De nuevo vamos a referirnos a la novela de Víctor Hugo Los miserables, porque en ella encontramos una nueva alusión a un verso horaciano. Verso que es adaptación de una frase griega referida a la ciudad de Corinto.
En este caso comenzamos con lo que Hugo escribe y su traducción y después rastrearemos brevemente los orígenes de la frase. Para empezar debemos referirnos a una famosa taberna sita en la calle de la Chanvrerie de la que Víctor Hugo nos habla en el tomo IV de su obra, en el libro duodécimo titulado con el nombre de la taberna: Corinto.
Víctor Hugo, Les misérables:
Tome IV – L’idylle rue Plumet et l’épopée rue Saint-Denis
Livre Douzième – Corinthe
Au fond de cette espèce de cul-de-sac, à l’angle de la tranchée de droite, on remarquait une maison moins élevée que les autres et formant une sorte de cap sur la rue.
C’est dans cette maison, de deux étages seulement, qu’était allégrement installé depuis trois cents ans un cabaret illustre. Ce cabaret faisait un bruit de joie au lieu même que le vieux Théophile a signalé dans ces deux vers:
Là branle le squelette horrible
D’un pauvre amant qui se pendit.
L’endroit étant bon, les cabaretiers s’y succédaient de père en fils.
Du temps de Mathurin Régnier, ce cabaret s’appelait le Pot-aux-Roses, et comme la mode était au rébus, il avait pour enseigne un poteau peint en rose. Au siècle dernier, le digne Natoire, l’un des maîtres fantasques aujourd’hui dédaignés par l’école roide, s’étant grisé plusieurs fois dans ce cabaret à la table même où s’était soûlé Régnier, avait peint par reconnaissance une grappe de raisin de Corinthe sur le poteau rose. Le cabaretier, de joie, en avait changé son enseigne et avait fait dorer au-dessous de la grappe ces mots: au Raisin de Corinthe. De là ce nom, Corinthe. Rien n’est plus naturel aux ivrognes que les ellipses. L’ellipse est le zigzag de la phrase. Corinthe avait peu à peu détrôné le Pot-aux-Roses. Le dernier cabaretier de la dynastie, le père Hucheloup, ne sachant même plus la tradition, avait fait peindre le poteau en bleu.
Los miserables
Cuarta Parte
Capítulo Segundo: Corinto
…En el fondo de aquella especie de callejón y en la esquina de la derecha se veía una casa más baja que las demás formando una especie de cabo sobre la calle.
En esta casa, que sólo tiene tres pisos, estaba instalada, hacía tres siglos, una ilustre taberna, que producía siempre un ruido alegre en el mismo sitio que el viejo Teófilo ha indicado en estos versos:
Allí se mece el cuerpo
de un amante que se ahorcó.
El sitio era bueno, y los taberneros se sucedían de padres a hijos.
En tiempo de Maturin Rognier esta taberna se llamaba el Tiesto de Rosas, y como los jeroglíficos estaban de moda, tenía por muestra un poste pintado de color de rosa. En el último siglo, el digno Nataire, uno de los maestros caprichosos despreciados por la escuela rígida, se había achispado muchas veces en esta taberna, en la misma mesa en que se había también embriagado Regnier; había pintado, en señal de agradecimiento, un racimo de uvas de Corinto sobre el poste de color de rosa. El tabernero, lleno de alegría, había cambiado la muestra, y había hecho pintar en letras doradas, por bajo de racimo, estas palabras. “A las pasas de Corinto.” De aquí el nombre de Corinto. Nada es más propio de los borrachos que la elipsis. Corinto destronó al Tiesto de Rosas.
Más adelante, la taberna se convierte en el punto donde el grupo del A B C, además de Gavroche y otros, construye una barricada el 5 de junio de 1832.
Durante la construcción de la barricada un carruaje, un ómnibus, tirado por dos caballos pasa por el extremo de la calle y da lugar a la alusión horaciana de Hugo. Decir que un ómnibus, según el Diccionario de la RALE, es un
Vehículo de transporte colectivo para trasladar personas, generalmente dentro de las poblaciones.
Pero Víctor Hugo se refiere a un carruaje tirado por caballos. En su obra nombra otros carruajes como el tílburi o el faetón. En efecto, hay todo un elenco de carruajes distintos: berlinas, bombés, calesas, landós, carretelas, coches de ciudad, cupés, furgones, tílburis, faetones, galeras, góndolas, ómnibus y tartanas.
Pero vamos ya con la alusión a Corinto.
Víctor Hugo, Les misérables:
Tome IV – L’idylle rue Plumet et l’épopée rue Saint-Denis
Livre Douzième – Corinthe
III La nuit commence à se faire sur Grantaire
Matelote et Gibelotte s’étaient mêlées aux travailleurs. Gibelotte allait et venait chargée de gravats. Sa lassitude aidait à la barricade. Elle servait des pavés comme elle eût servi du vin, l’air endormi.
Un omnibus qui avait deux chevaux blancs passa au bout de la rue.
Bossuet enjamba les pavés, courut, arrêta le cocher, fit descendre les voyageurs, donna la main «aux dames», congédia le conducteur, et revint ramenant voiture et chevaux par la bride.
— Les omnibus, dit-il, ne passent pas devant Corinthe. Non licet omnibus adire Corinthum.
Un instant après, les chevaux dételés s’en allaient au hasard par la rue Mondétour, et l’omnibus couché sur le flanc complétait le barrage de la rue.
Mame Hucheloup, bouleversée, s’était réfugiée au premier étage.
Los miserables
Cuarta Parte
Capítulo Segundo: Corinto. Alegría preparatoria
Matelote y Gibelote se habían mezclado con los trabajadores. Gibelote iba y venía cargada de maderos; su laxitud se empleaba en la barricada, y servía adoquines como hubiera servido vino: adormecida.
Un ómnibus que llevaba dos caballos blancos pasó por el extremo de la calle. Bossuet saltó por encima de los materiales, corrió, detuvo al cochero, hizo bajar a los viajeros, dio la mano “a las señoras”, despidió al conductor y volvió trayendo el coche y los caballos de la brida.
– Los ómnibus – dijo – no pasan por delante de Corinto. “Non licet omnibus adire Corynthum”.
Un instante después los caballos desenganchados se iban al acaso por la calle de Mondetour, y el ómnibus volcado completaba la barricada.
La tía Hucheloup, trastornada, se había refugiado en el primer piso.