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Archive for septiembre 2011

Ofrecemos en este capítulo la traducción de la escena segunda del Acto III y añadimos la escena tercera.

Escena Segunda

(Alcestis sostenida por Ismene, Eumelo, Aspasia, y séquito; luego, los dioses infernales)

ALCESTIS

¡Esposo, Admeto, amor mío!

He aquí el instante que de ti me separa

y que nuestras dulces cadenas

desata para siempre.

Alrededor de mí, desdeñosa,

gira la sombra de la muerte,

que empuña la guadaña, levanta su diestra

y se dispone a dar el golpe fatal.

Dentro de poco, Alcestis, será un frío despojo

reposando en el gélido mármol;

ya no será la madre, la reina ni la esposa.

Ven pues y recibe a estos niños,

prendas queridas que a ti confío,

y acepta el último adiós.

ADMETO

¡Él último!

ALCESTIS

¡Ay!… sí.

ADMETO

¡Siento mi corazón colmado

por un cúmulo de angustias.

ALCESTIS

¡Aspasia, Eumelo,

queridos hijos, apartaos de mi pecho!

Pensad a menudo en mí,

venid a mi tumba

para ornadla de flores.

(Para sí)

Como una sombra amorosa estaré a vuestro lado.

(En voz alta)

Y de vuestra pobre madre,

el memorable juramento, la fidelidad y el amor,

recordad de vez en cuando a vuestro padre.

¡Queridos hijos, ah, no lloréis!

Todo su tierno cariño

os promete vuestro padre.

ADMETO

Queridos hijos ¡ah! vosotros seréis

el consuelo y la alegría,

solamente vosotros, de este corazón.

ALCESTIS

¡Consuélate, oh amado esposo!

ADMETO

¡Demasiado cruel es mi destino!

ALCESTIS, ADMETO

¡Ah, mi bien! ¡En este momento

sólo me aflige tu dolor!

ADMETO

¡Qué amargo tormento qué suplicio,

qué muerte es ver a la dulce cónyuge arrebatada!

Yo soy el ejemplo

de lo que se considera un miserable.

¡oh dioses, vivir en perpetuo sufrimiento!

¡Dioses, amigos… ah!

¿Quién puede ayudarme?

ALCESTIS

¡Esposo, hijos, ah, mientras todavía esté viva,

abrazad a Alcestis!

ADMETO, ISMENE, EVANDRO

Pero ¿qué sonido de voces terribles se oyen?

¿Qué torbellino nos envuelve en tinieblas,

nos sorprende y nos cubre de horror?

ADMETO

¡Cuántas sombras de terrible aspecto!

¿Qué ocurrirá, oh esposa?

EVANDRO

¡Cuántos espíritus de semblante

feroz y amenazador!

ISMENE

¿Qué querrán?

EUMELO, ASPASIA

¡Ay, madre!


DIOSES INFERNALES

Alcestis, recuerda tu promesa: ¡ven!

Jamás la Parca ha suspendido

su implacable y severo rigor.

ALCESTIS

¡Ay de mí! ¿Quién puede rescatarme?

¿Quién me quita el embotamiento

de mis sentidos, en el que languidezco

privada de todo dolor

tranquila y muda?

¿Qué gente me circunda?

¡Ay, estoy perdida!

DIOSES INFERNALES

¿Por qué te detienes?

Eres la víctima elegida.

ADMETO

¡Deteneos y oíd! Saciaros ¡oh, dioses!

y llevaros con vosotros a un esposo amante,

que sin ella, ya no podrá vivir.

DIOSES INFERNALES

No está permitido,

no hay piedad.

ADMETO

Pero al menos un instante…

ALCESTIS

Al menos un último abrazo…

DIOSES INFERNALES

No está permitido,

no hay piedad.

UN DIOS

¡Ven!

ADMETO

¡Ah, crueles!

UN DIOS

Refrena, temerario mortal,

el insensato furor que te arrebata.

ALCESTIS

¡Hijos, adiós!

¡Esposo, adiós!

ADMETO

Muero.

ALCESTIS

Estoy muerta.

(Alcestis es llevada por los dioses infernales. Admeto cae desmayado)




Escena III

Todos lloran a la reina muerta.

Scena Terza

UNA VOCE

Morì?

Non vive più?

EVANDRO

Fra quelle larve s’ascose, ci disparve.

ISMENE

Io gelo… di terror.

EVANDRO

Io tremo… di spavento.

ISMENE, EVANDRO

Oh noi dolenti!

Chi ci soccorrerà?

Chi ci conforta?

CORTIGIANI

Piangi, oh patria, oh Tessaglia.

è morta! Alceste. Alceste è morta!

ISMENE

Alceste è morta!

Ahimè!

Mai fine il pianto avrà

che queste bagnerà,

spiagge funeste!

CORTIGIANI

Piangi, o patria, ecc.

EVANDRO

Morte trionfa

e altera il vanto di beltà.

L’esempio di onestà.

Seco sen’ porta.

CORTIGIANI

Piangi, oh patria ecc.

ISMENE, EVANDRO

Ogni virtù più bella

con lei da noi partì:

punirci, ah voi così

Numi, voleste!

CORTIGIANI

Piangi, oh patria ecc.

(Admeto entra con seguito di cortigiani che lo circonda per disarmarlo)


Escena Tercera

UNA VOZ

¿Murió?

¿Ya no vive?

EVANDRO

Entre aquellos espíritus desaparece.

ISMENE

Me congelo… de terror.

EVANDRO

Tiemblo… de espanto.

ISMENE, EVANDRO

¡Ay de nosotros, dolientes!

¿Quién nos socorrerá?

¿Quién nos confortará?

CORTESANOS

¡Llora, oh patria! ¡Oh, Tesalia!

¡Ha muerto Alcestis!

¡Alcestis ha muerto!

ISMENE

¡Alcestis ha muerto!

¡Ay de mí!

¡Nunca tendrá fin el llanto

que baña,

estas playas funestas!

CORTESANOS

¡Llora, oh patria, etcétera

EVANDRO

La muerte triunfa

y altera la supremacía de la belleza.

El ejemplo de honestidad

consigo se lo lleva.

CORTESANOS

¡Llora, oh patria, etcétera

ISMENE, EVANDRO

Todas las virtudes más bellas

con ella se alejan de nosotros.

¡Ah, castigarnos así,

dioses, vosotros quisisteis!

CORTESANOS

¡Lloras, ay patria, etcétera.

(Admeto entra con un séquito de cortesanos que lo circunda y procuran desarmarlo)


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Tras siete agradables años, no exentos de algún disgusto, en el IES Matilde Salvador, iniciamos un nuevo curso académico en el IES Francesc Ribalta de la capital de la Plana. Las razones del traslado las podemos establecer en las mayores posibilidades de docencia del griego en el nuevo centro, ya que, además de turno diurno, cuenta con nocturno y CEED.

El instituto debe su nombre al célebre pintor de Solsona, que trabajó en Valencia y Algemesí, y que durante muchos años se pensó que había nacido en Castellón. Por ello en la ciudad, a parte del IES, hay un parque y un paseo que llevan su nombre. Como curiosidad diremos que, en la calle Enmedio de la capital, aún figura en la fachada de una casa una placa con la leyenda: CASA NATALICIA DEL PINTOR RIBALTA.

Ahora sabemos que Ribalta nació en el número 18 de la calle Castillo de Solsona.

Es decir, nos vamos de un instituto que debe su nombre a una insigne compositora castellonense, a la que ya dedicamos un artículo, a uno que lleva el nombre de un pintor, que durante mucho tiempo se pensó que había nacido en la ciudad. Nos vamos de la música a la pintura.

El curso aún da sus primeros pasos, pero en este año las clásicas tienen una buena presencia en el centro. Un grupo, aunque reducido, de Cultura Clásica en 3º de ESO, dos grupos de Latín de 4º, un grupo de Latín, con 34 alumnos, en 1º de Bachillerato, un grupo de Latín, con 13 alumnos, en 2º de Bachillerato, un grupo de Fundamentos Léxicos en 1º de Bachillerato y uno de Referentes Clásicos, con 16 alumnos, en 2º.

Por lo que respecta a griego tenemos un grupo de 27 alumnos en 1º y uno de 8 alumnas en 2º, en régimen diurno; en nocturno hay un 1º con 24 alumnos y un 2º con 10. Todavía no sabemos la gente matriculada en Griego I y II en el CEED.

Estamos, pues, muy satisfechos con la cantidad de alumnos y por la presencia de todas las asignaturas “clásicas” en el centro y confiamos en que esta situación se consolide.

Un aspecto destacado de nuestro nuevo centro es su carácter histórico. Ofrecemos la traducción al castellano de lo que puede leerse en el apartado L’institut, y dentro de él Historia, de la página web del IES, escrito por uno de los actuales profesores de Geografía e Historia del centro, Francesc Mezquita, y que completamos con información sacada del libro Guia d’arquitectura de Castelló, editado en 1996 por el Servicio de Publicaciones de la Diputación de Castellón, en colaboración con el Colegio Territorial de Arquitectos:

EL Instituto se fundó en 1846 con la denominación de Instituto Provincial de Segunda Enseñanza y estaba situado en el edificio del antiguo convento de las Monjas Claras en la calle Mayor, (actual Plaza Santa Clara) siendo el primero Director Don Fermín Gil Gómez, catedrático de Latinidad y de Retórica y Poética. Después, durante toda la etapa isabelina hasta el inicio de la Restauración, se alternaron como directores Domingo Herrero y Francisco Llorca representando ambos el vaivén de la política nacional entre liberales (el primero) y conservadores (el segundo), siendo Domingo Herrero por otra parte uno de los ilustres alcaldes de Castellón durante aquella época.

En 1879-80 se hizo la primera instalación del Observatorio meteorológico siendo su impulsor y el primer encargado el catedrático de Física y Química Francisco Llorca, que era también director del centro; después de unos pocos años dejó de funcionar, hasta el año 1911 cuando volvió a ponerse en marcha. En el nuevo edificio de la avenida Rey en Jaime se continuó este servicio a partir de 1921 hasta el año 1975 en el que cesó definitivamente su funcionamiento.

En 1901 al reformarse la organización de los Institutos, se convirtieron en Institutos Generales y Técnicos, y quedaron incorporados a estos las Escuelas Normales que continuaron hasta el año 1914, y además la enseñanza técnica de la Agricultura, Industria, Comercio, Bellas Artes e, incluso, estudios nocturnos para obreros.

Otro servicio importante que empezó a incorporarse en el instituto a partir de 1848, fue la Biblioteca Provincial, con fondo del Convento de Capuchinos de Castellón, de San Pascual de Vila-real y de la Cartuja de Val de Crist de Altura que pudieron salvarse después de estar almacenados sin ningún orden ni control en el Convento de San Agustín. En un principio estaba encargado de la Biblioteca un catedrático del centro, el primero de los cuales fue Antonio Fornés Toro, de Geografía e Historia, pero a partir de 1862 se hizo ya cargo el Cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Anticuarios, siendo algunos conocidos como Juan Antonio Balbàs o Luis Revest. En 1910, a partir de la Biblioteca Provincial, se formó la Biblioteca del Claustro en otro recinto del Instituto y se hicieron cargo de ella diferentes profesores del mismo.

Desde finales del siglo XIX, a medida que aumentaba el número de alumnos y otro tipo de estudios, como se ha mencionado antes, se vio en la necesidad de reformar el viejo edificio, cosa que se hizo a partir de 1895 hasta 1905. No obstante, se continuó pensando en la necesidad de construir un nuevo edificio.

Las obras comenzaron el 28 de febrero de 1912, inaugurándose el centro el 14 de enero de 1917, de acuerdo al proyecto presentado por Francisco Tomás Traver, es decir, en apenas 6 años el centro llegará a un siglo de historia.

El edificio se construyó en el solar de la antigua Plaza de Toros con una superficie total de 7. 125 m2. En el interior había tres patios, un por cada centro docente (Instituto, Escuela Normal y Escuela de Trabajo); en la parte posterior había un jardín botánico que, en las reformas posteriores a la guerra civil, se convirtió en patio de deportes; en el primer piso, un grandioso salón de actos con pinturas alegóricas de Vicent Castell Doménech fechadas en 1915, parte de las cuales ilustran este artículo.

En el curso 1931-1932 se procedió al revoco de la mayor parte del edificio y en el curso siguiente se ejecutó un proyecto de reforma del centro.

En plena guerra civil, el 12 de mayo de 1937, el Instituto pasará a denominarse Instituto Nacional de Segunda Enseñanza Juan Marco, en memoria de uno antiguo alumno del Instituto de Castellón, muerto en el frente de Teruel los primeros días de la guerra. Éste, por lo tanto, será el primer nombre que recibe el  Instituto hasta el 16 de enero de 1943, que se cambiará  por el actual de Francisco Ribalta.

Con la entrada del ejército franquista en Castellón en 1938, el edificio se convirtió en Hospital Militar del Ejército de Levante hasta el mes de diciembre de 1939 en el que se realizaron obras para acondicionar de nuevo el inmueble a la docencia.

Entre las reformas más significativas del edificio en los primeros años de la etapa franquista encontramos la construcción de una capilla, inaugurada en 1946, por lo que se ocuparon dos aulas del ala norte del primer piso. Se realizaron asimismo obras de mejora y reforma del Salón de Actos, despachos, salas de profesores, secretaría, escalera, se instaló totalmente la luz eléctrica y se pintó el inmueble.

En la década de 1950-1960 se realizaron diversas obras para acondicionar las dos Secciones (masculina y femenina) de preparatoria y la Escuela Hogar en el piso superior del ala norte; se tapó y acristaló una parte de la galería norte; se amplió la secretaría cubriendo casi la totalidad de uno de los patios menores adyacentes a la misma; se instaló el actual mobiliario del salón de actos; se reformó la instalación general subterránea de calefacción; se pintaron los exteriores y se habilitó una vivienda para porteros.

En los años sesenta y setenta se realizó una reforma en las aulas del ala sur y se construye un pasillo voladizo sobre el patio menor de esa zona para la comunicación entre clases. En 1968 el instituto femenino se traslada a un centro propio (el actual Instituto Penyagolosa). En 1964, el traslado de la Biblioteca Pública provincial hace que se recuperen tres aulas y una de ellas se dedica a Biblioteca del centro. Se traslada a otro edificio en la misma década la Escuela de Maestría Industrial, actual IES Politécnico.

En 1967 se habilita el gimnasio y se ilumina la pista polideportiva. A partir de 1990 se emprende una remodelación general con una redistribución de todo el interior.

El edificio presenta una planta de cuatro lados irregular. Es de gran porte y excelente construcción, estructurado alrededor de tres patios porticados que corresponden en origen a los tres centros de enseñanza que lo compartían: instituto, Normal y Escuela de trabajo. Presenta una fachada de rasgos historicistas inspirados en el Renacimiento español, con tras accesos independientes. El principal se realiza por tres grandes puertas que dan acceso a un vestíbulo con pilastras que recuerda al de la Universidad de Barcelona, del que parte una escalera imperial inspirada en la de Covarrubias del Alcázar de Toledo.


Destacable es el salón de actos, de estructura de tipo pompeyano, con casetones en el techo, pilastras corintias y mascarones a modo de ménsulas de apoyo. Está decorado con alegorías realizadas por el pintor Vicente Castell en 1915, como hemos dicho, alusivas a la Química y Física, Gramática, Geografía, Historia, Religión, Dibujo, Geometría y Agricultura, en los laterales, y Ley y Justicia en la parte frontal.

No podemos dejar de mencionar algunos profesores que por su trayectoria profesional al servicio del centro nos pueden servir de ejemplo de muchos otros que, debido al corto espacio de esta información, no es posible citar: José de la Torre Rebullida, José Sanz de Bremond, Damián Alcón, Luis Querol, Eduardo Fernández, Francisco Esteve, José Trullén, etc.

Seguiremos en nuestro nuevo centro con la docencia del griego y con la siembra de esa faceta humanística, lingüística, histórica de nuestra asignatura, pero, fundamentalmente, seguiremos educando en el uso de la responsabilidad, en el aprendizaje del respeto a la diversidad y la alteridad, en la adquisición de un espíritu crítico, en la cultura del esfuerzo, en el crecimiento como ciudadanos preocupados por el bien común, la paz, la justicia y la solidaridad, en la valoración de la libertad, en la búsqueda de la verdad, en la práctica de la tolerancia, en el fomento y disfrute de una sana convivencia y en la protección de la dignidad humana.

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De Céfiro y Febo Apolo ya hemos hablado en otras ocasiones.

Y vamos ya con la última alusión mitológica en los Carmina Burana. En el 143, 5 de la versión de Orff, salen Paris, Cupido y Afrodita:

Gloriantur

et letantur

in melle dulcedinis,

qui conantur,

ut utantur

premio Cupidinis.

simus iussu Cypridis

gloriantes

et letantes

pares esse Paridis!

Se glorían y se regocijan

en la miel de la dulzura

quienes se esfuerzan por conseguir

la recompensa de Cupido (el amor).

Estemos a las órdenes de Venus

gloriándonos y alegrándonos

de ser iguales a Paris.

De estos tres personajes quizá deba hablarse de Paris, para descubrir por qué tenemos que alegrarnos de ser iguales a él.

Uno de los autores que nos ofrece una información breve, pero completa, sobre el hijo de Príamo es Higino, en sus Fábulas 91 (Alejandro o Paris), 92 (Juicio de Paris)

ALEXANDER PARIS.

Priamus Laomedontis filius cum complures liberos haberet ex concubitu Hecubae Cissei siue Dymantis filia<e>, uxor eius praegnans in quiete uidit se facem ardentem parere ex qua serpentes plurimos exisse. Id uisum omnibus coniectoribus cum narratum esset, imperant quicquid pareret necaret, ne id patriae exitio foret. Postquam Hecuba peperit Alexandrum, datur interficiendus, quem satellites misericordia exposuerunt; eum pastores pro suo filio repertum expositum educarunt eumque Parim nominauerunt. Is cum ad puberem aetatem peruenisset, habuit taurum in deliciis; quo cum satellites missi a Priamo ut taurum aliquis adduceret uenissent, qui in athlo funebri quod ei fiebat poneretur, coeperunt Paridis taurum abducere. Qui persecutus est eos et inquisiuit quo eum ducerent; illi indicant se eum ad Priamum adducere. Qui uicisset ludis funebribus Alexandri. Ille amore incensus tauri sui descendit in certamen et omnia uicit, fratres quoque suos superauit. Indignans Deiphobus gladium ad eum strinxit; at ille in aram Iouis Herc<e>i insiluit; quod cum Cassandra uaticinaretur eum fratrem esse, Priamus eum agnouit regiaque recepit.

Habiendo tenido Príamo, hijo de Laomedonte, muchos hijos de su relación con Hécuba, la hija de Ciseo o de Dimate, su esposa, estando embarazada, vio en sueños que daba a luz una antorcha ardiente de la que salián muchas serpientes. Habiendo contado esta visión a muchos adivinos, ordenan que matara a quello que pariera, no fuera a ser que ello supusiera la destrucción de la patria. Después que Hécuba dio a luz a Alejandro, éste es entregado para ser muerto, pero los servidores por misericordia lo abandonaron; unos pastores, tras haberlo hallado abandonado, lo criaron como su hijo y le pusieron por nombre Paris. Cuando llegó a la edad de la adolescencia, tuvo un toro por el que sentía gran afecto; cuando unos criados enviados por Príamo llegaron para que alguien llevara un toro que fuera ofrecido como premio en los juegos fúnebres que en su honor se realizaban, empezaron a llevarse el toro de Paris. Éste los persiguió y se informó de dónde lo llevaban; ellos le indican que lo llevan ante Príamo… que venciera en los juegos fúnebres por Alejandro. Él, lleno de afecto por su toro, participó en el certamen y venció en todas las pruebas, y también superó a sus hermanos. Indignado, Deífobo sacó contra él su espada; pero Paris se refugió junto al altar de Zeus Herceo; cuando Casandra reconoció que era su hermano, Príamo lo admitió y lo restituyó en la casa real.

En la 92 nos habla Higino del famoso Juicio de Paris:

PARIDIS IVDICIVM.

Iouis cum Thetis Peleo nuberet ad epulum dicitur omnis deos conuocasse excepta Eride, id est Discordia, quae cum postea superuenisset nec admitteretur ad epulum, ab ianua misit in medium malum, dicit quae esset formosissima attolleret. Iuno Venus Minerua formam sibi u<i>ndicare coeperunt, inter quas magna discordia orta, Iouis imperat Mercurio ut deducat eas in Ida monte ad Alexandrum Paridem eumque iubeat iudicare. Cui Iuno, si secundum se iudicasset, pollicita est in omnibus terris eum regnaturum, diuitem praeter ceteros praestaturum; Minerua, si inde uictrix discederet, for<t>issimum inter mortales futurum et omni artificio scium; Venus autem Helenam Tyndarei filiam formosissimam omnium mulierum se in coniugium dare promisit. Paris donum posterius prioribus anteposuit, Veneremque pulcherrimam esse iudicauit; ob id Iuno et Minerua Troianis fuerunt infestae.

Alexander Veneris impulsu Helenam a Lacedaemone ab hospite Menelao Troiam abduxit eamque in coniugio habuit cum ancillis duabus Aethra et Thisiadie, quas Castor et Pollux captiuas ei assignarant, aliquando reginas.

Cuando Tetis se casó con Peleo, hijo de Zeus, se dice que convocó a todos los dioses a un banquete, excepto a Eris, esto es la Discordia, que cuando despues se presentó, no fue admitida al banquete y arrojó desde la puerta en el centro de la sala una manzana, y dijo que la tomara la que fuera la más hermosa. Juno, Venus y Minerva empezaron a atribuirse la belleza, y al producirse entre ellas una disputa, Júpiter ordena a Mercurio que las lleve ante Alejandro Paris en el monte Ida y le ordene juzgarlas. A éste Juno, si se mostraba favorable para ella en el juicio, le prometió que reinaría en todas las tierras y sobresaldría por encima de los demás en riqueza; Minerva, si partía de allí como vencedora, le prometió que sería el más fuerte entre los mortales y sabio en cualquier arte; venus, por su parte, le prometió que le daría en matrimonio a Helena, la hija de Tindáreo, la más hermosa de todas las mujeres. Paris el último regalo antepuso a los primeros y juzgó que venus era la diosa más hermosa; por ello Juno y Minerva fueron hostiles a los troyanos.

Alejandro, por instigación de Venus, se llevó a Helena desde Lacedemonia, de casa de su anfitrión Menelao, a Troya y la tuvo en matrimonio, con dos esclavas Etra y Tisidia, dos cautivas que Cástor y Pólux le habían asignado, y que en otro tiempo fueron reinas.

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Finalizamos en este capítulo la escena sexta del Acto II e iniciamos el Acto III y último de la ópera de Gluck.

La parte final de la escena sexta del Acto III es la despedida de Alcestis, cargada de emotividad, de sus dos hijos, Aspasia y Eumelo.

ALCESTE

Amati pegni del pudico amor mio,

teneri figli, abbracciate la madre!

Ah, forse questi i nostri

sono ultimi baci!

Invano mi lusingai d’esser felice

un giorno nel vedervi felici!

Arder le tede io non vedrò,

né vostri lieti imenei:

non udirò la Grecia vantar

le vostre glorie e le vostre virtù.

Che crudel sorte per una madre!

Il sen m’inonda il pianto,

l’impeto de’ sospiri

mi soffoga gli accenti,

ed all’aspetto di sì fiero destin,

di tanti affanni, timorosa, smarrita,

par che l’anima mia fugga la vita.

EUMELO

Ah, mia diletta madre!

Oh Dio, mi baci e piangi!

E vuoi lasciarmi

e parli di morir.

ASPASIA

Ah, madre amata!

Oh Dio, m’abbracci,

cara madre, e sospiri!

E abbandonarmi vuoi.

EUMELO, ASPASIA

Miseri noi!


ALCESTE

Figli, diletti figli! Oh Dio!

Purtroppo ho da morire.

Invano v’affollate al mio seno

e mi stringete colle braccia amorose.

Oh come presto

questi nodi soavi sciolti saran!

Quella pietà, quel pianto

più giovarmi non può…

Venite, andiamo al genitore:

a lui vi fidi, a lui

la moribonda madre vi raccomandi

almen…

Ma… qual m’assale

nuovo atroce pensier

che in ogni vena un ribrezzo mortale

scorrer mi fa!

Piangete, ah sì,

piangete, innocenti fanciulli!

Io v’abbandono con incerte speranze

ad un amor ch’esser potrebbe spento

col volger degli anni…

eccovi servi a una madre –

ah, qual madre! – madre solo di nome.

Eccovi esposti all’invidia, a’ sospetti,

agli odi, a tanti di regno, e gelosia

ciechi consigli.

Non avete più madre,

amati figli!

Ah, per questo già stanco mio core

sono, oh cari bambini amorosi,

tanti dardi que’ languidi sguardi

che girate sì teneri a me!

Già vi sento turbarmi i riposi

quando afflitti, smarriti, dolenti,

voi direte; «Ah la madre dov’è,

ah la madre, ah la madre morì».

È il più fiero di tutti i tormenti,

lo staccarsi da’ dolci suoi figli,

e lasciarli fra tanti perigli,

e lasciarli nel pianto così.

TUTTI

Oh, come rapida nel suo bel fiore

la vita amabile per te fuggi! ecc.

ALCESTIS

¡Amadas prendas de mi púdico amor,

tiernos hijos, abrazad a vuestra madre!

¡Ah, quizás estos sean

nuestros últimos besos!

¡En vano me ilusioné con ser feliz yo,

al veros felices a vosotros un día!

No podré presenciar la alegría

de vuestras futuras bodas:

no oiré a Grecia ensalzar vuestras glorias

y vuestras virtudes.

¡Qué destino tan cruel para una madre!

El llanto inunda mi pecho,

la fuerza de mis suspiros

ahoga mis palabras,

y a la espera de tan feroz destino,

por tantas angustias, temerosa, extraviada,

parece que de mi alma huye la vida.

EUMELO

¡Ah, madre querida!

¡Oh dioses, me besas y lloras!

Y quieres dejarme

y hablas de morir.

ASPASIA

¡Ay, madre amada!

¡Oh dioses, me abrazas,

querida madre, y suspiras!

Y abandonarme quieres.


EUMELO, ASPASIA

¡Pobres de nosotros!

ALCESTIS

¡Hijos, queridos hijos! ¡Oh, dioses!

Desdichadamente tengo que morir.

En vano os apretáis contra mi seno

y me estrecháis con amorosos brazos.

¡Ay, cuán pronto estos dulces lazos

serán desatados!

Esta piedad y este llanto

no pueden ayudarme…

Venid, vamos con vuestro padre:

a él os confío, a él la moribunda madre

os encomienda

al menos…

Pero… ¿qué nuevo y atroz

pensamiento me asalta

y hace correr por mis venas

un terror mortal?

¡Llorad, ay sí,

llorad, inocentes niños!

Yo os abandono con inciertas esperanzas

a un amor que podría apagarse

con el correr de los años…

Quizás vosotros con otra madre…

¡ah, qué madre!… madre sólo de nombre.

Estaréis expuestos a la envidia,

a las sospechas, a los odios de los poderosos

y a los celos ciegos de sus consejeros.

¡Ya no tenéis una madre,

queridos hijos!

¡Ah, mi cansado corazón recibe,

oh queridos niños amorosos,

los dardos que vuestras lánguidas miradas

descargan tiernamente sobre mí!

Ya siento como turbaréis mi reposo

cuando afligidos, extraviados y doloridos digáis:

«¡Ay, madre! ¿Dónde estás?

¡Ay, mi madre, ya murió!»

Sufro el más feroz de todos los tormentos:

el apartarse de los amados hijos,

y dejarlos envueltos en llanto

entre tantos peligros.

TODOS

¡Ay, qué rápido huye la amable

vida de su hermosa flor! etcétera.

Acto III

Escena I

Admeto nos informa de que la promesa de Alcestis no puede cambiarse, y ni tan siquiera él puede volver de nuevo a morir.

ATTO III

Scena Prima

(Vestibulo magnifico del palazzo)

ADMETO

Ah mio fido!

EVANDRO

Ah mio re!

ADMETO

D’Alceste il voto rivocarsi non può.

EVANDRO

Non puoi tu stesso morir per lei.

ADMETO

Non lo consente il cielo.

EVANDRO

È muto il Nume.

O sorti per noi troppo funeste.

ADMETO

Alceste ha da morir!

EVANDRO

Perdiamo Alceste!


ADMETO

Misero! E che farò!

E come, e come e con qual cor

i figli abbraccerò;

che in tanto suo rigor

mi serba in vita ancor

la barbara pietà del ciel tiranno!

Misero! E con qual cor

io li consolerò,

che mai risponderò

quando, bagnati in lagrime,

la madre al genitor

rammenteranno!

La madre – ah, che dolor! –

mi chiederanno.

ACTO III

Escena Prima

(Magnifico vestíbulo del palacio)

ADMETO

¡Ah, mi fiel vasallo!

EVANDRO

¡Ah, mi rey!

ADMETO

La promesa de Alcestis no puede revocarse.

EVANDRO

¿No puedes tú mismo morir por ella?

ADMETO

No lo permite el cielo.

EVANDRO

El dios permanece callado.

¡Oh, qué destino tan funesto el nuestro!


ADMETO

¡Alcestis tiene que morir!

EVANDRO

¡Perdemos a Alcestis!

ADMETO

¡Pobre de mí!… ¿Qué hacer?

¿Cómo, y con qué corazón

abrazaré a mis hijos?

Tanto más, todavía, de su rigor,

me reserva, en esta vida,

la cruel piedad del cielo tirano.

¡Pobre de mí!

¿Con qué valor los consolaré?

¿Qué responderé cuando,

bañados en lágrimas,

me pregunten

por su madre?

Por su madre ¡ay, qué dolor!

me preguntarán.

Escena II

Alcestis está a punto de ser arrebatada por los dioses infernales. Los hijos serán el consuelo de Admeto. De pronto se oye el terrible sonido del infierno; Admeto intenta en vano volver a ser la víctima. Alcestis es arrebatada y Admeto se desmaya.

Scena Seconda

(Alceste sostenuta da Ismene, Eumelo, Aspasia, seguito da Donzelle, indi Numi infernali)

ALCESTE

Sposo, Admeto, idol mio!

Ecco il momento che da te mi divide

e che le nostre amabili catene

scioglie per sempre.

Intorno a me sdegnosa

gira l’ombra di morte

che il ferro stringe, alza la destra,

e accenna a vibrare il fatal colpo.

In breve Alceste, gelida spoglia

In freddo marmo ascosa

Non sarà più madre, regina e sposa.

Vieni dunque, e ricevi

questi che a te confida, pegni diletti,

e prendi l’ultimo addio.

ADMETO

L’ultimo!

ALCESTE

Ah!… sì.

ADMETO

Mi sento da una piena d’affanni

Sconvolto il core!

ALCESTE

Aspasia, Eumelo,

oh care parti di questo seno!

Pensate a me, venite

sovente alla mia tomba,

ornatela di fiori.

(fra sé)

Ombra amorosa vi girerò d’intorno.

(in alta voce)

E della vostra povera madre

il memorabil voto, la fedeltà, l’amore

rammentate talvolta al genitore.

Cari figli, ah! Non piangete;

tutto il suo tenero affetto

vi promette il genitor.

ADMETO

Cari figli ah voi sarete

il conforto ed il diletto

soli voi di questo cor.

ALCESTE

Ti consola, oh sposo amato!

ADMETO

Troppo è barbaro il mio fato!

ALCESTE, ADMETO

Ah mio bene! In tal momento

Sol m’affanna il tuo dolor!

ADMETO

Che acerbo tormento

che strazio, che morte

la dolce consorte vedersi rapir.

L’esempio son io di quanto si possa

da un misero, oh Dio!

Vivendo soffrir.

Numi, amici, ah chi m’aiuta!

ALCESTE

Sposo, figli, ah mentre è in vita

Abbracciate Alceste ancor.

ADMETO, ISMENE, EVANDRO

Ma qual suono di voci tremende,

qual caligine involta di tenebre

ci sorprende, ci copre d’orror!

ADMETO

Quant’ombre di terribile aspetto!

Che avverrà! oh sposa!

EVANDRO

Quante larve di sembianza

feroce e minacciosa!

ISMENE

Che vorranno!

EUMELO, ASPASIA

Ah madre!

NUMI INFERNALI

Vieni Alceste, il tuo voto rammenta:

mai la Parca sospese sì lenta

il severo suo fiero rigor.

ALCESTE

Ahimè! Chi mi riscuote!

Chi mi scioglie

da quella stupidezza di sensi

in cui languivo priva d’ogni dolor

tranquilla e muta.

Qual gente mi circonda!

Ah, son perduta!

NUMI INFERNALI

Perché ti trattieni!

Sei vittima a Dite.

ADMETO

Fermatevi: udite, saziatevi, oh dei,

e seco rapite un sposo amoroso,

che senza di lei, no più non vivrà.

NUMI INFERNALI

Non è più permesso,

non v’è più pietà.

ADMETO

Ma almeno un istante…

ALCESTE

Ma ancora un amplesso…

NUMI INFERNALI

Non è più permesso,

non v’è più pietà.

UN NUME

Vieni!

ADMETO

Ah barbari!

NUME

Affrena, temerario mortale,

lo sconsigliato ardir che ti trasporta.

ALCESTE

Figli addio,

sposo addio!

ADMETO

Moro.

ALCESTE

Son morta.

(Alceste è portata via dai Numi infernali. Admeto cade tramortito ed è condotto dentro)

La traducción en el próximo capitulo.


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Finalizamos con este artículo el episodio de la vida en la gran ballena, narrada por Luciano en el final del Libro I y comienzo del II de sus Relatos Verídicos.

τῷ δ᾿ ἐνάτῳ μηνὶ πέμπτῃ ἱσταμένου, περὶ τὴν δευτέραν τοῦ στόματος ἄνοιξινάπαξ γὰρ δὴ τοῦτο κατὰ τὴν ὥραν ἑκάστην ἐποίει τὸ κῆτος, ὥστε ἡμᾶς πρὸς τἀς ἀνοίξεις τεκμαίρεσθαι τὰς ὥρας περὶ οὖν τὴν δευτέραν, ὥσπερ ἔφην, ἄνοιξιν, ἄφνω βοή τε πολλὴ καὶ θόρυβος ἠκούετο καὶ ὥσπερ κελεύσματα καὶ εἰρεσίαι· ταραχθέντες οὖν ἀνειρπύσαμεν ἐπ᾿ αὐτὸ τὸ στόμα τοῦ θηρίου καὶ στάντες ἐνδοτέρω τῶν ὀδόντων καθεωρῶμεν ἁπάντων ὧν ἐγὼ εἶδον θεαμάτων παραδοξότατον, ἄνδρας μεγάλους, ὅσον ἡμισταδιαίους τὰς ἡλικίας, ἐπὶ νήσων μεγάλων προσπλέοντας ὥσπερ ἐπὶ τριήρων. οἶδα μὲν οὖν ἀπίστοις ἐοικότα ἱστορήσων, λέγω δὲ ὅμως. νῆσοι ἦσαν ἐπιμήκεις μέν, οὐ πάνυ δὲ ὑψηλαί, ὅσον ἑκατὸν σταδίων ἑκάστη τὸ περίμετρον· ἐπὶ δὲ αὐτῶν ἔπλεον τῶν ἀνδρῶν ἐκείνων ἀμφὶ τοὺς εἴκοσι καὶ ἑκατόν· τούτων δὲ οἱ μὲν παρ᾿ ἑκἀτερα τῆς νήσου καθήμενοι ἐφεξῆς ἐκωπηλάτουν κυπαρίττοις μεγάλαις αὐτοκλάδοις καὶ αὐτοκόμοις ὥσπερ ἐρετμοῖς, κατόπιν δὲ ἐπὶ τῆς πρύμνης, ὡς ἐδόκει, κυβερνήτης ἐπὶ λόφου ὑψηλοῦ εἱστήκει χάλκεον ἔχων πηδάλιον πεντασταδιαῖον τὸ μῆκος· ἐπὶ δὲ τῆς πρῴρας ὅσον τετταράκοντα ὡπλισμένοι αὐτῶν ἐμάχοντο, πάντα ἐοικότες ἀνθρώποις πλὴν τῆς κόμης· αὕτη δὲ πῦρ ἦν καὶ ἐκάετο, ὥστε οὐδὲ κορύθων ἐδέοντο. ἀντὶ δὲ ἱστίων ἄνεμος ἐμπίπτων τῇ ὕλῃ, πολλῇ οὔσῃ ἐν ἑκάστῃ, ἐκόλπου τε ταύτην καὶ ἔφερε τὴν νῆσον ἐθέλοι κυβερνήτης· κελευστὴς δὲ ἐφειστήκει αὐτοῖς, καὶ πρὸς τὴν εἰρεσίαν ὀξέως ἐκινοῦντο ὥσπερ τὰ μακρὰ τῶν πλοίων.

40 Mas al quinto día del noveno mes, hacia la segunda apertura de la boca – pues la ballena lo hacia una vez por hora, de modo que nosotros mediamos el tiempo por sus aperturas -; a la segunda apertura, como he dicho, oyóse de repente gran griterío y agitación, como órdenes y ruido de remos. Emocionados, nos encaramamos hasta la propia boca del animal y, en pie desde el interior de sus dientes, contemplábamos el espectáculo más insólito de cuantos he visto: hombres gigantes, de medio estadio de altura, navegando sobre islas gigantes cual si de trirremes se tratase.


Se que mi relato rozara lo increíble, pero lo diré, no obstante. Eran islas alargadas, de no gran altura, de unos cien estadios de perímetro cada una. Sobre cada isla navegaban unos ciento veinte hombres como aquellos; unos estaban sentados en hilera a ambos lados de la isla y remaban con grandes cipreses, con todas sus ramas y hojas, a guisa de remos; atrás, en popa – por decirlo así -, estaba situado el piloto en una colina elevada, empuñando un timón de bronce de cinco estadios de largo. En proa combatían armados unos cuarenta de ellos; eran en todo semejantes a los hombres excepto en la cabellera: esta era de fuego llameante, por lo que no necesitaban yelmos. En lugar de velas, el viento al soplar sobre el bosque, abundante en cada isla, lo henchía y llevaba la isla adonde quería el piloto. Los remeros tenían su cómitre, y las islas se movían velozmente al compás de los remos, como las naves de guerra.

Τὸ μὲν οὖν πρῶτον δύο τρεῖς ἑωρῶμεν, ὕστερον δὲ ἐφάνησαν ὅσον ἑξακόσιοι, καὶ διαστάντες ἐπολέμουν καὶ ἐναυμάχουν. πολλαὶ μὲν οὖν ἀντίπρῳροι συνηράσσοντο ἀλλήλαις, πολλαὶ δὲ καὶ ἐμβληθεῖσαι κατεδύοντο, αἱ δὲ συμπλεκόμεναι καρτερῶς διηγωνίζοντο καὶ οὐ ῥᾳδίως ἀπελύοντο· οἱ γὰρ ἐπὶ τῆς πρῴρας τεταγμένοι πᾶσαν ἐπεδείκνυντο προθυμίαν ἐπιβαίνοντες καὶ ἀναιροῦντες· ἐζώγρει δὲ οὐδείς. ἀντὶ δὲ χειρῶν σιδηρῶν πολύποδας μεγάλους ἐκδεδεμένους ἀλλήλοις ἐπερρίπτουν, οἱ δὲ περιπλεκόμενοι τῇ ὕλῃ κατεῖχον τὴν νῆσον. ἔβαλλον μέντοι καὶ ἐτίτρωσκον ὀστρείοις τε ἁμαξοπληθέσι καὶ σπόγγοις πλεθριαίοις.

41 Al principio vimos sólo dos o tres, mas luego aparecieron unas seiscientas, y, tomando posiciones, luchaban y sostenían un combate naval. Muchas, abordándose con sus proas, se destruían entre si, y muchas al sufrir el abordaje se hundían. Algunas se entrelazaban, combatían duramente, y no les era fácil separarse. Las fuerzas de proa demostraban su arrojo en el abordaje y la matanza, pues no se hacían prisioneros. En lugar de garfios de hierro se arrojaban entre si grandes pulpos atados, y estos se entrelazaban en el bosque y sujetaban la isla. Se arrojaban y herían con ostras del tamaño de un carro y esponjas de un pletro.

ἡγεῖτο δὲ τῶν μὲν Αἰολοκένταυρος, τῶν δὲ Θαλασσοπότης· καὶ μάχη αὐτοῖς ἐγεγένητο, ὡς ἐδόκει, λείας ἕνεκα· ἐλέγετο γὰρ Θαλασσοπότης πολλὰς ἀγέλας δελφίνων τοῦ Αἰολοκενταύρου ἐληλακέναι, ὡς ἦν ἀκούειν ἐπικαλούντων ἀλλήλοις καὶ τὰ ὀνόματα τῶν βασιλέων ἐπιβοωμένων. τέλος δὲ νικῶσιν οἱ τοῦ Αἰολοκενταύρου καὶ νήσους τῶν πολεμίων καταδύουσιν ἀμφὶ τὰς πεντήκοντα καὶ ἑκατόν· καὶ ἄλλας τρεῖς λαμβάνουσιν αὐτοῖς ἀνδράσιν· αἱ δὲ λοιπαὶ πρύμναν κρουςάμεναι ἔφευγον. οἱ δὲ μέχρι τινὸς διώξαντες, ἐπειδὴ ἑσπέρα ἦν, τραπόμενοι πρὸς τὰ ναυάγια τῶν πλείστων ἐπεκράτησαν καὶ τὰ ἑαυτῶν ἀνείλοντο· καὶ γὰρ ἐκείνων κατέδυσαν νῆσοι οὐκ ἐλάττους τῶν ὀγδοήκοντα. ἔστησαν δὲ καὶ τρόπαιον τῆς νησομαχίας ἐπὶ τῇ κεφαλῇ τοῦ κήτους μίαν τῶν πολεμίων νῆσον ἀνασταυρώσαντες. ἐκείνην μὲν οὖν τὴν νύκτα περὶ τὸ θηρίον ηὐλίσαντο ἐξάψαντες αὐτοῦ τὰ ἀπόγεια καὶ ἐπ᾿ ἀγκυρῶν πλησίον ὁρμιςάμενοι· καὶ γὰρ ἀγκύραις ἐχρῶντο μεγάλαις ὑαλίναις καρτεραῖς. τῇ ὑστεραίᾳ δὲ θύσαντες ἐπὶ τοῦ κήτους καὶ τοὺς οἰκείους θάψαντες ἐπ᾿ αὐτοῦ ἀπέπλεον ἡδόμενοι καὶ ὥσπερ παιᾶνας ᾄδοντες. ταῦτα μὲν τὰ κατὰ τὴν νησομαχίαν γενόμενα.


42 Mandaba un bando Eolocentauro, y el otro Bebemar. La batalla parecía haberse originado entre ellos a causa de un despojo: decíase que Bebemar había arrebatado muchos rebaños de delfines de Eolocentauro; así podía inferirse de las incriminaciones entre unos y otros y la mención, en sus gritos, de los nombres de los reyes. Terminaron venciendo los de Eolocentauro; hundieron alrededor de ciento cincuenta islas del enemigo y se apoderaron de otras tres con toda su tripulación; las restantes, tras ciar, huían. Los vencedores las persiguieron durante algún tiempo y, al atardecer, viraron hacia las destruidas, apresaron a la mayoría y se apoderaron de su flete. De ellos, se habían ido a pique no menos de ochenta islas. Elevaron también un trofeo por la batalla de las islas sobre la cabeza de la ballena, colocando sobre el poste una de las islas del enemigo.

Aquella noche acamparon en torno al animal, tras atar a el las amarras y echar cerca las anclas. Usaban anclas enormes y resistentes, de vidrio. Al día siguiente hicieron un sacrificio sobre la ballena, enterraron en ella a sus amigos y zarparon contentos, entonando cánticos semejantes a peanes. Eso es cuanto ocurrió en la batalla de las islas.

ΑΛΗΘΩΝ ΔΙΗΓΗΜΑΤΩΝ Β

Τὸ δὲ ἀπὸ τούτου μηκέτι φέρων ἐγὼ τὴν ἐν τῷ κήτει δίαιταν ἀχθόμενός τε τῇ μονῇ μηχανήν τινα ἐζήτουν, δι’ ἧς ἂν ἐξελθεῖν γένοιτο· καὶ τὸ μὲν πρῶτον ἔδοξεν ἡμῖν διορύξασι κατὰ τὸν δεξιὸν τοῖχον ἀποδρᾶναι, καὶ ἀρξάμενοι διεκόπτομεν· ἐπειδὴ δὲ προελθόντες ὅσον πέντε σταδίους οὐδὲν ἠνύομεν, τοῦ μὲν ὀρύγματος ἐπαυςάμεθα, τὴν δὲ ὕλην καῦσαι διέγνωμεν· οὕτω γὰρ ἂν τὸ κῆτος ἀποθανεῖν· εἰ δὲ τοῦτο γένοιτο, ῥᾳδία ἔμελλεν ἡμῖν ἔσεσθαι ἡ ἔξοδος. ἀρξάμενοι οὖν ἀπὸ τῶν οὐραίων ἐκαίομεν, καὶ ἡμέρας μὲν ἑπτὰ καὶ ἴσας νύκτας ἀναισθήτως εἶχε τοῦ καύματος, ὀγδόῃ δὲ καὶ ἐνάτῃ συνίεμεν αὐτοῦ νοσοῦντος· ἀργότερον γοῦν ἀνέχασκεν καὶ εἴ ποτε ἀναχάνοι ταχὺ συνέμυεν. Δεκάτῃ δὲ καὶ ἑνδεκάτῃ τέλεον ἀπενεκροῦτο καὶ δυσῶδες ἦν· τῇ δωδεκάτῃ δὲ μόλις ἐνενοήσαμεν ὡς, εἰ μή τις χανόντος αὐτοῦ ὑποστηρίξειεν τοὺς γομφίους, ὥστε μηκέτι συγκλεῖσαι, κινδυνεύσομεν κατακλεισθέντες ἐν νεκρῷ αὐτῷ ἀπολέσθαι. οὕτω δὴ μεγάλοις δοκοῖς τὸ στόμα διερείσαντες τὴν ναῦν ἐπεσκευάζομεν ὕδωρ τε ὡς ἔνι πλεῖστον ἐμβαλλόμενοι καὶ τἄλλα ἐπιτήδεια· κυβερνήσειν δὲ ἔμελλεν ὁ Σκίνθαρος.

Τῇ δὲ ἐπιούσῃ τὸ μὲν ἤδη τεθνήκει, ἡμεῖς δὲ ἀνελκύσαντες τὸ πλοῖον καὶ διὰ τῶν ἀραιωμάτων διαγαγόντες καὶ ἐκ τῶν ὀδόντων ἐξάψαντες ἠρέμα καθήκαμεν ἐς τὴν θάλατταν· ἐπαναβάντες δὲ ἐπὶ τὰ νῶτα καὶ θύσαντες τῷ Ποσειδῶνι αὐτοῦ παρὰ τὸ τρόπαιον ἡμέρας τε τρεῖς ἐπαυλισάμενοι- νηνεμία γὰρ ἦν – τῇ τετάρτῃ  ἀπεπλεύσαμεν.

LIBRO II DE LOS RELATOS VERÍDICOS

1 A partir de ese momento, no pudiendo ya soportar la vida en la ballena, molesto por la demora, intentaba hallar el medio de salir. Primero decidimos horadarla por el costado derecho y huir, y comenzamos a cortar, mas, luego de avanzar unos cinco estadios sin éxito, dejamos la perforación y resolvimos incendiar el bosque, suponiendo que así la ballena moriría, en cuyo caso nos seria fácil la salida. Comenzamos, pues, a prender fuego a la altura de la cola, y durante siete días y otras tantas noches no se apercibió del incendio, mas al octavo y noveno notamos que se hallaba afectada, ya que abría la boca con mayor frecuencia y, una vez abierta, la cerraba rápidamente. Entre el décimo y undécimo inició su agonía y comenzó a oler mal. Al duodécimo comprendimos aun a tiempo que, si no se apuntalaba su dentadura al abrirla, de modo que ya no pudiera cerrarla, correríamos peligro de perecer aprisionados dentro de su propio cadáver. A tal fin apuntalamos su boca con grandes maderos y aprestamos la nave, tras hacer acopio de la mayor cantidad posible de agua y demás provisiones. Escíntaro iba a ser nuestro piloto. Al día siguiente, ya había muerto.


2 Logramos remontar nuestro navío, lo deslizamos a través de los intersticios y, amarrado de los dientes, lo dejamos posarse suavemente en el mar. Subimos sobre el lomo del animal y, tras ofrecer un sacrificio a Posidón allí junto al trofeo y acampar tres días – pues reinaba la calma -, al cuarto zarpamos.

Ni que decir tiene que el texto de Luciano es de una imaginación desbordante y ha sido, sin duda, el inspirador de posteriores obras de aventuras. Es un texto también en el que abundan los ἅπαξ λεγόμενα (las palabras que sólo aparecen registradas una sola vez en un idioma o lengua).

Todos los términos referidos a los distintos pobladores del interior de la ballena (y otros que aparecen en otros capítulos de la obra) lo son. Recordémoslos:

Ταριχᾶνες Saladores

ἐγχελυωπὸν

de ojos de anguila

καραβοπρόσωπον

rostro de bogavante

Τριτωνομένδητες

tritoncabritos

Καρκινόχειρες

manosdecangrejo

Θυννοκέφαλοι

cabezatunes

Παγουρίδαι

coladuras

Ψηττόποδες

aletasdebarbada

Πήλαμος

Atunero

ἀμπελουργοῦντες

vendimiando

ἡμισταδιαίους

de medio estadio de altura

αὐτοκλάδοις

Con todas sus ramas

αὐτοκόμοις

con todas sus hojas

ἁμαξοπληθέσι

del tamaño de un carro

Αἰολοκένταυρος

Eolocentauro

Θαλασσοπότης

Bebemar

Unos son los nombres de los diversos seres con los que se encuentran Luciano y compañía, otros son términos (normalmente adjetivos) que sólo se hallan en este lugar en toda la literatura griega. Lugar que, por la imaginación, la curiosidad y la influencia que ha tenido bien merecía esta serie de artículos.

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Ovidio, Metamorfosis VI 426 a 674, ofrece un extenso relato del mito. Ofrecemos la parte final, tremendamente trágica y llena de tensión, en la que Procne mata a su hijo Itis, huye con Filomela de la furia de Tereo y éste es transformado en abubilla. No se dice nada respecto a qué se convirtieron procne y Filomela, aunque los mitógrafos latinos, no así los griegos como vimos en Apolodoro, coinciden en transformar a Procne en golondrina y a Filomela en ruiseñor. Este pájaro, por cierto, conserva en su nombre científico, Luscinia philomela, la referencia mitológica, aunque cabe decir que el nombre Filomela (Φιλομήλα) nada tiene que ver con las dotes musicales del ruiseñor, pues Filomela tiene una η (e larga) y, si significara “amante del canto”, tendría una ε (e breve). La palabra griega para “ruiseñor” (ἀηδών), en cambio, sí está emparentada con el verbo ἀείδω (cantar).

He aquí el texto ovidiano:

ardet et iram

non capit ipsa suam Procne fletumque sororis

corripiens ‘non est lacrimis hoc’ inquit ‘agendum,

sed ferro, sed si quid habes, quod vincere ferrum

possit. in omne nefas ego me, germana, paravi:

aut ego, cum facibus regalia tecta cremabo,

artificem mediis inmittam Terea flammis,

aut linguam atque oculos et quae tibi membra pudorem

abstulerunt ferro rapiam, aut per vulnera mille

sontem animam expellam! magnum quodcumque paravi;

quid sit, adhuc dubito.’  Peragit dum talia Procne,

ad matrem veniebat Itys; quid possit, ab illo

admonita est oculisque tuens inmitibus ‘a! quam

es similis patri!’ dixit nec plura locuta

triste parat facinus tacitaque exaestuat ira.

ut tamen accessit natus matrique salutem

attulit et parvis adduxit colla lacertis

mixtaque blanditiis puerilibus oscula iunxit,

mota quidem est genetrix, infractaque constitit ira

invitique oculi lacrimis maduere coactis;

sed simul ex nimia mentem pietate labare

sensit, ab hoc iterum est ad vultus versa sororis

inque vicem spectans ambos ‘cur admovet’ inquit


‘alter blanditias, rapta silet altera lingua?

quam vocat hic matrem, cur non vocat illa sororem?

cui sis nupta, vide, Pandione nata, marito!

degeneras! scelus est pietas in coniuge Tereo.’

nec mora, traxit Ityn, veluti Gangetica cervae

lactentem fetum per silvas tigris opacas,

utque domus altae partem tenuere remotam,

tendentemque manus et iam sua fata videntem

et ‘mater! mater!’ clamantem et colla petentem

ense ferit Procne, lateri qua pectus adhaeret,

nec vultum vertit. satis illi ad fata vel unum

vulnus erat: iugulum ferro Philomela resolvit,

vivaque adhuc animaeque aliquid retinentia membra

dilaniant. pars inde cavis exsultat aenis,

pars veribus stridunt; manant penetralia tabo.

His adhibet coniunx ignarum Terea mensis

et patrii moris sacrum mentita, quod uni

fas sit adire viro, comites famulosque removit.

ipse sedens solio Tereus sublimis avito

vescitur inque suam sua viscera congerit alvum,

tantaque nox animi est, ‘Ityn huc accersite!’ dixit.

dissimulare nequit crudelia gaudia Procne

iamque suae cupiens exsistere nuntia cladis

‘intus habes, quem poscis’ ait: circumspicit ille

atque, ubi sit, quaerit; quaerenti iterumque vocanti,

sicut erat sparsis furiali caede capillis,

prosiluit Ityosque caput Philomela cruentum

misit in ora patris nec tempore maluit ullo

posse loqui et meritis testari gaudia dictis.

Thracius ingenti mensas clamore repellit

vipereasque ciet Stygia de valle sorores

et modo, si posset, reserato pectore diras

egerere inde dapes semesaque viscera gestit,

flet modo seque vocat bustum miserabile nati,

nunc sequitur nudo genitas Pandione ferro.

corpora Cecropidum pennis pendere putares:

pendebant pennis. quarum petit altera silvas,

altera tecta subit, neque adhuc de pectore caedis

excessere notae, signataque sanguine pluma est.

ille dolore suo poenaeque cupidine velox

vertitur in volucrem, cui stant in vertice cristae.

prominet inmodicum pro longa cuspide rostrum;

nomen epops volucri, facies armata videtur.

Ana Pérez Vega traduce así:

Arde y la ira suya

610no abarca la propia Progne, y el llanto de su hermana

conteniendo: “No se ha con lágrimas esto”, dice, “de tratar,

sino con hierro, sino si algo tienes que vencer al hierro

pueda. Para toda abominación yo, germana, me he preparado:

o yo, cuando con antorchas estos reales techos creme

615a su artífice echaré, a Tereo, en medio de las llamas,

o su lengua o sus ojos y los miembros que a ti el pudor

te arrebataron a hierro le arrancaré, o por heridas mil

su culpable aliento le expulsaré. Para cualquier cosa grande me he preparado;

qué sea, todavía dudo.” Mientras concluye tales cosas Progne

620a su madre venía Itis. De qué era capaz por él

advertida fue, y con ojos mirándolo inclementes: “Ah, cuán

eres parecido a tu padre”, dijo y no más hablando

la triste fechoría prepara y se consume en callada ira.

Cuando aun así se le acercó su nacido y a su madre su saludo

625ofreció y con sus pequeños brazos se acercó a su cuello,

y mezclados con ternuras de niño su boca le unió,

conmovida ciertamente fue su genetriz, y quebrantada se detuvo su ira,

y sus involuntarios ojos se humedecieron de lágrimas obligadas.

Pero una vez que por su excesiva piedad su mente vacilar

630sintió, desde él otra vez al rostro se tornó de su hermana,

y por turno mirando a ambos: “¿Por qué me hace llegar”, dice,

“el uno sus ternuras y calla la otra, arrancada su lengua?

A la que llama él madre ¿por qué no llama aquélla hermana?

Con qué marido te hayas casado, vélo, de Pandíon la nacida.


635Le desmereces: la abominación es piedad en tu esposo Tereo.”

No hay demora, arrastró a Itis, igual que del Ganges una tigresa

la cría lactante de una cierva por las espesuras opacas,

y cuando de la casa alta una parte alcanzaron remota

a él, tendiéndole sus manos y ya sus hados viendo

640y “madre, madre” clamando y su cuello buscando,

a espada hiere Progne, por donde al costado el pecho se une,

y no el rostro torna; bastante a él para sus hados incluso una

herida era: la garganta a hierro Filomela le tajó,

y vivos aún y de aliento algo reteniendo sus miembros

645le despedazan. Una parte de ahí bulle en los cavos calderos,

parte en asadores chirrían. Manan los penetrales de pus.

Con estas mesas acoge la esposa al ignorante Tereo,

y un sacrificio al uso de su patria mintiendo, al que solo

lícito sea asistir al marido, a cortesanos y sirvientes retira.

650Él mismo, sentado en su solio ancestral Tereo alto,

se ceba y en su vientre sus entrañas acumula y

–tanta la noche de su ánimo es–: “A Itis aquí traedme”, dijo.

Disimular no puede sus crueles goces Progne,

y ya deseosa de erigirse en mensajera de su propia calamidad:


655“Dentro tienes a quien reclamas”, dice. Alrededor mira él

y dónde esté pregunta: mientras lo busca y de nuevo lo llama,

como ella estaba, asperjados de su sangría de furia sus cabellos

se abalanzó y de Itis la cabeza cruenta Filomela

le lanzó a la cara de su padre y en ningún momento más quiso

660poder hablar y con las merecidas palabras testimoniar sus gozos.

El tracio con un ingente alarido las mesas repele

y a las vipéreas hermanas mueve del estigio valle,

y ora, si pudiera, por sacar abriéndose el pecho los siniestros

manjares de allí, y sus engullidas entrañas, arde,

665ya llora, y a sí mismo se llama pira desgraciada de su nacido,

ahora persigue con el desnudo hierro a las engendradas de Pandíon.

Los cuerpos de las Cecrópides con alas volar pensarías:

volaban con alas, de las cuales acude la una a las espesuras,

la otra en los techos se mete, y no todavía de su pecho se han desprendido

670las marcas de la matanza, y sellada con sangre su pluma está.

Él por el dolor suyo y de castigo por el ansia veloz,

se torna en pájaro, al que se alzan en su coronilla crestas.

Le sobresale, inmódico, en vez de su larga cúspide un pico.

Su nombre abubilla de ave, su porte armado parece.


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