Nicoletta decidió que, efectivamente, el consejo de Horacio era muy bueno. No obstante, decidió acabar de leer los otros cuatro textos, con sus correspondientes cuestionarios, antes de empezar a buscar las respuestas y redactar el trabajo. Estaba contenta porque algunas preguntas, sin necesidad de buscar en enciclopedias, libros, o en los enlaces de Internet que el señor Süssmayer les daba, las sabía responder.
Se alegró de haber leído el verano pasado un libro sobre mitología clásica que le regalaron sus padres. De él recordaba nombres de personajes como Héctor, Eneas, Deyanira o Quirón.
Después de echar una ojeada a las montañas alpinas que podía divisar desde la habitación de su casa de Bolzano y suspirar profundamente, siguió leyendo el trabajo de “il rospo”.
Texto 5
Mira a Tiresias, que mudó de aspecto
al hacerse mujer siendo varón
cambiándose los miembros uno a uno;
y después, golpear debía antes
las unidas serpientes, con la vara,
que sus viriles plumas recobrase.
Cuestionario:
- ¿Quién era Tiresias?
- ¿En qué episodios de la mitología destaca?
- ¿A qué hecho, que afecta a Tiresias y a unas serpientes, se refiere este fragmento?
- ¿Qué compositor francés compuso una ópera, basada en el texto de un escritor surrealista también francés, sobre este singular hecho?
- ¿En qué tragedias de Sófocles tiene un papel importante Tiresias?
Texto 6
Así los grandes sabios aseguran
que muere el Fénix y después renace,
cuando a los cinco siglos ya se acerca:
no pace en vida cebada ni hierba,
sólo de incienso lágrimas y amomo,
y nardo y mirra son su último nido.
Cuestionario:
- Haz un resumen del mito del Fénix.
- ¿En qué autor clásico, aparecido en un texto anterior, podemos leer su mito?
- Un historiador griego, de Halicarnaso, en el libro II, capítulo LXXIII, también te dará información sobre el Félix.
Texto 7
Me respondió: «Allí dentro se tortura
a Ulises y a Diomedes, y así juntos
en la venganza van como en la ira;
y dentro de su llama se lamenta
del caballo el ardid, que abrió la puerta
que fue gentil semilla a los romanos.
Se llora la traición por la que, muerta,
aún Daidamia se duele por Aquiles,
y por el Paladión se halla el castigo.»
«Si pueden dentro de aquellas antorchas
hablar ‑le dije‑ pídote, maestro,
y te suplico, y valga mil mi súplica
que no me impidas que aguardar yo pueda
a que la llama cornuda aquí llegue;
mira cómo a ellos lleva mi deseo.»
Y él me repuso: «Es digno lo que pides
de mucha loa, y yo te lo concedo;
pero procura reprimir tu lengua.
Déjame hablar a mí, pues que comprendo
lo que quieres; ya que serán esquivos
por ser griegos, tal vez, a tus palabras.»
Cuando la llama hubo llegado a donde
lugar y tiempo pareció a mi guía,
yo le escuché decir de esta manera:
«¡Oh vosotros que sois dos en un fuego,
si os merecí, mientras que estaba vivo,
si os merecí, bien fuera poco o mucho,
cuando altos versos escribí en el mundo,
no os alejéis; mas que alguno me diga
dónde, por él perdido, halló la muerte.»
El mayor cuerno de la antigua llama
empezó a retorcerse murmurando,
tal como aquella que el viento fatiga;
luego la punta aquí y acá moviendo,
cual si fuese una lengua la que hablara,
fuera sacó la voz, y dijo: «Cuando
me separé de Circe, que sustrajó-
me más de un año allí junto a Gaeta,
antes de que así Eneas la llamase,
ni la filial dulzura, ni el cariño
del viejo padre, ni el amor debido,
que debiera alegrar a Penélope,
vencer pudieron el ardor interno
que tuve yo de conocer el mundo,
y el vicio y la virtud de los humanos;
mas me arrojé al profundo mar abierto,
con un leño tan sólo, y la pequeña
tripulación que nunca me dejaba.
Un litoral y el otro vi hasta España,
y Marruecos, y la isla de los sardos,
y las otras que aquel mar baña en torno.
Viejos y tardos ya nos encontrábamos,
al arribar a aquella boca estrecha
donde Hércules plantara sus columnas,
para que el hombre más allá no fuera:
a mano diestra ya dejé Sevilla,
y la otra mano se quedaba Ceuta.»
«Oh hermanos ‑dije‑, que tras de cien mil
peligros a occidente habéis llegado,
ahora que ya es tan breve la vigilia
de los pocos sentidos que aún nos quedan,
negaros no queráis a la experiencia,
siguiendo al sol, del mundo inhabitado.
Considerar cuál es vuestra progenie:
hechos no estáis a vivir como brutos,
mas para conseguir virtud y ciencia.»
A mis hombres les hice tan ansiosos
del camino con esta breve arenga,
que no hubiera podido detenerlos;
y vuelta nuestra proa a la mañana,
alas locas hicimos de los remos,
inclinándose siempre hacia la izquierda.
Del otro polo todas las estrellas
vio ya la noche, y el nuestro tan bajo
que del suelo marino no surgía.
Cinco veces ardiendo y apagada
era la luz debajo de la luna,
desde que al alto paso penetramos,
cuando vimos una montaña, oscura
por la distancia, y pareció tan alta
cual nunca hubiera visto monte alguno.
Nos alegramos, mas se volvió llanto:
pues de la nueva tierra un torbellino
nació, y le golpeó la proa al leño.
Le hizo girar tres veces en las aguas;
a la cuarta la popa alzó a lo alto,
bajó la proa ‑como Aquél lo quiso-
hasta que el mar cerró sobre nosotros.
Cuestionario:
- ¿Por qué van juntos Ulises y Diomedes?
- ¿A qué se refiere la expresión “ del caballo el ardid”?
- ¿Qué quiere decir “que fue gentil semilla a los romanos?
- ¿Quién era Daidamía y qué ocurrió con ella? ¿Quién fue su hijo?
- ¿Qué es el Paladión? ¿Cuál es su origen? ¿Quién lo robó? ¿Qué consecuencias tuvo?
- ¿Quién es Circe? ¿Qué es Gaeta? ¿De dónde viene ese nombre que, según leemos, le puso Eneas?
- ¿Quién es el viejo padre? ¿Qué quiere decir “el ardor interno que tuve yo de conocer el mundo”?
- ¿Cuál es el profundo mar abierto? ¿Qué viaje se describe entre “un litoral… y Ceuta”?
- ¿Qué otro viaje emprende a partir de la expresión “y vuelta nuestra proa a la mañana”?
- ¿Qué significa “del otro polo todas las estrellas vio ya la noche”?
- ¿Qué montaña es la que “vimos”? A quién se refiere con “Aquél”?
Texto 8
Cuando Juno por causa de Semele
odio tenia a la estirpe tebana,
como lo demostró en tantos momentos,
Atamante volvióse tan demente,
que, viendo a su mujer con los dos hijos
que en cada mano a uno conducía,
gritó: «¡Tendamos redes, y atrapemos
a la leona al pasar y a los leoncitos!»;
y luego con sus garras despiadadas.
agarró al que Learco se llamaba,
le volteó y le dio contra una piedra;
y ella se ahogó cargada con el otro.
Y cuando la fortuna echó por tierra
la soberbia de Troya tan altiva,
tal que el rey junto al reino fue abatido,
Hécuba triste, mísera y cautiva,
luego de ver a Polixena muerta,
y a Polidoro allí, junto a la orilla
del mar, pudo advertir con tanta pena,
desgarrada ladró tal como un perro;
tanto el dolor su mente trastornaba.
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Y yo dije: “¿Quién son los dos mezquinos
Que humean, cual las manos en invierno,
Apretados yaciendo a tu derecha?”
“Aquí los encontré, y no se han movido
-me repuso- al llover yo en este abismo
ni eternamente creo que se muevan.
Una es la falsa que acusó a José;
otro el falso Sinón, griego de Troya:
por una fiebre aguda tanto hieden.»
Cuestionario:
- ¿Por qué tenia Juno odio a la estirpe tebana? ¿Quién era Semele? Ovidio en Metamorfosis III, 253 a 315 te puede ayudar.
- ¿Quién era Atamante? ¿Quién era su mujer? ¿Por qué se volvió demente y cómo?
- ¿Quién es Hécuba? ¿Quién es Polixena y cómo murió? ¿Quién era Polidoro y cómo murió?
- ¿Por qué se dice que Hécuba “ladró tal como un perro”? Lee Metamorfosis, XII 399-575, y más concretamente en los versos 565 a 570.
- ¿Quién es la falsa que acusó a José? ¿Y quién es José? Puedes leerlo aquí.
- ¿Quién es Sinón y con qué hecho ya antes mencionado está relacionado?
Tras leer los textos y sus cuestionarios, Nicoletta volvió a suspirar, cerró los ojos durante unos momentos, como para tomar fuerzas mentalmente, y se sentó en su mesa de trabajo.