Estamos finalizando ya esta serie sobre algunas fuentes clásicas sobre Sócrates que surgió, allá por el 28 de octubre de 2016, a propósito de una referencia de Aulo Gelio a la paciencia de Sócrates con su mujer Jantipa (Noches Áticas I, XVII), y que nos ha servido de hermosa y curiosa excusa para esta serie.
Seguimos con esta breve selección de fuentes.
Pausanias, en Descripción de Grecia I, 22, 8 nos dice que Sócrates, hijo de Sofronisco, esculpió una estatua de las Gracias, a la entrada de la Acrópolis:
κατὰ δὲ τὴν ἔσοδον αὐτὴν ἤδη τὴν ἐς ἀκρόπολιν Ἑρμῆν, ὃν Προπύλαιον ὀνομάζουσι, καὶ Χάριτας Σωκράτην ποιῆσαι τὸν Σωφρονίσκου λέγουσιν, ᾧ σοφῷ γενέσθαι μάλιστα ἀνθρώπων ἐστὶν ἡ Πυθία μάρτυς, ὃ μηδὲ Ἀνάχαρσιν ἐθέλοντα ὅμως καὶ δι᾽ αὐτὸ ἐς Δελφοὺς ἀφικόμενον προσεῖπεν.
En la misma entrada de la Acrópolis están el Hermes que llaman Propileo y las Cárites, que dicen que esculpió Sócrates, hijo de Sofronisco, del que la Pitia testificó que era el más sabio de los hombres, lo que no dijo ni siquiera de Anacarsis, aunque lo quería, y por ello fue a Delfos.
La traducción es de María Cruz Herrero Ingelmo, en Gredos, quien nos dice sobre Anacarsis, en nota al pie:
Era uno de los Siete Sabios, un filósofo escita, que vivió en Grecia en el siglo VI a. C. En el siglo IV a. C. se convirtió en una especie de modelo de vida para los filósofos cínicos. Cf. C. García Gual, Los siete sabios (y tres más), Madrid, 1989, págs. 137-158.
El propio Pausanias, en Descripción de Grecia IX, 35, 7, insiste en la idea:
Σωκράτης τε ὁ Σωφρονίσκου πρὸ τῆς ἐς τὴν ἀκρόπολιν ἐσόδου Χαρίτων εἰργάσατο ἀγάλματα Ἀθηναίοις. καὶ ταῦτα μέν ἐστιν ὁμοίως ἅπαντα ἐν ἐσθῆτι˙ οἱ δὲ ὕστερον, οὐκ οἶδα ἐφ’ ὅτῳ, μεταβεβλήκασι τὸ σχῆμα αὐταῖς. Χάριτας γοῦν οἱ κατ’ ἐμὲ ἔπλασσόν τε καὶ ἔγραφον γυμνάς.
Y Sócrates, hijo de Sofronisco, delante de la entrada de la Acrópolis esculpió unas imágenes de las Cárites para los atenienses. Todas están igualmente vestidas, pero las posteriores no sé por qué motivo han cambiado la representación. En todo caso, en mi tiempo esculpen y pintan Carites desnudas.
Pese a la coincidencia con el nombre del filósofo, y también con el de su padre, con toda probabilidad no sea nuestro filósofo. Lo aportamos por la coincidencia.
Plutarco, Vida de Pericles 13, 7 escribe:
τὸ δὲ μακρὸν τεῖχος, περὶ οὗ Σωκράτης ἀκοῦσαί φησιν αὐτὸς εἰσηγουμένου γνώμην Περικλέους, ἠργολάβησε Καλλικράτης.
El muro prolongado, cuya idea dice Sócrates había oído explicar al mismo Pericles, fue obra de Calícrates.
Más adelante, en Vida de Pericles 24, 5 Añade:
τὴν δ’ Ἀσπασίαν οἱ μὲν ὡς σοφήν τινα καὶ πολιτικὴν ὑπὸ τοῦ Περικλέους σπουδασθῆναι λέγουσι: καὶ γὰρ Σωκράτης ἔστιν ὅτε μετὰ τῶν γνωρίμων ἐφοίτα, καὶ τὰς γυναῖκας ἀκροασομένας οἱ συνήθεις ἦγον ὡς αὐτήν, καίπερ οὐ κοσμίου προεστῶσαν ἐργασίας οὐδὲ σεμνῆς, ἀλλὰ παιδίσκας ἑταιρούσας τρέφουσαν.
Algunos son de opinión que Pericles se inclinó a Aspasia por ser mujer sabia y de gran disposición para el gobierno, pues el mismo Sócrates, con sujetos bien conocidos, frecuentó su casa, y varios de los que la trataron llevaban sus mujeres a que la oyesen, sin embargo, de que su modo de ganar la vida no era brillante ni decente, porque vivía de mantener esclavas para mal tráfico.
Cicerón alude brevemente a Sócrates en Disputaciones Tusculanas IV, 29 62-63, a propósito de la tragedia Orestes, de Eurípides:
Continet autem omne sedationem animi humana in conspectu posita natura; quae quo facilius expressa cernatur, explicanda est oratione communis condicio lexque vitae. itaque non sine causa, cum Orestem fabulam doceret Euripides, primos tris versus revocasse dicitur Socrates:
“neque tam terribilis ulla fando oratio est,
nec fors nec ira caelitum invectum malum,
quod non natura humana patiendo ecferat.”
Ahora bien, el examen de la naturaleza humana contiene todos los medios de tranquilizar el alma, pero, para que la imagen de esa naturaleza pueda discemirse con más facilidad, hay que exponer con palabras la condición común y la ley de la vida. Por ello, cuando Eurípides representó su tragedia Orestes, se dice que Sócrates, no sin razón, pidió que se repitieran los tres primeros versos:
No hay palabras tan terribles de expresar,
ni golpe de la fortuna, ni mal infligido por la cólera de los
[celestes,
que la naturaleza humana con su capacidad de sufrimiento
[no pueda soportar
La traducción es de Alberto Medina González, en Gredos.
De la relación entre Sócrates y Alcibíades nos habla Plutarco en Vida de Alcibíades IV, 4:
ἤδη δὲ πολλῶν καὶ γενναίων ἀθροιζομένων καὶ περιεπόντων, οἱ μὲν ἄλλοι καταφανεῖς ἦσαν αὐτοῦ τὴν λαμπρότητα τῆς ὥρας ἐκπεπληγμένοι καὶ θεραπεύοντες, ὁ δὲ Σωκράτους ἔρως μέγα μαρτύριον ἦν τῆς πρὸς ἀρετὴν εὐφυΐας τοῦ παιδός, ἣν ἐμφαινομένην τῷ εἴδει καὶ διαλάμπουσαν ἐνορῶν, φοβούμενος δὲ τὸν πλοῦτον καὶ τὸ ἀξίωμα καὶ τὸν προκαταλαμβάνοντα κολακείαις καὶ χάρισιν ἀστῶν καὶ ξένων καὶ συμμάχων ὄχλον, οἷος ἦν ἀμύνειν καὶ μὴ περιορᾶν ὥσπερ φυτὸν ἐν ἄνθει τὸν οἰκεῖον καρπὸν ἀποβάλλον καὶ διαφθεῖρον. οὐδένα γὰρ ἡ τύχη περιέσχεν ἔξωθεν οὐδὲ περιέφραξε τοῖς λεγομένοις ἀγαθοῖς τοσοῦτον ὥστ’ ἄτρωτον ὑπὸ φιλοσοφίας γενέσθαι, καὶ λόγοις ἀπρόσιτον παῤῥησίαν καὶ δηγμὸν ἔχουσιν· ὡς Ἀλκιβιάδης εὐθὺς ἐξ ἀρχῆς θρυπτόμενος καὶ ἀποκλειόμενος ὑπὸ τῶν πρὸς χάριν ἐξομιλούντων εἰσακοῦσαι τοῦ νουθετοῦντος καὶ παιδεύοντος, ὅμως ὑπ᾽ εὐφυΐας ἐγνώρισε Σωκράτη καὶ προσήκατο, διασχὼν τοὺς πλουσίους καὶ ἐνδόξους ἐραστάς.
Desde luego se dedicaron muchos de los principales a seguirle y obsequiarle; pero era bien claro que la mayor parte de ellos no admiraban ni halagaban otra cosa que lo bello de su figura: sólo el amor de Sócrates nos da un indudable testimonio de su virtud y de su índole generosa. Advertía que ésta se manifestaba y resplandecía en su semblante; y temiendo a su riqueza, al esplendor de su origen y a la muchedumbre de ciudadanos, de forasteros y de aliados que trataban de apoderarse de él con sus lisonjas y sus obsequios, se propuso defenderlo y no desampararlo, como una planta que en flor iba a perder y viciar su nativo fruto. Porque en nada la fortuna le fue tan favorable, ni le pertrechó tanto exteriormente con los que llamamos bienes, como con haberle hecho por medio de la filosofía invulnerable e impasible a los dichos mordaces y cáusticamente libres de tantos como desde el principio se propusieron corromperle y retraerle de oír a su amonestador y maestro; y así es que, a pesar de todo, por la bondad de su índole hizo conocimiento con Sócrates, y se estrechó con él, apartando de sí a los ricos y distinguidos amadores.
La traducción se ha sacado de Wikisource.