En en análisis de la obra straussiana vamos con la obertura, que sólo dura 2 minutos y 20 segundos, más o menos. Para este artículo de la serie hemos utilizado el magnífico trabajo de la Fundación del Teatro La Fenice de Venecia.
Aquí tenemos la primera entrega de una versión en la que podemos seguir la partitura. La obertura va de 0′ 05″ a 2′ 28″
Los primeros compases son un retrato del personaje del compositor, y se forman de la unión de dos temas distintos. El ímpetu pasional y el perfil ascendente del primer tema son una imagen del ardor de la juventud y la pulsión erótica de este papel in travesti, interpretado por una mezzosoprano, mientras que el segundo tema de tendencia sollozante, se relaciona con su derrota ante la imposibilidad de realizar sus propios ideales estéticos. A hacer de contrapunto al segundo motivo, que, como veremos más adelante, aparece en la Ópera, suena en los fagots y trompas un místico tema ascendente que anunciará la entrada en escena de Baco y que llamaremos el «motivo de la muerte”.
Poco después es expuesto un tercer tema, un oscilante motivo de tresillos, que por comodidad llamaremos la «metamorfosis de Ariadna» y que volverá al final de la Ópera, cuando la protagonista creerá que pasa a la otra vida.
La segunda exposición de este motivo es objeto de contrapunto por el oboe con una nueva línea melódica, también derivada de la escena de la «metamorfosis» de Ariadna; Baco la entonará a pleno pulmón, cuando descubrirá en sí mismo la naturaleza divina. Después de la presentación de los personajes serios de la obra – el compositor y sus dos “criaturas” musicales, Ariadna y Baco – es el turno de los personajes cómicos. Un compás después los fagotes entonan lo que puede describirse como el tema principal de la farsa La infiel Zerbinetta, que se verá inserta en la ópera Arianna. El motivo domina el quinteto de los comediantes del arte inmediatamente después del monólogo de Ariadna; repetido una y otra vez en tal circunstancia y retomado en varias ocasiones incluso en el Vorspiel, este pequeño motivo vocal está destinado, como prevé el Maestro de Danza, a ser tarareado por los Señores en sus carruajes a la salida del teatro.
El retorno del primer tema del compositor es truncado por la entrada de un siguiente tema de la Ópera, que podemos definir como el tema de la exaltación del amor y la muerte de Baco y Ariadna, tras el cual se escucha de nuevo el motivo b, segunda parte del tema del compositor. Todavía un nuevo tema hace su aparición en estas densísimos compases del preludio: es el tema del ballet de las máscaras, tras el aria de Zerbinetta, expresión de la coquetería de este personaje.
A partir de este momento, el contrapunto se espesa, y los temas hasta ahora descritos se solapan salvajemente, como actores que luchan por conquistar la escena. Sin embargo, Strauss encuentra una manera de insertar todavía otros dos temas clave de la Ópera: el que podría llamarse «del mensajero», aquí un poco alterado, vinculado a Ariadna que espera al mensajero de la muerte y el tema del Rondó de Zerbinetta, entonado al final de su larga aria.
A pesar de la aparente complejidad, esta introducción orquestal cumple muy bien su papel tanto desde el punto de vista tanto dramático como del estrictamente musical. Presentando, de hecho, los temas principales de la obra, la introducción se destaca como una especie de epítome de ambos actos; Por otro lado, el hecho de que sea durchkomponiert y se base en el principio constructivo del contrapunto y de la elaboración temática de breves motivos melódicos anuncia el procedimiento compositivo del Vorspiel, en el que, a diferencia de la Ópera, faltan casi por completo los números cerrados y el ritmo dramático progresa con rapidez, sostenido por una continua sucesión y superposición de temas musicales recurrentes, ligados unas veces a un personaje, otras a una situación escénica.
Aquí tenemos la obra completa en una grabación con Karl Böhm como director y grandes figuras del canto centroeuropeas como Gundula Janowitz, Edita Gruberova, Trudeliese Schmidt, Walter Berry y René Kollo. La obertura va de 2′ 42″ a 5′ 00″
Sinopsis:
Prólogo:
En el palacio del hombre más rico de Viena se está preparando la representación de una ópera sobre el mito de Ariadna abandonada, escrita para ser escuchada por la noche por el joven compositor, discípulo del maestro de música al servicio de la casa; se trata de una generoso regalo del amo a sus notables invitados.
Con gran consternación, el Maestro de música se entera por boca del mayordomo (papel hablado), portavoz del ausente señor, que después de la ópera seria está prevista una farsa musical. A sus indignadas objeciones, el mayordomo – que considera a los músicos como siervos del más bajo rango – replica secamente que el propietario de la casa no acepta imposiciones: el programa de la noche está incontestablemente establecido.
Continúan los preparativos para las dos representaciones: un Lacayo acompaña a un Oficial de Zerbinetta, el tenor que deberá representar el papel de Baco maltrata al peluquero. El Compositor encuentra a Zerbinetta y queda fascinado, pero es puesto en guardia inmediatamente por el Maestro de música: él mismo se las verá con los comediantes en la inoportuna próxima farsa.
Por su parte, también los comediantes están muy descontentos con la idea de actuar después de una aburrida ópera seria; piden, por ello, comenzar la velada con su arlequinada. Interviene el Mayordomo que cambia de nuevo las cartas en la mesa: el dueño de la casa quiere ahora que la ópera y la farsa se representen al mismo tiempo, para que el siguiente espectáculo de fuegos artificiales pueda comenzar puntualmente a las nueve. A la consternación del compositor, el Maestro de música contrapone el decisivo elemento de la compensación económica; el Maestro de danza de la compañía de comediantes observa, a su vez, que no es ciertamente la primera vez que un músico se baja a aceptar similares compromisos.
El Maestro de música hace malabares con la Prima Donna y el Tenor asegurando a la primera que ha cortado la parte del otro y viceversa.
El Maestro de danza, explica, mientras tanto, a Zerbinetta el tema de la ópera seria: la princesa Ariadna, abandonada por su amado Teseo en la isla de Naxos, está desesperada y quiere morir. A pesar de las objeciones del Compositor, que quiere explicar a la cómica la nobleza de su protagonista, «única entre millones» de las mujeres, Zerbinetta reflexiona mejor sobre cómo introducir en el drama las intervenciones de los cómicos: de paso por la desierta Naxos, se proponen animar a la princesa. Confía, pues, al compositor, cada vez más indignado y horrorizado, que ella aparentemente tan ligera, busca, de hecho, el hombre al que trata de ser fiel para siempre; se aleja luego, dejándolo solo evocando la nobleza del arte musical; un silbido lo llama de nuevo a la realidad: es la señal del comienzo del espectáculo. Vencido frente a la vil aceptación del compromiso, el joven compositor huye desesperado.