En este capítulo finalizamos el repaso de la presencia de Creso en la Biblioteca Histórica de Diodoro Sículo. Seguimos con IX, 31:
Ὅτι Κῦρος ὁ τῶν Περσῶν βασιλεὺς παραγενηθεὶς μετὰ πάσης δυνάμεως εἰς τὰ τῆς Καππαδοκίας στενά, ἀπέστειλε κήρυκας πρὸς τὸν Κροῖσον τήν τε δυναστείαν αὐτοῦ κατασκεψομένους καὶ δηλώσοντας ὅτι Κῦρος αὐτὸν ἀφίησι τῶν πρότερον ἁμαρτημάτων καὶ Λυδίας καθίστησι σατράπην, ἂν ἐπὶ θύρας γενόμενος ὁμοίως τοῖς ἄλλοις ὁμολογῇ δοῦλος εἶναι. Πρὸς οὓς ὁ Κροῖσος ἀπεκρίθη, διότι προσηκόντως ἂν Κῦρος καὶ Πέρσαι Κροίσῳ δουλεύειν ὑπομένοιεν· ἐκείνους μὲν γὰρ τὸν ἔμπροσθεν χρόνον διατετελεκέναι Μήδοις δουλεύοντας, αὐτὸν δὲ οὐδέποτε πεποιηκέναι τὸ προσταττόμενον ὑφ’ ἑτέρου.
Ciro, rey de los persas, habiendo llegado con todo su ejército a los desfiladeros de Capadocia, envió heraldos ante Creso para explorar su poder y anunciar que Ciro le perdonaría sus primeros errores y le nombraría sátrapa de Lidia, si presentándose ante su puerta se declaraba, como los demás, su esclavo. A éstos respondió Creso que mejor Ciro y los persas deberían ser sus esclavos, pues ellos con anterioridad habían sido esclavos de los medos, mientras que él jamás había estado a las órdenes de otro.
Llega ahora IX, 31:
Ὅτι φασὶ τὸν Κροῖσον πρὸ τοῦ πρὸς Κῦρον πολέμου πέμψαι θεωροὺς εἰς Δελφοὺς ἐπερωτήσοντας, πῶς ἂν ὁ υἱὸς αὐτοῦ δύναιτο φωνὴν προέσθαι. Τὴν δὲ Πυθίαν εἰπεῖν,
Λυδὲ γένος, πολλῶν βασιλεῦ, μέγα νήπιε Κροῖσε,
μὴ βούλου πολύευκτον ἰὰν κατὰ δώματ’ ἀκούειν
παιδὸς φθεγγομένου· τὸ δέ σοι πολὺ λώιον ἀμφὶς
ἔμμεναι· αὐδήσει γὰρ ἐν ἤματι πρῶτον ἀνόλβῳ.
Ὅτι δεῖ τὴν εὐτυχίαν μετρίως φέρειν καὶ μὴ πεποιθέναι ταῖς ἀνθρωπίναις εὐπραξίαις ἐν μικρᾷ ῥοπῇ μεγάλας μεταβολὰς λαμβανούσαις.
Dicen que Creso, antes de la guerra contra Ciro, envió emisarios s Delfos para preguntar cómo podría recobrar su hijo la voz, y que la Pitia respondió:
“Hijo de Lidia, rey de muchos pueblos, Creso, grandísimo necio,
No pretendas oír en tu morada el tono anhelado de la voz de tu hijo.
Más te vale que eso quede lejos, pues a hablar comenzará en un funesto día”.
Hay que soportar con moderación la fortuna y no poner la confianza en las prosperidades humanas que, en un abrir y cerrar de ojos, traen grandes cambios.
Ὅτι μετὰ τὸ γενέσθαι αἰχμάλωτον Κροῖσον καὶ τὴν πυρὰν σβεσθῆναι, ἰδὼν τὴν πόλιν διαρπαζομένην καὶ πρὸς τοῖς ἄλλοις πολὺν ἄργυρόν τε καὶ χρυσὸν διαφορούμενον, ἐπηρώτησε τὸν Κῦρον, “τί ποιοῦσιν οἱ στρατιῶται”. Τοῦ δὲ μετὰ γέλωτος ἀποκριθέντος ὡς “Τὰ σὰ χρήματα διαρπάζουσι”, “Μὰ Δία μὲν οὖν”, εἶπεν, “ἀλλὰ τὰ σά Κροίσου γὰρ ἴδιον οὐκέτι οὐθὲν ὑπάρχει.” Ὁ δὲ Κῦρος θαυμάσας τὸν λόγον εὐθὺς μετενόησε καὶ τοὺς στρατιώτας ἀνείρξας τῆς διαρπαγῆς εἰς τὸ βασιλικὸν ἀνέλαβε τὰς τῶν Σαρδιανῶν κτήσεις.
Después de convertirse en prisionero de Ciro y estando ya prendida la pira, viendo que la ciudad era víctima del pillaje y que mucha plata y oro, además de otras cosas, eran tomados, preguntó a Ciro: “¿Qué hacen los soldados?”. Y Ciro respondió riendo: “Se llevan tus riquezas”. “Pero, ¡por Zeus!”, dijo Creso, “son las tuyas, pues Creso ya no posee nada en propiedad”. Y Ciro, asombrándose de estas palabras, se arrepintió y conteniendo a sus soldados en el pillaje trasladó a su palacio las riquezas de Sardes.
Y el final de Diodoro Sículo es el capítulo 34 del libro IX de su Biblioteca Histórica:
Ὅτι Κῦρος εὐσεβῆ νομίσας εἶναι τὸν Κροῖσον διὰ τὸ καταρραγῆναι ὄμβρον καὶ σβέσαι τὴν φλόγα, καὶ διὰ μνήμης ἔχων τὴν Σόλωνος ἀπόκρισιν, μεθ’ ἑαυτοῦ περιήγετο τὸν Κροῖσον ἐντίμως. Μετέδωκε δὲ αὐτῷ καὶ τοῦ συνεδρίου, διαλαμβάνων ὑπάρχειν συνετόν, ὡς ἂν πολλοῖς καὶ πεπαιδευμένοις καὶ σοφοῖς ἀνδράσι συμβεβιωκότα.
Ciro, pensando que Creso era piadoso porque había caído un torrente de lluvia y había apagado la hoguera, y acordándose de la respuesta de Solón, llevó consigo a Creso con todos los honores. Lo admitió en su consejo, pensando que era prudente porque había vivido con muchos hombres educados y sabios.
Y llegamos ya al objetivo de nuestra serie. Queda tan lejano el capítulo primero que convendría recordar las palabras con las que se iniciaba esta serie sobre Creso. Éstas eran:
Ya dijimos que volveríamos a Aulo Gelio y sus Noctes Atticae. Ahora lo hacemos para ofrecer un episodio que Aulo Gelio toma del historiador Heródoto, relativo a la mudez de un hijo del rey lidio Creso. “Soldado, no mates a Creso”, es la traducción del título de nuestros artículos. No desvelamos ahora quien las pronuncia, pero lo primero que debemos hacer es ubicar al personaje.
Templo de Artemisa en Éfeso, cuya construcción inició Creso de Lidia
Y, finalmente, tras repasar las fuentes que se ocupan de Creso, a saber, Plutarco (Sobre la malevolencia de Heródoto, 18 y Solón, 27), Heródoto (Historias I, capítulos 6-22, 26-55, 69-93), Baquílides (Oda Tercera a Hierón de Siracusa), Jenofonte (Ciropedia VII, 2, 1-29 y VIII, 2, 15-23), Claudio Eliano, Fragmento 67 (23-24) de Περὶ θείων ἐναργειῶν (Sobre las manifestaciones divinas) en la edición de Jacoby, Diodoro Sículo (Biblioteca Histórica IX, 2, 27, 31, 33 y 34) y la Suda (entradas kappa 2497, 2498 y 2500) – no están todas, pues nos ha faltado Ctesias de Cnido, pero creo que han sido suficientes para ofrecer una visión sobre el rey de Lidia -, llegamos al objetivo primero de nuestra serie.
Decíamos que todo empezó con un Aulo Gelio y sus Noches Áticas, y en concreto el capítulo IX del libro V, que aquí tenemos:
Historia de Croesi filio sumpta ex Herodoti libris.
1 Filius Croesi regis, cum iam fari per aetatem posset, infans erat et, cum iam multum adolevisset, item nihil fari quibat. 2 Mutus adeo et elinguis diu habitus est. Cum in patrem eius bello magno victum et urbe, in qua erat, capta hostis gladio educto regem esse ignorans invaderet, diduxit adulescens os clamare nitens eoque nisu atque impetu spiritus vitium nodumque linguae rupit planeque et articulate elocutus est clamans in hostem, ne rex Croesus occideretur. 3 Tum et hostis gladium reduxit, et rex vita donatus est, et adulescens loqui prorsum deinceps incepit. 4 Herodotus in historiis huius memoriae scriptor est, eiusque verba sunt, quae prima dixisse filium Croesi refert: ῎Ανθρωπε, μὴ κτεῖνε Κροῖσον. 5 Sed et quispiam Samius athleta, – nomen illi fuit ᾿Εχεκλοῦς – cum antea non loquens fuisset, ob similem dicitur causam loqui coepisse. 6 Nam cum in sacro certamine sortitio inter ipsos et adversarios non bona fide fieret et sortem nominis falsam subici animadvertisset, repente in eum, qui id faciebat, videre sese, quid faceret, magnum inclamavit. Atque is oris vinculo solutus per omne inde vitae tempus non turbide neque adhaese locutus est.