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Archive for May 2009

Finis coronat opus

sísif

“ El fin corona la obra “. El nominativo singular de finis, finis, el verbo corono, en tercera persona del singular del presente de indicativo y el acusativo singular neutro de opus, operis forman una frase propia de la literatura cristiana mediante la cual se quiere decir que todo aquello que se inicia hay que acabarlo o bien que nada hay terminado hasta su total culminación. Solía ponerse tiempo atrás en la página final de los libros.

Nosotros nos referimos con finis al final del curso académico 2008-2009 en 2º de bachillerato y con opus al trabajo desarrollado en este curso.

Hace hoy casi un año, el 28 de mayo del 2008, dediqué una serie de artículos al diseño de la asignatura de Griego II, a los textos que se deben traducir y al temario que hay que estudiar. No voy a repetir mis opiniones, sensaciones y propuestas para un diseño más en consonancia con lo que se puede ver en Griego I.

Terminado el curso, hemos podido traducir en su totalidad, y repasar en parte, el discurso I de Lisias y ver, en su esencia, la mayor parte de temas de cultura.

Habrá colegas que habrán podido traducir también el discurso XXIV, el del inválido, y ver la totalidad, con estudio in extenso, de los temas de cultura.

Confieso mi incapacidad para ello; y eso que no he podido dedicar las clases que me había propuesto al repaso de los contenidos vistos en 1º y al estudio de la abundante parte gramatical que es inabarcable en este primer curso de Griego, en el que, recuerdo, empezamos por el estudio del alfabeto.

Aunque se ha dicho muchas veces, no está de más que lo repitamos:

¿En qué cabeza cabe que una lengua, en cuyo estudio se inician los alumnos en 1º de bachillerato, con la dificultad añadida de su grafía, presente para su traducción en las PAAU un texto literario que un logógrafo escribió hace 2400 años para que su cliente lo memorizara y pudiera defenderse ante un tribunal ateniense?

¿Se imaginan que al alumno que se inicia en el inglés, le hagan traducir al año siguiente a Milton, Shakespeare, Byron, Chaucer o Dickens?

No sigo; es algo ya recordado muchas veces.

Debo decir que estoy contento con el resultado logrado. Los alumnos han obtenido buenas notas, una de ellas ha obtenido incluso Matrícula de Honor, según el artículo 11, apartado 6  de la Orden de 24 de noviembre de 2008 sobre evaluación en Bachillerato en la Comunidad Valenciana; además los cuatro harán las PAAU en junio, donde confío que saquen buena nota en Griego II y estoy convencido de que así será, a poco que se fijen un poco y no se pongan nerviosos.

Me queda un cierto regusto agridulce, porque, como he dicho, no hemos podido ver en su totalidad en el aula el temario de cultura, ni hemos podido traducir algún párrafo del discurso XXIV.

El viernes tuvimos la jornada de despedida de esta promoción de bachilleres. La presencia de referentes griegos, especialemnte mitológicos, fue destacada.

La última lección del curso, a cargo del profesor de física y química, Jesús Pérez, tuvo como hilo conductor a Ulises y su Odisea: estuvieron presentes Circe, Penélope, Calipso, Polifemo, las sirenas, los compañeros de Ulises, Atenea, Posidón, Euriclea, el perro Argos, Telémaco …

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En la intervención de uno de los tutores de segundo, Santiago Fabregat, a parte de un recuerdo a los 50 años de la canción Al vent de Raimon, estuvo presente el mito de Sísifo.

Cuando Santiago hablaba de Sísifo, me venía a la cabeza el trabajo de los profesores de griego. No sé por qué.

Una cita de Aristóteles en el discurso de los alumnos completó la presencia «clásica» y mítica de lo griego en este acto de clausura del curso 2008-2009.

El colofón, no obstante, lo puso el Gaudeamus igitur, interpretado por la coral del centro.

Mañana volveremos al instituto. Ya no tendremos alumnos a los que dar clase, aunque sí mucha tarea por delante.

La Orden sobre optativas en Bachillerato no se publica; sin ella no podemos confeccionar los impresos de matrícula de 1º y 2º de bachillerato. Hay borradores. Me parecen desacertados. Demasiadas optativas para elegir. Muchas optativas para departamentos sobrados de horas (inglés, castellano, valenciano, historia) y recorte para los de siempre (latín, griego, música).

Mucho me temo que la orden responderá al verso horaciano (Poética, 139): Parturient montes, nascetur ridiculus mus.

Además, me lo temo, la nueva selectividad hará que las optativas sean perjudicadas por la elección de una cuarta materia de modalidad como optativa. Sobre ambos asuntos he escrito en otra ocasión en este mismo lugar.

Ahora a confiar en que, entre tanta optativa, los alumnos se inclinen por Referentes y Fundamentos, asignaturas que espero que en la Orden citada aparezcan como comunes a todas las modalidades de bachillerato.

En algún borrador he leído que Fundamentos Léxicos de LA CIENCIA Y LA TÉCNICA era optativa en la modalidad de HUMANIDADES. ¿Cabe mayor incoherencia?

Y esperar que los alumnos de Griego I elijan Griego II, pese al bombardeo administrativo, a las corrientes practicistas, mercantilistas, a las ignorantes tendencias del ¿para qué sirve?.

Tal vez debamos recurrir a ciertos trípticos informativos o a campañas publicitarias sinceras y un tanto irónicas.

Lo cierto es que, un curso más, hemos podido dar clase de una asignatura que nos gusta, que estudiamos en su día por auténtica vocación y en la que ponemos cada día toda nuestra ilusión y ganas por mejorar.

Confiemos en poder hacerlo el curso 2009-2010.

griegoordenador

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ovidiometamorfosis

 

 

Otra fuente literaria grecolatina de suma importancia para el mito de Polifemo y Galatea es Ovidio, Metamorfosis, XIII, 750 ss.

 

‘te tamen, o virgo, genus haut inmite virorum

expetit, utque facis, potes his inpune negare;

at mihi, cui pater est Nereus, quam caerula Doris

enixa est, quae sum turba quoque tuta sororum,

non nisi per luctus licuit Cyclopis amorem

effugere.’ et lacrimae vocem inpediere loquentis.

quas ubi marmoreo detersit pollice virgo

et solata deam est, ‘refer, o carissima’ dixit

‘neve tui causam tege sic sum fida doloris!’

Nereis his contra resecuta Crataeide natam est:

‘Acis erat Fauno nymphaque Symaethide cretus

magna quidem patrisque sui matrisque voluptas,

nostra tamen maior; nam me sibi iunxerat uni.

pulcher et octonis iterum natalibus actis

signarat teneras dubia lanugine malas. 

hunc ego, me Cyclops nulla cum fine petebat.

nec, si quaesieris, odium Cyclopis amorne

Acidis in nobis fuerit praesentior, edam:

par utrumque fuit. pro! quanta potentia regni

est, Venus alma, tui! nempe ille inmitis et ipsis

horrendus silvis et visus ab hospite nullo

inpune et magni cum dis contemptor Olympi,

quid sit amor, sentit validaque cupidine captus

uritur oblitus pecorum antrorumque suorum.

iamque tibi formae, iamque est tibi cura placendi,

iam rigidos pectis rastris, Polypheme, capillos,

iam libet hirsutam tibi falce recidere barbam

et spectare feros in aqua et conponere vultus.

 

 

urbinogalatea

 

caedis amor feritasque sitisque inmensa cruoris

cessant, et tutae veniuntque abeuntque carinae.

Telemus interea Siculam delatus ad Aetnen,

Telemus Eurymides, quem nulla fefellerat ales,

terribilem Polyphemon adit «lumen» que, «quod unum

fronte geris media, rapiet tibi» dixit «Ulixes.»

risit et «o vatum stolidissime, falleris,» inquit,

«altera iam rapuit.» sic frustra vera monentem

spernit et aut gradiens ingenti litora passu

degravat, aut fessus sub opaca revertitur antra.

prominet in pontum cuneatus acumine longo

collis utrumque latus circumfluit aequoris unda:

huc ferus adscendit Cyclops mediusque resedit;

lanigerae pecudes nullo ducente secutae.

cui postquam pinus, baculi quae praebuit usum,

ante pedes posita est antemnis apta ferendis

sumptaque harundinibus conpacta est fistula centum,

senserunt toti pastoria sibila montes, 

senserunt undae; latitans ego rupe meique

Acidis in gremio residens procul auribus hausi

talia dicta meis auditaque mente notavi:

‘»Candidior folio nivei Galatea ligustri,

floridior pratis, longa procerior alno,

splendidior vitro, tenero lascivior haedo,

levior adsiduo detritis aequore conchis,

solibus hibernis, aestiva gratior umbra,

mobilior damma, platano conspectior alta,

lucidior glacie, matura dulcior uva,

mollior et cycni plumis et lacta coacto,

et, si non fugias, riguo formosior horto;

«Saevior indomitis eadem Galatea iuvencis,

durior annosa quercu, fallacior undis,

lentior et salicis virgis et vitibus albis,

his inmobilior scopulis, violentior amne,

laudato pavone superbior, acrior igni,

asperior tribulis, feta truculentior ursa,

surdior aequoribus, calcato inmitior hydro,

et, quod praecipue vellem tibi demere possem,

non tantum cervo claris latratibus acto,

verum etiam ventis volucrique fugacior aura,

at bene si noris, pigeat fugisse, morasque

ipsa tuas damnes et me retinere labores

sunt mihi, pars montis, vivo pendentia saxo

antra, quibus nec sol medio sentitur in aestu,

nec sentitur hiems; sunt poma gravantia ramos,

sunt et purpureae: tibi et has servamus et illas. 

 

  

acisygalatea

 

 

 

ipsa tuis manibus silvestri nata sub umbra

mollia fraga leges, ipsa autumnalia corna

prunaque non solum nigro liventia suco,

verum etiam generosa novasque imitantia ceras.

nec tibi castaneae me coniuge, nec tibi deerunt

arbutei fetus: omnis tibi serviet arbor.

«Hoc pecus omne meum est, multae quoque vallibus errant,

multas silva tegit, multae stabulantur in antris,

nec, si forte roges, possim tibi dicere, quot sint:

pauperis est numerare pecus; de laudibus harum

nil mihi credideris, praesens potes ipsa videre,

ut vix circumeant distentum cruribus uber.

sunt, fetura minor, tepidis in ovilibus agni.

sunt quoque, par aetas, aliis in ovilibus haedi.

lac mihi semper adest niveum: pars inde bibenda

servatur, partem liquefacta coagula durant.

«Nec tibi deliciae faciles vulgataque tantum

munera contingent, dammae leporesque caperque,

parve columbarum demptusve cacumine nidus:

inveni geminos, qui tecum ludere possint,

inter se similes, vix ut dignoscere possis,

villosae catulos in summis montibus ursae:

inveni et dixi ‘dominae servabimus istos.”

«Iam modo caeruleo nitidum caput exere ponto,

iam, Galatea, veni, nec munera despice nostra!

certe ego me novi liquidaeque in imagine vidi

nuper aquae, placuitque mihi mea forma videnti.

adspice, sim quantus: non est hoc corpore maior

Iuppiter in caelo, nam vos narrare soletis

nescio quem regnare Iovem; coma plurima torvos 

prominet in vultus, umerosque, ut lucus, obumbrat;

nec mea quod rigidis horrent densissima saetis

corpora, turpe puta: turpis sine frondibus arbor,

turpis equus, nisi colla iubae flaventia velent;

pluma tegit volucres, ovibus sua lana decori est:

barba viros hirtaeque decent in corpore saetae.

unum est in media lumen mihi fronte, sed instar

ingentis clipei. quid? non haec omnia magnus

Sol videt e caelo? Soli tamen unicus orbis.

 

 

polifemoacisgalatea1

 

«Adde, quod in vestro genitor meus aequore regnat:

hunc tibi do socerum; tantum miserere precesque

supplicis exaudi! tibi enim succumbimus uni,

quique Iovem et caelum sperno et penetrabile fulmen,

Nerei, te vereor, tua fulmine saevior ira est.

atque ego contemptus essem patientior huius,

si fugeres omnes; sed cur Cyclope repulso

Acin amas praefersque meis conplexibus Acin?

ille tamen placeatque sibi placeatque licebit,

quod nollem, Galatea, tibi; modo copia detur:

sentiet esse mihi tanto pro corpore vires!

viscera viva traham divulsaque membra per agros

perque tuas spargam sic se tibi misceat! undas.

uror enim, laesusque exaestuat acrius ignis,

cumque suis videor translatam viribus Aetnen

pectore ferre meo, nec tu, Galatea, moveris.»

‘Talia nequiquam questus nam cuncta videbam

surgit et ut taurus vacca furibundus adempta

stare nequit silvaque et notis saltibus errat, 

cum ferus ignaros nec quicquam tale timentes

me videt atque Acin «video» que exclamat «et ista

ultima sit, faciam, Veneris concordia vestrae.»

tantaque vox, quantam Cyclops iratus habere

debuit, illa fuit: clamore perhorruit Aetne.

ast ego vicino pavefacta sub aequore mergor;

terga fugae dederat conversa Symaethius heros

et «fer opem, Galatea, precor, mihi! ferte, parentes,»

dixerat «et vestris periturum admittite regnis!»

insequitur Cyclops partemque e monte revulsam

mittit, et extremus quamvis pervenit ad illum

angulus e saxo, totum tamen obruit Acin,

at nos, quod fieri solum per fata licebat,

fecimus, ut vires adsumeret Acis avitas.

puniceus de mole cruor manabat, et intra

temporis exiguum rubor evanescere coepit,

fitque color primo turbati fluminis imbre

purgaturque mora; tum moles iacta dehiscit,

vivaque per rimas proceraque surgit harundo,

osque cavum saxi sonat exsultantibus undis,

miraque res, subito media tenus exstitit alvo

incinctus iuvenis flexis nova cornua cannis,

qui, nisi quod maior, quod toto caerulus ore,

Acis erat, sed sic quoque erat tamen Acis, in amnem

versus, et antiquum tenuerunt flumina nomen.’

 

 

Galatea, Acis y Polifemo

«A ti, aun así, oh virgen, un género no despiadado de varones

te pretende y, como haces, puedes a ellos impunemente negarte.

Mas a mí, para quien padre es Nereo, a quien la azul Doris

a luz dio, quien estoy por la multitud también guardada de mis hermanas,

no, sino mediante lutos, lícito me fue del Cíclope al amor

escapar», y lágrimas la voz impidieron de la que hablaba.

Las cuales, cuando enjugó con su pulgar de mármol la virgen,

y consolado a la diosa hubo: «Cuenta, oh carísima», dijo,

«y la causa no oculta -así soy fiel- de tu dolor».

La Nereide, de ello en contra, prosiguió diciendo del Crateida a la nacida:

«Acis había sido de Fauno y de la ninfa Simétide creado,

gran placer ciertamente del padre suyo y madre,

nuestro aun así mayor, pues a mí consigo solo me había unido.

Bello, y sus octavos cumpleaños por segunda vez hechos,

había señalado sus tiernas mejillas con un dudoso bozo.

A él yo, a mí el Cíclope sin ningún final me pretendía,

y no, si preguntares, si el odio del Cíclope o el amor

de Acis en nos fuera más presente, te revelaré:

par uno y otro era. ¡Oh, cuánta la potencia del reino,

es, Venus nutricia, tuyo! Como que aquel despiadado y para las mismas

espesuras horrendo y visto por huésped ninguno

impunemente y del gran Olimpo con sus dioses despreciador,

qué sea el amor siente, y de un vigoroso deseo cautivo

se abrasa olvidado de los ganados y de los antros suyos.

Y ya para ti el de tu hermosura, y ya para ti es el cuidado el de gustar,

ya rígidos peinas con rastrillos, Polifemo, tus cabellos,

ya te gusta, hirsuta, a ti, con la hoz recortar tu barba,

y contemplar fieros en el agua, y componerlos, tus semblantes.

De la matanza el amor y la fiereza y la sed inmensa de crúor

cesan y seguras vienen y van las quillas.

Télemo entre tanto, habiendo bajado hasta el siciliano Etna,

Télemo, el Eurímida, a quien ningún ave había engañado,

al terrible Polifemo se acerca y: «Esa luz, que única

en la mitad de tu frente llevas, te la arrebatará a ti», dijo, «Ulises».

Se rió y: «Oh de los videntes el más estúpido, te engañas», dice.

«Otra ya me lo ha arrebatado». Así, al que en vano la verdad le advertía,

desprecia, y o bien pisando con su ingente paso las playas

socava, o, agotado, bajo sus opacos antros regresa.

 

 

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Sobresale hacia el ponto, acuñado en punta larga,

un collado. A ambos costados circunfluye de la superficie la onda.

Aquí fiero asciende el Cíclope, y central se asienta,

mientras sus lanados rebaños, sin que nadie les guiase, le seguían.

Y él, después que un pino, que de bastón prestaba el uso,

ante sus pies dejado hubo, para llevar entenas apto,

y tomado que hubo, de cañas cien compactada, una siringa,

sintieron todos los montes sus pastoriles silbos,

los sintieron las ondas. Agazapada yo en un risco, y de mi

Acis en el regazo sentada, de lejos con los oídos recogí

tales razones míos, y oídas en mi mente las anoté:

«Más cándida que la hoja de la nívea, Galatea, alheña,

más florida que los prados, más esbelta que el largo aliso,

más espléndida que el vidrio, que el tierno cabrito más retozona,

más lisa que por la asidua superficie trizadas las conchas,

que los soles invernales, que la veraniega sombra más grata,

más noble que las manzanas, que el plátano alto más visible,

más lúcida que el hielo, que la uva madura más dulce,

más blanda que del cisne las plumas y la leche cuajada,

y si no huyeras, más hermosa que un bien regado huerto.

 

 

polifemoygalatea2

 

Más salvaje que las indómitas, la misma Galatea, novillas,

más dura que la añosa encina, más falaz que las ondas,

más lenta que las varas del sauce y las vides blancas,

que estas peñas más inconmovible, más violenta que el caudal,

que un alabado pavón más soberbia, más acre que el fuego,

más áspera que los abrojos, más brava que preñada la osa,

más sorda que las superficies, más despiadada que pisada una hidra,

y lo que principalmente querría que a ti arrancarte yo pudiera,

no sólo que el ciervo por los claros ladridos movido,

sino incluso que los vientos y voladora el aura más fugaz.

Mas si bien supieras, te pesaría el haber huido, y las demoras

tuyas tú misma condenarías y por retenerme te esforzarías.

Hay para mí, parte de un monte, suspendidos de la viva roca,

unos antros, los cuales, ni el sol en medio del calor sienten,

y no sienten el mal tiempo; hay frutos que hunden sus ramas,

hay, al oro semejantes, largas en sus vides, uvas,

las hay también purpúreas: para ti éstas reservamos, y aquéllas.

Tú misma con tus manos, bajo la silvestre sombra nacidas,

blandas fresas cogerás, tú misma otoñales cornejos,

y ciruelas, no sólo las cárdenas de negro jugo,

sino también las nobles, que imitan nuevas a las ceras,

ni a ti castañas, yo tu esposo, ni a ti te faltarán

del madroño las crías: todo árbol a ti te servirá.

Este ganado todo mío es, y muchas también por los valles erran,

muchas la espesura oculta, muchas se apriscan en mis antros,

y no, si acaso preguntas, podría a ti decirte cuántas son:

de pobre es contar su ganado. De las alabanzas suyas

nada a mí creyeras: presente puedes tú misma verlo,

cómo apenas rodean, restallante, con sus patas su ubre.

Hay, crianza menor, en sus tibios rediles corderos,

hay también, pareja la edad, en otros rediles cabritos.

Leche para mí siempre hay, nívea: parte de ahí para beber

se reserva, otra parte licuados coágulos la cuajan.

Y no delicias fáciles y vulgares presentes

sólo te alcanzarán, gamos, liebres y cabrío,

o un par de palomas o cogido de su copa un nido:

he encontrado, gemelos, que contigo jugar puedan,

entre sí semejantes como apenas distinguirlos puedas,

de una velluda osa cachorros en lo alto de unos montes.

Los encontré y dije: «Para mi dueña los reservaremos».

Ya, ora, tu nítida cabeza saca del ponto de azul,

ya, Galatea, ven, y no desprecia los regalos nuestros.

Ciertamente yo me he conocido y de la líquida agua en la imagen

me he visto hace poco, y me complació a mí al verme mi figura.

Contempla cuán grande soy. No es que este cuerpo mayor

Júpiter en el cielo, pues vosotros narrar soléis

que no sé que Júpiter reina. Mi melena mucha emerge

sobre mi torvo rostro y mis hombros, como una floresta, sombrea.

Y que de rígidas cerdas se eriza densísimo

mi cuerpo no indecente considera: indecente sin sus frondas el árbol,

indecente el caballo si sus cuellos dorados crines no velan,

pluma cubre a las aves, para las ovejas su lana decor es:

la barba a los varones, y les honra en su cuerpo sus erizados vellos.

Única es en mitad de mi frente la luz mía, pero en traza

de un gigante escudo. ¿Qué? ¿No estas cosas todas el gran

Sol ve desde el cielo? Del Sol, aun así, único el orbe.

Añade que en vuestra superficie el genitor mío reina,

este suegro a ti te doy. Sólo apiádate, y las plegarias

de este suplicante escucha. Pues a ti hemos sucumbido, sola,

y quien a Júpiter y a su cielo desprecio, y su penetrable rayo,

Nereide, a ti te venero, que el rayo más salvaje la ira tuya es.

Y yo, despreciado, sería más sufridor de ello

si huyeras a todos. ¿Pero por qué, el Cíclope rechazado,

a Acis amas y prefieres que mis abrazos a Acis?

 

esculturapolifem

 

 

Él, aun así, que a sí mismo se plazca, y te plazca, lícito sea,

lo cual yo no quisiera, Galatea, a ti: sólo con que la ocasión se me dé,

sentirá que tengo yo, según este tan gran cuerpo, fuerzas.

Sus vísceras vivas le sacaré y sus divididos miembros por los campos,

y los esparciré -así él a ti se mezcle- por tus ondas.

Pues me abraso, y dañado se inflama más acre el fuego,

y con sus fuerzas me parece que trasladado el Etna

en el pecho llevo mío, y tú, Galatea, no te conmueves».

De tales cosas para nada lamentándose -pues todo yo veía-

se levanta, y como el toro furibundo, su vaca al serle arrebatada,

parar no puede, y por la espesura y sus conocidos sotos erra:

cuando, fiero, sin nosotros darnos cuenta y que para nada tal temíamos,

a mí me ve y a Acis y: «Te veo», exclama, «y que ésta

la última sea, haré, concordia de la Venus vuestra»,

y tan gran voz cuanta un Cíclope airado tener

debió, aquella fue. De su grito se erizó el Etna.

Mas yo, despavorida, bajo la vecina superficie me sumerjo.

Sus espaldas a la fuga vueltas había dado el Simetio héroe

y: «Préstame ayuda, Galatea, te lo ruego. Prestádmela, padres»,

había dicho, «y al que va a morir admitid a vuestros reinos».

Le persigue el Cíclope, y una parte del monte arrancada

le lanza, y un extremo ángulo aunque arribó

hasta él de la roca, todo, aun así, sepultó a Acis.

Mas nos, lo que hacerse sólo, por los hados, podía,

hicimos, que las fuerzas asumiera Acis de su abuelos.

Bermellón de esa mole crúor manaba, y dentro

de un tiempo exiguo su rubor a desvanecerse comenzó,

y se hace su color a lo primero el del caudal turbado por la lluvia,

y se purga con la demora. Entonces la mole a él arrojada se hiende,

y viva por sus grietas y esbelta se levanta una anea,

y la boca hueca de la roca suena al brollarle ondas,

y, admirable cosa, de súbito emerge hasta el vientre en su mitad,

enceñido un joven de flexibles cañas por sus nuevos cuernos,

el cual, si no porque más grande, porque azul en toda su cara,

Acis era, pero así también era, con todo, Acis, en caudal

vuelto, y su antiguo nombre retuvieron sus corrientes».

 

 

  

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lucreciatiziano

 

Más adelante se narra el momento en que Lucrecia revela a su marido Colatino y a su padre Lucrecio que ha sido violada por Tarquinio y, ante ellos, se quita la vida. Las secciones 11, 12 y 13.

Vuelve en ese momento el raudo mensajero.

A su señor y a otros, por delante acompaña.

Ve el esposo a Lucrecia largamente enlutada 1585

y en torno de sus ojos por el llanto arruinados,

unos aros azules igual al arco iris.

Estos ríos de hiel en el oscuro cauce,

serán nuevas tormentas sobre las ya pasadas.

Cuando esto ve el esposo, con cara preocupada 1590

intrigado la mira. Los ojos aunque hundidos

en lágrimas, miraban, duros y enrojecidos.

Su viveza está muerta por las preocupaciones

y él no tiene valor para indagar la causa.

Enfrentados de pie, como viejos amigos, 1595

lejos de sus hogares, preguntan por su suerte.

Por fin, toma su mano, pálida y desmayada

y comienza a decir: «¿Qué depravado evento

sobre ti, ha recaído, que estás tan temblorosa?

Dulce amor, ¿qué dolor empaña tu hermosura? 1600

¿Por qué has sido llevada sin querer a estos males?

Desvela pues amada tu triste pesadumbre

y cuenta tu amargura para darle remedio.»

Tres veces, con suspiros, intenta hablar su pena,

antes de conseguir una sola palabra. 1605

Ungida ella contesta a la voz de su esposo

y humilde se prepara a darle a conocer

que su honor está reo de su cruel enemigo,

en tanto Colatino, con los demás señores,

con atención anhelan escuchar el relato. 1610

Y aquel pálido cisne en su acuoso nido,

comienza el canto fúnebre de inequívoco fin:

«Pocas palabras» dice «le van mejor al crimen,

que hallar alguna excusa que pueda repararlo.

En mí, hay más dolores que palabras me pesan 1615

y mis quejas irían sin norte en la distancia,

si todas las narrara con mi cansada lengua.

Sea, pues, esto todo, lo que deba decirse:

Mi fiel querido esposo, en la paz de tu lecho,

se introduzco un extraño y en tu almohada yació, 1620

mientras tú, no podías, reposar en su albura.

El resto de la infamia que imaginarte puedes,

le fue impuesto a la fuerza a mi fragilidad.

Desde entonces, Lucrecia, tu esposa, ya no es libre.

En el silencio horrible, en mitad de la noche, 1625

entró en mi habitación armado de su espada

-parecía un demonio quemándose en sus llamas-

y quedamente dijo: «Despierta ya, romana,

y sírvele a mi amor o tendrás mi venganza,

en la infamia que a todos infligiré esta noche, 1630

si te opones al acto de mi ardiente pasión.»

«A tu mejor sirviente, al favorito» dijo

«sino pliegas tu orgullo a mi fuerte deseo

mataré en este instante y tú tendrás su suerte

y juraré que estabais desnudos cometiendo 1635

el acto de lujuria y en justicia maté

a los fornicadores. Esta acción me dará

un inmenso renombre y a ti tu deshonor.»

lucreciagentileschi

Sobresaltada puse mi grito por los cielos

y él en mi corazón la punta de su espada, 1640

jurándome, que a menos, fuera en todo paciente

al alba no estaría para decir palabra.

Así con mi deshora quedaría marcada.

Jamás se olvidará ¡oh! poderosa Roma,

a la infiel de Lucrecia, muerta junto a su esclavo. 1645

Mi rival era fuerte y yo frágil y débil,

más débil por efectos de mi fuerte terror.

Aquel sangriento juez hizo callar mi lengua,

no queriendo escuchar súplicas de justicia,

y llegó en su locura ciegamente a jurar 1650

que mi pobre belleza, fue el ladrón de sus ojos,

y cuando al juez se roba, el prisionero paga.

¡Enseñadme a tramar la red de mi disculpa!

O, al menos encontrar un humilde refugio,

donde piense en mi sangre, por el vil mancillada, 1655

aunque mi alma esté pura e inmaculada.

Que al no plegarse el alma, él no pudo llevarla

a pecadores goces y sigue estando pura,

en su encierro infernal pero viva y latiendo.»

¡Mirad al comerciante que ha vendido su honra! 1660

Con la cabeza gacha y con la voz ahogada,

con la mirada triste y los brazos en cruz.

De sus pálidos labios empiezan a brotar,

el dolor que moroso retarda su respuesta.

Mas el náufrago lucha sabiéndose perdido, 1665

cuando exhala su aliento el aire que expulsó.

Tal como la riada, ruge al ojo del Puente

y escapa a la mirada que observa su corriente,

pero en el remolino se encrespa con orgullo

y brama contra el cauce que la obliga a correr, 1670

impulsada hacia arriba, adelante y atrás.

El pesar del esposo se transforma en la sierra

que adelante y atrás empuja su rencor.

Muda de tanta pena, ve en su mísero esposo

el dolor y el tardío frenesí despertado. 1675

«¡Oh, señor, tu tormento a mi tormento presta

vigor! Ningún diluvio se amaina con la lluvia

y mi dolor me mata si te veo sufrir,

por que el tuyo es más fuerte y debiera bastar

para ahogar el dolor, un par de ojos llorosos. 1680

Por aquello que tanto consiguió enamorarte,

por la que fue tu esposa, Lucrecia: ¡Oh, escúchame!

Rápidamente busca vengarte en mi enemigo,

en el tuyo y el suyo y piensa que defiendes,

una causa pasada. Que tu ayuda me llega, 1685

cuando ya no me sirve, aunque muera el traidor.

La justicia remisa, nutre la iniquidad.

Mas antes de deciros su nombre», dice ella,

dirigiéndose a aquellos que están con Colatino,

«juraréis ante mí la honorable promesa 1690

de conseguir vengar el deshonor causado.

Suprimir la injusticia con armas vengadoras,

pues meritorio y bello designio es del que jure,

el reparar la ofensa hecha a una pobre dama.»

Ante esta petición con noble y doble ánimo, 1695

cada señor presente prestó su juramento,

impuesto por las leyes de la caballería,

anhelando saber el nombre del infame.

Mas ella que no ha dicho toda su triste historia,

la protesta detiene. «¡Decidme!» exclama ella, 1700

«¿cuánta mancha será lavada de mi ofensa?

¿De qué especie es mi falta y cuál es mi delito

si forzada me vi por la cruel circunstancia?

¿Se absolverá mi alma pura, de tanta mancha?

¿puede mi honor manchado con algo enaltecerse? 1705

¿Hay cláusulas legales que disculpen mi falta?

La fuente envenenada por sí mismo se aclara

¿por qué no puede ella lavar su propia mancha?»

A la vez comenzaron todos a replicar,

que las manchas del cuerpo las borra un alma pura. 1710

Lucrecia se sonríe, tristemente y desvía

su rostro que es la estampa del más vivo dolor

y del duro infortunio grabado con sus lágrimas.

«No, no» dice «no habrá, dama que en el futuro,

use de mis disculpas para su absolución.» 1715

Suspira, cual si fuera a perder hasta el alma

y nombra al vil Tarquino. «¡Él, él!» grita y solloza.

Pero su pobre legua no dice más que «él»,

hasta que con tropiezos y muchas dilaciones,

recordando suspiros y esfuerzos dolorosos 1720

exclama: «¡Él, él, nobles señores, él ha sido,

quien induce mi mano a afligirme esta herida.»

Después de hablar envaina, en su pecho inocente,

un puñal que a su vez desvainó a su alma.

lucrceciarosales

Libera el tajo a esta de la honda zozobra, 1725

reinante en la asquerosa prisión en que vivía.

Sus contritos suspiros a las nubes elevan

a su espíritu alado, que escapa por la herida

en el último instante de un sino concluido.

Ante el terrible acto quedan petrificados 1730

el pobre Colatino y el séquito presente.

El padre de Lucrecia al ver que se desangra

se arroja sobre el cuerpo de la pobre suicida.

De la fuente escarlata, saca Bruto temblando,

el cuchillo mortal que al dejar las heridas, 1735

perseguirá la sangre con su inútil justicia.

Al salir de su pecho la sangre a borbotones,

se divide en dos lentas corrientes carmesí,

que encierran a su cuerpo en un círculo igual

a una isla asaltada, que se extiende desnuda 1740

y despoblada en medio de horrenda inundación.

Su sangre pura y roja aun permanecía,

mas la que mancillara, Tarquino, se hace negra.

Ahora, sobre la fúnebre, azul y helada cara,

en la sangre más negra hay un halo acuoso, 1745

que parece llorar sobre el manchado espacio.

Desde entonces llorando las penas de Lucrecia,

la sangre putrefacta muestra signos de agua,

mientras la sangre limpia aun permanece roja,

como ruborizándose de la que está podrida. 1750

«Hija mía querida» dice el pobre Lucrecio,

«la vida que has matado, también era mi vida.

Si en la imagen de un hijo está la de su padre,

¿qué será de mi vida si no vive Lucrecia?

No emanaste de mí para un final tan triste. 1755

Si los hijos se mueren antes que el viejo padre

¿quiénes son los retoños y quiénes los maduros?

Pobre espejo quebrado, cuántas veces has visto

en tu dulce semblante mi renacida edad

y pasar de ser joven a empañado por viejo, 1760

en descarnada muerte que el tiempo ha desgastado.

¡De tus dulces mejillas arrancaron mi imagen,

rompiendo la belleza que había en el cristal,

para que nunca vea aquello que yo fui!

¡Tiempo detén tu cauce y acaba tu existencia 1765

puesto que ya no están los que me sobrevivan!

¿Por qué gana la muerte al más fuerte en su lucha

dejándole vivir al vacilante y débil?

La abeja vieja muere en función de las jóvenes.

¡Vive, dulce Lucrecia, vive de nuevo y mira 1770

como muere tu padre antes de ver que mueres!»

Entonces, Colatino, despierta de su sueño

y le pide a Lucrecio su lugar de dolor,

sobre la sangre fría del cuerpo de Lucrecia

y al caer desmayado por el terror vencido, 1775

también parece muerto, tendido junto a ella,

hasta que su energía le ordena levantarse

y vivir solamente para vengar su muerte.

Tan honda turbación ha calado en su alma

y a impuesto un mudo freno al dolor de su lengua, 1780

la cual enloquecida, regida por la rabia,

ha impedido al esposo desahogarse en palabras.

Trata de decir algo, mas los labios no emiten

palabras. Tal pesar ayuda al corazón,

mas nadie entendería el silente diálogo. 1785

Sólo pronuncia claro el nombre de Tarquino,

solamente entre dientes, como si lo mordiera.

Esta gran tempestad hasta acabar en lluvia,

retiene su pesar sólo para aumentarlo,

al fin llueve y se calma el viento laborioso. 1790

Luego el hijo y el padre lloran la misma pena,

a cual más por la hija, a cual más por la esposa.

Uno la llama suya. Suya la llama el otro

aunque ninguno puede poseer lo que pide.

El padre dice: «Es mía.» «Oh, mía solamente», 1795

le replica el esposo. «Por Dios no me arrebates

ser dueño d esta pena. Que no haya ni un doliente,

que llore por mi esposa, pues mía sólo era

y sólo Colatino llorará por su esposa.»

«¡Oh, Dios!» dice Lucrecio, «yo le engendré la vida 1800

que demasiado pronto y tarde derramó!»

«Dolor» dice el esposo «era mi dulce esposa,

tan mía, que la vida, que se quitó era mía.»

«Mi hija» más «mi esposa» en un clamor llenaban

el aire, que ahora dueño, de la infeliz Lucrecia, 1805

contestaba con ecos: «Mi hija» más «mi esposa».

Bruto que del costado, de ella arrancó el cuchillo,

al verles tan rivales de los mismos dolores,

comenzó a revestir su espíritu de orgullo

sepultando en la herida su aparente dislate. 1810

El era entre su pueblo, un romano estimado,

como el bufón deforme, suele serlo del rey,

que sólo aprecia chistes y tontas ocurrencias.

Pero ahora deja a un lado su hábito intrascendente,

donde encuentra cobijo su gran sabiduría, 1815

usando su talento, largo tiempo escondido,

para calmar el llanto del pobre Colatino.

«Tú, ultrajado romano. ¡Levántate, señor!

Permite que este frívolo que tonto se supone

llevar al tribunal su experiencia y talento. 1820

Dime buen Colatino: ¿Cura el dolor, dolor?

¿Heridas y aflicciones se ayudan mutuamente?

¿Venganza es lapidarse por el infame acto,

causante de que ella, tu esposa, se desangre?

Infantil aptitud es voluntad de débiles. 1825

Tu desgraciada esposa las cosas confundió

al matarse a sí misma y no al vil enemigo.

¡Oh, valiente romano! No ahogues tu corazón

en el suave rocío de inútiles lamentos.

Inclínate conmigo y haz tu parte del ruego, 1830

de invocar que despierten, nuestros dioses romanos,

de tal modo que vean el repugnante acto.

Puesto que nuestra Roma, con ello se deshonra,

limpiemos nuestras calles, con nuestros fuertes brazos.

¡Y por el Capitolio que todos adoramos, 1835

por esta casta sangre vertida inútilmente,

por este bello sol, reserva de cosechas,

por todos los derechos que Roma nos procura,

por la fe de Lucrecia que hace poco lloraba

su desdicha; por este, cuchillo ensangrentado, 1840

vengaremos la muerte de tu querida esposa!»

Dicho esto, su mano, le golpeó en el pecho,

besó el fatal cuchillo, para ofrendar su voto,

y a su proclama urge se unan los demás,

que admirados, aprueban, sus sentidas palabras. 1845

Luego todos postrando las rodillas en tierra

y el hondo juramento que Bruto profirió,

de nuevo lo pronuncian y todos con él juran.

Cuando todos juraron el compartido fallo,

sacaron del lugar a la bella Lucrecia, 1850

para mostrar su cuerpo sangrante a toda Roma

y proclamar así la afrenta de Tarquino,

lo cual, una vez hecho con rauda diligencia,

hizo que los romanos castiguen entre aplausos,

al infame Tarquino, al exilio perpetuo. 1855

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El texto que ofrecemos ha sido sacado de aquí.

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noalro10 

Como exalumno de la Escuela de Idiomas, en las minoritarias lenguas de árabe y ruso, no puedo menos que seguir el meme que nos llega desde Les ales de Pegàs, blog que se sumó a nuestra defensa de las clásicas y que gentilmente siguió en aquella ocasión nuestra invitación a unirse a aquella exitosa cadena.

Dicho meme ha sido lanzado desde el blog Chiodo sc(hi)accia chiodo.

Y tal como mandan las reglas de los memes reproducimos la imagen, copiamos el texto y lo enviamos a otros blogueros para que colaboren en su difusión, enviándoles un comentario a su blog.

En el primer trimestre de 2009, la Conselleria d’Educació de la Generalitat Valenciana va presentar una ordre que pretén regular les EOIs de la nostra comunitat.Aquest document suposa un fort retall en l’oferta d’idiomes a tot el nostre territori amb la pèrdua de llocs de treball docent que aquest fet produirà, així com l’empitjorament de les seues condicions laborals i la defunció de les EOIs que es convertiran, de fet, en centres on s’estudie només l’anglés.

 

Nosaltres professors d’EOIs entenem que les nostres escoles són l’únic organisme públic que ofereix la possibilitat d’aprendre idiomes als seus ciutadans fora de l’ensenyament obligatori i en alguns idiomes (la majoria) l’única.

Volem assenyalar també el perill que suposa l’aplicació de l’esborrany d’aquesta ordre que comportaria la pèrdua d’un 25% dels grups que estan en funcionament en aquests moments.
Per tot això exigim:
1. que es diferencie entre l’oferta i la demanda d’un idioma com l’anglés de la resta dels idiomes;

2. que la Conselleria assegure l’ensenyament de tots els idiomes de la CEE i de l’àrab, el rus i el xinés;

3. una disminució de les ràtios per tal d’impartir un ensenyament d’idiomes de qualitat i efectiu;

4. una planificació adient d’EOIs i d’aularis;

5. que no es deixe a la voluntat política de l’administració educativa la creació i supressió de grups;

6. no posar cap nombre mínim per a la creació de grups ja que molts dels idiomes que se estudien a les EOIs només es poden aprendre en elles i que cada centre puga ofertar un grup de totes les llengües que ja s’imparteixen i en tots els nivells, per tal de garantir la continuïtat i la finalització dels estudis;

7. que la reserva de places, en règim presencial, per l’alumnat que demane estudiar anglés pertanyent al Cos de Mestres o de Secundària, prevista en l’esborrany, no siga atesa. Aquestes places podrien ofertar-se com a cursos específics o de formació en horari d’ 11 a 17 hores;

8. que es tinguen en compte criteris com ara la ruralitat (cap comarca pot quedar sense oferta d’idiomes per no trobar-se prop d’un àrea urbana) i les necessitats de la societat en quasi totes les comarques en determinats idiomes per motiu de la immigració (sanitat, forces de seguretat, ajuntaments…) per a la creació de grups;

9. que s’escolte la direcció del centre a l’hora de determinar el nombre d’unitats d’una EOI;
10. igualtat d’oportunitats entre alumnes oficials i lliures en les proves de certificació, i per això, l’eliminació de la Fitxa Individualitzada de Seguiment (FIS);

11. que les coordinacions que porten reducció de grups es puguen fer a totes les EOIs.

Parece que a nuestra conselleria de educación le ha entrado un ataque de mercantilismo y sólo busca la rentabilidad en la educación, olvidando que no se puede aplicar un criterio economicista, de rentabilidad exacerbada y de eliminación de lo «minoritario» o «raro» o «improductivo».

Los nominados son:

Jose Juan.

Merche.

Elena.

Virginia.

Olga.

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Derecho al pataleo

Por razones de mi cargo, en estos días estoy confeccionando impresos y sobres de matrícula, estudiando los todavía borradores de Órdenes de Optativas de Bachillerato, repasando los Decretos de Bachillerato, la Orden de Optativas de ESO, mirando cómo permitir a los alumnos más posibiliddes en la elección de materias de modalidad, especialmente en el 2º de Bachillerato de Ciencias y Tecnología, en el que la existencia de un solo grupo, ocho materias de modalidad y varias opciones y vías, hará que alguna asignatura sea la perjudicada.

Después de leer con tristeza y desazón el artículo de Elena sobre las humanidades y Bolonia, y tras no muy positivas expectativas de futuro en mi centro por lo que hace a las clásicas, me ha dominado cierto sentimiento pesimista.

Escuchando el Te Deum de Bruckner, que aún suena cuando escribo esto, me he decidido a dar rienda suelta a mi derecho al pataleo.

Como decía, la lectura de la legislación sobre materias de modalidad y optativas en ESO y Bachillerato me ha confirmado en la idea de la mínima presencia de las clásicas en los estudios de secundaria en un país y comunidad con lenguas y cultura directamente derivadas del latín y con una influencia irrefutable del griego clásico. Veamos.

El Latín es sólo asignatura «obligatoria» en la modalidad de Humanidades del bachillerato de Humanidades y Ciencias Sociales, tanto en el primero como en el segundo curso. Es también específica en 4º de ESO; de ocho (8) asignaturas (Música, Informática, Segunda Lengua Extranjera, Tecnología, Biología, Física y Química, Educación Plástica y Latín) el alumno debe elegir tres (3).

El griego, por lo general, tiene la competencia de las Matemáticas en primero y de la Geografía y, a partir del curso próximo, de la Literatura Universal en segundo.

Creo que, de todos los departamentos que puede haber en un centro de secundaria, somos las únicas asignaturas que dependen de la voluntad de elección del alumnado.

Física y Química es común en 3º de ESO y específica en 4º de ESO.

Tiene también atribuida la docencia de Ciencias para el Mundo Contemporáneo, común en 1º de bachillerato.

Además cuenta con las siguientes optativas: Laboratorio de Física y Química en 3º de ESO, Métodos Científicos en 1º de Bachillerato, Electromagnetismo y Técnicas de Laboratorio Físico-químicas en 2º de Bachilerato.

Y como materias de modalidad cuenta con: Física y Química en 1º de Bachillerato, Física y Química, como asignaturas distintas en 2º.

En total: 2 comunes, 1 específica, 3 de modalidad y 4 optativas. Total: 10.

 

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Biología y Geología es común en 3º de ESO y Ciencias Naturales en 1º y 2º. Biología es específica en 4º.

Tiene también atribuida la docencia de Ciencias para el Mundo Contemporáneo, común en 1º de bachillerato.

Como optativas tienen Educación Medioambiental y Laboratorio de Biología en 3º de ESO, Métodos Científicos en 1º de Bachillerato, Biología Humana y Geología en 2º de Bachilerato.

Como asignaturas de modalidad tiene: Biología y Geología en 1º de Bachillerato y Ciencias de la Tierra en 2º.

En total: 3 comunes, 1 específica, 5 optativas y 2 de modalidad. Total: 11.

Matemáticas es común en toda la ESO.

Como optativas tiene Taller de Matemáticas en 1º, 2º y 3º de ESO. También puede ejercer la docencia de Métodos Científicos en 1º de Bachillerato.

De modalidad tiene Matemáticas en 1º y 2º de Bachillerato y Matemáticas Aplicadas a las Ciencias Sociales, también en 1º y 2º de Bachillerato.

En total: 4 comunes, 4 optativas y 4 de modalidad. Total: 12.

 

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Primer Idioma es común en todos los cursos de ESO y Bachillerato.

Como optativas los idiomas tienen Segunda lengua Extranjera en todos los cursos y Taller de Lengua Extranjera en 3º de ESO.

Inglés tiene también las optativas Inglés Práctico en 1º de Bachillerato, Inglés Práctico para Humanidades e Inglés Práctico para Ciencias y Tecnología en 2º.

En total: 6 comunes y 10 optativas. Total: 16.

Geografía e Historia es común en toda la ESO y en 2º de Bachillerato. Tiene Educación para la Ciudadanía en 2º de ESO.

Como optativas tiene Taller del Geógrafo y el Historiador en 3º de ESO, Geografía e Historia de la Comunidad Valenciana en 1º de Bachillerato.

De modalidad cuenta con Historia del Mundo Contemporáneo en 1º de bachillerato, Historia del Arte y Geografía en 2º.

En total: 6 comunes, 2 optativas y 3 de modalidad. Total: 11.

Castellano es común en todos los cursos.

Cuenta con la optativa Taller de Lengua Castellana en 1º, 2º y 3º de ESO y con Castellano: expresión y comunicación I y II en 1º y 2º de Bachillerato.

De modalidad tiene Literatura Universal en 2º de Bachillerato.

En total: 6 comunes, 5 optativas y 1 de modalidad. Total: 12.

Valenciano es común en todos los cursos.

Cuenta con la optativa Taller de Lengua Valenciana en 1º, 2º y 3º de ESO y con Valenciano: habilidades comunicativas I y II en 1º y 2º de Bachillerato. En mi centro tiene además asignado el Teatro.

En total: 6 comunes y 6 optativas. Total: 12.

Tecnología es común en 1º y 3º y específica en 4º.

De modalidad cuenta con Tecnología Industrial I y II y Electrotecnia en Bachillerato.

Como optativas tiene taller de Tecnologías en 2º de ESO y Materiales y procesos de fabricación y Electromagnetismo en Bachillerato.

En total: 2 comunes, 1 específica, 3 de modalidad y 3 optativas. Total: 9.

 

tecno

 

Filosofía tiene Educación para la Ciudadanía en 2º de ESO, Educación Eticocívica común en 4º de ESO, Filosofía y Ciudadanía e Historia de la Filosofía, comunes en 1º y 2º de Bachillerato.

Tiene además como optativas: Psicopedagogía y Ampliación de Filosofía en 1º de Bachillerato y Sociología en 2º.

En total: 4 comunes y 3 optativas. Total: 7.

Educación Plástica es común en 1º y 3º de ESO y específica en 4º.

Cuenta con la optativa Taller de Diseño en 2º de ESO.

Tiene como materias de modalidad DibujoTécnico I y II en 1º y 2º de Bachillerato.

En un centro que tenga Bachillerato Artístico tiene como optativas: Volumen, Talleres Artísticos, Sistemas de representación gráficos y técnicos, Estética de las Artes.

Suponiendo que sea un centro sin el Artístico tenemos: 2 comunes, 1 específica, 1 optativa y 2 de modalidad. Total: 6.

 

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Educación Física es común en toda la ESO y en 1º de Bachillerato.

Cuenta además con una optativa: Educación Física II en 2º de Bachillerato.

En total: 5 comunes y 1 optativa. Total: 6

Música es común 2º y 3º y específica en 4º.

Tiene como optativa Taller de Música en 1º de ESO.

Puede tener Música y danza en la Comunitat Valenciana en 2º de Bachillerato artístico.

En total: 2 comunes, 1 específica y 1 optativa. Total: 4.

Informática es específica en 4º y optativa en todos los cursos, al igual que el Segundo Idioma.

En total: 6 optativas. Total: 6

Economía tiene Economía y Economía de la empresa en Bachillerato de modalidad y las optativas Economía Trística de la Comunidad Valenciana y Fundamentos del Mundo Empresarial.

En total: 2 de modalidad y 2 optativas. Total: 4.

 

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 Religión es opcional en toda la ESO y 1º de Bachillerato.

En total: 5 opcionales. Total. 5.

Frente a todo ello, las clásicas tienen la siguiente gran presencia:

Latín específica en 4º de ESO.

Latín I y II de modalidad en Bachillerato.

En total: 1 específica y 2 de modalidad. Total: 3

Griego I y II de modalidad en Bachillerato.

En total: 2 de modalidad. Total: 2.

Como buenos hermanos se reparten Cultura Clásica en 3º de ESO, Fundamentos Léxicos en 1º de Bachillerato y Referentes Clásicos en 2º de Bachillerato.

Démonos cuenta cómo los departamentos con menor presencia horaria iban a ser nuevamente masacrados en la nueva Orden de optativas, todavía no publicada. Parece que todo quedará como estaba, con la duda de si Referentes Clásicos queda como optativa común a todas las modalidades u optativa específica para la modalidad de Humanidades.

Los departamentos de clásicas, griego más que latín, dependemos de la voluntad de los alumnos. Y todavía se nos querían hurtar dos optativas.

Un alumno de 1º de Bachillerato de Humanidades el curso que viene podría elegir, teóricamente, entre:

Segunda Lengua Extranjera I, Informática I, Inglés Práctico,  Valenciano: habilidades comunicativas I, Castellano: expresión y comunicación, Geografía e Historia de la Comunitat Valenciana, Psicopedagogía, Ampliación de Filosofía: La filosofía española del siglo XX y de la actualidad y Fundamentos Léxicos.

Un alumno de 2º de Bachillerato de Humanidades el curso que viene podría elegir, teóricamente, entre:

Segunda Lengua Extranjera II, Informática II, Valenciano: habilidades comunicativas II, Castellano: expresión y comunicación II, Economía turística en la Comunitat Valenciana, Educación Física II, Sociología, Introducción al derecho, Fundamentos del mundo empresarial y Referentes clásicos de las manifestaciones culturales modernas.

La competencia será atroz.

Para acabarlo de arreglar, el nuevo sistema de las PAAU puede que empuje a los alumnos a escoger materias de modalidad como optativas, ya que así podrán examinarse de tres materias de modalidad en la fase específica. En efecto, se examinarán de una materia en la fase general y de hasta tres en la específica. Pero, normalmente, un alumno cursa tres de modalidad y una optativa.

Ahora, para sacar mejor nota le conviene examinarse de tres asignaturas para obtener una mejor puntuación de cara al acceso a algún grado concreto. Eso sólo se consigue si, como optativa, se matricula en 2º de bachillerato en una de modalidad.

Los alumnos avispados se examinarán de la materia de modalidad que menos dominen en la fase general y de las tres que más controlen en la específica.

¿Nuevo enemigo para Fundamentos y Referentes?

Los lectores perdonarán mi pesimismo y este, en cierto modo, soporífero artículo.

Con él ejerzo mi legítimo derecho al partaleo. Resistiremos, y si no…

 

soldatsgrecs

 

siempre nos quedará el chino.

 

clasechino

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rafael-galatea

 

De nuevo Luciano nos ofrece un texto con presencia, esta vez, de Galatea. Es el primero de los Diálogos Marinos.

 

ΕΝΑΛΙΟΙ ΔΙΑΛΟΓΟΙ ΔΩΡΙΔΟΣ ΚΑΙ ΓΑΛΑΤΕΙΑΣ

 

ΔΩΡΙΣ Καλὸν ἐραστήν, ὦ Γαλάτεια, τὸν Σικελὸν τοῦτον ποιμένα φασὶν ἐπιμεμηνέναι σοί.

ΓΑΛΑΤΕΙΑ Μὴ σκῶπτε, Δωρί· Ποσειδῶνος γὰρ υἱός ἐστιν, ὁποῖος ἂν ᾖ.

ΔΩΡΙΣ Τί οὖν; εἰ καὶ τοῦ Διὸς αὐτοῦ παῖς ὢν ἄγριος οὕτως καὶ λάσιος ἐφαίνετο καί, τὸ πάντων ἀμορφότατον, μονόφθαλμος, οἴει τὸ γένος ἄν τι ὀνῆσαι αὐτὸν πρὸς τὴν μορφήν;

ΓΑΛΑΤΕΙΑ Οὐδὲ τὸ λάσιον αὐτοῦ καί, ὡς φῄς, ἄγριον ἄμορφόν ἐστινάνδρῶδες γὰρ – ὅ τε ὀφθαλμὸς ἐπιπρέπει τῷ μετώπῳ οὐδὲν ἐνδεέστερον ὁρῶν · εἰ δύ’ ἦσαν.

ΔΩΡΙΣ ῎Εοικας, ὦ Γαλάτεια, οὐκ ἐραστὴν ἀλλ’ ἐρώμενον ἔχειν τὸν Πολύφημον, οἷα ἐπαινεῖς αὐτόν.  ΓΑΛΑΤΕΙΑ Οὐκ ἐρώμενον, ἀλλὰ τὸ πἀνυ ὀνειδιστικὸν τοῦτο οὐ φέρω ὑμῶν, καί μοι δοκεῖτε ὑπὸ φθόνου αὐτὸ ποιεῖν, ὅτι ποιμαίνων ποτὲ ἀπὸ τῆς σκοπῆς παιζούσας ἡμᾶς ἰδὼν ἐπὶ τῆς ἠϊόνος ἐν τοῖς πρόποσι τῆς Αἴτνης, καθ’ ὃ μεταξὺ τοῦ ὄρους καὶ τῆς θαλάσσης αἰγιαλὸς ἀπομηκύνεται, ὑμᾶς μὲν οὐδὲ προσέβλεψεν, ἐγὼ δὲ ἐξ ἁπασῶν ἡ καλλίστη ἔδοξα, καὶ μόνῃ ἐμοὶ ἐπεῖχε τὸν ὀφθαλμόν. ταῦτα ὑμᾶς ἀνιᾷ· δεῖγμα γὰρ, ὡς ἀμείνων εἰμὶ καὶ ἀξιέραστος, ὑμεῖς δὲ παρώφθητε

ΓΑΛΑΤΕΙΑ Εἰ ποιμένι καὶ ἐνδεεῖ τὴν ὄψιν καλὴ ἔδοξας, ἐπίφθονος οἴει γεγονέναι; καίτοι τί ἄλλο ἐν σοὶ ἐπαινέσαι εἶχεν ἢ τὸ λευκὸν μόνον; καὶ τοῦτο, οἶμαι, ὅτι συνήθης ἐστὶ τυρῷ καὶ γάλακτι· πάντα οὖν τὰ ὅμοια τούτοις ἡγεῖται καλά.  ἐπεὶ τά γε ἄλλα ὁπόταν ἐθελήσῃς μαθεῖν, οἵα τυγχάνεις οὖσα τὴν ὄψιν, ἀπὸ πέτρας τινός, εἴ ποτε γαλήνη εἴη, ἐπικύψασα ἐς τὸ ὕδωρ ἰδὲ σεαυτὴν οὐδὲν ἄλλο ἢ χροίαν λευκὴν ἀκριβῶς· οὐκ ἐπαινεῖται δὲ τοῦτο, ἢν μὴ ἐπιπρέπῃ αὐτῷ καὶ τὸ ἐρύθημα.

ΓΑΛΑΤΕΙΑ Καὶ μὴν ἐγὼ μὲν ἡ ἀκράτως λευκὴ ὅμως ἐραστὴν ἔχω κἂν τοῦτον, ὑμῶν δὲ οὐκ ἔστιν ἥντινα ἢ ποιμὴν ἢ ναύτης ἢ πορθμεὺς ἐπαινεῖ· ὁ δέ γε Πολύφημος τά τε ἄλλα καὶ μουσικός ἐστι.

ΔΩΡΙΣ Σιώπα, ὦ Γαλάτεια· ἠκούσαμεν αὐτοῦ ἀδοντος ὁπότε ἐκώμασε πρῴην ἐπὶ σέ· ᾿Αφροδίτη φίλη, ὄνον ἄν τις ὀγκᾶσθαι ἔδοξεν. καὶ αὐτὴ δὲ ἡ πηκτὶς οἵα; κρανίον ἐλάφου γυμνὸν τῶν σαρκῶν, καὶ τὰ μὲν κέρατα πήχεις ὥσπερ ἦσαν, ζυγώσας δὲ αὐτὰ καὶ ἐνάψας τὰ νεῦρα, οὐδὲ κολλάβοις περιστρέψας, ἐμελῴδει ἄμουσόν τι καὶ ἀπῳδόν, ἄλλο μὲν αὐτὸς βοῶν, ἄλλο δὲ ἡ λύρα ὑπήχει, ὥστε οὐδὲ κατέχειν τὸν γέλωτα ἐδυνάμεθα ἐπὶ τῷ ἐρωτικῷ ἐκείνῳ ᾄσματι· ἡ μὲν γὰρ ᾿Ηχὼ οὐδὲ ἀποκρίνεσθαι αὐτῷ ἤθελεν οὕτω λάλος οὖσα βρυχομένῳ, ἀλλ’ ᾐσχύνετο, εἰ φανείη μιμουμένη τραχεῖαν ᾠδὴν καὶ καταγέλαστον. ἔφερεν δὲ ὁ ἐπέραστος ἐν ταῖς ἀγκάλαις ἀθυρμἀτιον ἄρκτου σκύλακα τὸ λὰσιον αὐτῷ προσεοικότα. τίς οὐκ ἂν φθονήσειέ σοι, ὦ Γαλάτεια, τοιούτου ἐραστοῦ;

ΓΑΛΑΤΕΙΑ Οὐκοῦν σύ, Δωρί, δεῖξον ἡμῖν τὸν σεαυτῆς, καλλίω δῆλον ὅτι ὄντα καὶ ᾠδικώτερον καὶ κιθαρίζειν ἄμεινον ἐπιστάμενον.

ΔΩΡΙΣ ᾿Αλλἀ ἐραστὴς μὲν οὐδεὶς ἔστι μοι οὐδὲ σεμνύνομαι ἐπέραστος εἶναι· τοιοῦτος δὲ οἷος ὁ Κύκλωψ ἐστί, κινάβρας ἀπόζων ὥσπερ ὁ τράγος, ὠμοβόρος, ὥς φασι, καὶ σιτούμενος τοὺς ἐπιδημοῦντας τῶν ξένων, σοὶ γένοιτο καὶ πάντοτε σὺ ἀντερῴης αὐτοῦ.

 

 

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Doris. ¡Hermoso enamorado, Galatea, es ese pastor siciliano, que dicen que está loco por ti.

Galatea. – No te burles de él, Doris, ya que es hijo de Posidón, cualquiera que sea su aspecto.

Doris. – ¿Y qué? Aunque fuera hijo del propio Zeus, con ese aspecto tan salvaje y peludo y, lo más feo de todo, con un solo ojo, ¿tú crees que su linaje le favorecería para tener mejor aspecto?

Galatea. – Ni su aspecto peludo y selvático al que te refieres lo afean, ya que eso es varonil, y su único ojo se adapta muy bien a su frente, puesto que no ve menos que si tuviera los dos.

Doris. – A juzgar por los elogios que haces de él, me parece que tienes a Polifemo más como amado que como amante.

Galatea. – No lo tengo como amado, pero no puedo tolerar vuestra crítica exagerada, y creo que obráis así por envidia, porque al encontrarse en cierta ocasión apacentando sus rebaños y vernos desde su atalaya cuando jugábamos en la playa, al pie del Etna, donse se extiende el litoral entre el monte y el mar, en vosotras ni se fijó siquiera, y yo, en cambio, le parecí la más hermosa de todas y sólo en mí puso su único ojo. Esto es lo que os molesta, porque es una prueba de que soy mejor y más digna de ser amada, mientras que a vosotras ni os consideró dignas de una mirada.

Doris. – ¿Ya te crees digna de envidia porque pareciste hermosa a un pastor, que encima está defectuoso de la vista? Y por cierto, ¿qué otra cosa pudo elogiar en ti sino tu blancura? Y eso, me parece a mí, porque está acostumbrado al queso y a la leche, y por ello considera hermoso todo lo que se les parece. Por lo demás, cuando quieras saber tu aspecto, mírate en el mar desde una roca saliente, en un momento de calma, y verás que no tienes otra cosa que una piel completamente blanca, cosa que no se aprecia si no la acompaña también el color rosado.

Galatea. – Y sin embargo, yo, que soy completamente blanca, tengo al menos este amante, mientras que vosotras no tenéis ni pastor, ni marinero, ni barquero que os alabe. Además, Polifemo es también músico.

Doris. – Calla, Galatea, que ya le oímos cantar cuando vino a darte la serenata a tu puerta recientemente. ¡Querida Afrodita! Daba la impresión de un burro rebuznando. ¿Y qué clase de lira tenía? Una calavera de ciervo monda y lironda, donde las astas hacían el papel de brazos, las había unido y había tendido las cuerdas, sin tensarlas, con una clavija, con lo que producía un sonido desafinado y sin arte; mientras él daba gritos por una parte, la lira le contestaba por otro, de modo que no podíamos contener la risa ante aquel canto amoroso. Ni la propia Eco, que es tan charlatana, tenía ganas de contestar a sus bramidos, sino que tenía vergüenza de dar la impresión de imitar una canción tan tosca y ridícula. Aquel amante apasionado llevaba en brazos como un juguete un osito que se parecía a él por lo peludo que era. ¿Quién podría no envidiarte, Galatea, por un amante como ése?

Galatea. – Muy bien, Doris, muéstranos entonces al tuyo, que sin duda es más hermoso, más hábil para cantar y sabe tocar mejor la lira.

Doris. – Es que yo no tengo ningún amante ni presumo de ser atractiva. Pero un amante como el Cíclope, que apesta a podre como un macho cabrío, que come carne cruda, según dicen, y devora a los huéspedes que le visitan, quédatelo para ti y corresponde a su amor.

 

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shakespeare

 

 

 

William Shakespeare compuso un poema sobre el asunto y el personaje del que tratamos. The Rape of Lucretia está registrado en el Stationer’s Register en fecha 9 de mayo de 1595. Al igual que Venus y Adonis, La violación de Lucrecia está dedicado a Henry Wriothesley, Conde de Southampton pero esta vez el tono cálido y afectivo de la dedicación hace suponer que la relación entre el poeta y su patrocinador se había estrechado en el año transcurrido entre la publicación del primer y el segundo poema mitológico. En vida de Shakespeare el poema fue reeditado seis veces.

Las fuentes fueron Tito Livio en su Historia de la fundación de Roma. La descripción del cuadro en los aposentos de Lucrecia está inspirada en Virgilio Eneida libros I y II y en Ovidio Metamorfosis Libro XIII.

 

 

El argumento es el siguiente:

 

Lucio Tarquinio usurpa el poder en Roma tras haber asesinado a su suegro. Durante la invasión de Ardea los nobles que acompañan a Tarquinio alaban la castidad de sus mujeres, entre ellos destaca Colatino esposo de Lucrecia. Para comprobar el comportamiento de sus esposas, los nobles entran en Roma sin previo aviso, todas las mujeres están de fiesta o de baile menos la bella Lucrecia que se ha quedado en casa con sus doncellas. Sexto Tarquinio, hijo del Rey, queda prendado de la belleza y virtud de Lucrecia y se presenta al día siguiente en casa de Lucrecia, ella le da una inocente bienvenida pero Sexto la viola. Lucrecia escribe a su padre y a su esposo y les exige venganza, después se quita la vida para purgar su honor. Los romanos exilan a la familia de los Tarquinos y la Monarquía se acaba dando paso a la República.

 

Se trata de un poema erótico al estilo de Ovidio de tema histórico mitológico muy al gusto renacentista. La violación de Lucrecia es un poema de 1855 versos en agrupados en estrofas de seis, siete u ocho versos siguiendo el esquema de cuarteto más pareado. Desde el punto de vista narrativo se distinguen trece secciones:

 

 

1.        Tarquinio se presenta en Roma (1-42)

2.       Tarquinio pierde el sentido por la belleza de Lucrecia (43-168)

3.       Tarquinio se introduce en los aposentos de Lucrecia (169-434)

4.       Lucrecia se despierta y le implora (435-673)

5.       La violación (674-694)

6.       Reacción de Tarquinio (695-812)

7.       Lamento de Lucrecia (813-1079)

8.       Reflexión moral del poema (1080-1275)

9.       Carta de Lucrecia a Colatino (1276-1365)

10.    Descripción del cuadro de tema troyano (1366-1582)

11.     Llegada de Colatino y muerte de Lucrecia (1583-1729)

12.    Disputa entre Colatino y el padre de Lucrecia (1730-1806)

13.    Intervención de Bruto y expulsión de los Tarquinos (1807-1855)

 

Ofrecemos el momento en que Lucrecia despierta, se fija en Tarquinio, le implora que la deje en paz, así como el momento de la violación. Las partes o secciones 4º y 5º de las antes expuestas. Para su lectura en inglés remitimos aquí.

 

 

A este punto, sus ojos, son los del basilisco. 540

Se yergue vacilante y hace una breve pausa,

en tanto, ella, retrato de la piedad más pura,

como una corza, presa, en las garras de un grifo,

implora en un desierto, donde no existen leyes,

al infame que ignora la piadosa clemencia 545

y no obedece más que su voz traicionera.

Mas si una nube negra amenaza este mundo

y oculta entre su sombras los picos de las cumbres,

surge una suave brisa del vientre de la tierra

que arroja de las cimas el tenebroso humo, 550

e impide al dividirlos su eminente caída.

Así, su nerviosismo, retrasa sus palabras,

mientras Orfeo toca y Plutón parpadea.

Mas el gato nocturno en esto se entretiene

con el débil ratón debajo de su pata. 555

La insoportable escena calma su sed de buitre,

sima voraz que queda vacía en la abundancia.

Oye dulces plegarias que el corazón no admite

el permisible acceso a la más leve súplica.

La lujuria es impía y el llanto la endurece. 560

Los implorantes ojos de Lucrecia se fijan,

en los pliegues austeros del rostro de Tarquino.

Su modesta elocuencia se mezcla con suspiros,

la cual da más encanto a su breve oratoria.

Confunde con frecuencia los tiempos y el lugar 565

y en medio de una frase, se interrumpe su voz

y vuelve a repetir de nuevo su oratoria.

La mujer le conjura al poderoso Júpiter,

al linaje, al honor y al voto de amistad,

al repentino llanto y al amor de su esposo 570

a las leyes humanas y a la fe más común.

Por el Cielo y la Tierra, por el poder de ambos,

que por Dios se retire a su prestado lecho

y que pueda su honor calmar este delirio.

Aun le dice Lucrecia: «No pagues tu hospedaje, 575

con un acto tan negro como el que te has propuesto,

ni embarres a la fuente que te dio de beber,

ni rompas lo que nunca tendrá restauración.

Renuncia a tu propósito, antes de usar tu flecha,

que no es buen cazador, aquel que tiende el arco 580

para herir una gama si está el coto cerrado.

Si mi esposo es tu amigo, abstente de tocarme,

tu fuerza hará tu bien si logras dominarte:

lucreciatintoretto

Yo soy frágil y débil, no me tiendas tu lazo;

que tu rostro es sincero, por Dios, no me defraudes. 585

A torrentes mi aliento se esfuerza por huir.

Si alguna vez un hombre, se conmovió ante el llanto,

yo lo haré con mis lágrimas, suspiros y lamentos.

Reunidos todos ellos en turbulento océano,

baten tu corazón que te advierte el naufragio 590

y trata de ablandarlo con sus olas continuas,

pues, las piedras dispersas, se convierten en agua.

¡Oh, si no eres más duro que el mismo pedernal,

fúndete ante mis lágrimas y sé caritativo!

Que la piedad traspasa cualquier puerta de hierro. 595

Te creía Tarquino y en mi hogar te hospedé.

¿Usurpaste sus formas para así deshonrarlo?

Me quejo ante la corte celestial y su Dios,

de que dañas su honor y principesco nombre.

No eres lo que aparentas y si tú eres el mismo, 600

no aparentas quien eres, un dios, un soberano,

pues los reyes y dioses, gobiernan sobre todo.

¡Cómo se extenderá tu infamia en la vejez,

si florecen tus vicios antes de ser maduro!

Si por un mal capricho cometes un ultraje, 605

¿cuál será tu osadía cuando al fin te coronen?

Recuerda que ninguna acción si es deshonrosa,

si la hace un mal vasallo, jamás podrá borrarse

y el mal que hacen los reyes no se puede enterrar.

Te amaré en este acto, tan sólo por temor 610

y un monarca feliz, por amor se respeta,

has de ser transigente con el vil ofensor,

cuando te culpen reo de parecido ultraje.

Sólo por este miedo te debes retirar,

que un príncipe es espejo, escuela y el buen libro 615

donde el súbdito aprende a leer y ser hombre.

¿Y has de ser tú la escuela que enseñe la lujuria

y permitas lecturas de tus infames actos?

¿Has de ser el espejo que al verte nos descubra

la fuerza del pecado y el aval de la culpa 620

y que en tu nombre tenga el de honor disculpa?

Prefieres el desprecio al inmortal elogio

y hacer de tu prestigio una vieja alcahueta.

¿Tienes poder? En nombre del Dios que te lo ha dado,

guía a tu corazón por senderos de paz, 625

no desvaines tu espada en pro de la ignominia,

que te ha sido prestado para otros menesteres.

¿Cómo podrás cumplir tus deberes reales,

si el pecado te acusa de haber sido modelo

donde aprendió a pecar y tú fuiste su guía? 630

Medita solamente que circo vil sería,

contemplar tu presente en otro ser humano.

Las faltas de los hombres rara vez se les muestran;

que ahogan parcialmente su propios atropellos

y esta falta sería en tu juicio, sentencia 635

mortal para tu hermano. ¡Arropados de infamias

están los que desvían sus ojos de sus yerros!

A ti, claman mis manos, al cielo levantadas,

no a tu voraz lujuria confidente y osada:

Imploro el llamamiento de tu real destierro. 640

violacionlucrecia

Déjale que regrese y olvida tus infamias,

que tu honor verdadero aplastará el deseo

y limpiando la niebla que te cubre los ojos,

al ver tu situación, te apiadarás de mí.»

«¡Termina!» exclama él, «mi indomable marea 645

se crece en los obstáculos y nunca retrocede.

La luz débil se extingue, mas la hoguera persiste

y hasta el cielo se encarga de acrecentar su llama:

Los arroyos le pagan a su salado rey,

dándole el agua dulce, una deuda diaria. 650

Aumentan su caudal, mas no alteran su gusto.»

«¡Tú eres!» ella exclama, «un mar rey soberano.

Mira como descargan en tus olas sin límites,

lujuria, deshonor, vergüenza y mal gobierno,

intentando manchar tu océano de sangre. 655

Si estos males menores trastornan tu virtud,

se encerrará tu mar en un seno de lodo

y ya jamás el lodo podrá en ti disiparse.

Reinarán tus esclavos y tú serás su siervo,

hundirán tu nobleza dignificando al vil, 660

tú infundirás su vida y ellos serán tu tumba.

Tú serás su vergüenza y ellos tu propio orgullo.

Las cosas más pueriles no ocultan la grandeza.

El cedro no se comba ante el pequeño arbusto,

que este se seca y muere en la raíz del cedro. 665

Deja pues, que tu mente, sierva de tu poder…»

«¡Basta ya!» grita él, ciego, «por Dios que no te escucho,

cede ante mi deseo o mi odio brutal

de pasión revestido, desgarrará tus carnes

y una vez que lo haga, te llevaré en mis brazos 670

al miserable lecho de tu humilde lacayo,

para hacerlo tu amante en tu infame destino.»

Después, pone su pie sobre la roja antorcha,

que la luz y el obsceno son eternos rivales,

y el crimen si se oculta en la cegada noche, 675

suele ser más tiránico cuando es menos visible.

Toma el lobo a su presa. La fiel cordera grita,

hasta que con su lana ahoga sus lamentos,

sepultando sus gritos entre sus dulces labios.

La sábana camera con su albura la cubre. 680

El trata de afisiar sus piadosos lamentos,

refrescando su rostro en las lágrimas castas

de tan púdicos ojos, rojos por el dolor.

¡Qué la lujuria infame manche lecho tan puro!

Si con llanto pudiera limpiar aquellas manchas, 685

Lucrecia, eternamente, estaría llorando.

Ella perdió una cosa más rica que la vida

y él quisiera perder la infamia que ha ganado

y este pacto forzado, engendra nueva lucha

y a este fugaz placer, meses de gran dolor 690

y el deseo se torna en un frío desdén

al quedar la pureza, despojada de todo.

La ladrona lujuria es más pobre que nunca.

Como el saciado galgo o el halcón satisfecho,

incapaz por su olfato o inútil para el vuelo, 695

persiguen lentamente o dejan escapar,

la presa que a su instinto le parece un deleite,

así, está el mal talante, del saciado Tarquino.

El manjar delicioso se le está indigestando

y su torpe vivencia devora su deseo. 700

¡Oh, crimen repugnante de cavernosa mente,

que sumerge y ahoga el apacible sueño!

El apetito ebrio vomita lo ingerido,

antes que considere su propia repugnancia.

Mientras lujuria impera, ninguna exclamación, 705

dominará su ardor ni reprime el deseo,

hasta que su insistencia caiga como un rocín.

Con lacias y con flacas y pálidas mejillas,

ojos y ceño grave y el paso quebradizo,

agotado el deseo, contenido y humilde, 710

como un pobre mendigo se queja de su estado.

Mientras se jacta el cuerpo, la virtud y el deseo,

luchan y se rebelan, mas si el vil se derrumba

el rebelde culpable suplica su perdón.

Esto es lo que sucede a este noble romano, 715

que gastó con su ardor el logro de su intento,

porque ahora pronuncia, contra sí esta sentencia:

De aquí a la eternidad me hallo deshonrado

y el templo de mi alma se haya profanado

y en sus ruinas congrega legiones de inquietudes, 720

que inquieren ¿cómo está? la ultrajada princesa.

Ella dice: «Mis súbditos en mala insurrección

han echado por tierra el curso sacrosanto

y por su mortal falta, reducido a servicio

a su inmortalidad, haciendo de ella esclava 725

de una muerte viviente y una pena perpetua;

a quien con su presencia, siempre tuvo ganados,

su voluntad imponen antes que su mandato.»

Con estos pensamientos a través de la noche,

es cautiva vendida que perdió en la ganancia, 730

arrastrando la herida que nunca sanará,

la cicatriz eterna que ya no admite cura,

que a su víctima deja vencida en el dolor.

Ella soporta el peso, que él, dejó a sus espaldas

y la carga por siempre de un alma pecadora. 735

Como un perro ladrón abandona la estancia

y ella como una oveja, queda allí palpitante,

él refunfuña y odia el acto y su pecado

y ella loca desgarra con su uñas sus carnes.

El huye horrorizado con un sudor culpable, 740

ella está maldiciendo tan horrorosa noche,

él corre y se reprocha tras el fugaz deleite.

El parte de la alcoba cual reo penitente

y ella se queda aislada, náufraga y sin consuelo,

él en su prisa anhela la luz de la mañana 745

y ella ruega no ver, jamás, la luz y dice:

«Porqué el día descubre las faltas de la noche

y mis ojos sinceros, no han aprendido nunca,

a encubrir las afrentas con su astuta mirada.

Ellos creen que otros ojos, no verán otra cosa, 750

que la misma desgracia que ellos mismos contemplan

y quieren siempre estar yaciendo entre tinieblas

y así guardar oculto su secreto pecado.

Por que si están llorando revelan su ultraje

y como el agua roe el acero, en mi cara, 755

grabarán sin remedio la vergüenza que siento.»

Así se queda ella contra la paz y el sueño

y condena sus ojos a una eterna ceguera.

Llama a su corazón, golpeándose el pecho,

para que salga a fuera, donde pueda encontrar, 760

algún seno más puro donde guardar su alma.

Frenética de pena, exhala así su mal

contra la indiscreción de la invisible noche.

«¡Oh, noche criminal, imagen del infierno!

¡Sombrío protocolo, notario de vergüenza! 765

¡Escena de tragedias y crímenes horribles!

¡Encubridor del caos y aya del pecado!

¡Ciega y turbia alcahueta! ¡Albergue de la furia!

¡Vil socavón de muerte! ¡Silente delatora

con la muda traición y el raptor de virtudes! 770

¡Odiada y negra noche, vaporosa y brumosa!

Ya que eres la culpable de mi incurable crimen,

reúne tus tinieblas y busca el nuevo alba

y haz guerra contra el curso del ordenado tiempo

y si tienes poder, para que el sol escale 775

hasta su mediodía antes de que aparezca,

teje con negras nubes el oro de su testa.

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El otro episodio en el cual destaca Polifemo es el de su relación con Acis y Galatea.

Acis es el dios del río del mismo nombre, en las proximidades del Etna. Pasaba por ser hijo del dios itálico Fauno y de la ninfa Simetis. Antes de ser río, estuvo enamorado de la ninfa Galatea, que, a su vez, era amada sin esperanza por el cíclope Polifemo. Éste, violento y celoso, había tratado de aplastar con unas rocas a su rival, pero Acis se transformó en río, y de esta manera escapó del gigante.

Galatea, nombre relacionado con la leche, en griego γάλα, es hija de Nereo y de una divinidad marina. Galatea, la doncella blanca que habitaba en el mar en calma, es amada por Polifemo, el cíclope siciliano de monstruoso cuerpo. Pero ella no le corresponde, pues está enamorada del bello Acis, hijo de Pan (Fauno) y Simetis. Un día que Galatea estaba descansando a la orilla del mar, sobre el pecho de su amante, Polifemo los vio y como Acis intentó huir, le lanzó una enorme roca y lo aplastó. Galatea restituyó a Acis la naturaleza de su madre la ninfa y lo convirtió en un río de límpidas aguas.

 

En el Idilio XI de Teócrito se nos ofrece un precioso cuadro del amor que Polifemo siente por Galatea.

 

 

ΘΕΟΚΡΙΤΟΥ

ΚΥΚΛΩΨ

Οδν ποττν ρωτα πεφκει φρμακον λλο,

Νικα, οτ’ γχριστον, μν δοκε, οτ’ ππαστον,

τα Πιερδες· κοφον δ τι τοτο κα δ

γνετ’ π’ νθρποις, ερεν δ’ ο διν στι.

γινσκειν δ’ ομα τυ καλς ατρν ἐόντα

κα τας ννα δ πεφιλημνον ξοχα Μοσαις.

Οτω γον άϊστα διγ’ Κκλωψ παρ’ μν,

ρχαος Πολφαμος, κ’ ρατο τς Γαλατεας,

ρτι γενεισδων περ τ στμα τς κροτφως τε.

ρατο δ’ ο μλοις οδ ῥόδ οδ κικννοις,

λλ’ ρθας μαναις, γετο δ πντα πρεργα.

Πολλκι τα ιες ποτ τωλιον ατα πνθον

χλωρς κ βοτνας· δ τν Γαλτειαν εδων

ατς π’ ινος κατετκετο φυκιοσσας

ξ ος, χθιστον χων ποκρδιον λκος,

Κπριδος κ μεγλας τ ο πατι πξε βλεμνον.

λλ τ φρμακον ερε, καθεζμενος δ’ π πτρας

ψηλς ς πντον ρν ειδε τοιατα.

gustave-moreau-galatea

῏Ω λευκ Γαλτεια, τ τν φιλοντ’ ποβλλ,

λευκοτρα πακτς ποτιδεν, παλωτρα ρνς,

μσχω γαυροτρα, φιαρωτρα μφακος μς;

φοιτς δ’ αθ’ οτως κκα γλυκς πνος χ με,

οχ δ’ εθς οσ’ κκα γλυκς πνος ν με,

φεγεις δ’ σπερ ις πολιν λκον θρσασα;

ρσθην μν γωγε τεος, κρα, νκα πρτον

 νθες μ σν ματρ θλοισ’ ακνθινα φλλα

ξ ρεος δρψασθαι, γ δ’ δν γεμνευον.

πασασθαι δ’ σιδν τυ κα στερον οδ’ τι π νῦν

ἐκ τήνω δύναμαι· τὶν δοὐ μέλει, οὐ μὰ Δίοὐδέν.

γινώσκω, χαρίεσσα κόρα, τίνος οὕνεκα φεύγεις

οὕνεκά μοι λασία μὲν ὀφρὺς ἐπὶ παντὶ μετώπῳ

ἐξ ὠτὸς τέταται ποτὶ θώτερον ὦς μία μακρά,

εἷς δὀφθαλμὸς ὕπεστι, πλατεῖα δὲ ῥὶς ἐπὶ χείλει.

ἀλλοὗτος τοιοῦτος ἐὼν βοτὰ χίλια βόσκω,

κἠκ τούτων τὸ κρἀτιστον ἀμελγόμενος γάλα πίνω

τυρὸς δοὐ λείπει μοὔτἐν θέρει οὔτἐν ὀπώρᾳ

οὐ χειμῶνος ἄκρω· ταρσοὶ δὑπεραχθέες αἰεί.

συρίσδεν δὡς οὔτις ἐπίσταμαι ὧδε Κυκλώπων,

τίν, τὸ φίλον γλυκύμαλον, ἁμὰ κἠμαυτὸν ἀείδων

πολλάκι νυκτὸς ἀωρί. Τράφω δέ τοι ἕνδεκα νεβρώς,

πάσας μαννοφόρως, καὶ σκύμνως τέσσαρας ἄρκτων.

ἀλλ’ ἀφίκευσο ποθ’ ἁμέ, καὶ ἑξεῖς οὐδὲν ἔλασσον,

τν γλαυκν δὲ θλασσαν ἔα ποτὶ χέρσον ὀρεχθεῖν

ἀδιον ἐν τὤντρῳ παρ’ ἐμὶν τν νύκτα διαξεῖς.

ἐντὶ δφναι τηνεί, ἐντὶ ῥαδιναὶ κυπρισσοι,

ἔστι μέλας κισσός, ἔστ’ ἄμπελος ἁ γλυκύκαρπος,

ἔστι ψυχρὸν ὕδωρ, τό μοι ἁ πολυδένδρεος Ατνα

λευκᾶς ἐκ χιόνος ποτὸν ἀμβρόσιον προΐητι.

τίς κα τῶνδε θλασσαν ἔχειν καὶ κύμαθ’ ἕλοιτο;

αἰ δέ τοι αὐτὸς ἐγὼν δοκέω λασιώτερος ἦμεν,

ἐντὶ δρυὸς ξύλα μοι καὶ ὑπὸ σποδῷ ἀκματον πῦρ

καιόμενος δ’ ὑπὸ τεῦς καὶ τν ψυχν ἀνεχοίμαν

καὶ τὸν ἕν’ ὀφθαλμόν, τῶ μοι γλυκερώτερον οὐδέν.

ὤμοι, ὅτ’ οὐκ ἔτεκέν μ’ ἁ μτηρ βργχι’ ἔχοντα,

ὡς κατέδυν ποτὶ τὶν καὶ τν χέρα τεῦς ἐφίλησα,

αἰ μὴ τὸ στόμα λῇς, ἔφερον δέ τοι κρίνα λευκ

μκων’ ἁπαλν ἐρυθρ πλαταγώνι’ ἔχοισαν

ἀλλὰ τὰ μὲν θέρεος, τὰ δὲ γίνεται ἐν χειμῶνι,

ὥστοὔ κά τοι ταῦτα φέρειν ἅμα πάντἐδυνάθην.

νῦν μάν, κόριον, νῦν αὐτίκα νεῖν γε μαθεῦμαι,

αἴ κά τις σὺν ναΐ πλέων ξένος ὧδἀφίκηται,

ὡς εἰδῶ τί ποχἁδὺ κατοικεῖν τὸν βυθὸν ὔμμιν.

ἐξένθοις, Γαλάτεια, καὶ ἐξενθοῖσα λάθοιο,

ὥσπερ ἐγὼ νῦν ὧδε καθήμενος, οἴκαδἀπενθεῖν

ποιμαίνειν δἐθέλοις σὺν ἐμὶν ἅμα καὶ γάλἀμέλγειν

καὶ τυρὸν πᾶξαι τἀμισον δριμεῖαν ἐνεῖσα.

῾Α μάτηρ ἀδικεῖ με μόνα, καὶ μέμφομαι αὐτά

οὐδὲν πήποχὅλως ποτὶ τὶν φίλον εἶπεν ὑπέρ μευ,

καὶ ταῦτἆμαρ ἐπἆμαρ ὁρεῦσά με λεπτύνοντα.

φασῶ τὰν κεφαλὰν καὶ τὼς πόδας ἀμφοτέρως μευ

σφύσδειν, ὡς ἀνιαθῇ, ἐπεὶ κἠγὼν ἀνιῶμαι.

Κύκλωψ Κύκλωψ, πὰ τὰς φρένας ἐκπεπότασαι;

αà κἐνθὼν ταλἀρως τε πλέκοις καὶ θαλλὸν ἀμἀσας

ταῖς ἄρνεσσι φέροις, τάχα κα πολὺ μᾶλλον ἔχοις νῶν.

Τὰν παρεοῖσαν ἄμελγε· τί τὸν φεύγοντα διώκεις;

εὑρησεῖς Γαλάτειαν ἴσως καὶ καλλίονἄλλαν.

πολλαὶ συμπαίσδεν με κόραι τὰν νύκτα κέλονται,

κιχλίζοντι δὲ πᾶσαι, ἐπεί κ’ αὐταῖς ὑπακούσω.

δῆλον ὅτ’ ἐν τὰ γὰ κἠγών τις φαίνομαι ἦμεν.

Οὕτω τοι Πολύφαμος ἐποίμαινεν τὸν ἔρωτα

μουσίσδων, ῥᾷον δὲ διᾶγ’εἰ χρυσὸν ἔδωκεν.

 

poussin-paisaje-polifemo

Contra el mal de amor no hay remedio, en mi opinión, que valga, Nicias, ni unturas ni polvos, excepto las Piérides. Remedio dulce y placentero que está al alcance del hombre; pero encontrarlo no es nada fácil. Eso tú lo sabes muy bien, creo yo, siendo médico como eres, y preferido además de las nueve Musas.

Así fue al menos como aligeró su mal el cíclope, mi compatriota (recordemos que Teócrito era de Siracusa, en Sicilia), el antiguo Polifemo, cuando – un fino bozo comenzaba a cubrirle la boca y las sienes – se enamoró de Galatea. No manifestaba su amor con ofrendas de manzanas, de rosas o de rizos, sino con raptos de locura y, no le importaban las demás cosas. ¡Cuántas veces regresaron solas las ovejas desde el prado verdeante hacia el redil. Y él, mientras tanto, sentado en la playa llena de algas, se deshacía, cantando, desde el alba, a Galatea, cruelmente herido en el fondo de su corazón por la flecha que la poderosa Cipris le había clavado. Sin embargo, encontró el remedio y, sentado en una alta roca, cantaba así, dirigiendo su mirada a las olas:

“¿Por qué rehuyes a aquél te tanto te ama, oh blanca Galatea, más blanca, sí, a mis ojos, que el requesón, más tierna que el cordero, más juguetona que una ternera, más brillante que la uva verde? ¿Por qué vienes a mí cuando el sueño, dulcemente, ya me domina, y te vas tan pronto el dulce sueño me abandona, y huyes de mí como la oveja cuando ve al canoso lobo?

Me enamoré de ti, doncella, aquel día en el que viniste a la montaña con mi madre, para recoger hojas de jaramugo, y yo os guiaba. Desde entonces, a pesar de haberte visto otras veces, no conozco el reposo. Pero a ti, por Zeus, no te importa.

Yo ya sé, doncella encantadora, por qué huyes de mí: porque, de oreja a oreja, me corre, sobre la frente, gruesa y peluda, una sola ceja; porque tengo un solo ojo y, encima de los labios, una nariz chata. Pero a pesar de ser como soy, conduzco un rebaño de mil ovejas que, cuando las ordeño, me dan, para beber, la leche más buena del mundo. Nunca me falta el queso, ni en verano ni en otoño ni en pleno invierno, y mis zarzos están siempre llenos hasta arriba. Sé tocar la siringa mejor que cualquier otro cíclope de la región, y canto para ti, dulce manzana del corazón, y también para mí, a menudo hasta altas horas de la madrugada.

Crío también para ti, once ciervas, todas ellas manchadas, y cuatro ositos. Ven, pues, a mi lado, que no perderás nada, y deja que el mar choque bramando contra las rocas. ¡Qué bien pasarás la noche allá dentro, en mi caverna, a mi lado! Aquí hay laureles, hay esbeltos cipreses y negro musgo; hay viñas con la dulzura de su fruto; hay agua helada, una bebida divina que el boscoso Etna me envía desde los blancos ventisqueros.

¿Quién preferiría, a cambio de eso, el mar y las olas? Y, si por ventura me crees demasiado peludo, hay astillas de roble y, bajo la ceniza, un rescoldo que nunca se apaga; si eres tú quien lo hace, yo dejo que me quemen el espíritu, e incluso mi única pupila, lo que más amo en este mundo.

¡Ay! ¡Si mi madre me hubiera engendrado con branquias! Hacia ti me sumergiría, para poder besarte la mano, si no lo quieres en la boca! Te llevaría, como ofrenda, lirios blancos, o bien tiernas amapolas, de pétalos rojos…

Pero, éstas las trae el verano, y el invierno aquéllas, y de este modo no podría ofrecerte a la vez ambos presentes…

Ahora, muchacha, ahora quiero aprender en seguida a nadar- si algún extranjero llega aquí con su nave – para ver qué encontráis agradable en vivir en las profundidades.

¡Ojalá, Galatea, salieras de las olas y, después, te olvidaras de la vuelta al hogar, como ahora yo, sentado, me olvido! ¡Ojalá quisieras pastar a mi lado y ordeñar la leche y hacer quesos mezclando con la leche el cuajo amargo!

Es tu madre, sí, es sólo ella quien me perjudica, y sólo a ella le hago mis reproches: nunca te ha dicho, en mi favor, ni una sola palabra agradable, y eso, viendo que cada día estoy más delgado. Le diré que la cabeza y los pies me laten, veamos si si se entristece como yo también me entristezco.

¡Ay Cíclope, ay Cíclope! ¿Dónde tienes la cabeza? Si fueras a trenzar canastillas y desbrozar ramas para dárselas a tus ovejas, quizá actuarías mejor. ¡Ordeña la que pasa! ¿Por qué quieres atrapar la que huye? Encontrarás otra Galatea y quizás será aún más bella. Hay muchas doncellas que, de noche, me invitan a unirme a sus juegos, y sonríen si escucho sus ruegos. ¡Está claro que en este lugar parece que aún soy alguien!

Así era, pues, con cantos, como Polifemo alimentaba su mal de amor, y se encontraba mejor que si si hubiera dado dinero (i. e.: si hubiera ido al médico).

 

 

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La traducción es nuestra versión en castellano de la que en catalán realizó Josep Alsina, en la Fundació Bernat Metge.

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Hoy, Día del Trabajo, o mejor Día Internacional de los Trabajadores, conviene que hagamos una reflexión sobre esta realidad de la vida humana, ofreciendo algunos textos, clásicos o no, para su reflexión.

Tiempo atrás dedicamos un artículo a la crisis económica y una de sus funestas consecuencias, el paro. Hablamos del sector textil y de cómo alguien cercano a nosotros se había visto privado del trabajo.

Éste ha sido una realidad siempre ambigua en la humanidad. Odiada, por una parte, como algo que hay que soportar y que fue visto como un castigo divino, pero valorada, por otra parte, como un elemento fundamental en la vida de las personas. Siempre se ha dicho que no hay nada como verse privado de algo para valorarlo más. Y en tiempos de crisis y de cifras de paro desorbitadas, quienes contamos con un puesto de trabajo, damos gracias a Dios por poseer la principal fuente del bienestar, la prosperidad y la tranquilidad.

Porque:

Oportet ergo ut ea omnia homini pervia reddantur, quibus ad vitam vere humanam gerendam indiget, ut sunt victus, vestitus, habitatio, ius ad statum vitae libere eligendum et ad familiam condendam, ad educationem, ad laborem, ad bonam famam, ad reverentiam, ad congruam informationem, ad agendum iuxta rectam suae conscientiae normam, ad vitae privatae protectionem atque ad iustam libertatem etiam in re religiosa.

“Es, pues, necesario que se facilite al hombre todo lo que éste necesita para vivir una vida verdaderamente humana, como son el alimento, el vestido, la vivienda, el derecho a la libre elección de estado ya fundar una familia, a la educación, al trabajo, a la buena fama, al respeto, a una adecuada información, a obrar de acuerdo con la norma recta de su conciencia, a la protección de la vida privada y a la justa libertad también en materia religiosa”.

(Gaudium et Spes, 26)

En clave cristiana, la actividad humana es profundamente valorada. En la base de la actividad humana está el trabajo y estrechamente relacionado con ambas realidades se hallan el progreso humano, en el respeto al medio ambiente, y la solidaridad, o mejor, la fraternidad y la preocupación por el bien ajeno y el bien común.

Así lo expresa el capítulo 34 de la Constitución Gaudium et Spes, del Concilio Vaticano II:

Hoc credentibus ratum est, navitatem humanam individualem et collectivam, seu ingens illud conamen, quo homines decursu saeculorum suae vitae condiciones in melius mutare satagunt, in seipso consideratum, Dei proposito respondere. Homo enim, ad imaginem Dei creatus, mandatum accepit ut, terram cum omnibus quae in ea continentur sibi subiciens, mundum in iustitia et sanctitate regeret utque, Deum omnium Creatorem agnoscens, seipsum ac rerum universitatem ad Ipsum referret, ita ut rebus omnibus homini subiectis, admirabile sit nomen Dei in universa terra.

Quod etiam opera penitus quotidiana respicit. Viri namque et mulieres qui, dum vitae sustentationem sibi et familiae comparant, navitates suas ita exercent ut societati opportune ministrent, iure existimare possunt se suo labore opus Creatoris evolvere, commodis fratrum suorum consulere, et ad consilium divinum in historia adimplendum personali industria conferre.

Christiani itaque, nedum arbitrentur opera, quae homines suo ingenio et virtute pepererunt, Dei potentiae opponi, creaturamque rationalem quasi aemulam Creatoris exsistere, potius persuasum habent humani generis victorias signum esse magnitudinis Dei et fructus ineffabilis Ipsius consilii. Quo magis vero hominum potentia crescit, eo latius ipsorum responsabilitas, sive singulorum sive communitatum extenditur. Unde apparet christiano nuntio homines ab exstruendo mundo non averti, nec ad bonum sui similium negligendum impelli, sed potius officio haec operandi arctius obstringi.

Una cosa hay cierta para los creyentes: la actividad humana individual y colectiva o el conjunto ingente de esfuerzos realizados por el hombre a lo largo de los siglos para lograr mejores condiciones de vida, considerado en sí mismo, responde a la voluntad de Dios. Creado el hombre a imagen de Dios, recibió el mandato de gobernar el mundo en justicia y santidad, sometiendo a sí la tierra y cuanto en ella se contiene, y de orientar a Dios la propia persona y el universo entero, reconociendo a Dios como Creador de todo, de modo que con el sometimiento de todas las cosas al hombre sea admirable el nombre de Dios en el mundo.

Esta enseñanza vale igualmente para los quehaceres más ordinarios. Porque los hombres y mujeres que, mientras procuran el sustento para sí y su familia, realizan su trabajo de forma que resulte provechoso y en servicio de la sociedad, con razón pueden pensar que con su trabajo desarrollan la obra del Creador, sirven al bien de sus hermanos y contribuyen de modo personal a que se cumplan los designios de Dios en la historia.

Los cristianos, lejos de pensar que las conquistas logradas por el hombre se oponen al poder de Dios y que la criatura racional pretende rivalizar con el Creador, están, por el contrario, persuadidos de que las victorias del hombre son signo de la grandeza de Dios y consecuencia de su inefable designio. Cuanto más se acrecienta el poder del hombre, más amplia es su responsabilidad individual y colectiva. De donde se sigue que el mensaje cristiano no aparta a los hombres de la edificación del mundo ni los lleva a despreocuparse del bien ajeno, sino que, al contrario, les impone como deber el hacerlo.

 

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En este capítulo deben verse ecos del Génesis 1 26-28:

κα επεν θες ποισωμεν νθρωπον κατ εκνα μετραν κα καθ μοωσιν κα ρχτωσαν τν χθων τς θαλσσης κα τν πετεινν το ορανο κα τν κτηνν κα πσης τς γς κα πντων τν ρπετν τν ρπντων π τς γς κα ποησεν θες τν νθρωπον κατ εκνα θεο ποησεν ατν ρσεν κα θλυ ποησεν ατος

κα ηλγησεν ατος θες λγων αξνεσθε κα πληθνεσθε κα πληρσατε τν γν κα κατακυριεσατε ατς κα ρχετε τν χθων τς θαλσσης κα τν πετεινν το ορανο κα πντων τν κτηνν κα πσης τς γς κα πντων τν ρπετν τν ρπντων π τς γς

et ait: Faciamus hominem ad imaginem et similitudinem nostram: et præsit piscibus maris, et volatilibus cæli, et bestiis, universæque terræ, omnique reptili, quod movetur in terra. Et creavit Deus hominem ad imaginem suam: ad imaginem Dei creavit illum, masculum et feminam creavit eos. Benedixitque illis Deus, et ait: Crescite et multiplicamini, et replete terram, et subjicite eam, et dominamini piscibus maris, et volatilibus cæli, et universis animantibus, quæ moventur super terram.

Dios dijo: «Hagamos al hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza; y que le estén sometidos los peces del mar y las aves del cielo, el ganado, las fieras de la tierra, y todos los animales que se arrastran por el suelo». Y Dios creó al hombre a su imagen; lo creó a imagen de Dios, los creó varón y mujer. Y los bendijo, diciéndoles: «Sean fecundos, multiplíquense, llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar, a las aves del cielo y a todos los vivientes que se mueven sobre la tierra».

 

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La Gaudium et Spes sigue hablando bellamente sobre el trabajo

Labor humanus, qui in bonis gignendis ac commutandis vel in servitiis oeconomicis suppeditandis exercetur, ceteris elementis vitae oeconomicae praestat, quippe quae tantum rationem instrumentorum habeant.

Hic enim labor, sive proprio marte assumatur sive ab alio conducatur, a persona immediate procedit, quae res naturae quasi suo sigillo signat easque suae voluntati submittit. Labore suo, homo ordinarie suam suorumque vitam sustentat, cum fratribus suis coniungitur eisque inservit, germanam caritatem exercere potest atque creationi divinae perficiendae sociam operam praebere. Immo, per laborem Deo oblatum, tenemus hominem ipsi redemptionis operi Iesu Christi consociari, qui praecellentem labori detulit dignitatem, cum in Nazareth propriis manibus operaretur. Exinde oritur pro unoquoque officium fideliter laborandi atque etiam ius ad laborem; societatis vero est, iuxta adiuncta in ea vigentia, pro sua parte cives adiuvare ut sufficientis laboris occasionem invenire possint. Denique ita remunerandus est labor ut homini facultates praebeantur suam suorumque vitam materialem, socialem, culturalem spiritualemque digne excolendi, spectatis uniuscuiusque munere et productivitate necnon officinae condicionibus et bono communi.

Cum navitas oeconomica plerumque consociato hominum labore fiat, iniquum et inhumanum est illam ita componere et ordinare ut quibusvis laborantibus detrimento sit. Saepius autem accidit, etiam nostris diebus, ut opus facientes quodammodo in servitutem proprii operis redigantur. Quod sic dictis legibus oeconomicis nequaquam iustificatur. Universus igitur fructuosi laboris processus necessitatibus personae eiusque vitae vivendi rationibus accommodandus est; imprimis eius vitae domesticae, praesertim quod ad matres familiae spectat, respectu semper habito et sexus et aetatis. Laborantibus praebeatur insuper facultas proprias qualitates personamque suam in ipso laboris exercitio explicandi. Huic exercitio tempus viresque suas debita cum responsabilitate applicantes, tamen ad vitam familiarem, culturalem, socialem et religiosam colendam etiam sufficienti quiete et otio omnes gaudeant. Immo opportunitatem habeant vires ac potentias libere evolvendi, quas fortasse in labore professionali parum excolere valent.

El trabajo humano que se ejerce en la producción y en el comercio o en los servicios es muy superior a los restantes elementos de la vida económica, pues estos últimos no tienen otro papel que el de instrumentos.

Pues el trabajo humano, autónomo o dirigido, procede inmediatamente de la persona, la cual marca con su impronta la materia sobre la que trabaja y la somete a su voluntad. Es para el trabajador y para su familia el medio ordinario de subsistencia; por él el hombre se une a sus hermanos y les hace un servicio, puede practicar la verdadera caridad y cooperar al perfeccionamiento de la creación divina. No sólo esto. Sabemos que, con la oblación de su trabajo a Dios, los hombres se asocian a la propia obra redentora de Jesucristo, quien dio al trabajo una dignidad sobre eminente laborando con sus propias manos en Nazaret. De aquí se deriva para todo hombre el deber de trabajar fielmente, así como también el derecho al trabajo. Y es deber de la sociedad, por su parte, ayudar, según sus propias circunstancias, a los ciudadanos para que puedan encontrar la oportunidad de un trabajo suficiente. Por último, la remuneración del trabajo debe ser tal que permita al hombre y a su familia una vida digna en el plano material, social, cultural y espiritual, teniendo presentes el puesto de trabajo y la productividad de cada uno, así como las condiciones de la empresa y el bien común.

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La actividad económica es de ordinario fruto del trabajo asociado de los hombres; por ello es injusto e inhumano organizarlo y regularlo con daño de algunos trabajadores. Es, sin embargo, demasiado frecuente también hoy día que los trabajadores resulten en cierto sentido esclavos de su propio trabajo. Lo cual de ningún modo está justificado por las llamadas leyes económicas. El conjunto del proceso de la producción debe, pues, ajustarse a las necesidades de la persona y a la manera de vida de cada uno en particular, de su vida familiar, principalmente por lo que toca a las madres de familia, teniendo siempre en cuanta el sexo y la edad. Ofrézcase, además, a los trabajadores la posibilidad de desarrollar sus cualidades y su personalidad en el ámbito mismo del trabajo. Al aplicar, con la debida responsabilidad, a este trabajo su tiempo y sus fuerzas, disfruten todos de un tiempo de reposo y descanso suficiente que les permita cultivar la vida familiar, cultural, social y religiosa. Más aún, tengan la posibilidad de desarrollar libremente las energías y las cualidades que tal vez en su trabajo profesional apenas pueden cultivar.

 

En plena crisis económica y ante el problema del paro son muy interesantes estas reflexiones:

Considerando los derechos de los hombres del trabajo, precisamente en relación con este «empresario indirecto», es decir, con el conjunto de las instancias a escala nacional e internacional responsables de todo el ordenamiento de la política laboral, se debe prestar atención en primer lugar a un problema fundamental. Se trata del problema de conseguir trabajo, en otras palabras, del problema de encontrar un empleo adecuado para todos los sujetos capaces de él. Lo contrario de una situación justa y correcta en este sector es el desempleo, es decir, la falta de puestos de trabajo para los sujetos capacitados. Puede ser que se trate de falta de empleo en general, o también en determinados sectores de trabajo. El cometido de estas instancias, comprendidas aquí bajo el nombre de empresario indirecto, es el de actuar contra el desempleo, el cual es en todo caso un mal y que, cuando asume ciertas dimensiones, puede convertirse en una verdadera calamidad social. Se convierte en problema particularmente doloroso, cuando los afectados son principalmente los jóvenes, quienes, después de haberse preparado mediante una adecuada formación cultural, técnica y profesional, no logran encontrar un puesto de trabajo y ven así frustradas con pena su sincera voluntad de trabajar y su disponibilidad a asumir la propia responsabilidad para el desarrollo económico y social de la comunidad. La obligación de prestar subsidio a favor de los desocupados, es decir, el deber de otorgar las convenientes subvenciones indispensables para la subsistencia de los trabajadores desocupados y de sus familias es una obligación que brota del principio fundamental del orden moral en este campo, esto es, del principio del uso común de los bienes o, para hablar de manera aún más sencilla, del derecho a la vida y a la subsistencia.

Echando una mirada sobre la familia humana entera, esparcida por la tierra, no se puede menos de quedar impresionados ante un hecho desconcertante de grandes proporciones, es decir, el hecho de que, mientras por una parte siguen sin utilizarse conspicuos recursos de la naturaleza, existen por otra grupos enteros de desocupados o subocupados y un sinfín de multitudes hambrientas: un hecho que atestigua sin duda el que, dentro de las comunidades políticas como en las relaciones existentes entre ellas a nivel continental y mundial —en lo concerniente a la organización del trabajo y del empleo— hay algo que no funciona y concretamente en los puntos más críticos y de mayor relieve social.

(Juan Palo II, encíclica Laborem exercens).

 

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Dejamos, pues, estos textos para su reflexión serena y nos vamos a la antigüedad clásica. Partimos de una frase contundente:

ργον δ’ οδν νειδος, εργη δ τ’ νειδος.

El trabajo no es ninguna deshonra; la inactividad es una deshonra.

(Hesíodo, Trabajos y días, 311)

Conviene que la insertemos en su contexto (Trabajos y Días 298-318)

λλ σ γ’ μετρης μεμνημνος αἰὲν φετμς ργζευ, Πρση, δον γνος, φρα σε Λιμς χθαρ, φιλέῃ δ σ’υστφανος Δημτηρ αδοη, βιτου δ τεν πιμπλσι καλιν· Λιμς γρ τοι πμπαν εργ σμφορος νδρ· τ δ θεο νεμεσσι κα νρες ς κεν εργς ζώῃ, κηφνεσσι κοθοροις εκελος ργν, ο τε μελισσων κματον τρχουσιν εργο σθοντες· σο δ’ ργα φλ’ στω μτρια κοσμεν, ς κ τοι ραου βιτου πλθωσι καλια. ξ ργων δ’ νδρες πολμηλο τ’ φνειο τε, κα τ’ ργαζμενος πολ φλτερος θαντοισιν  [σσεαι δ βροτος· μλα γρ στυγουσιν εργος]. ργον δ’ οδν νειδος, εργη δ τ’ νειδος. ε δ κεν ργζ, τχα σε ζηλσει εργς πλουτεντα· πλοτ δ’ ρετ κα κδος πηδε. δαμονι δ’ οος ησθα, τ ργζεσθαι μεινον, ε κεν π’ λλοτρων κτενων εσφρονα θυμν ς ργον τρψας μελετς βου, ς σε κελεω. αδς δ’ οκ γαθ κεχρημνον νδρα κομζει, αδς, τ’ νδρας μγα σνεται δ’ ννησιν·

 

Ahora bien, tú recuerda siempre nuestro encargo y trabaja, Perses, estirpe de dioses, para que te aborrezca el Hambre y te quiera la venerable Deméter de hermosa corona y llene de alimento tu cabaña; pues el hambre siempre acompaña al holgazán. Los dioses y los hombres se indignan contra el que vive sin hacer nada, semejante en carácter a los zánganos sin aguijón, que consumen el esfuerzo de las abejas comiendo sin trabajar. Pero tú preocúpate por disponer las faenas a su tiempo para que se te llenen los graneros con el sazonado sustento.

Por los trabajos se hacen los hombres ricos en ganado y opulentos; y si trabajas, te apreciarán mucho lo Inmortales [y los mortales; pues aborrecen en gran manera a los holgazanes].

El trabajo no es ninguna deshonra; la inactividad es una deshonra. Si trabajas pronto te tendrá envidia el indolente al hacerte rico. La valía y la estimación van unidas al dinero.

Para tu suerte, según te fue, es mejor trabajar, si olvidado de haciendas ajenas vuelves al trabajo tu voluble espíritu y te preocupas del sustento según mis recomendaciones Una vergüenza denigrante embarga al necesitado, una vergüenza que hunde completamente a los hombres o les sirve de gran provecho, una vergüenza que va ligada a la miseria igual que la arrogancia al bienestar.

La traducción es de Aurelio Pérez Jiménez, en Gredos.

 

hesiodo

 

En este fragmento hesiódico resuenan ecos de estos otros fragmentos bíblicos:

θι πρς τν μρμηκα, κνηρέ, κα ζλωσον δν τς δος ατο κα γενο κενου σοφτερος· κεν γρ γεωργου μ πρχοντος μηδ τν ναγκζοντα χων μηδ π δεσπτην ν τοιμζεται θρους τν τροφν πολλν τε ν τ μτ ποιεται τν παρθεσιν. ως τνος, κνηρέ, κατκεισαι; πτε δ ξ πνου γερθσῃ; λγον μν πνος, λγον δ κθησαι, μικρν δ νυστζεις, λγον δ ναγκαλζ χερσν στθη· ετ μπαραγνετα σοι σπερ κακς δοιπρος πενα κα νδεια σπερ γαθς δρομες. ἐὰν δ οκνος ς, ξει σπερ πηγ μητς σου, δ νδεια σπερ κακς δρομες παυτομολσει.

 

Vade ad formicam, o piger, et considera vias eius, et disce sapientiam. Quæ cum non habeat ducem, nec præceptorem, nec principem, parat in æstate cibum sibi, et congregat in messe quod comedat. Usquequo, piger, dormies? quando consurges e somno tuo? Paululum dormies, paululum dormitabis, paululum conseres manus ut dormias; et veniet tibi quasi viator egestas, et pauperies quasi vir armatus. Si vero impiger fueris, veniet ut fons messis tua, et egestas longe fugiet a te.

 

Vete donde la hormiga, perezoso, mira sus andanzas y te harás sabio. Ella no tiene jefe, ni capataz, ni amo; asegura en el verano su sustento, recoge su comida al tiempo de la mies. ¿Hasta cuándo, perezoso, estarás acostado? ¿cuándo te levantarás de tu sueño? Un poco dormir, otro poco dormitar, otro poco tumbarse con los brazos cruzados; y llegará como vagabundo tu miseria y como un mendigo tu pobreza. Si en verdad eres diligente, vendrá como una fuente tu mies y la pobreza huirá de ti.

(Proverbios 6, 6-12)

 

κλεκτν κρατσει εχερς δλιοι δ σονται ες προνομν φοβερς λγος καρδαν ταρσσει νδρς δικαου γγελα δ γαθ εφρανει ατν πιγνμων δκαιος αυτο φλος σται α δ γνμαι τν σεβν νεπιεικες μαρτνοντας καταδιξεται κακ δ δς τν σεβν πλανσει ατος οκ πιτεξεται δλιος θρας κτμα δ τμιον νρ καθαρς ν δος δικαιοσνης ζω δο δ μνησικκων ες θνατον.

 

Manus fortium dominabitur;quæ autem remissa est, tributis serviet. Mœror in corde viri humiliabit illum, et sermone bono lætificabitur. Qui negligit damnum propter amicum, justus est; iter autem impiorum decipiet eos. Non inveniet fraudulentus lucrum, et substantia hominis erit auri pretium. In semita justitiæ vita; iter autem devium ducit ad mortem.

 

La mano laboriosa dominará, la indolente pagará tributo. La inquietud deprime el corazón del hombre, pero una buena palabra lo reconforta. El justo aventaja a los demás, pero a los malvados los extravía su conducta. El indolente no tiene presa de caza para asar, y el bien más preciado es un hombre laborioso. En el sendero de la justicia está la vida, y el camino que ella sigue no lleva a la muerte.

(Proverbios 12, 24-28)

σπερ γεργιον νρ φρων κα σπερ μπελν νθρωπος νδες φρενν ἐὰν φς ατν χερσωθσεται κα χορτομανσει λος κα γνεται κλελειμμνος ο δ φραγμο τν λθων ατο κατασκπτονται στερον γ μετενησα πβλεψα το κλξασθαι παιδεαν λγον νυστζω λγον δ καθυπν λγον δ ναγκαλζομαι χερσν στθη ἐὰν δ τοτο ποις ξει προπορευομνη πενα σου κα νδει σου σπερ γαθς δρομες

 

Per agrum hominis pigri transivi, et per vineam viri stulti: et ecce totum repleverant urticæ, et operuerant superficiem ejus spinæ, et maceria lapidum destructa erat. Quod cum vidissem, posui in corde meo, et exemplo didici disciplinam. Parum, inquam, dormies, modicum dormitabis; pauxillum manus conseres ut quiescas: et veniet tibi quasi cursor egestas, et mendicitas quasi vir armatus.

 

Yo pasé junto al campo de un holgazán y junto a la viña de un falto de entendimiento, y vi que las ortigas habían crecido por todas partes, los cardos cubrían la superficie y su cerco de piedras estaba demolido. Al ver esto, me puse a reflexionar, miré y aprendí la lección: «Dormir un poco, dormitar otro poco, y descansar otro poco de brazos cruzados»: así te llegará la pobreza como un salteador y la miseria como un hombre armado.

(Proverbios 24, 30-34)

 

Pero el conseguir el sustento empezó como un castigo divino, por haber el hombre y la mujer desobedecido a Dios:

ἐν ἱδρῶτι τοῦ προσώπου σου φάγῃ τὸν ἄρτον σου ἕως τοῦ ἀποστρέψαι σε εἰς τὴν γῆν ἐξ ἧς ἐλήμφθης ὅτι γῆ εἶ καὶ εἰς γῆν ἀπελεύσῃ

 

In sudore vultus tui vesceris pane, donec revertaris in terram de qua sumptus es: quia pulvis es et in pulverem reverteris.

 

Ganarás el pan con el sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la tierra, de donde fuiste sacado. ¡Porque eres polvo y al polvo volverás!».

(Génesis 3, 19)

 

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No queda lejos de este carácter Hesíodo:

Σο δ’ γ σθλ νοων ρω, μγα νπιε Πρση· τν μν τοι κακτητα κα λαδν στιν λσθαι ηιδως· λεη μν δς, μλα δ’ γγθι ναει· τς δ’ ρετς δρτα θεο προπροιθεν θηκαν θνατοι· μακρς δ κα ρθιος ομος ς ατν κα τρηχς τ πρτον· πν δ’ ες κρον κηται, ηιδη δ πειτα πλει, χαλεπ περ οσα.

Yo que sé lo que te conviene, gran necio Perses, te lo diré: de la maldad puedes coger fácilmente cuanto quieras; llano es su camino y vive muy cerca. De la virtud, en cambio, el sudor pusieron delante los dioses inmortales; largo y empinado es el sendero hacia ella y áspero al comienzo; pero, cuando se llega a la cima, entonces resulta fácil por duro que sea.

 

 

Como dice el Salmo 127:

τοὺς πόνους τῶν καρπῶν σου φάγεσαι· μακάριος εἶ καὶ καλῶς σοι ἔσται.

Labores manuum tuarum quia manducabis: beatus es, et bene tibi erit.

Comerás del fruto de tu trabajo, serás feliz y todo te irá bien.

No es momento ahora para extendernos sobre la consideración del trabajo en el mundo antiguo.

Del libro de Raquel López Melero, Así vivían en la Grecia Antigua, extraemos estos fragmentos:

Entre los griegos circulaba la leyenda de que la humanidad había vivido en un principio sin necesidad de trabajar, limitándose a recoger los frutos que les brindaba espontáneamente la tierra. Por aquella época los hombres eran pacíficos y carecían de enfermedades; y al término de sus vidas un dulce sueño los transportaba a la morada de los dioses. Pero Prometeo robó el fuego divino y se lo dio a los hombres para que fueran más civilizados. Enojados, los dioses enviaron como castigo a la mujer, Pandora, la cual, llevada por la curiosidad, abrió la caja donde permanecían encerrados todos los males y provocó el que se distribuyeran por toda la tierra. Así, en adelante, los hombres aprendieron a hacer muchas cosas, pero quedaron condenados para siempre a sufrir la fatiga, la enfermedad y la muerte.

 

La base de este fragmento, apuntamos ahora nosotros, se halla en Hesíodo, Trabajos y Días, 42-200, en los que se narran los mitos de Prometeo y Pandora y el de las Edades.

Es curioso como son Eva y Pandora las provocadoras del “castigo” del trabajo, aunque Prometeo tuvo mucho que ver.

Sigue Raquel López:

Ese duro precio de la civilización, que era el trabajo físico, se consideraba como una calamidad ya que arrebataba al hombre el tiempo necesario para cultivar su espíritu y para gozar de los sentidos. El poder comer, vestir y vivir a cubierto a costa del trabajo ajeno constituía un viejo ideal del hombre griego; de ahí el afán de tener esclavos que pudieran hacer estas tareas.  Raquel López Melero, Así vivían en la Grecia Antigua.

 

También en Roma el trabajo manual era considerado indigno de un ciudadano que se preciase de serlo. Los ciudadanos debían dedicarse a actividades útiles y la más provechosa y merecedora de este calificativo era la política. Gran parte de la prosperidad económica de Roma se debió al trabajo de los esclavos.

Sobre la esclavitud no es momento ahora de hablar.

 

Hasta aquí esta reflexión sobre el trabajo en el Día Internacional de los Trabajadores.

 

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