Homer Greek llegó a la biblioteca con el paquete que había cogido de la mesa del recibidor de su casa. Se dirigió a la sección de clásicos y no tardó en dar con Sappho Corina, que esbozó una gran sonrisa, cuando vio al profesor.
– Buenas días, profesor Greek. Ya tenemos operativo el libro que buscaba.
– ¡Qué bien! Greek Metre de Martin Litchfield West. Me vendrá muy bien.
– Además será el primerο Usted en llevárselo restaurado, tras haberlo digitalizado.
– Bueno, ¡qué honor!
– ¿Tan interesante es el libro de West?
– Bueno, en cierta ocasión leí una crítica muy positiva del libro. Por cierto, la guardo aquí.
Greek sacó del bolsillo trasero derecho de sus pantalones una billetera de la cual sacó un papelito doblado por tres veces.
– ¿Le interesa oír la crítica o lo considera aburrido?
– ¡Oh, no! Léala, por favor.
– Allá voy:
La nueva métrica, recientemente publicada por la Universidad de Oxford estaba destinada, en principio, a substituir el librito de P. Maas, Greek Metre, que fue una verdadera revolución en los estudios métricos en el momento de su publicación (la edición alemana vio la luz en 1929). El libro de M. L. West se confiesa abiertamente heredero del principio de P. Maas que permitió, en su momento, un nuevo planteamiento de los problemas de la métrica griega: “describir los fenómenos más importantes con la menor cantidad de prejuicios posible”. Esta actitud condujo a un tipo de métrica abstracta y, al mismo tiempo, al sentar una base sólida para los estudios métricos, permitió notables avances en la interpretación de los fenómenos puramente métricos, como quedaba ya de manifiesto en el tratado de D. Korzeniewski (Griechische Metrik, Darmstadt, 1968). Pero esta orientación, al excluir por principio todo lo que cae fuera de la descripción de las estructuras, dejaba de lado cualquier consideración histórica, lo mismo que la interpretación de los fenómenos métricos. Contra esta forma de reducir la métrica a pura forma han reaccionado los metricistas en los últimos tiempos, como deja muy claro el tratado de M. L. West, que presenta los hechos desde un punto de vista histórico con el fin de resaltar claramente las diferencias de tratamiento de los metros griegos en las distintas épocas. Así, después de un primer capítulo introductorio donde se habla sucintamente de los orígenes de los metros, las unidades de análisis, los problemas de prosodia, el ritmo, etc., se pasa a estudiar la época arcaica agrupando los metros en tres tradiciones: eólica, jónica y dórica, para concluir este apartado con la métrica de Anacreonte y los escolios áticos del siglo VI, la métrica de Simónides, Baquílides y Píndaro; el capítulo siguiente (el más extenso) agrupa los metros del drama en dos grandes apartados según la interpretación recitada o cantada de los versos; el capítulo cuarto trata de la poesía clásica tardía y helenística; el quinto, de la época imperial.
Un apéndice sobre la métrica latina, que se propone ante todo trazar las líneas generales seguidas por los poetas romanos al adaptar los metros griegos, acompañado de un glosario y un índice de lugares citados, cierra el tratado.
Aparte de la novedad que supone el tratamiento histórico de la métrica y la inclusión de gran cantidad de datos estadísticos sobre los distintos metros, el manual de M. L. West presenta algunas otras innovaciones de interés. Ante todo hay que resaltar la simplificación de la nomenclatura y la eliminación de algunos cola y metros, cuya justificación se ha relegado al glosario, sin duda para evitar discusiones pormenorizadas, impertinentes en una descripción. Así, por ejemplo, en la notación de los dáctilo-epítritos M. L. West elimina el elemento d2, los llamados anteriormente “dímetros coriámbicos A y B» se consideran formas anaclásticas de glicóneos y como tal se notan con la sigla gl», «gl; junto a ello aparece un nuevo término: haguesicoreo que sustituye la expresión de Dale cenoplio coriámbico A”; el trímetro yámbico y el tetrámetro trocaico cataléctico se consideran de ritmo “fundamentalmente igual” y compuestos respectivamente de dos cola: penthemímeres yámbico y lecitio en un caso y ditroqueo y lecitio en el otro. Al hablar del ritmo (pp. 18-25) se introducen algunos términos nuevos, como posición que traduce elementum y princeps en lugar de elementum longum de la terminología de Maas, para tratar a renglón seguido de la equivalencia entre dos breves y una larga, implícita en los fenómenos de contracción y resolución. En este punto M. L. West se extiende en la consideración de equivalencias temporales (time-values), pasando insensiblemente y con ciertas dudas de hablar sobre duración silábica a duración vocálica (p. 20).
Y aquí precisamente se echa de menos una distinción más clara entre cantidad y duración, ya que el ritmo métrico se percibe más como la alternancia entre sílabas cuyo núcleo va seguido de una coda, y sílabas carentes de coda, antes que como alternancias de duración, tal y como señaló en su día M. S. Ruipérez (Emerita 23, 1955, 79-95). No obstante, el libro de M. L. West es un excelente tratado que servirá por mucho tiempo de base para los estudios métricos y la mejor comprensión de la poesía griega. A todo ello se une la magnífica presentación a que nos tiene acostumbrados la Editorial de la Universidad de Oxford.
– ¿Qué le ha parecido?
– Bueno, hay muchas cosas que se me escapan, pero parece que quien realiza la crítica hace un elogio de la obra.
-Sí, le saca algún defecto, pero como dice: es un excelente tratado que servirá por mucho tiempo de base para los estudios métricos y la mejor comprensión de la poesía griega. Es ya un clásico, pero sigue valiendo mucho.
– ¿De qué año es?
– De 1982.
– Bueno, tiene ya más de 200 años.
– 213, en concreto. Me hará un gran papel. Y en agradecimiento a cómo me ha tratado Usted, señor Corina, le traigo un pequeño detalle.
Homer Greek alargó hacia la bibliotecaria el paquete que había recogido del mueble de la entrada de su casa y que había llevado consigo en la mano en su paseo hacia la “Herodotea”.
– ¿Y esto?
– Un pequeño detalle, como le he dicho.
Sappho Corina quitó el papel de regalo con el que estaba envuelto el regalo y descubrió que se trataba de un librito.
– “Breve estudio de métrica griega” de Homer Greek. ¡Vaya! ¿Escribe Usted un libro sobre métrica y viene a buscar otros aquí?
– Sí; el mío es una nimiedad. Cuatro cositas sobre el asunto, más bien destinado a personas no introducidas en el tema. Como Usted me dijo que estaba interesada en la materia pensé que le gustaría tener este pequeño manual.
– Es todo un detalle por su parte, señor Greek. Se lo agradezco y no dude que lo leeré con entusiasmo. No conozco la editorial: Unicornio. ¿Cuántos ejemplares han impreso?
– No, es una editorial pequeña. Hemos hecho 1000 ejemplares y me parecen demasiados.
– Pues, sí. ¿habrá gente que comprará un libro sobre métrica griega en este país que ha dejado morir tan bella lengua?
– Siempre hay excéntricos, curiosos, o locos
Sappho rió.
– Sí, sobre todo locos. A lo mejor nos llevamos una sorpresa y se venden muchos.
– Ya veremos. Bueno, y ahora que yo tengo mi libro y Usted el suyo, ¿qué le parece si quedamos un día para cenar?
– Bueno, me sorprende Usted. Así, a bocajarro… de acuerdo. ¿Cuándo y dónde?
– ¿Le parece bien el sábado a las 20’00 en el restaurante “Ambrosía” de la calle Olimpo. ¿Lo conoce?
– Sí, lo conozco. Buena elección. De acuerdo, allí nos veremos. Muchas gracias por el regalo.
– A Usted por sus atenciones. Hasta el sábado.
– Adiós.