Nuestros referentes clásicos en Madrid concluyen con el fauno que pudimos ver en los jardines de la casa-museo Sorolla, en la calle General Martínez Campos, 37. La escultura en bronce es una réplica de la que puede verse en la casa del Fauno de Pompeya, copia, a su vez, del original que se puede admirar en el museo arqueológico de Nápoles.
Un fauno es una antigua divinidad itálica, protectora de los rebaños y pastores, asimilada al Pan griego. Se le pedía fertilidad para los hombres y los animales. Los antiguos le atribuían virtudes proféticas y pensaban que enviaba sueños premonitorios
La estatua representa una figura masculina desnuda, barbada, con la cabeza echada hacia atrás y con la mirada dirigida al cielo, cola y cabello que fluye en abundantes rizos, en acto de realizar, con los pies de puntillas, un paso de baile, y el brazo y la pierna izquierdos rígidos, y el brazo y la pierna derechos flexionados. La presencia de cuernos de macho cabrío en la cabeza y la cola pequeña identifican la figura con un fauno, con Pan, o más bien con un Sátiro, representado en la agonía del éxtasis báquico o en acto de ejecutar una danza rítmica en éxtasis casi religioso. El refinamiento de la ejecución de esta estatuilla, cuya musculatura está realizada con gran destreza y suavidad, conocida sólo por otras dos réplicas procedentes del área del Delta del Nilo, parece relacionarlo con un centro de producción helenística, probablemente Alejandría.
Pierre Grimal nos dice que Fauno parece haber sido un antiquísimo dios romano, cuyo culto estuvo localizado en el mismo Palatino o en sus más inmediatos alrededores. Por su nombre aparece como un dios bienhechor, “favorable” (qui favet), protector, particularmente de rebaños y pastores, lo cual facilitó, bajo la influencia griega, su identificación con el dios arcadio Pan. Entonces sufrió la primera transformación. Suministró una “base” a la personalidad del rey Evandro (εὐ – ἀνήρ, el Hombre Bueno), cuyo nombre podía pasar por la traducción del suyo, y permitió con ello que las leyendas de la inmigración de los arcadios en el lugar del Palatino se enraizaran en suelo romano. Sin embargo, Fauno iba perdiendo poco a poco su carácter de divinidad y era considerado como uno de los primeros reyes del Lacio, antes de la llegada de Eneas y los troyanos y con anterioridad, por tanto, a la fundación de la ciudad por Rómulo. A veces se le tiene por hijo de Circe y de Júpiter. Era sucesor del rey Pico; a él, le sucedió su hijo – o bien hijo de Hércules – Latino.
Con todo, la personalidad divina de Fauno subsistía, pero, de manera bastante curiosa, multiplicándose: los faunos (fauni) son, en la época clásica, genios selváticos y campestres, compañeros de los pastores, y los equivalentes de los sátiros helénicos. Igual que la de éstos, su naturaleza es doble: mitad hombre, mitad cabra; tienen cuernos y, con frecuencia, pezuñas de cabra.
El culto a Fauno comportaba, en su origen, la procesión de los Lupercos, en el curso de al cual unos jóvenes corrían medio desnudos, sin más vestido que una piel de cabra, flagelando a las mujeres que encontraban, con correas de cuero fresco. Se creía que esta flagelación atraía la fecundidad sobre las víctimas.
Hasta aquí lo que dice Grimal en su Diccionario de Mitología Griega y Romana.
Estamos llegando a lo que da nombre a esta serie, Certificado por Atenea.
La cosa, como casi siempre, fue una casualidad. Fui a hacer una visita a los administrativos del instituto y me encontré con que estaban clasificando, ordenando y guardando certificados antiguos emitidos por el centro. Una primera grata sorpresa fue encontrar un cartón, bellamente decorado, con los domicilios del entonces llamado Instituto General y Técnico de Castellón. El subtítulo del cartón reza: Domicilios de Señores Catedráticos, Profesores, Auxiliares, Ayudantes y Suplentes especiales.
La fecha del documento es el 1 de septiembre de 1917 y está firmado por José Ródenas. Los datos sobre los profesores están sacados de aquí.
Entre los nombres, el del director Don Miguel Martí Blat, XI Director, catedrático de Matemáticas y Vicedirector al fallecer el Sr. Doménech, sucediendo a éste en la Dirección del Establecimiento. Su gestión al frente de ella fue altamente beneficiosa y de utilidad para el Instituto, teniendo singular relieve durante ella la inauguración del actual edificio, que tuvo lugar el día 14 de enero de 1917, con asistencia del Iltmo. Señor Rector de la Universidad de Valencia Dr. Don Rafael Pastor, en representación del Excmo. Sr. Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes Don Julio Burrell. Como curiosidad diremos que en la Revista General de Enseñanza y Bellas Artes, del día 1 de marzo de 1919, en el apartado Institutos, Escalafón Provisional de profesores numerarios, Miguel Martí Blat figura en el número 152, en la sección 6ª, con un sueldo de 8.000 pesetas. José De La Torre Rebullida, de quien hablaremos a continuación, figura en el número 125, Sección 5ª, con un sueldo de 9.000 pesetas. Con el número 79 bis, en la Sección 4ª, y sueldo de 10.000 pesetas Damián Alcón Zaera
El secretario era Don Damián Alcón Zaera, catedrático excedente, por reforma, de la Escuela de Comercio de Zaragoza, y que durante 25 años hubo de regentar la cátedra de Francés de este instituto. Fue autor, en 1906, de Lengua francesa: prontuario de pronunciación y práctica gradual de lectura, publicado por la librería Armengot. Alcón Zaera fue nombrado secretario en junio de 1902, cargo que ocupó durante una larga etapa (de 1909 a 1927), cesando por fallecimiento en 24 de diciembre de 1927, dejando muy buena memoria de su labor pedagógica y de su actividad en la Secretaría.
Al comenzar el curso 1914 a 1915 ocupó por traslado la cátedra vacante de Historia Natural y Fisiología e Higiene Don Antimo Boscá Seytre (número 186, Sección 6ª y sueldo de 8.000 pesetas en el escalafón antes citado), que bien pronto, en marzo de 1915, fue designado Vicedirector del Instituto. Naturalista de vocación, enriqueció el Gabinete de Historia Natural del Centro con una colección de 90 especies de peces recogidas en aguas de este litoral; un centenar de minerales, producto de sus excursiones por la provincia, una colección de sílex y huesos prehistóricos de Tirig, etc. Tan celoso catedrático dejó de prestar sus servicios en este Centro en agosto de 1919, al ser trasladado por concurso al Instituto de Valencia, donde ha continuado sus actividades docentes hasta su jubilación, hacia el 1945.
Al fallecer el Sr. Martí Blat en el ejercicio de su cargo, en 8 de enero de 1920, le siguió Don José De La Torre Rebullida, nombrado el 18 de febrero de 1915 catedrático de Física y Química del instituto en su sede todavía de la plaza de Santa Clara y, a partir de 1917 del General y Técnico, que ahora conocemos como de Francisco Ribalta. Como tal figura en el documento que glosamos. De La Torre Rebullida fue el XII Director, cargo que desempeñó durante más de once años y con gran acierto hasta el momento de su jubilación como catedrático, siendo entonces, a propuesta del Claustro y en atención a sus merecimientos, nombrado por O. M. de 7 de noviembre de 1951, Director honorario de este Instituto.
Pronto destacó entre el profesorado como un gran trabajador intelectual y fue nombrado primero vicedirector y desde 1920 once años como director. Con la firma del presidente Manuel Azaña en Orden Ministerial fue nombrado director Honorario del instituto. Desde 1918 dirigió también el Observatorio Meteorológico y fue «hombre del tiempo» en Castellón durante nueve años, con hallazgos curiosos de gran interés para la ciencia.