Ovidio, Metamorfosis VI 426 a 674, ofrece un extenso relato del mito. Ofrecemos la parte final, tremendamente trágica y llena de tensión, en la que Procne mata a su hijo Itis, huye con Filomela de la furia de Tereo y éste es transformado en abubilla. No se dice nada respecto a qué se convirtieron procne y Filomela, aunque los mitógrafos latinos, no así los griegos como vimos en Apolodoro, coinciden en transformar a Procne en golondrina y a Filomela en ruiseñor. Este pájaro, por cierto, conserva en su nombre científico, Luscinia philomela, la referencia mitológica, aunque cabe decir que el nombre Filomela (Φιλομήλα) nada tiene que ver con las dotes musicales del ruiseñor, pues Filomela tiene una η (e larga) y, si significara “amante del canto”, tendría una ε (e breve). La palabra griega para “ruiseñor” (ἀηδών), en cambio, sí está emparentada con el verbo ἀείδω (cantar).
He aquí el texto ovidiano:
ardet et iram
non capit ipsa suam Procne fletumque sororis
corripiens ‘non est lacrimis hoc’ inquit ‘agendum,
sed ferro, sed si quid habes, quod vincere ferrum
possit. in omne nefas ego me, germana, paravi:
aut ego, cum facibus regalia tecta cremabo,
artificem mediis inmittam Terea flammis,
aut linguam atque oculos et quae tibi membra pudorem
abstulerunt ferro rapiam, aut per vulnera mille
sontem animam expellam! magnum quodcumque paravi;
quid sit, adhuc dubito.’ Peragit dum talia Procne,
ad matrem veniebat Itys; quid possit, ab illo
admonita est oculisque tuens inmitibus ‘a! quam
es similis patri!’ dixit nec plura locuta
triste parat facinus tacitaque exaestuat ira.
ut tamen accessit natus matrique salutem
attulit et parvis adduxit colla lacertis
mixtaque blanditiis puerilibus oscula iunxit,
mota quidem est genetrix, infractaque constitit ira
invitique oculi lacrimis maduere coactis;
sed simul ex nimia mentem pietate labare
sensit, ab hoc iterum est ad vultus versa sororis
inque vicem spectans ambos ‘cur admovet’ inquit
‘alter blanditias, rapta silet altera lingua?
quam vocat hic matrem, cur non vocat illa sororem?
cui sis nupta, vide, Pandione nata, marito!
degeneras! scelus est pietas in coniuge Tereo.’
nec mora, traxit Ityn, veluti Gangetica cervae
lactentem fetum per silvas tigris opacas,
utque domus altae partem tenuere remotam,
tendentemque manus et iam sua fata videntem
et ‘mater! mater!’ clamantem et colla petentem
ense ferit Procne, lateri qua pectus adhaeret,
nec vultum vertit. satis illi ad fata vel unum
vulnus erat: iugulum ferro Philomela resolvit,
vivaque adhuc animaeque aliquid retinentia membra
dilaniant. pars inde cavis exsultat aenis,
pars veribus stridunt; manant penetralia tabo.
His adhibet coniunx ignarum Terea mensis
et patrii moris sacrum mentita, quod uni
fas sit adire viro, comites famulosque removit.
ipse sedens solio Tereus sublimis avito
vescitur inque suam sua viscera congerit alvum,
tantaque nox animi est, ‘Ityn huc accersite!’ dixit.
dissimulare nequit crudelia gaudia Procne
iamque suae cupiens exsistere nuntia cladis
‘intus habes, quem poscis’ ait: circumspicit ille
atque, ubi sit, quaerit; quaerenti iterumque vocanti,
sicut erat sparsis furiali caede capillis,
prosiluit Ityosque caput Philomela cruentum
misit in ora patris nec tempore maluit ullo
posse loqui et meritis testari gaudia dictis.
Thracius ingenti mensas clamore repellit
vipereasque ciet Stygia de valle sorores
et modo, si posset, reserato pectore diras
egerere inde dapes semesaque viscera gestit,
flet modo seque vocat bustum miserabile nati,
nunc sequitur nudo genitas Pandione ferro.
corpora Cecropidum pennis pendere putares:
pendebant pennis. quarum petit altera silvas,
altera tecta subit, neque adhuc de pectore caedis
excessere notae, signataque sanguine pluma est.
ille dolore suo poenaeque cupidine velox
vertitur in volucrem, cui stant in vertice cristae.
prominet inmodicum pro longa cuspide rostrum;
nomen epops volucri, facies armata videtur.
Ana Pérez Vega traduce así:
Arde y la ira suya
610no abarca la propia Progne, y el llanto de su hermana
conteniendo: “No se ha con lágrimas esto”, dice, “de tratar,
sino con hierro, sino si algo tienes que vencer al hierro
pueda. Para toda abominación yo, germana, me he preparado:
o yo, cuando con antorchas estos reales techos creme
615a su artífice echaré, a Tereo, en medio de las llamas,
o su lengua o sus ojos y los miembros que a ti el pudor
te arrebataron a hierro le arrancaré, o por heridas mil
su culpable aliento le expulsaré. Para cualquier cosa grande me he preparado;
qué sea, todavía dudo.” Mientras concluye tales cosas Progne
620a su madre venía Itis. De qué era capaz por él
advertida fue, y con ojos mirándolo inclementes: “Ah, cuán
eres parecido a tu padre”, dijo y no más hablando
la triste fechoría prepara y se consume en callada ira.
Cuando aun así se le acercó su nacido y a su madre su saludo
625ofreció y con sus pequeños brazos se acercó a su cuello,
y mezclados con ternuras de niño su boca le unió,
conmovida ciertamente fue su genetriz, y quebrantada se detuvo su ira,
y sus involuntarios ojos se humedecieron de lágrimas obligadas.
Pero una vez que por su excesiva piedad su mente vacilar
630sintió, desde él otra vez al rostro se tornó de su hermana,
y por turno mirando a ambos: “¿Por qué me hace llegar”, dice,
“el uno sus ternuras y calla la otra, arrancada su lengua?
A la que llama él madre ¿por qué no llama aquélla hermana?
Con qué marido te hayas casado, vélo, de Pandíon la nacida.
635Le desmereces: la abominación es piedad en tu esposo Tereo.”
No hay demora, arrastró a Itis, igual que del Ganges una tigresa
la cría lactante de una cierva por las espesuras opacas,
y cuando de la casa alta una parte alcanzaron remota
a él, tendiéndole sus manos y ya sus hados viendo
640y “madre, madre” clamando y su cuello buscando,
a espada hiere Progne, por donde al costado el pecho se une,
y no el rostro torna; bastante a él para sus hados incluso una
herida era: la garganta a hierro Filomela le tajó,
y vivos aún y de aliento algo reteniendo sus miembros
645le despedazan. Una parte de ahí bulle en los cavos calderos,
parte en asadores chirrían. Manan los penetrales de pus.
Con estas mesas acoge la esposa al ignorante Tereo,
y un sacrificio al uso de su patria mintiendo, al que solo
lícito sea asistir al marido, a cortesanos y sirvientes retira.
650Él mismo, sentado en su solio ancestral Tereo alto,
se ceba y en su vientre sus entrañas acumula y
–tanta la noche de su ánimo es–: “A Itis aquí traedme”, dijo.
Disimular no puede sus crueles goces Progne,
y ya deseosa de erigirse en mensajera de su propia calamidad:
655“Dentro tienes a quien reclamas”, dice. Alrededor mira él
y dónde esté pregunta: mientras lo busca y de nuevo lo llama,
como ella estaba, asperjados de su sangría de furia sus cabellos
se abalanzó y de Itis la cabeza cruenta Filomela
le lanzó a la cara de su padre y en ningún momento más quiso
660poder hablar y con las merecidas palabras testimoniar sus gozos.
El tracio con un ingente alarido las mesas repele
y a las vipéreas hermanas mueve del estigio valle,
y ora, si pudiera, por sacar abriéndose el pecho los siniestros
manjares de allí, y sus engullidas entrañas, arde,
665ya llora, y a sí mismo se llama pira desgraciada de su nacido,
ahora persigue con el desnudo hierro a las engendradas de Pandíon.
Los cuerpos de las Cecrópides con alas volar pensarías:
volaban con alas, de las cuales acude la una a las espesuras,
la otra en los techos se mete, y no todavía de su pecho se han desprendido
670las marcas de la matanza, y sellada con sangre su pluma está.
Él por el dolor suyo y de castigo por el ansia veloz,
se torna en pájaro, al que se alzan en su coronilla crestas.
Le sobresale, inmódico, en vez de su larga cúspide un pico.
Su nombre abubilla de ave, su porte armado parece.
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