, ἕτοιμος ὢν διὰ τὸν ἔρωτα ζεύξας σχεδίαν εἰς τὸ πέλαγος ἑαυτὸν ἀφεῖναι τοῖς ἀνέμοις φέρεσθαι. οὔκουν οὐδὲ οἱ πρέσβεις ἤθελον βραδύνειν ὑπ᾿ αἰδοῦς τῆς τε πρὸς ἐκεῖνον καὶ μάλιστα πρὸς ῾Ερμοκράτην, ἀλλ᾿ ἡτοιμάζοντο πλεῖν.

 A todo el mundo le parecía bien esperar la estación buena para la navegación, y hacerse a la mar cuando empezara a brillar la primavera, pues entonces aún era invierno y les parecía totalmente imposible atravesar el mar Jonio. Pero Quéreas tenía prisa, y por su amor estaba dispuesto a, construyendo una balsa, lanzarse el mismo al mar a merced de los vientos. Los embajadores tampoco quisieron diferir el viaje por respeto hacia él y, sobre todo, hacia Hermcrates, sino que se mostraron dispuestos a hacerse a la mar.

Traducción de Julia Mendoza, en Gredos.

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Sibila Líbica de Miguel Ángel, Capilla Sixtina, Palacio Vaticano

Ofrecíamos en el capítulo anterior textos de Clemente de Alejandría, Strómata (Στρώματα, o Στρωμάτεις) I, XXI, 70, y decíamos que Strómata era un título corriente en aquellos tiempos, «que permitía a los autores tratar de las más variadas cuestiones sin tener que sujetarse a un orden estricto.

Pues bien, en el mismo capítulo XXI, 108, vuelve a hablar sobre las Sibilas. Cita a una frigia, de nombre Ártemis, a la eritrea Herófila y alude a una sibila egipcia y otra itálica:

καὶ θεῶν ἄρα τῶν πλείστων παρ᾿ ῞Ελλησιν, οὐ μόνον τῶν λεγομένων σοφῶν τε καὶ ποιητῶν, ὁ Μωυσῆς ἡμῖν ἀποδέδεικται πρεσβύτερος. Καὶ οὔτι γε μόνος οὗτος, ἀλλὰ καὶ ἡ Σίβυλλα ᾿Ορφέως παλαιοτέρα· λέγονται γὰρ καὶ περὶ τῆς ἐπωνυμίας αὐτῆς καὶ περὶ τῶν χρησμῶν τῶν καταπεφημισμένων ἐκείνης εἶναι λόγοι πλείους, Φρυγίαν τε οὖσαν κεκλῆσθαι ῎Αρτεμιν καὶ ταύτην παραγενομένην εἰς Δελφοὺς ᾆσαι·

ὦ Δελφοί, θεράποντες ἑκηβόλου ᾿Απόλλωνος,

ἦλθον ἐγὼ χρήσουσα Διὸς νόον αἰγιόχοιο,

αὐτοκασιγνήτῳ κεχολωμένη ᾿Απόλλωνι.

ἔστι δὲ καὶ ἄλλη ᾿Ερυθραία ῾Ηροφίλη καλουμένη· μέμνηται τούτων ῾Ηρακλείδης ὁ Ποντικὸς ἐν τῷ Περὶ χρηστηρίων. ἐῶ δὲ τὴν Αἰγυπτίαν καὶ τὴν ᾿Ιταλήν, ἣ τὸ ἐν ῾Ρώμῃ Κάρμαλον ᾤκησεν, ἧς υἱὸς Εὔανδρος ὁ τὸ ἐν ῾Ρώμῃ τοῦ Πανὸς ἱερὸν τὸ Λουπέρκιον καλούμενον κτίσας.

 Hemos demostrado también que Moisés es más antiguo, no sólo que aquellos llamados poetas y sabios entre los griegos, sino también que la mayoría de sus deidades. No sólo él, sino también la Sibila es más antigua que Orfeo. Pues se dice que, respecto a su apelativo y sus enunciados oraculares, hay muchos relatos: que era frigia y se llamaba Ártemis y que, a su llegada a Delfos, cantó:

Oh Delfios, ministros del flechador Apolo,

yo he llegado para profetizar el pensamiento de Zeus, portador de la égida

porque estoy enojada con mi propio hermano Apolo.

 Hay otra también, una eritrea, llamada Herófila. Las menciona Heráclides del Ponto en su obra Sobre los oráculos.

Paso por alto a la (Sibila) egipcia y a la itálica, que habitó en (la puerta) Carmental en Roma, cuyo hijo fue Evandro, el que construyó el templo de Pan en Roma, llamado Lupercio.

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Estrabón

Otra fuente es Estrabón, quien, en Geografía XIV, 1, 34, nos dice que la patria de la Sibila era Eritrea:

Ἐκ δ´ Ἐρυθρῶν Σίβυλλά ἐστιν, ἔνθους καὶ μαντικὴ γυνὴ τῶν ἀρχαίων τις· κατ´ Ἀλέξανδρον δὲ ἄλλη ἦν τὸν αὐτὸν τρόπον μαντική, καλουμένη Ἀθηναΐς, ἐκ τῆς αὐτῆς πόλεως· καὶ καθ´ ἡμᾶς Ἡρακλείδης Ἡροφίλειος ἰατρὸς συσχολαστὴς Ἀπολλωνίου τοῦ Μυός.

De Eritrea es la Sibila, una mujer que era divinamente inspirada y tenía el don de la profecía, una de las antiguas. Y en el tiempo de Alejandro había otra mujer que también tenía el don de la profecía, llamada Atenais, de la misma ciudad. Y, en mi tiempo, nació allí Heráclides, un médico herofiliano, compañero de Apolonio Mus.

En este repaso a las fuentes clásicas sobre las Sibilas proseguimos con el texto de Pausanias, Descripción de Grecia X, 12, 1-8, que ofrecemos en la traducción de María Cruz Herrero Ingelmo, en Gredos. Pausanias es el primer escritor griego que habla de más de una sibila. Aquí tenemos Descripción de Grecia X, 12, 1-8:

1. πέτρα δέ ἐστιν ἀνίσχουσα ὑπὲρ τῆς γῆς: ἐπὶ ταύτῃ Δελφοὶ στᾶσάν φασιν ᾆσαι τοὺς χρησμοὺς γυναῖκα ὄνομαἩροφίλην, Σίβυλλαν δὲ ἐπίκλησιν. τὴν δὲ πρότερον γενομένην, ταύτην ταῖς μάλιστα ὁμοίως οὖσαν ἀρχαίαν εὕρισκον, ἣν θυγατέρα Ἕλληνες Διὸς καὶ Λαμίας τῆς Ποσειδῶνός φασιν εἶναι, καὶ χρησμούς τε αὐτὴν γυναικῶν πρώτην ᾆσαι καὶ ὑπὸ τῶν Λιβύων Σίβυλλαν λέγουσιν ὀνομασθῆναι.

Hay una roca que se eleva por encima de la tierra. Sobre ella dicen los delfios que cantaba los oráculos en pie una mujer llamada Herófile y de sobrenombre Sibila *** la anterior Sibila he descubierto que era tan antigua como la que más, la que los griegos dicen que es hija de Zeus y de Lamia, hija de Posidón, y que fue la primera mujer que canto oráculos y fue llamada Sibila por los libios.

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La traducción es de María Cruz Herrero Ingelmo, en Gredos quien nos dice en nota al pie, a propósito de Sibila:

Propiamente, Sibila, como Bacis (βακίς) es un apelativo, una designación para mujeres que profetizan en éxtasis.

Ya vimos el texto del Pseudo-Aristóteles, Problémata 954a 36, donde aparecían citadas ambas, Sibilas y Bacides.

2. ἡ δὲ Ἡροφίλη νεωτέρα μὲν ἐκείνης, φαίνεται δὲ ὅμως πρὸ τοῦ πολέμου γεγονυῖα καὶ αὕτη τοῦ Τρωικοῦ, καὶ Ἑλένην τε προεδήλωσεν ἐν τοῖς χρησμοῖς, ὡς ἐπ᾽ ὀλέθρῳ τῆς Ἀσίας καὶ Εὐρώπης τραφήσοιτο ἐν Σπάρτῃ, καὶ ὡςἼλιον ἁλώσεται δι᾽ αὐτὴν ὑπὸ Ἑλλήνων. Δήλιοι δὲ καὶ ὕμνον μέμνηνται τῆς γυναικὸς ἐς Ἀπόλλωνα. καλεῖ δὲ οὐχ Ἡροφίλην μόνον ἀλλὰ καἌρτεμιν ἐν τοῖς ἔπεσιν αὑτήν, καὶ Ἀπόλλωνος γυνὴ γαμετή, τοτὲ δὲ ἀδελφὴ καὶ αὖθις θυγάτηρ φησὶν εἶναι.

Herófile era más joven que aquella, pero sin embargo parece que había nacido también ella antes de la guerra de Troya, y predijo en los oráculos a Helena que se criaría en Esparta para ruina de Asia y de Europa, y que Ilión sería tomada por los griegos por culpa de ella. Los delios recuerdan también un himno de esta mujer a Apolo. Se llama a sí misma en sus versos no sólo Herófile, sino también Ártemis y esposa legitima de Apolo, y dice unas veces que es hermana y otras hija.

3. ταῦτα μὲν δὴ μαινομένη τε καὶ ἐκ τοῦ θεοῦ κάτοχος πεποίηκεν: ἑτέρωθι δὲ εἶπε τῶν χρησμῶν ὡς μητρὸς μὲν ἀθανάτης εἴη μιᾶς τῶν ἐν Ἴδῃ νυμφῶν, πατρὸς δὲ ἀνθρώπου, καὶ οὕτω λέγει τὰ ἔπη:“εἰμὶ δ᾽ ἐγὼ γεγαυῖα μέσον θνητοῦ τε θεᾶς τε,

νύμφης δ᾽ ἀθανάτης, πατρὸς δ᾽ αὖ κητοφάγοιο,

μητρόθεν Ἰδογενής, πατρὶς δέ μοί ἐστιν ἐρυθρή

Μάρπησσος, μητρὸς ἱερή, ποταμός τ᾽ Ἀιδωνεύς.

Esto lo compuso enloquecida y poseída por el dios. En otro lugar de sus oráculos dice que era hija de madre inmortal, una de las ninfas del Ida, y de padre mortal. Así dicen sus versos:

Yo he nacido mitad de un mortal y mitad de una diosa,

de una ninfa inmortal y de un padre que se nutre de grandes peces,

por parte de mi madre nacida en el monte Ida, y mi patria es la roja

Marpeso, consagrada a mi madre, por donde corre el río Edoneo.

Pausaniasdescripcion

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Seguimos con la Paideia de Werner Jaeger, cuyo apartado Sócrates, educador, dentro del capítulo II (La herencia de Sócrates), del libro III (En busca del centro divino), páginas 403 a 457 glosamos. Seguimos con las páginas 423 a 427:

No es fácil para nosotros medir en todas sus proporciones históricas el alcance de esta trasformación. Su consecuencia inmediata es la nueva ordenación creadora de los valores que encuentra su fundamentación dialéctica en los sistemas filosóficos de Platón y Aristóteles. Bajo esta forma, es la fuente de todas las culturas posteriores que la filosofía griega ha alumbrado. Pero por muy alta que se valore la arquitectónica conceptual de estos dos grandes pensadores, que reducen a una imagen armónica del mundo el fenómeno socrático para hacerlo más claramente visible al ojo del espíritu y que agrupan todo lo demás en torno a este centro, queda en pie la realidad de que en el principio fue la acción. El llamamiento de Sócrates al «cuidado del alma» fue lo que realmente hizo que el espíritu griego se abriese paso hacia la nueva forma de vida. Si el concepto de la vida, del bíos, que designa la existencia humana, no como un simple proceso temporal, sino como una unidad plástica y llena de sentido, como una forma consciente de vida, ocupa en adelante una posición tan dominante en la filosofía y en la ética, ello se debe, en una parte muy considerable, a la vida real del propio Sócrates. Su vida fue un anticipo del nuevo bíos (βίος = vida), basado por entero en el valor interior del hombre.

Y sus discípulos supieron comprender certeramente que era en esta renovación de la antigua idea del arquetipo —del filósofo como encarnación de un nuevo ideal de vida— donde residía la fuerza más importante de la paideia socrática.

Socrates

Intentemos ahora ver un poco más de cerca cuál era el carácter de esta educación. El hecho de que este cuidado del alma se califique de «servicio de Dios», según las palabras que Platón pone en labios de Sócrates en la Apología, no quiere decir que tenga ningún contenido religioso, en el sentido usual de esta palabra. Por el contrario, el camino seguido por él es un camino excesivamente secular y natural desde el punto de vista cristiano. Ante todo, este cuidado del alma no se traduce, ni mucho menos, en el descuido del cuerpo. Esto no sería posible tratándose de un hombre que había aprendido del médico del cuerpo la necesidad de someter a un «tratamiento» especial al alma, lo mismo la sana que la enferma. Su descubrimiento del alma no significa la separación de ésta del cuerpo, como con tanta frecuencia se afirma faltando a la verdad, sino del dominio de la primera sobre el segundo. Mens sana in corpore sano es una frase que responde a un auténtico sentido socrático.

Sócrates no descuidaba su propio cuerpo ni alababa a quienes lo hacían. Enseñaba a sus amigos a mantener su cuerpo sano por el endurecimiento y hablaba detenidamente con ellos acerca de la dieta más conveniente para lograrlo. Rechazaba la hartura, por entender que era perjudicial para el cuidado del alma. Él, por su parte, llevaba una vida de espartana sencillez.

Tanto Platón como Jenofonte explican la acción educativa de Sócrates, como es natural, partiendo de su antagonismo con los sofistas. Los sofistas eran los maestros de este arte que, presentado bajo esta forma, constituía algo nuevo.

Sócrates parece enlazarse plenamente a ellos, para seguir luego su camino. Aunque la meta a que él aspira es más alta, parte del mismo valle en que ellos se mueven.

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Demócrito y Protágoras (1633-1634), óleo sobre lienzo de 185 x 128 cm., de Salvator Rosa (1615-1673). Museo del Hermitage de San Petersburgo

La παιδεία de los sofistas era una mezcla abigarrada de materias de diverso origen. Su meta era la disciplina del espíritu, pero no existía unanimidad entre ellos en cuanto al saber más indicado para conseguir ese objeto, pues cada uno de ellos seguía estudios especiales y consideraba su disciplina propia como la más conveniente de todas. Sócrates no negaba el valor de ocuparse de todas las cosas que ellos enseñaban, pero su llamamiento al cuidado del alma encierra ya potencialmente un criterio de limitación de los conocimientos recomendados por aquellos educadores…

Por tanto, lo ético vuelve a situarse en el centro del problema, de donde había sido desplazado por el movimiento educativo de los sofistas. Este movimiento había surgido de la necesidad de dar una cultura superior a la alta capa gobernante y de la elevada valoración de los méritos de la inteligencia humana. La finalidad práctica de los sofistas, la formación de hombres de estado y dirigentes de la vida pública, había favorecido esta nueva orientación en una época como aquélla, preocupada fundamentalmente por el éxito. Es Sócrates quien restaura la trabazón entre la cultura espiritual y la cultura moral, Sin embargo, no se crea que opone a la finalidad política de la cultura tal como la concebían los sofistas el ideal apolítico de la pura formación del carácter. A la meta como tal no había por qué tocarla. Esta meta, en una polis griega, tenía que ser siempre la misma necesariamente. Platón y Jenofonte coinciden en que Sócrates era un maestro de política. Sólo así se comprenden su choque con el estado y su proceso.

Pero ¿cuál era la educación política de Sócrates? No podemos atribuirle la utopía política que aparece proclamando en la República de Platón, utopía basada ya por entero en la doctrina platónica de las ideas, ni es verosímil tampoco que Sócrates se considerase en su obra educativa como lo presenta el Gorgias platónico, como el único verdadero estadista de su tiempo, como un estadista al lado de cuyas aspiraciones todas las empresas de los políticos profesionales, encaminadas exclusivamente hacia el logro del poder exterior, era vanidosa obra de artificio.

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José Guillermo Montes Cala (1960-2014)

En esta larguísima serie sobre el poema Hero y Leandro de Museo el Gramático, que glosamos con la ayuda de la traducción y notas de José Guillermo Montes Cala, en su edición de Gredos, llegamos a los versos 309-322:

 

Νὺξ ἦν, εὖτε μάλιστα βαρυπνείοντες ἀῆται

χειμερίαις πνοιῇσιν ἀκοντίζοντες ἰωὰς 310

ἀθρόον ἐμπίπτουσιν ἐπὶ ῥηγμῖνι θαλάσσης.

καὶ τότε δὴ Λείανδρος ἐθήμονος ἐλπίδι νύμφης

δυσκελάδων πεφόρητο θαλασσαίων ἐπὶ νώτων.

ἤδη κύματι κῦμα κυλίνδετο, σύγχυτο δ’ ὕδωρ,

αἰθέρι μίσγετο πόντος, ἀνέγρετο πάντοθεν ἠχὴ 315

μαρναμένων ἀνέμων. Ζεφύρῳ δ’ ἀντέπνεεν εὖρος

καὶ νότος εἰς βορέην μεγάλας ἐφέηκεν ἀπειλάς·

καὶ κτύπος ἦν ἀλίαστος ἐρισμαράγοιο θαλάσσης.

αἰνοπαθὴς δὲ Λέανδρος ἀκηλήτοις ἐνὶ δίναις

πολλάκι μὲν λιτάνευε θαλασσαίην Ἀφροδίτην, 320

πολλάκι δ’ αὐτὸν ἄνακτα Ποσειδάωνα θαλάσσης,

Ἀτθίδος οὐ βορέην ἀμνήμονα κάλλιπε νύμφης.

 

Noche era; cuando los vientos más fuertemente soplan, con sus invernales ráfagas disparando sus venablos a otros vientos, y de consumo se precipitan sobre la rompiente de la mar, en ese preciso momento Leandro, con la esperanza en su habitual esposa, entre terrible estruendo dejábase llevar por la superficie marina. Ya en su rodar una ola daba alcance a otra, y fundía con ella sus aguas. Con el éter uníase el mar. Por doquier surgía el clamor de los vientos en combate: contra el Céfiro soplaba el Euro y el Noto contra el Bóreas profería grandes amenazas. Y el bramido de la sonora mar no tenía fin. El doliente Leandro, en medio de los implacables remolinos, mil veces elevó su súplica a Afrodita y mil veces a Posidón mismo, señor de la mar, ni a Bóreas, olvidadizo de su esposa del Ática (Oritía, raptada por Bóreas), dejó atrás.

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Bóreas llevándose a  Oritía (1822), óleo sobre lienzo de 300 x 228 cm., de Joseph-Ferdinand Lancrenon. Musée Girodet de Montargis (cedido actualmente al Musée de Picardie, de Amiens)

 1. (εὖτε μάλιστα βαρυπνείοντες ἀῆται = Cuando los vientos más fuertemente soplan = 309). Sobre los crueles vientos de la noche, cf. ya Odisea XII, 286 ss.:

ἐκ νυκτῶν δ’ ἄνεμοι χαλεποί, δηλήματα νηῶν,

γίνονται· πῇ κέν τις ὑπεκφύγοι αἰπὺν ὄλεθρον,

ἤν πως ἐξαπίνης ἔλθῃ ἀνέμοιο θύελλα,

ἢ νότου ἢ ζεφύροιο δυσαέος, οἵ τε μάλιστα

νῆα διαῤῥαίουσι, θεῶν ἀέκητι ἀνάκτων;

Por la noche se levantan fuertes vientos, azotes de las naves. ¿A dónde iremos, para librarnos de una muerte cruel, si de súbito viene una borrasca suscitada por el Noto o por el impetuoso Céfiro, que son los primeros en destruir una embarcación hasta contra la voluntad de los soberanos dioses?

Traducción de Lluís Segalà

2(ἀκοντίζοντες ἰωὰς = disparando sus venablos =310). Para esta metáfora, cf. Nono de Panópolis, Dionisíacas, XIII 389 ss.:

… ἄγχι δὲ νήσου

Αἰολίης στόλος ἦλθε σακεσπάλος, ἀλλὰ μανέντος

ἀνδρὸς ἀκοντιστῆρες ἀελλήεντι κυδοιμῷ

ὁλκάδα μαστίζοντες ἐθωρήχθησαν ἀῆται,

συμφερτὴν δονέοντες ἀρηγόνα σύμπνοον αὔρην,

καὶ στρατιὴν καὶ Ψύλλον ἐτυμβεύσαντο θαλάσσῃ.

Hasta la propia isla de Eolo llegó la armada blandiendo sus grandes escudos, mas los vientos flechadores tomaron sus armas, fustigando con ímpetu a aquel hombre enloquecido que había reunido la armada, sacudiendo su flota federada en una tempestad de único aliento y enterraron la armada y a Psilo bajo el mar.

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Céfiro y Aura  – o Cloris– (detalle de El nacimiento de Venus, 1484) óleo sobre lienzo de 278 x 172 cm., de Sandro Botticelli Galleria degli Uffizi, Florencia

Y XXXIX 111ss.:

θωρήξω δ᾿ ἐς ἄρηα καὶ Αἴολον, ὄφρα νοήσω

Εὖρον ἀκοντίζοντα καὶ αἰχμάζοντα Βορῆα,

γαμβρὸν ἐμοῦ προμάχου, Μαραθωνίδος ἅρπαγα νύμφης,

καὶ Νότον Αἰθιοπῆα προασπιστῆρα Λυαίου·

καὶ Ζέφυρος πολὺ μᾶλλον ἀελλήεντι κυδοιμῷ

ὁλκάδας ἀντιβίων δηλήσεται· ἡμετέρου γάρ

εὐνέτιν ῎Ιριν ἔχει Διὸς ἄγγελον...

 

Acorazaré igualmente a Eolo para la guerra, a fin de que pueda ver al Euro lanzando flechas, arrojando lanzas al Bóreas, que es yerno de mi capitán y robador de la novia de Maratón, y a Noto el etíope defendiendo con el escudo a Lieo. Y Céfiro habrá de destruir aun con más brío los barcos de los enemigos en una batalla tempestuosa, pues cuenta con Iris, la mensajera de mi Zeus, como compañera de lecho.

La traducción es de David Hernández de la Fuente, en Gredos.

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Eolo (principios del siglo XVII), óleo sobre lienzo de 140 x 126 cm., de Pedro Pablo Rubens. Museo del Prado, Madrid

3. (ἤδη κύματι κῦμα κυλίνδετο = Ya en su rodar una ola daba alcance a otra = 314). Iliada XI 307; aquí 305-308:

ὡς ὁπότε νέφεα Ζέφυρος στυφελίξῃ

ἀργεστᾶο Νότοιο βαθείῃ λαίλαπι τύπτων·

πολλὸν δὲ τρόφι κῦμα κυλίνδεται, ὑψόσε δ’ ἄχνη

σκίδναται ἐξ ἀνέμοιο πολυπλάγκτοιο ἰωῆς·

Como el Céfiro agita y se lleva en furioso torbellino las nubes que el veloz Noto reuniera y gruesas olas se levantan y la espuma llega a lo alto por el soplo del errabundo viento.

Traducción de Lluís Segalà.

4. (καὶ νότος εἰς βορέην μεγάλας ἐφέηκεν ἀπειλάς = el Noto contra el Bóreas profería grandes amenazas = 317). Odisea V 331 s.:

ἄλλοτε μέν τε νότος βορέῃ προβάλεσκε φέρεσθαι,

ἄλλοτε δ’ αὖτ’ εὖρος ζεφύρῳ εἴξασκε διώκειν.

unas veces el Noto la arrojaba al Bóreas, para que se la llevase, y en otras ocasiones el Euro la cedía al Céfiro a fin de que este la persiguiera.

5. (πολλάκι μὲν λιτάνευε = Mil veces elevó su súplica = 320). La plegaria de Leandro en las aguas es similar a la de Odiseo en Odisea V, 445 s.:

«κλῦθι, ἄναξ, ὅτις ἐσσί· πολύλλιστον δέ σ’ ἱκάνω

φεύγων ἐκ πόντοιο Ποσειδάωνος ἐνιπάς.

αἰδοῖος μέν τ’ ἐστὶ καὶ ἀθανάτοισι θεοῖσιν,

ἀνδρῶν ὅς τις ἵκηται ἀλώμενος, ὡς καὶ ἐγὼ νῦν

σόν τε ῥόον σά τε γούναθ’ ἱκάνω πολλὰ μογήσας.

ἀλλ’ ἐλέαιρε, ἄναξ· ἱκέτης δέ τοι εὔχομαι εἶναι.

-¡Óyeme, oh soberano, quienquiera que seas! Vengo a ti, tan deseado, huyendo del ponto y de las amenazas de Poseidón. Es digno de respeto aun para los inmortales dioses el hombre que se presenta errabundo, como llego ahora a tu corriente y a tus rodillas después de pasar muchos trabajos. ¡Oh, rey, apiádate de mi, ya que me glorío de ser tu suplicante!

Traducción de Lluís Segalà.

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Odiseo en la corte de Alcínoo (1814-1815), óleo sobre lienzo de 58o  x 380 cm., de Francesco Hayez. Galería Naciona de Capodimonte, Nápoles

Cf. también la súplica de Leandro a las olas en Marcial, Libro de los espectáculos XXIX:

XXVb

Cum peteret dulces audax Leandros amores

Et fessus tumidis iam premeretur aquis,

Sic miser instantes adfatus dicitur undas:

“Parcite dum propero, mergite cum redeo.”

XXV b Leandro sobre las olas

Dirigiéndose el audaz Leandro hacia sus dulces amores y, cansado, viéndose apurado por lo encrespado de las aguas, se dice que el desgraciado dirigió esta súplica a las amenazantes olas: “Perdonadme cuando tengo prisa por llegar, sumergidme cuando vuelva”.

Y Epigramas XIV, 181:

CLXXXI Leandros marmoreus

Clamabat tumidis audax Leandros in undis:

“Mergite me, fluctus, cum rediturus ero.”

CLXXXI Leandro marmóreo

Clamaba el audaz Leandro en las húmedas olas: “Sumergidme, olas, cuando haya de regresar”.

Traducción de José Guillén, en Institución “Fernando el Católico” (CSIC), Zaragoza, 2004).

epigramas-marcial-guillen

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plutarco-oraculos

Comenzamos en el primer capítulo de esta serie a hablar sobre el adjetivo sibilino y trazamos su relación, lógicamente, con la Sibila, esa mujer sabia, o profetisa, a la que los antiguos griegos y romanos atribuyeron espíritu profético. Asimismo, aportamos textos de Platón y Aristófanes, que hablan de una sola Sibila.

Seguimos, pues, con algunas fuentes sobre la Sibila.

Parece que ni Plutarco, Los oráculos de la Pitia 10:

“ἰχνοσκοποῦντι καὶ στιβεύοντι διὰ τῶν εὐλόγων τὸ μέλλον ὅμοιός ἐστι. Σίβυλλαι δ᾽αὗται καὶ Βάκιδες ὥσπερ εἰς πόντον ἀτεκμάρτως τὸν χρόνον κατέβαλον καὶ διέσπειραν ὡς ἔτυχε παντοδαπῶν ὀνόματα καὶ ῥήματα παθῶν καὶ συμπτωμάτων: οἷς, γιγνομένων ἐνίων ἀπὸ τύχης, ὁμοίως ψεῦδός ἐστι τὸ νῦν λεγόμενον, κἂν ὕστερον ἀληθές, εἰ τύχοι, γένηται.”

se asemeja a aquel que le sigue la pista y rastrea el futuro por medio de probabilidades, mientras que esas Sibilas y Bácides dejan caer indiscriminadamente a lo largo del tiempo como en un océano y diseminan según cuadra palabras y frases de sucesos y acon­tecimientos de todas clases; a propósito de los cuales, aunque algunos lleguen a ocurrir por casualidad de un modo semejante, es mentira lo que en el momento presente se dice, aun cuando más tarde, si cuadra, llegue a ser verdad.»

(Traducción de José Antonio Fernández Delgado en Gredos)

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ni el pasaje del Pseudo-Aristóteles, en Problémata XXX, 954a 36, que Plutarco parece tener presente, donde se menciona a éstas y aquéllos junto con “todos los inspirados” son una excepción a esta existencia de una sola Sibila. Éste es el texto pseudo-aristotélico:

τοῖς μὲν οὖν πολλοῖς ἀπὸ τῆς καθ᾿ ἡμέραν τροφῆς ἐγγινομένη οὐδὲν τὸ ἦθος ποιεῖ διαφόρους, ἀλλὰ μόνον νόσημά τι μελαγχολικὸν ἀπειργάσατο. ὅσοις δὲ ἐν τῷ φύσει συνέστη κρᾶσις τοιαύτη, εὐθὺς οὗτοι τὰ ἤθη γίνονται παντοδαποί, ἄλλος κατ᾿ ἄλλην κρᾶσιν· οἷον ὅσοις μὲν πολλὴ καὶ ψυχρὰ ἐνυπάρχει, νωθροὶ καὶ μωροί, ὅσοις δὲ λίαν πολλὴ καὶ θερμή, μανικοὶ καὶ εὐφυεῖς καὶ ἐρωτικοὶ καὶ εὐκίνητοι πρὸς τοὺς θυμοὺς καὶ τὰς ἐπιθυμίας, ἔνιοι δὲ καὶ λάλοι μᾶλλον. πολλοὶ δὲ καὶ διὰ τὸ ἐγγὺς εἶναι τοῦ νοεροῦ τόπου τὴν θερμότητα ταύτην νοσήμασιν ἁλίσκονται μανικοῖς ἢ ἐνθουσιαστικοῖς, ὅθεν Σίβυλλαι καὶ Βάκιδες καὶ οἱ ἔνθεοι γίνονται πάντες, ὅταν μὴ νοσήματι γένωνται ἀλλὰ φυσικῇ κράσει.

 Así pues, a la mayoría de la gente la bilis que se produce del alimento diario no les hace diferentes de carácter, sino solo les provoca alguna enfermedad de la bilis negra. Sin embargo, aquellos cuyo temperamento se conformó así por naturaleza, estos son desde siempre de caracteres variados, de acuerdo con el temperamento diferente de cada uno. Por ejemplo, aquellos cuya bilis negra es abundante y fría son perezosos y estúpidos; los que la tienen demasiado abundante y caliente son extravagantes, de buenas dotes, enamoradizos y fácilmente se dejan llevar por sus impulsos y deseos; algunos son también muy charlatanes. Muchos, incluso, por el hecho de que este calor se encuentra cerca de la zona del intelecto, caen afectados por las enfermedades de la locura o de la posesión divina, de donde las sibilas, los adivinos y todos los poseídos por la divinidad, cuando su disposición no proviene de una enfermedad sino de un temperamento natural.

La traducción es de Ester Sánchez Millán, en Gredos.

 

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Busto de Heráclito, Museos Capitolinos (Roma)

La siguiente fuente clásica es el fragmento 92 de Heráclito:

Οὐχ ὁρᾶις .., ὅσην χάριν ἔχει τὰ Σαπφικὰ μέλη, κηλοῦντα καὶ καταθέλγοντα τοὺς ἀκροωμένους; Σίβυλλα δὲ μαινομένωι στόματι καθ᾿ ῾Ηράκλειτον ἀγέλαστα καὶ ἀκαλλώπιστα καὶ ἀμύριστα φθεγγομένη χιλίων ἐτῶν ἐξικνεῖται τῆι φωνῆι διὰ τὸν θεόν.

¿No ves… cuánta gracia tienen los cantos de Safo, que encantan y seducen a los que los escuchan? La Sibila, en cambio, según Heráclito, con su boca delirante profiriendo palabras sin risas y sin adornos y sin perfumes, traspasa con su voz miles de años por virtud del dios.

Traducción italiana de Rodolfo Mondolfo, a su vez traducida al español por Oberdan Caletti.

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Y, puesto que hemos citado a Heráclito, traemos ahora un texto de Clemente de Alejandría, Strómata (Στρώματα, o Στρωμάτεις) I, XXI, 70, en el que se cita a Heráclito y, en concreto, este pasaje que acabamos de ofrecer.

Strómata puede traducirse por Mosaicos, Miscelánea o Mezclas, por lo compuesto y abigarrado de su contenido. En efecto, el término Stromata, que algunos traducen por “tapiz”, puede tener diversos significados. Era un título corriente en aquellos tiempos, «que permitía a los autores tratar de las más variadas cuestiones sin tener que sujetarse a un orden estricto”.

῾Ηράκλειτος γὰρ οὐκ ἀνθρωπίνως φησίν, ἀλλὰ σὺν θεῷ <τὸ> μέλλον Σιβύλλῃ πεφάνθαι. φασὶ γοῦν ἐν Δελφοῖς παρὰ τὸ βουλευτήριον δείκνυσθαι πέτραν τινά. ἐφ’ ἧς λέγεται καθίζεσθαι τὴν πρώτην Σίβυλλαν ἐκ τοῦ ῾Ελικῶνος παραγενομένην ὑπὸ τῶν Μουσῶν τραφεῖσαν. ἔνιοι δέ φασιν ἐκ Μαλιέων ἀφικέσθαι Λαμίας οὖσαν θυγατέρα τῆς Ποσειδῶνος.

70.3. Heráclito, por su parte, dice que lo futuro se manifiesta a la Sibila no humanamente, sino merced a Dios. Así, dice él, en Delfos, junto a la sala del Consejo, se puede ver una piedra sobre la que, se dice, se sentó la primera Sibila, después de haber salido del Helicón y de ser alimentada por las Musas. Otros, sin embargo, afirman que vino del [monte] Manlio y era hija de Lamia, a su vez hija de Poseidón.

 

Σαραπίων δὲ ἐν τοῖς ἔπεσι μηδὲ ἀποθανοῦσαν λῆξαι μαντικῆς φησι τὴν Σίβυλλαν, καὶ τὸ μὲν εἰς ἀέρα χωρῆσαν αὐτῆς μετὰ τελευτήν, τοῦτ᾿ εἶναι τὸ ἐν φήμαις καὶ κληδόσι μαντευόμενον, <ἐκ> δὲ τοῦ εἰς γῆν μεταβαλόντος σώματος πόας ὡς εἰκὸς ἀναφυείσης, ὅσα ἂν αὐτὴν ἐπινεμηθῇ θρέμματᾳ κατ᾿ ἐκεῖνον δήπουθεν γενόμενα τὸν τόπον, ἀκριβῆ τὴν διὰ τῶν σπλάγχνων τοῖς ἀνθρώποις προφαίνειν τοῦ μέλλοντος δήλωσιν γράφει, τὴν δὲ ψυχὴν αὐτῆς εἶναι τὸ ἐν τῇ σελήνῃ φαινόμενον πρόσωπον οἴεται. Τάδε μὲν περὶ Σιβύλλης

 70.4. Sarapión dice en su poema que la Sibila no deja de profetizar incluso después de muerta, porque lo que de ella se esfumó por los aires después de su muerte andaba todavía vaticinando con señales y presagios; y de su cuerpo, descompuesto en la tierra, crece una hierba, como es natural, y escribe que cuantos animales, allegados sin duda a aquel lugar, la comen, también predicen con exactitud la indicación del futuro a los hombres por medio de las entrañas; y supone que el alma de la Sibila es el rostro que aparece en la luna.

stromata

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