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Archive for May 2017

juan-boscan

Expuesto en anteriores capítulos lo que dicen sobre la traducción de Museo a cargo de Boscán estos tres autores (García Gual, Franco Durán y Moya del Baño) en sus muy interesantes obras, nosotros ofrecemos unos extractos de la larga traducción de Boscán, a los que hemos dado un epígrafe explicativo.

(Invocación a la Musa, localización el episodio y actuación de Eros: 1-37)

Canta con boz süave y dolorosa,

¡o Musa!, los amores lastimeros,

que’n süave dolor fueron criados.

Canta también la triste mar en medio,

y a Sesto, d’una parte, y d’otra, Abido,

y Amor acá y allá, yendo y viniendo;

y aquella diligente lumbrezilla,

testigo fiel y dulce mensagera

de dos fieles y dulces amadores.

¡O mereciente luz de ser estrella

luziente y principal en las estrellas,

que fueron desd’acá al cielo embiadas

y alcançaron allá notables nombres!

sesto-abido

Pero comiença ya de cantar, Musa,

el proceso y el fin de’stos amantes:

el mirar, el hablar, el entenderse,

el ir del uno, el esperar del otro,

el desear y el acudir conforme,

la lumbre muerta y a Leandro muerto

Sesto y Abido fueron dos lugares,

a los cuales en frente uno del otro,

ést’en Asia y aquél siendo en Europa,

un estrecho de mar los dividía.

Con sus ondas Neptuno en ellos dava;

oíanse los gallos y los perros

de’ntrambos y los humos se topavan.

El dios d’Amor contra estos dos lugares,

por su plazer o por lo que’l se sabe,

su mano convirtió con tanta fuerça,

que aun hizo mayor mal del que pensava;

y en ambos dio con una sola flecha,

dando en el coraçón d’un gentil moço

y en otro coraçón d’una donzella,

los nombres de los cuales eran estos:

era Leandro el dél, y el d’ella Hero,

iguales en linage y en hazienda,

en valer, en saber y en hermosura.

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Eros (1820), óleo sobre lienzo de 142 x 113 cm., de Joseph Paelinck (1781-1839). Museo de Bellas Artes (Museum voor Schone Kunsten) de Gante

(Prestancia de Hero en la fiesta de Afrodita y Adonis: 124-156)

Ellos estando así, veis donde asoma,

por la más principal puerta del templo,

Hero, la virgen generosa, ilustre.

Entrava con sus rayos d’hermosura,

acá y allá mil gracias descubriendo,

mil gracias que’ncubrir no se podían.

Como salir la blanca aurora suele,

con su color las rosas imitando,

y el oro figurando en sus cabellos;

y al su salir, las gentes s’alboroçan

y empieçan a sentir nueva alegría,

renovándose en sus viejos trabajos:

así salió la virgen, cuando entrava

por el templo de Venus, y así iva,

haziendo’star atentos mil sentidos.

Movía con su gesto, y refrenava,

cuantos eran allí, y en un momento

contrarios acidentes produzía.

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El nacimiento de Venus (1879), óleo sobre lienzo de 300 x 218 cm., de William-Adolphe Bouguereau. Musée d’Orsay. París

En su cuerpo su alma se mostrava,

y víase también claro en su alma,

que a tal alma, tal cuerpo se devía.

Levantava los ojos a su tiempo,

sin parecer que s’acordava dello,

dando con un descuido mil cuidados.

El andar, el mirar, el estar queda,

andavan en tal son que descubrían

un cierto no sé qué tan admirable,

tan tendido por todo y por sus partes,

con tal orden y fuerça recogido,

que era imposible dalle lugar cierto;

y con su luz tan presto dava el golpe,

que sin herir, al parecer, matava,

como rayo que mata al primer punto.

Estábamos ofreciendo extractos de la traducción del poema Hero y Leandro a cargo de Juan Boscán. Proseguimos:

(Enamoramiento de Leandro: 204-239)

Solo, Leandro calla y solo muere,

solo cierra su boca y aun sus ojos,

apretándose en su profunda llaga.

Como el doliente que su muerte teme,

que no osa dezir donde le duele,

y de miedo del mal se da por sano,

de flaco y d’apretado haziendo esfuerços,

así el cuitado de Leandro’stava

sintiéndose venir su muerte cerca.

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Hero lamenta la muerte de Leandro (1635-1637), color sobre lienzo de 155 x 251 cm., de Jan van den Hoecke. Kunsthistorisches Museum de Viena, Gemäldegalerie

Conoció la saeta emponçoñada,

vio la mano de donde salió el tiro,

sintió que al coraçón l’acudió el golpe,

entendió más, cuál llaga se le hizo,

y concluyó que por manera alguna

no podía escaparse de la muerte.

Pero, desengañado, se’ngañava,

y dávas’antender que biviría,

y viendo la verdad, se dava maña

a creer no sé cómo la mentira.

Él, luego que la virgen vio en el templo,

estuvo sobre sí como espantado

d’un tan grande milagro d’hermosura.

Y en verdad quisiera hallarse lexos

d’un peligro tan presto y tan estraño,

y diera, por entonces, todo el gusto

y todo el bien, de ver un bien tamaño,

por no verse en un mal de tanto aprieto.

Tras esto, rebolvió su sentimiento,

y empeçó a recebir aquella vista

d’aquel sol que aserenava el mundo.

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Dexó estender sus rayos por su alma,

hechando su calor y luz por ella,

y así l’esclareció, y él levantóse

con nuevos alboroços levantados,

y empeçó con Amor a entrar en cuenta,

acordando de no dexar morirse

(Presentación de los amantes y propósito de Leandro de visitar a Hero: 808-904, que ofrecemos extractados)

De mí, si saber quieres otro tanto,

a mí me llaman Hero, y es mi patria

Sesto, una gran ciudad que oy avrás visto;

cabe la cual parece un alta torre,

pegada con la mar sobre una peña;

mi aposiento es allí, donde’stoy sola,

con una sola dueña que me sirve,

mi mocedad pasando estrechamente.

Lo que sufrir no puedo sin gran pena

es no tener con quien descansar pueda,

agora en especial, que tanto tengo

que descansar, cuitada; pero vaya

que si contigo descansar no puedo,

poco aprovechará cualquier descanso.»

Atajada quedó en diziendo esto,

y así calló, sus ojos en el suelo,

cogiendo su cabeça entre los ombros.

Leandro, que subir se vio tan presto

a un estado tan alto de fortuna,

dexóse’star así por un buen rato,

sin saber responder a tanto gozo.

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La despedida de Hero y Leandro (antes de 1837), óleo sobre lienzo de 146 x 236 cm., de Joseph Mallord William Turner. The National Gallery de Londres

Su coraçón se’nterneció del todo,

dando en llorar, mas fue muy diferente

este llorar d’un otro que emos dicho.

Las lágrimas que fueron de dolor,

en lágrimas d’amor se convertieron.

Ya después que s’abrió con esto un poco

su alma, y tornó en sí, cobrando fuerças,

dixo: «Señora, tras un bien tan alto,

¿qué á de dezir un hombre, que’s tan baxo?

A bienaventurança nunca vista,

palabras nunca dichas se merecen.

Aquestas no las ay en mí ni en otro;

lo que tengo t’é dado, que’s el alma;

en ésta’stán las obras y palabras;

tómalo todo junto, si no en partes,

del arte que tú misma lo quisieres.

Yo me llamo Leandro y soy d’Abido,

que’s un lugar que’stá en frente del tuyo;

el Helesponto ves como’stá en medio;

duro estrecho de mar para nosotros,

no embargante que a mí, el trabajo en esto,

descanso me dará en cualquier trabajo,

y el peligro porná mayor esfuerço.

Todavía la mar nos está en medio;

duro estrecho d’amor que nos aparta

los cuerpos, ayuntándonos las almas;

mas tú me das aliento para todo,

y házesme ver lo que las gentes dizen,

y dízenlo quiçá porque lo oyen,

mas no porque lo entiendan ni lo sientan

que al verdadero amante todo es fácil.

helesponto

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Miguel Ángel Sibila pérsica Capilla Sixtina

Sibila pérsica, fresco de Miguel Ángel. Capilla Sixtina. Palacio Vaticano

Finalizamos, en este último capítulo de esta serie de artículos sibilinos, lo que dice Suidas sobre las Sibilas:

ὅτι Σίβυλλαι γεγόνασιν ἐν διαφόροις τόποις καὶ χρόνοις τὸν ἀριθμὸν δέκα. πρώτη οὖν ἡ Xαλδαία ἡ καὶ Περσίς, ἡ κυρίῳ ὀνόματι καλουμένη Σαμβήθη. δευτέρα ἡ Λίβυσσα. τρίτη Δελφίς, ἡ ἐν Δελφοῖς τεχθεῖσα. Τετάρτη ᾿Ιταλική, ἡ ἐν Κιμμερίᾳ τῆς ᾿Ιταλίας. πέμπτη ᾿Ερυθραία, ἡ περὶ τοῦ Τρωϊκοῦ προειρηκυῖα πολέμου. ἕκτη Σαμία, ἡ κυρίῳ ὀνόματι καλουμένη Φυτώ· περὶ ἧς ἔγραψεν ῾Ερατοσθένης. ἑβδόμη ἡ Κυμαία, ἡ καὶ ᾿Αμαλθία,  ἡ καὶ ῾Ιεροφίλη. ὀγδόη ῾Ελλησποντία, τεχθεῖσα ἐν κώμῃ Μαρμισσῷ, περὶ τὴν πολίχνην Γεργίτιον, αἳ τῆς ἐνορίας ποτὲ Τρῳάδος ἐτύγχανον, ἐν καιροῖς Σόλωνος καὶ Κύρου. ἐνάτη Φρυγία. Δεκάτη ἡ Τιγουρτία, ὀνόματι ᾿Αβουναία.

Hay que decir que ha habido Sibilas en diferentes lugares y épocas en número de diez. La primera, pues, fue la Sibila Caldea, también conocida como persa, cuyo nombre propio era Sambete. La segunda, la Libia. La tercera, la Délfica, la nacida en Delfos.

La cuarta, la Itálica, la nacida en Cimeria de Italia. La quinta la Eritrea, la cual profetizó sobre la guerra de Troya. La sexta, la Samia, cuyo nombre propio era Fito, sobre la que escribió Eratóstenes. La séptima, la de Cumas, también llamada Amaltea y Herófila. La octava, la del Helesponto, nacida en la aldea de Marmiso, cerca de la ciudadela de Gergis que estaba entonces en el territorio de la Tróade, en la época de Solón y Ciro. La novena, la Frigia. La décima, la Tiburtina, de nombre Albunea.

 

Penn Libraries call number: Inc B-720

La Sibila de Cumas (Amaltea) quemando sus libros ante Tarquinio. Retrato medieval

φασὶ δὲ ὡς ἡ Κυμαία ἐννέα βιβλία χρησμῶν ἰδίων προσεκόμισε Ταρκυνίῳ Πρίσκῳ τῷ τηνικαῦτα βασιλεύοντι τῶν ῾Ρωμαίων· καὶ τούτου μὴ προσηκαμένου, ἔκαυσε βιβλία β.

ὅτι Σίβυλλα ῾Ρωμαϊκὴ λέξις ἐστίν, ἑρμηνευομένη προφῆτις, ἤγουν μάντις· ὅθεν ἑνὶ ὀνόματι αἱ θήλειαι μάντιδες ὠνομάσθησαν. Σίβυλλαι τοίνυν, ὡς πολλοὶ ἔγραψαν, γεγόνασιν ἐν διαφόροις τόποις καὶ χρόνοις τὸν ἀριθμὸν ι.

Dicen que la de Cumas llevó nueve libros de sus propios oráculos a Tarquinio Prisco, que era entonces el rey de los romanos y, como éste no los aceptó, quemó dos libros.

Sibila es una palabra romana, interpretada como “profetisa” o “adivina”, por lo que las mujeres adivinas eran llamadas por este único nombre. Las Sibilas, pues, como muchos han escrito, han existido en diferentes lugares y épocas en número de diez.

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Las Doce Sibilas del taller de Zurbarán (1650). Colección privada

Hasta aquí lo que dice Suidas sobre las Sibilas.

 

Y creemos que el mejor final de la serie es ofrecer, como completo resumen, lo que dice Pierre Grimal en su Diccionario de Mitología Griega y Romana en la entrada Sibila:

 Sibila es, esencialmente, el nombre de una sacerdotisa encargada de enunciar los oráculos de Apolo. Existe gran número de leyendas acerca de “la” o “las” Sibilas. Según ciertas tradiciones, la primera Sibila era una joven de este nombre, hija del troyano Dárdano y Neso, hija ésta de Teucro. Dotada del don profético, había gozado de una gran reputación de adivina, y se daba el nombre de SibiIa en general a todas las profetisas.

Otra tradición pretendía que la primera de todas las Sibilas, desde el punto de vista cronológico, no era esta troyana, sino una hija de Zeus y Lamia -hija ésta de Posidón-, a quien los Libios pusieron el nombre·de Sibila y que en su tiempo formulaba oráculos.

La segunda Sibila fue Herófila. Era oriunda de Marpeso, Tróade, hija de una ninfa y de un padre mortal. Había venido al mundo antes de la guerra de Troya, y había dicho que Tróade sería asolada por culpa de una mujer nacida en Esparta (Helena). En Delos existía·un himno que ella había compuesto en honor de Apolo, en el cual se llamaba “esposa legítima” del dios y a la vez su “hija”. Esta Sibila pasó la mayor parte de su vida·en Samos, pero también estuvo en Claro, Delos y Delfos. Llevaba consigo una piedra, sobre la cual se subía para profetizar. Murió en Tróade, pero su piedra se encontraba en Delfos, donde era mostrada en tiempos de Pausanias.

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Sibila eritrea, fresco de Miguel Ángel. Capilla Sixtina. Palacio Vaticano

La más célebre de las Sibilas helénicas es la de Eritras, en Lidia. Su padre se llamaba Teodoro,·y su madre era una ninfa. Decíase que había nacido en una gruta del monte Córico.·Inmediatamente después de su nacimiento, creció de pronto y se puso a profetizar en versos. Muy joven aún, sus padres la consagraron, contra su voluntad, al templo de Apolo. Había vaticinado que sería muerta por·una flecha de su dios. Vivió, según dicen, nueve vidas humanas, de ciento diez años cada una.

Una tradición pretendía que esta Sibila de Eritras era la misma que la de Cumas, en·Campania, que desempeñó un papel importante en las leyendas romanas. Esta·Sibila italiana tan pronto era llamada Amaltea, como Demófila o Herófila. Formulaba sus oráculos en una gruta. Apolo le había concedido el privilegio de vivir tantos años como·granos de arena pudiese contener su mano, a condición de no regresar nunca a Eritras. Por esta razón se había instalado en Cumas. Pero habiéndole enviado los eritreos, por error, una carta cuyo sello era de tierra de su país, murió al ver este trozo de su patria. También se contaba que habiendo pedido una larga vida a Apolo, que la amaba y había prometido concederle la satisfacción del primer deseo que expresara, se había olvidado de pedirle al mismo tiempo la juventud. El dios se la ofreció a cambio de su virginidad, pero ella rehusó: Así, a medida que envejecía, iba volviéndose más y más menuda y seca, hasta que terminó pareciendo una cigarra, y la encerraron como un pájaro en una jaula, colgándola en el templo de Apolo de Cumas. Los niños le preguntaban. “Sibila, ¿qué quieres?”. Y ella, cansada de vivir, respondía: “Quiero morir”.

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De la Sibila de Cumas se decía que había ido a Roma durante el reinado deTarquino el Soberbio, llevando hasta nueve colecciones de oráculos. Ofreció vendérselos al rey, pero éste rehusó por encontrar excesivo el precio. cada negativa, la Sibila quemaba tres de ellas. Al fin Tarquino compró las tres últimas y las depositó en el templo de Júpiter Capitolino. Cumplida su misión, la Sibila desapareció.

Durante la República, y hasta la época de Augusto, esos “libros sibilinos” ejercieron gran·influencia en la religión romana. Eran consultados en caso de desgracia, de un prodigio o de algún acontecimiento extraordinario. Se encontraban entonces en ellos prescripciones religiosas: introducción de un nuevo culto, sacrificio expiatorio, etc., destinados a salir·al paso·de la situación imprevista. Unos·magistrados especiales estaban encargados de la conservación y consulta de estos libros.

En la Eneida, Virgilio da a la Sibila de Cumas por guía a Eneas cuando su descenso a los Infiernos.

Existía otra Sibila de menos renombre, en Samos. Llamábase Fito.

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Sibila de Cumas (1622), óleo sobre lienzo de 138 x 103 cm., de Domenichino. Museos Capitolinos, Sala de Santa Petronila, Roma

Sobre Herófila, dice Pierre Grimal:

Herófila es una de las Sibilas, la segunda en el orden cronológico. Había nacido en Tróade, de una ninfa y un padre mortal, un pastor del Ida llamado Teodoro. Su patria, con más precisión, era la ciudad de Marpeso. Sus primeros oráculos habían consistido en la predicción de que la ruina de Troya vendría de una mujer criada en Esparta – pues Herófila había nacido antes de la guerra de Troya-. Después había viajado por el mundo, visitando Claro, Samos, Delos, Delfos; en todas partes profetizaba subida en una piedra, que llevaba consigo. Murió en Tróade, y se enseñaba su tumba en el bosque de Apolo Esminteo.

 

Y hasta aquí esta serie dedicada a las Sibilas, y a ofrecer algunas fuentes clásica que hablan sobre ellas. Confiamos en que los artículos no hayan sido sibilinos, sino claros, precisos y diáfanos.

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Sibila pérsica (1480-1490), grabado de 176 x 108 mm., de Francesco Rosselli. British Museum de Londres

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Sibila europea (ca 1480-1490), grabado de 174 x 108 mm., de Francesco Rosselli. British Museum de Londres

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Continuamos en este capítulo con la obra Alción, un diálogo entre Sócrates y Querefonte, que se atribuye a Luciano de Samosata, pero parece que no cuadra con su estilo.

ΧΑΙΡΕΦ. λέγεις ὀρθῶς˙ φαίνεται γὰρ ἀλκυονὶς ἡ τήμερον ὑπάρχειν ἡμέρα, καὶ χθὲς δὲ τοιαύτη τις ἦν. ἀλλὰ πρὸς θεῶν, πῶς ποτε χρὴ πεισθῆναι τοῖς ἐξ ἀρχῆς, ὦ Σώκρατες, ὡς ἐξ ὀρνίθων γυναῖκές ποτε ἐγένοντο ἢ ὄρνιθες ἐκ γυναικῶν; παντὸς γὰρ μᾶλλον ἀδύνατον φαίνεται πᾶν τὸ τοιοῦτον.

QUEREFONTE. — Llevas razón. Hoy desde luego hace un auténtico día del alción y ayer lo hizo prácticamente igual. Mas… por los dioses, ¿puede uno creer de los antiguos, Sócrates, que de unas aves surjan unas mujeres o al revés, de unas mujeres unas aves? Una cosa así desde luego parece de todo punto imposible.

ΣΩΚΡ. ὦφίλε Χαιρεφῶν, ἐοίκαμεν ἡμεῖς τῶν δυνατῶν τε καὶ ἀδυνάτων ἀμβλυωποί τινες εἶναι κριταὶ παντελῶς˙ δοκιμάζομεν γὰρ δὴ κατὰ δύναμιν ἀνθρωπίνην ἄγνωστον οὖσαν καὶ ἄπιστον καὶ ἀόρατον˙ πολλὰ οὖν φαίνεται ἡμῖν καὶ τῶν εὐπόρων ἄπορα καὶ τῶν ἐφικτῶν ἀνέφικτα, συχνὰ μὲν καὶ δι’ ἀπειρίαν, συχνὰ δὲ καὶ διὰ νηπιότητα φρενῶν˙ τῷ ὄντι γὰρ νήπιος ἔοικεν εἶναι πᾶς ἄνθρωπος, καὶ ὁ πάνυ γέρων, ἐπεί τοι μικρὸς πάνυ καὶ νεογιλὸς ὁ τοῦ βίου χρόνος πρὸς τὸν πάντα αἰῶνα. τί δ’ ἄν, ὦγαθέ, οἱ ἀγνοοῦντες τὰς τῶν θεῶν καὶ δαιμονίων δυνάμεις ἢ τὰς τῆς ὅλης φύσεως ἔχοιεν ἂν εἰπεῖν, πότερον δυνατὸν ἢ ἀδύνατόν τι τῶν τοιούτων; ἑώρας, Χαιρεφῶν, τρίτην ἡμέραν ὅσος ἦν ὁ χειμών; καὶ ἐνθυμηθέντι γάρ τῳ δέος ἐπέλθοι τὰς ἀστραπὰς ἐκείνας καὶ βροντὰς ἀνέμων τε ἐξαίσια μεγέθη˙ ὑπέλαβεν ἄν τις τὴν οἰκουμένην ἅπασαν καὶ δὴ συμπεσεῖσθαι.

SÓCRATES. — Querido Querefonte, miopes jueces, me parece, somos nosotros de lo posible y lo posible. Conjeturamos según la capacidad humana, que es mala conocedora, poco digna de crédito, y prácticamente ciega. Pues a partir de las facilidades nos surgen muchas dificultades, y de lo eludible lo ineludible, con frecuencia por inexperiencia, con frecuencia por ingenuidad de nuestras mentes. Pues, en realidad, todo hombre parece ser un niño, hasta el más viejo, porque, en efecto, el tiempo de la vida es muy breve e insignificante con respecto a la eternidad. Y además, amigo, ¿cómo podrían decir si cosas de esa índole son posibles o imposibles quienes desconocen las capacidades de los dioses y de los espíritus o las de la naturaleza en su totalidad? ¿Viste, Querefonte, qué tormenta hubo al tercer día? A cualquier observador le habría entrado miedo de aquellos truenos y relámpagos y de la inusitada fuerza de los vientos. Alguien podría haber sospechado que la tierra entera iba a venirse abajo.

 

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μετὰ μικρὸν δὲ θαυμαστή τις κατάστασις εὐδίας ἐγένετο καὶ διέμεινεν αὕτη γε ἕως τοῦ νῦν. πότερον οὖν οἴει μεῖζόν τι καὶ ἐργωδέστερον εἶναι τοιαύτην αἰθρίαν ἐξ ἐκείνης τῆς ἀνυποστάτου λαίλαπος καὶ ταραχῆς μεταθεῖναι καὶ εἰς γαλήνην ἀγαγεῖν τὸν ἅπαντα κόσμον, ἢ γυναικὸς εἶδος μεταπλασθὲν εἰς ὄρνιθός τινος ποιῆσαι; τὸ μὲν γὰρ τοιοῦτον καὶ τὰ παιδάρια τὰ παρ’ ἡμῖν τὰ πλάττειν ἐπιστάμενα, πηλὸν ἢ κηρὸν ὅταν λάβῃ, ῥᾳδίως ἐκ τοῦ αὐτοῦ πολλάκις ὄγκου μετασχηματίζει πολλὰς ἰδεῶν φύσεις. τῷ δαιμονίῳ δὲ μεγάλην καὶ οὐδὲ συμβλητὴν ὑπεροχὴν ἔχοντι πρὸς τὰς ἡμετέρας δυνάμεις εὐχερῆ τυχὸν ἴσως ἅπαντα τὰ τοιαῦτα καὶ λίαν. ἐπεὶ τὸν ὅλον οὐρανὸν πόσῳ τινὶ σαυτοῦ δοκεῖς εἶναι μείζω φράσαις ἄν;

Pero al cabo de poco tiempo se instaló una bonanza formidable que se mantiene hasta ahora. ¿Cuál de estas dos cosas crees que es empresa de más envergadura e importancia, el que se produzca este buen tiempo a partir de aquella borrasca y aquel temporal, y que todo el Universo disfrute de bonanza o el que una mujer pueda metamorfosearse en ave? Algo de este tipo es lo que saben modelar nuestros niños en sus juegos cuando cogen barro o cera, y a partir del mismo molde muchas veces lo transforman en formas muy distintas según sus ocurrencias. Conque a una deidad que tiene una autoridad mayor e inexplicable en comparación con nuestras capacidades le resultan quizás sencillas empresas de esa índole e incluso más difíciles. Pues el firmamento entero ¿en qué medida te atreverías a afirmar que es superior a ti?

ΧΑΙΡΕΦ. τίς δ’ ἀνθρώπων, ὦ Σώκρατες, νοῆσαι δύναιτ’ ἂν ἢ ὀνομάσαι τι τῶν τοιούτων; οὐδὲ γὰρ εἰπεῖν ἐφικτόν.

QUEREFONTE. — ¿Quién, de los humanos, Sócrates, podría pensar o incluso precisar algo al respecto de temas de esa índole? Es imposible decir nada.

ΣΩΚΡ. οὔκουν δὴ θεωροῦμεν καὶ ἀνθρώπων πρὸς ἀλλήλους συμβαλλομένων μεγάλας τινὰς ὑπεροχὰς ἐν ταῖς δυνάμεσιν καὶ ἐν ταῖς ἀδυναμίαις ὑπαρχούσας; ἡ γὰρ τῶν ἀνδρῶν ἡλικία πρὸς τὰ νήπια παντελῶς βρέφη, τὰ πεμπταῖα ἐκ γενετῆς ἢ δεκαταῖα, θαυμαστὴν ὅσην ἔχει τὴν διαφορὰν δυνάμεώς τε καὶ ἀδυναμίας ἐν πάσαις σχεδὸν ταῖς κατὰ τὸν βίον πράξεσιν, καὶ ὅσα διὰ τῶν τεχνῶν τούτων οὕτω πολυμηχάνων καὶ ὅσα διὰ τοῦ σώματος καὶ τῆς ψυχῆς ἐργάζονται˙ ταῦτα γὰρ τοῖς νέοις, ὥσπερ εἶπον, παιδίοις οὐδ’ εἰς νοῦν ἐλθεῖν δυνατὰ φαίνεται.

SÓCRATES. — ¿Es que no vemos la gran diferencia respecto a las capacidades e incapacidades de los hombres cuando se comparan entre sí? Pues en efecto la edad de los adultos con respecto a la de los bebés recién nacidos, que no tienen más que cinco o diez días, tiene una enorme diferencia en lo referente a capacidades e incapacidades en prácticamente todas las acciones a lo largo de la vida, y sus destrezas son muy diversas, así como las actividades que su cuerpo y su espíritu pueden llevar a cabo. Todo eso, como dije, a los niños pequeños no se les puede ni tan siquiera pasar por la cabeza.

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Finalizamos el resumen de la traducción de Museo a cargo de Boscán, que realiza María Jesús Franco Durán, (Universidad de Salzburgo, Austria) en su trabajo El mito de Hero y Leandro: algunas fuentes grecolatinas y supervivencia en el Siglo de Oro español.

 

Comienza el invierno -aquí Boscán no indica si se producen más citas- y Leandro no puede nadar a causa del mal tiempo. Otra vez, siguiendo a Ovidio, se mezclan los sentimientos de Hero que quiere poner la lumbre en la ventana a pesar de que ya se ha apagado varias veces a causa del viento, aviso ya de la desgracia presentada en Museo, y nos narra la impaciencia de Leandro mirando continuamente el mar, alternando la esperanza con la desesperación. Por fin Leandro comienza su trayectoria después de ver la lámpara encendida y:

«Súbitamente en esto, las tres parcas

sus cuchillos tomaron en las manos,

apercibidas, aguardando el punto

para cortar los tratos y las vidas

de los tristes amantes mal logrados».

Después de invocar a Venus y a Neptuno, el mar lo absorbe en el preciso instante en que se apaga la lumbre. Hero se deja caer desde la ventana cuando ya ha visto el cuerpo de Leandro en la orilla del mar. Y Boscán finaliza la historia: «así se fueron juntas las dos almas I a los Campos Elíseos para siempre».

Sabemos que Boscán realizó su composición después de la muerte de Garcilaso. Es inevitable que algunos de los versos de esta fábula nos recuerden a los del soneto. Boscán nos presenta un Leandro «de fuego ardiente abrasándolo dentro de su alma» que «con animoso acuerdo decide enfrentarse con las olas». Ante las dificultades del trayecto, que ya ha emprendido, repite las mismas palabras que emite Leandro en el soneto garcilasiano para calmar a las aguas, recuerdo del epigrama de Marcial al que ya aludimos pero que seguramente Boscán tomó directamente de su contemporáneo. Pero mientras que para Garcilaso son los últimos momentos de Leandro -las olas no han escuchado sus súplicas y finalmente parece- Boscán introduce una variante porque sabemos que Leandro «a la orilla llegó».

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También Francisca Moya del Baño, en su trabajo final de licenciatura El tema de Hero y Leandro en la literatura española, se refiere a Boscán y su traducción:

Pero es el Renacimiento quien resucita el poema de Museo. Se hacen de él diversas ediciones. Demetrio Ducas inaugura nuestra imprenta griega de Alcalá de Henares con el Poema de Hero y Leandro, que parece ser de fecha de 1514.

Dice D. Marcelino (Menéndez Pelayo): “El poema se divulgó rápidamente, y por su brevedad, sencillez y corrección gramatical, sirvió muy pronto de libro a los helenistas”. Y continúa más adelante: “Habiendo sido Museo el primer autor griego impreso en España y el que más comúnmente debía leerse en las cátedras, es muy verosímil que Boscán se fijase en él desde su juventud y en él hiciese el aprendizaje de la lengua”. Afirma, pues, D. Marcelino que es verosímil que conociese el poema de Museo en la edición de Demetrio Ducas. A nosotros nos parece del todo inverosímil; tampoco creemos que en él hiciese el aprendizaje de la lengua.

Juzgamos que Boscán no sabía griego, y hay que destacar que la edición complutense está toda absolutamente en griego, sin comentarios, aclaraciones, ni mucho menos traducción latina o castellana. Debía dominar muy bien el griego para poder seguir el texto, como afirma Menéndez Pelayo.

Hemos intentado resolver el problema, investigar si Boscán sabía el griego suficiente como para traducir directamente a Museo, pero de la vida de Boscán no se tienen demasiados datos, son pocas las biografías que hay y no se alude a que conociese el griego. Respecto al Poema de Hero y Leandro se dice que es imitación de Museo; algunos biógrafos afirman que es traducción, afirmación no aceptable y perceptible al comparar la diferencia de extensión: 360 hexámetros de Museo; frente a 2.793 endecasílabos en Boscán.

Tampoco en la Edición de las obras poéticas de Boscán, hecha por Martín de Riquer, Barcelona 1957, se ofrecen datos precisos: sólo: “Compuso “Hero y Leandro” sacándole de Museo”.

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No obstante, pese a no haber encontrado ningún dato a nuestro favor, aunque no encontrado en contra ya puede tomarse como un válido argumento ex silentio, estimamos que Boscán no supo el griego necesario para vérselas directamente con Museo; pudo a lo más tener algunas nociones más o menos elementales. Pero, por otra parte, nos encontramos con un hecho, y es que el Poema de Boscán no implica sólo un conocimiento del “tema”, ya a través de Ovidio, o por una tradición literaria más o menos extendida, sino que supone casi necesariamente el conocimiento de la obra de Museo, pues es a éste a quien sigue, aunque amplíe y parafrasee con gran frecuencia.

(Desde luego a Ovidio también debió conocerle, pues por una parte existía en el siglo XV la traducción de las Heroidas llamada el Bursario, atribuída a Juan Rodríguez del Padrón, y además en su obra se advierte una clara influencia ovidiana).

Por tanto, debió conocer el Poema griego, pero no en la edición de Demetrio Ducas, sino en otra. Hemos intentado ver si ya en aquella época existía alguna traducción latina, y hemos encontrado que sí, que la de Aldo Manucio lleva una traducción latina de Marco Musuro; aunque no está fechada, parece ser de 1494. Es seguro, pues, que Boscán debió conocer algún ejemplar de esta Edición, y por tanto pudo seguir la obra dc Museo.

También conoció Boscán la Favola di Leandro e Ero de Bernardo Tasso, pues en los pasajes en que Boscán se aparta de Museo sigue fielmente a Tasso. No sería aventurado decir que a través de Tasso conoció Boscán la edición de Aldo Manucio.

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En nuestro anterior capítulo indicábamos que íbamos a ofrecer lo que aparece en el Suidas, esa gran enciclopedia bizantina, de carácter histórico, acerca del mundo mediterráneo antiguo, escrita en griego en el siglo X por eruditos bizantinos. Antes, no obstante, estimamos oportuno aclarar la polémica entre el nombre Suidas o Suda y comenzamos a ofrecer lo que dijo Antonio Ruiz de Elvira, en Cuadernos de filología clásica, ISSN 0210-0746, nº 15, 1978, págs. 9-12. Seguimos, pues, con la aclaración del helenista, latinista y mitólogo zamorano:

Y si eso es así respecto de los testimonios del título, no digamos ya lo que habrá que pensar sobre los posibles significados de Σοῦδα (“fosa”, “trinchera”, “empalizada”, “fortín”, “guía”, Συναγωγὴ ὀνομαστικῆς ὕλης διαφόρων ἀνδρῶν o δι᾿ ἀλφαβήτου = Compilación de todos los nombres de diferentes varones o Compilación de todos los nombres en orden alfabético, – que forman, con sus iniciales el acrónimo SOUDA, etc), respecto de los cuales la lectura de la fuerte polémica entre Grégoire y Dolger en los años 1937 y 1938 (y en cierto modo proseguida después, entre Dolger y Mercati, entre los años 1958 y 1960) deja en la más completa duda e incertidumbre sobre lo que pudiera significar σοῦδα si tal fue el título de la obra.

Por último, tampoco el οἱ δὲ συνταξάμενοι τοῦτο ἄνδρες σοφοί – que aparece en el proemio de la obra – aunque fuera una indicación de obra colectiva (lo que tampoco es seguro, pues cabría que se hubiera entendido como una indicación bibliográfica o referencia a la calidad de los autores utilizados en su confección, o en la confección de otra obra que le sirviera de modelo), excluiría necesariamente la posibilidad de un Σουίδας autor de una obra primitiva, después retocada por varios, o de materiales o trabajos sueltos, después reunidos por varios, o hasta director de la obra colectiva.

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Por tanto, non liquet, y sigue siendo lícito hablar de Suidas (como bien hace L’Année Philologique), puesto que no hay mayor seguridad para Σοῦδα.

En cuanto a la acentuación española, es, desde luego, por lo menos muy probable que la iota sea breve, como lo afirmó, hace ya ochenta y siete años, el, al parecer, único filólogo que se ha ocupado del asunto (Sandys en Classical Revue 5, 1891, 434) (El nombre, aunque poco frecuente, aparece en la Antiguedad, como el de un autor de Θεσσαλικά, en Estrabón, Esteban de Bizancio, schol Ap Rh y otros textos, recogidos en 602 F 1-11 de FrGrH y en FHG II 464 s) Debería, pues acentuarse Súidas para transcribir Σουιδας Pero, puesto que no hay seguridad absoluta, y habida cuenta de la licitud de pronunciar y escribir Hesiodo, Iliada, periodo, etc, nos permitimos también aquí hacer llana la palabra omitiendo el acento gráfico y pronunciando Suidas, con diptongo /uí/, como “fuimos” “buitre” o “circuito” (R A E, Esbozo de una nueva Gramática, Madrid, 1973, p. 55).

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Aclarado el nombre de esta enciclopedia bizantina, vamos con lo que se dice en ella sobre las Sibilas:

Σίβυλλα Δελφίς, ἣν καὶ ῎Αρτεμιν προσηγόρευσαν. γέγονε δὲ αὕτη πρὸ τῶν Τρωϊκῶν, καὶ ἔγραψε χρησμοὺς δι᾿ ἐπῶν. ὅτι ὁ πατὴρ Σιβύλλης τῆς Xαλδαίας Βηρωσσὸς ἐκαλεῖτο, ἡ δὲ μήτηρ αὐτῆς ᾿Ερυμάνθη.

Sibila délfica, a la que también llamaron Ártemis. Ésta nació antes de la guerra de Troya y escribió oráculos en verso. (Dicen) que el padre de la Sibila caldea se llamaba Beroso y su madre Erimante.

 Σίβυλλα, ᾿Απόλλωνος καὶ Λαμίας, κατὰ δέ τινας ᾿Αριστοκράτους καὶ ῾Υδάλης, ὡς δὲ ἄλλοι Κριναγόρου, ὡς δὲ ῞Ερμιππος Θεοδώρου.

᾿Ερυθραία, παρὰ τὸ τεχθῆναι ἐν χωρίῳ τῶν ᾿Ερυθρῶν, ὃ προσηγορεύετο Βάτοι· νῦν δὲ αὐτὸ τὸ χωρίον πολισθὲν ᾿Ερυθραὶ προσαγορεύονται. τινὲς δὲ αὐτὴν Σικελήν, ἄλλοι Λευκανήν, ἄλλοι Σαρδάνην, ἄλλοι Γεργιθίαν, ἄλλοι δὲ ῾Ροδίαν, ἄλλοι Λίβυσσαν, ἄλλοι Σαμίαν ἐδόξασαν. γέγονε δὲ τοῖς χρόνοις τῆς Τρωϊκῆς ἁλώσεως μετὰ υπγ ἔτη, καὶ συνετάξατο βιβλία ταῦτα· Περὶ παλμῶν, μέλη, χρησμούς. λέγεται δὲ καὶ τρίγωνον εἶδος λύρας αὐτὴν πρῶτον εὑρεῖν.

Sibila, hija de Apolo y Lamia, aunque, según algunos, de Aristócrates e Hidale, mientras otros dicen que de Crinágoras y según Hermipo, de Teodoro.

Era eritrea, porque había nacido en la región de Eritras (Jonia), que se llamaba Bato, pero ahora el propio lugar allí fundado se llama Eritras. Algunos pensaron que era siciliana, otros lucana, otros de Cerdeña, otros de Gergis (en la Tróade, cerca de Cime), otros rodia, otros de Libia, otros samia. Vivió en los tiempos después de la toma de Troya 483 años, y compuso estos libros: Sobre las vibraciones, Canciones, Oráculos. Se dice que fue la primera en inventar un tipo de lira triangular.]

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Sibila de Cumas (1450), fresco de 250 x 154 cm., de Andrea del Castagno. Galleria degli Uffizi, Florencia

Σίβυλλα ῎Ελισσα· ἔγραψε μαντείας καὶ χρησμοὺς δι᾿ ἐπῶν.

Sibila Elisa. Escribió profecías y oráculos en verso.

Σίβυλλα Κολοφωνία, ἥτις ἐκλήθη καὶ Λάμπουσα, ἀπόγονος Κάλχαντος. καὶ αὐτὴ μαντείας καὶ χρησμοὺς δι᾿ ἐπῶν, καὶ ἄλλα.

Sibila colofonia, que también fue llamada Lampusa, descendiente de Calcas. También ella escribió profecías y oráculos en verso, y otras cosas.

Σίβυλλα Θετταλή, ἡ κληθεῖσα καὶ Μαντώ, ἀπόγονος Τειρεσίου.

Sibila tesalia, que también se llamaba Manto, descendiente de Tiresias.

Σίβυλλα Φρυγία, ἡ κληθεῖσα ὑπό τινων Σάρυσις, ὑπὸ δέ τινων Κασσάνδρα, ἄλλων δὲ Ταραξάνδρα. καὶ αὐτὴ χρησμούς.

Sibila frigia, que fue llamada por algunos Sarisis, por algunos Casandra y por otros Taraxandra. Escribió oráculos.

Σίβυλλα Κυμαία καὶ Σίβυλλα Θεσπρωτίς· ὁμοίως χρησμούς.

Sibila de Cime (en Eolia) y Sibila tesprótida (en el Epiro). (Escribieron) igualmente oráculos.

El gentilicio Κυμαία se puede aplicar a Cime, en Eolia, 40 km. al norte de la actual Esmirna, en Turquía, a Cumas, en Campania, o a Cime, en Calcidia.

 

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Sibila de Samos (1650), óleo sobre lienzo  de 105 x 180 cm,. del taller de Zurbarán. Colección privada francesa

Σίβυλλα Xαλδαία, ἡ καὶ πρός τινων ῾Εβραία ὀνομαζομένη, ἡ καὶ Περσίς, ἡ κυρίῳ ὀνόματι καλουμένη Σαμβήθη, ἐκ τοῦ γένους τοῦ μακαριωτάτου Νῶε· ἡ τῶν κατὰ ᾿Αλέξανδρον τὸν Μακεδόνα λεγομένων προειρηκυῖα· ἧς μνημονεύει Νικάνωρ ὁ τὸν ᾿Αλεξάνδρου βίον ἱστορήσας· ἡ περὶ τοῦ δεσπότου Xριστοῦ μυρία προθεσπίσασα καὶ τῆς αὐτοῦ παρουσίας.

Sibila caldea, que era llamada por algunos hebrea, también persa y cuyo nombre propio era Sambete, de la raza del muy bienaventurado Noé; profetizó aquello dicho en referencia a Alejandro de Macedonia; Nicanor, que escribió una Vida de Alejandro, la menciona. También profetizó innumerables cosas sobre nuestro señor Cristo y su llegada.

ἀλλὰ καὶ αἱ λοιπαὶ συνάδουσιν αὐτῇ, πλὴν ὅτι ταύτης εἰσὶ βιβλία κδ, περὶ παντὸς ἔθνους καὶ χώρας περιέχοντα. ὅτι δὲ οἱ στίχοι αὐτῆς ἀτελεῖς εὑρίσκονται καὶ ἄμετροι, οὐ τῆς προφήτιδός ἐστιν ἡ αἰτία, ἀλλὰ τῶν ταχυγράφων, οὐ συμφθασάντων τῇ ῥύμῃ τοῦ λόγου ἢ καὶ ἀπαιδεύτων γενομένων καὶ ἀπείρων γραμματικῶν·ἅμα γὰρ τῇ ἐπιπνοίᾳ ἐπέπαυτο ἡ τῶν λεχθέντων μνήμη. καὶ διὰ τοῦτο εὑρίσκονται καὶ οἱ στίχοι ἀτελεῖς καὶ διάνοια σκάζουσα, εἴτε καὶ κατ᾿ οἰκονομίαν θεοῦ τοῦτο γέγονεν, ὡς μὴ γινώσκοιντο ὑπὸ τῶν πολλῶν καὶ ἀναξίων οἱ χρησμοὶ αὐτῆς.

Pero también las otras Sibilas están de acuerdo con ella, excepto que hay 24 libros de ella, tratando toda raza y territorio. Y respecto al hecho de que sus versos se encuentran inacabados y sin medida, la culpa no es de la profetisa, sino de los taquígrafos, por no poder seguir la rapidez del discurso, o bien porque no estaban educados y eran inexpertos en gramática; pues el recuerdo de sus palabras desapareción junto con su inspiración. Y por esta razón también los versos resultan incompletos y el pensamiento torpe; incluso si esto ocurrió por un plan divino, de manera que sus oráculos no pudieran ser entendidos por las masas que no lo merecían.

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Sibila tiburtina (1650), óleo sobre lienzo  de 105 x 180 cm,. del taller de Zurbarán. Colección privada francesa

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De vuelta a Luciano de Samosata y su obra Alción que nos presenta José Luis Navarro en la edición de Gredos:

Curioso y enigmático a la par que hermoso este brevísimo opúsculo llegado a nosotros con el título de Alción. La tradición nos lo ha legado en códices de Platón y de Luciano. Si hemos de hacer caso del testimonio de Diógenes Laercio, III 62, la atribución de este texto de Platón es de todo punto falsa, pero tampoco la asigna a Luciano, sino que dice que es atribuida a un tal León por Favorino. Sobre la vida del tal León, inclinación filosófica y fechas, véase Macleod, VIII (Loeb), págs. 303-305. Pero dejando a un lado los por otra parte interesantes problemas de autenticidad y de autoría, lo cierto es que el diálogo entre Sócrates y Querefonte está lejos de la enjundia, la densidad y la profundidad de los auténticos diálogos platónicos llamados «socráticos» como de la vivacidad, el ingenio y la acritud de los auténticos diálogos lucianescos. De ahí las dificultades para establecer con certeza una autoría que personalmente nos parece no cuadra ni a Platón ni a Luciano.

He aquí el texto y su traducción, a cargo del citado José Luis Navarro:

ΧΑΙΡΕΦΩΝ. τίς ἡ φωνὴ προσέβαλεν ἡμῖν, ὦ Σώκρατες, πόρρωθεν ἀπὸ τῶν αἰγιαλῶν καὶ τῆς ἄκρας ἐκείνης; ὡς ἡδεῖα ταῖς ἀκοαῖς. τί ποτ’ ἄρ’ ἐστὶ τὸ φθεγγόμενον ζῷον; ἄφωνα γὰρ δὴ τά γε καθ’ ὕδατος διαιτώμενα.

ΣΩΚΡΑΤΗΣ. θαλαττία τις, ὦ Χαιρεφῶν, ὄρνις ἀλκυὼν ὀνομαζομένη, πολύθρηνος καὶ πολύδακρυς, περὶ ἧς δὴ παλαιὸς ἀνθρώποις μεμύθευται λόγος˙ φασὶ γυναῖκά ποτε οὖσαν Αἰόλου τοῦ Ἕλληνος θυγατέρα κουρίδιον ἄνδρα τὸν ἑαυτῆς τεθνεῶτα θρηνεῖν πόθῳ φιλίας, Κήϋκα τὸν Τραχίνιον τὸν Ἑωσφόρου τοῦ ἀστέρος, καλοῦ πατρὸς καλὸν υἱόν˙ εἶτα δὴ πτερωθεῖσαν διά τινα δαιμονίαν βούλησιν εἰς ὄρνιθος τρόπον περιπέτεσθαι τὰ πελάγη ζητοῦσαν ἐκεῖνον, ἐπειδὴ πλαζομένη γῆν πέρι πᾶσαν οὐχ οἵα τ’ ἦν εὑρεῖν.

ΧΑΙΡΕΦ. Ἀλκυὼν τοῦτ’ ἔστιν, ὃ σὺ φῄς; οὐ πώποτε πρόσθεν ἠκηκόειν τῆς φωνῆς, ἀλλά μοι ξένη τις τῷ ὄντι προσέπεσε˙ γοώδη γοῦν ὡς ἀληθῶς τὸν ἦχον ἀφίησι τὸ ζῷον. πηλίκον δέ τι καὶ ἔστιν, ὦ Σώκρατες;

ΣΩΚΡ. οὐ μέγα˙ μεγάλην μέντοι διὰ τὴν φιλανδρίαν εἴληφε παρὰ θεῶν τιμήν˙ ἐπὶ γὰρ τῇ τούτων νεοττείᾳ καὶ τὰς ἀλκυονίδας προσαγορευομένας ἡμέρας ὁ κόσμος ἄγει κατὰ χειμῶνα μέσον διαφερούσας ταῖς εὐδίαις, ὧν ἐστι καὶ ἡ τήμερον παντὸς μᾶλλον. οὐχ ὁρᾷς ὡς αἴθρια μὲν τὰ ἄνωθεν, ἀκύμαντον δὲ καὶ γαληνιῶν ἅπαν τὸ πέλαγος, ὅμοιον ὡς εἰπεῖν κατόπτρῳ;

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Alción o martín pescador (Alcedo Atthis) Asturias, Gijón, Concejo de Gijón, 02/10/2012, © Julio César González Fernández

QUEREFONTE. — ¿Qué sonido ha llegado a nuestros oídos, Sócrates, desde lejos, procedente del litoral y del acantilado aquél? ¡Qué agradable a los oídos! ¿Qué animal es el que emite ese sonido? Porque los seres que pasan su vida bajo el agua no tienen voz.

SÓCRATES. — Se trata de un ave marina, Querefonte, llamada alción, que destaca por sus llantos y lamentos, de la que los hombres cuentan una vieja historia. Dicen que una mujer, hija de Eolo, a su vez hijo de Heleno, lloró con tristeza y con nostalgia de cariño la muerte de su esposo legítimo, Ceix el Traquinio, hijo de Astro de la Mañana, hermoso hijo en verdad de hermoso padre. Mas que después y por designio divino convertida en ave volaba en derredor de los mares en busca de aquél, pues luego de haber dado mis vueltas por la tierra no era capaz de encontrarlo.

QUEREFONTE. — ¿Es el alción a quien te refieres? No había escuchado nunca antes su voz y me ha resultado extraña; en verdad es lastimero el canto que emite el animal. Y ¿qué tamaño tiene, Sócrates?

SÓCRATES. — No es grande. Por el inmenso amor a su marido los dioses la honraron sobremanera. Pues durante el tiempo de su cría el Universo tiene los llamados “días del alción” en mitad del invierno, que se diferencian por su bonanza, de los que el día de hoy es un ejemplo perfecto. ¿No ves qué raso está el cielo, y que todo el mar, sin olas, en total bonanza, parece, por así decir, un espejo?

cuentan una vieja historia: Estas líneas nos traen a la memoria las de la Ilíada IX 561 -564, las de Ovidio, Metamorfosis XI 410-748, y los relatos en prosa de Apolodoro, Biblioteca 17, 4, así como de Luciano, Historias Verdaderas I 31 y II 40.

Aquí está Ilíada IX, 559-564:

καί ῥα ἄνακτος ἐναντίον εἵλετο τόξον

Φοίβου Ἀπόλλωνος καλλισφύρου εἵνεκα νύμφης,

τὴν δὲ τότ’ ἐν μεγάροισι πατὴρ καὶ πότνια μήτηρ

Ἀλκυόνην καλέεσκον ἐπώνυμον, οὕνεκ’ ἄρ’ αὐτῆς

μήτηρ ἀλκυόνος πολυπενθέος οἶτον ἔχουσα

κλαῖεν ὅ μιν ἑκάεργος ἀνήρπασε Φοῖβος Ἀπόλλων

Atrevióse Idas a armar el arco contra Febo Apolo, para recobrar la esposa que el dios le robara; y desde entonces pusiéronle a Cleopatra sus padres el sobrenombre de Alcione, porque la venerable madre, sufriendo la triste suerte de Alción, deshacíase en lágrimas mientras el flechador Febo Apolo se la llevaba.

La traducción es de Luis Segalà.

los llamados “días del alción”: Este pasaje nos lleva igualmente a hacer memoria de unos hermosos versos de Alcmán, 94D, y Simónides, 20D, en los que se hace mención a los llamados «días del alción» como paradigma y prototipo de bonanza en la mar.

Éstos son los versos de Alcmán:

οὔ μ᾿ ἔτι, παρσενικαὶ μελιγάρυες ἱαρόφωνοι,

γυῖα φέρην δύναται· βάλε δὴ βάλε κηρύλος εἴην,

ὅς τ᾿ ἐπὶ κύματος ἄνθος ἅμ᾿ ἀλκυόνεσσι ποτήται

νηδεὲς ἦτορ ἔχων, ἁλιπόρφυρος ἱαρὸς ὄρνις.

 

Muchachas de palabras de miel y voces claras, ya no puden alzarme mis rodillas. ¡Ojalá yo un alción macho fuera para volar con otros con bravo corazón sobre la flor de las olas, un ave sagrada, del color cambiante del mar!

La traducción es de Carlos García Gual, en Alianza Editorial.

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Y aquí Simónides:

 

τοὔνεκεν οὔ ποτ᾿ ἐγὼ τὸ μὴ γενέσθαι

δυνατὸν διζήμενος κενεὰν ἐς ἄ-

πρακτον ἐλπίδα μοῖραν αἰῶνος βαλέω,

πανάμωμον ἄνθρωπον, εὐρυεδοῦς ὅσοι

καρπὸν αἰνύμεθα χθονός·

ἐπί θ᾿ ὑμῖν εὑρὼν ἀπαγγελέω,

πάντας δ᾿ ἐπαίνημι καὶ φιλέω

ἑκὼν ὅστις ἕρδῃ

μηδὲν αἰσχρόν· ἀνάγκαι

δ’ οὐδὲ θεοὶ μάχονται

 

Por eso yo no voy tras de lo que no puede ser que sea, ni entregaré el destino de mi vida a la esperanza vana e irreal de un hombre irreprochable entre los muchos que comemos el fruto de la tierra. Ya os lo diré, si me lo encuentro; en tanto alabo y quiero a aquel que no se empeña, voluntariamente en nada feo; a la necesidad nadie se le resiste, ni los dioses.

 

La traducción es de Juan Ferraté, en Sirmio.

 

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En esta segunda parte de nuestra larguísima serie sobre el poema de Museo el Gramático, Hero y Leandro, estamos ofreciendo ejemplos de la pervivencia del mito en la poesía española de Siglo de Oro, para lo cual usamos tres diferentes fuentes, ya reseñadas con anterioridad.

Analizamos ahora, con ayuda de María Jesús Franco Durán, (Universidad de Salzburgo, Austria) y su trabajo El mito de Hero y Leandro: algunas fuentes grecolatinas y supervivencia en el Siglo de Oro español la traducción de Museo a cargo de Boscán. Franco Durán ofrece un acertado resumen de la obra del poeta barcelonés:

Para la línea argumental del mito se basa en el poema de Museo, las cartas de las Heroidas de Ovidio y la fábula Ero e Leandro del italiano Bernardo Tasso. En virtud a la extensión que dedica Boscán a la fábula, el poema está ampliado y enriquecido considerablemente y destaca algunos aspectos que no se encuentran en las fuentes antiguas pero que siguen los modelos erótico-corteses de los cancioneros del siglo XV y la tradición platónica del amor. Esta idealización del amor humano llegó al Renacimiento español procedente de Italia a través de El Cortesano de Castiglione (1528). Garcilaso le envió a Boscán un ejemplar desde Italia en 1533 y éste lo tradujo. La primeraedición se imprimió en Barcelona en 1534. Las dos últimas partes de El Cortesano exponen esta filosofia del neoplatonismo. El amor debe ser virtuoso, sirve para despertar la razón y fortalecer el alma «atajando de tal manera los pasos a la sensualidad y cerrando así las puertas de los deseos». De esta manera, el único camino para amar es la unión exclusiva del alma por la contemplación de la belleza y de Dios. Esta concepción del amor está ejemplificada en la fábula mitológica de Boscán.

francoduranlibro

El poema comienza, siguiendo a Museo, con la invocación a la musa para que cante los amores de Hero y Leandro. Hero está presentada por Boscán como una dama del renacimiento:

«En Sesto una alta torre Hero tenía

sobre la mar, en buen asiento puesta,

 dentro de la cual miraba, repartiendo

sus horas en honestos ejercicios,

para vivir sabrosa y cuerdamente.

Este lugar sus padres se le dieron;

pero no se le dieron por guardarla,

con guardas, ni con premisas ni estrecheces.

Su vivir era libre, mas no sueto;

su vivir era libre, mas no suelto;

haciendo su querer cuanto quería,

no hacía sino lo razonable,

 y en esta discordancia concordaba.

Alegre estaba estando retraída;

no buscaba solaz ni pasatiempos;

antes los pasatiempos la buscaban.

Virgen y virginal su vivir era;

no andaba en competencias, ni asonadas,

Tan apartada de tener envidia estaba,

que aun de quien se la tenía

se dolía entre sí y se lastimaba. [ … ]

Ella vivia, según hemos dicho,

recogida en su torre cuerdamente;

y envuelta en ejercicios virginales.

boscanobras

Llega la fiesta en honor a Venus y Adonis, más extensa que en Museo, y Hero aparece resplandeciente y bella. Boscán aprovecha esta ocasión para realizar una loa a la hermosura, tópico literario renacentista, y exponer las muestras de admiración de los hombres que la contemplan. Sólo Leandro calla aturdido ante tanta belleza. Cuando se encuentran por primera vez: «allí era el salir a recibirse, / allí era el mezclarse de las almas;». Hasta este punto de la historia, Hero y Leandro representan el ideal platónico. El amor de Leandro es puro y Hero, cuyo género de vida es intachable, se mantiene virtuosa siguiendo los modelos de la época. Pero Boscán nos indica que «debajo de esta sanidad andaba / la pestilencia entrando por las venas». Comienza el juego de la seducción. Incluso Leandro «atrevióse a tomar la mano de Hero» y la mujer, a diferencia de Museo que la retira irritada, no se molesta. Sólo cuando Leandro le intenta llevar a otro lugar ella le dice que es sierva de Venus y repite, con cierta violencia, las mismas razones que ya expusiera Museo. Leandro le responde:

«Mas el amor ningún peligro escucha,

ni por dificultad suele atajarse.

Constreñido por él a tus pies me echo,

ofreciéndote el alma por don grande

para Dios, cuanto más para los hombres.

El cuerpo ha de ir tras ella en compañía;

súfrela, pues es cuerpo de tu alma,

que la mía es ya tuya puramente

por ley de amor escrita en nuestras almas,

y más te la doy y tú la tienes.»

boscanpoesia

Los demás argumentos también se inspiran en Museo, incluso utiliza el ejemplo de Atalanta y por todo esto la ley del amor acaba imponiéndose. Hero, sin embargo, y aunque está dispuesta a ceder, se lamenta de su comportamiento:

«Sospecho que es algún pecado mío,

o quizá la soberbia de mis padres,

que siempre confiaron en mí tanto,

que alguna vez, oyendo hablar de algunas

que hubieron por amor hecho algún yerro,

luego decían: ¡cuán lejos nuestra hija

de verse en otro tanto, por más fuertes

que fuesen los combates que le diesen!

¡Tristes de ellos, que así se han engañado;

triste de mí, que así les he salido,

tan al revés de cómo me esperaban.«

Y como Hero teme decepcionar a sus padres, sólo y por esta razón, a diferencia de las fuentes que hacen alusión a la extranjería de Leandro y al compromiso de virginidad por parte de las sacerdotisas de Venus, la relación no puede ser pública. Y así acuerdan el primer encuentro que se realiza como ya está atestiguado en la tradición mitográfica. Boscán introduce algunas novedades más en su poema: el regreso de Leandro en su navío, con buen tiempo y mar seguro, y el cambio en su comportamiento, amante ahora de la soledad y sólo preocupado por ver a lo lejos la señal acordada que no llega. Para explicar la tardanza de Hero, Boscán nos introduce una historia ajena a la que nos ocupa: la fábula de Aristeo y en la que se detiene minuciosamente, casi ochocientos versos. Dice el autor que Proteo, al que se le atribuye el don de la adivinación, congrega a la gente para revelar el oráculo. Se detiene especialmente en Hero, que ha acudido con sus padres al suceso, y le anuncia su porvenir.

Después de diez eternos y desesperados días, Leandro divisa la lumbre en la ventana. Se ata la ropa a la cabeza y pide a las aguas que se amansen. Durante el tiempo que dura el recorrido de Leandro, y siguiendo esta vez a Ovidio, expresa Boscán los sentimientos contradictorios de Hero: por un lado, se siente culpable por los padecimientos de Leandro y por el otro quiere que llegue pronto y -esto es novedad- se preocupa mirando a todas partes temerosa de que alguien descubra su falta. Leandro llega a la orilla del mar, consuman sus amores y al amanecer, como ya conocemos, se marcha de nuevo. Hero se queda en la torre como «la hija quedó del rey de Creta/ al tiempo que Teseo la dejó sola, / olvidada en la isla entre alimañas».

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Hero y Leandro en paisaje marino a la luz de la luna (1810) de Theodor von Holst

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Clásicos disminuidos

El pasado 3 de mayo se publicó en la página de Conselleria la RESOLUCIÓN de 3 de mayo de 2017, de la Dirección General de Centros y Personal Docente de la Conselleria de Educación, Investigación, Cultura y Deporte, por la que se hace pública la relación de vacantes definitivas del concurso de traslados de funcionarios docentes de los cuerpos de catedráticos y profesores de Enseñanza Secundaria, de profesores técnicos de Formación Profesional, de catedráticos y profesores de escuelas oficiales de idiomas, catedráticos y profesores de Música y Artes Escénicas, de catedráticos, profesores y maestros de taller de Artes Plásticas y Diseño, para la provisión de plazas en el ámbito de gestión de la Generalitat Valenciana, convocado por Resolución de 25 de octubre de 2016.

He repasado las plazas de clásicas en la Comunidad Valenciana. Puede haber algún error, porque es farragoso el recuento. Las cifras son éstas:

Griego:

94 plazas en plantilla

6 vacantes por cubrir en los IES:

Figueras Pacheco de Alicante, Carrús de Elche, Azorín de Petrer, Hermanos Amorós de Villena, L’Estació de Onteniente y Luis Vives de Valencia

1 profesor que ocupa una plaza inexistente en plantilla en el José Segrelles de Albaida.

Latín:

153 plazas en plantilla

8 vacantes por cubrir en los IES:

Pare Vitoria de Alcoy, Maria Ibars de Denia, La Mola de Novelda, María Blasco de Sant Vicent del Raspeig, Vicent Andrés Estellés de Burjassot, Eduardo Primo Marques de Carlet, La Alameda de Utiel y Lluís Simarro de Xàtiva.

1 profesor que ocupa una plaza inexistente en plantilla en el Tirant Lo Blanc de Torrent.

Cultura Clásica:

160 plazas en plantilla

25 vacantes por cubrir en los IES:

Azud de Alfeitami de Almoradí, Manuel Broseta de Banyeres de Mariola, L’Assumpció de Elche, La Foia de Ibi, Nº 3 de La Vila Joiosa, Enric Valor de Monòver, Serra Mariola de Muro de Alcoy, L’Allusser de Mutxamel, El Vinalopó de Novelda, Xebic de Ondara, La Creueta de Onil, La Canal de Petrer, Cap de l’Aljub de Santa Pola, Pascual Carrión de Sax, Mediterráneo y Libertas de Torrevieja, Xixona, Serra d’Irta de Alcalà de Xivert, L’Alcalatén de L’Alcora, Torre del Rei de Oropesa, Alfred Ayza de Peníscola, Maestrat de Sant Mateu, Torreblanca, Fernando III de Ayora y La Canal de Navarrés de Navarrés.

En total, pues, hay 407 plazas de Griego, Latín y Cultura Clásica en la Comunidad Valenciana, de las que 39 son vacantes, es decir, no tienen profesor definitivo, 6 de Griego, 8 de Latín y 25 de Cultura Clásica.

Para el curso 2010/2011 había 73 vacantes. Por otro lado, el 17 de marzo de 2012, indicaba que eran 432 las plazas de clásicas en la Comunidad Valenciana (172 de Latín, 159 de Cultura Clásica y 101 de Griego). En cinco años se han eliminado 25 plazas de clásicas: se han perdido o recatalogado a Cultura Clásica 7 de Griego y 19 de Latín y se ha ganado 1 de Cultura Clásica.

Números cantan.

 

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metamorfosisOvidio

Continuamos con los versos que Ovidio dedica, en los versos 101 a 157 del canto XIV de sus Metamorfosis, a la Sibila:

Hos tamen ille mihi dabat aeternamque iuventam, 140

si Venerem paterer contempto munere Phoebi

innuba permaneo; sed iam felicior aetas

terga dedit, tremuloque gradu venit aegra senectus,

quae patienda diu est. nam iam mihi saecula septem

acta, tamen superest, numeros ut pulveris aequem, 145

ter centum messes, ter centum musta videre.

Pero también eso, una eterna juventud, estaba él dispuesto a concedérmelo si yo hubiera tolerado el amoroso yugo; desdeñé aquel presente de Febo y permanezco doncella; pero ya la edad feliz se dio la vuelta, y ya con pasos temblorosos está llegando la triste vejez; y por mucho tiempo tengo que soportarla. Son ya siete siglos los que han pasado por esta que estás viendo; y aún me queda, por igualar el número del polvo, ver otras trescientas cosechas y otras trescientas vendimias.

 

Tempus erit, cum de tanto me corpore parvam

longa dies faciet, consumptaque membra senecta

ad minimum redigentur onus nec amata videbor

nec placuisse deo, Phoebus quoque forsitan ipse 150

vel non cognoscet, vel dilexisse negabit

usque adeo mutata ferar nullique videnda,

voce tamen noscar; vocem mihi fata relinquent.’

Llegará tiempo en que la larga duración de mis días reduzca a pequeñez mi elevado cuerpo, y en que mis miembros consumidos por la vejez queden limitados a un peso insignificante. No se creerá que he sido amada ni que he podido gustar a un dios; quizá hasta el mismo Febo no me reconocerá o negará haberme amado. Hasta ese extremo se dirá que he cambiado; y sin que nadie pueda verme, se me reconocerá sin embargo por la voz; la voz es lo que dejarán los hados.”

 

eneas-y-sibila

Talia convexum per iter memorante Sibylla

sedibus Euboicam Stygiis emergit in urbem 155

Troius Aeneas sacrisque ex more litatis

litora adit nondum nutricis habentia nomen.

Mientras tales cosas iba refiriendo la Sibila a lo largo de la abovedada rampa, el troyano Eneas salió de las moradas estigias alcanzando la eubea ciudad; y después de ofrecer sacrificio solemne, se dirige a las playas que aún no tenían el nombre de su nodriza (se refiere a Cayeta).

La traducción es de Antonio Ruiz de Elvira, en Alma Mater del CSIC.

En Περὶ θαυμασίων ἀκουσμάτων o De mirabilibus auscultationibus del Pseudo-Aristóteles tenemos una breve referencia a la Sibila:

Ἐν τῇ Κύμῃ τῇ περὶ τὴν Ἰταλίαν δείκνυταί τις, ὡς ἔοικε, θάλαμος κατάγειος Σιβύλλης τῆς χρησμολόγου, ἣν πολυχρονιωτάτην γενομένην παρθένον διαμεῖναί φασιν, οὖσαν μὲν Ἐρυθραίαν, ὑπό τινων δὲ τὴν Ἰταλίαν κατοικούντων Κυμαίαν, ὑπὸ δέ τινων Μελάγκραιραν καλουμένην. τοῦτον δὲ τὸν τόπον λέγεται κυριεύεσθαι ὑπὸ Λευκανῶν. εἶναι δὲ λέγουσιν ἐν ἐκείνοις τοῖς τόποις περὶ τὴν Κύμην ποταμόν τινα Κετὸν ὀνομαζόμενον, εἰς ὅν φασι τὸν πλείω χρόνον τὸ ἐμβληθὲν πρῶτον περιφύεσθαι καὶ τέλος ἀπολιθοῦσθαι.

En Cumas de Italia se muestra, según parece, una cámara subterránea de la Sibila, la recitadora de oráculos, que dicen que tenía una larga vida y se mantuvo virgen, y era nativa de Eritrea, pero algunos de ellos que viven en Italia dicen que era oriunda de Cumas y es llamada por otros Melancrera. Se dice que este lugar está controlado por los lucanos. Y dicen que en aquellos lugares alrededor de Cumas hay un río llamado Ceto y que a lo que se arroja en él, en un primer momento, le crece una capa en la parte superior y luego se petrifica.

Pierre Grimal, en su Diccionario de Mitología Griega y Romana, nos dice que el nombre Melancrera significa “cabeza negra” y es el sobrenombre de la Sibila de Cumas. Este sobrenombre se explicaba de diversas maneras: ya como una alusión a los vaticinios “oscuros” de la Sibila, ya como una alusión a su melancolía, o bien a algún rasgo físico: cabello negro, o piel ennegrecida y arrugada por la vejez, etc.

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La Sibila de Cumas (1876), óleo sobre lienzo de 96 x 150 cm., de Elihu Vedder (1836-1923). Instituto de Bellas Artes de Detroit

Una última alusión a la Sibila la encontramos en el Satiricón de Petronio, 48:

Cumis ego ipse oculis meis vidi in ampulla pendere, et cum illi pueri dicerent: «Sibilla, ti thelis? (τὶ θέλεις;)», respondebat illa: «apothanin thelo» (ἀποθάνειν θέλω).

Cuando yo era niño, me gustaba leer todo eso en Homro. En cuanto a la Sibila de Cumas, la he visto con mis propios ojos colgada de una botella, y cuando los niños le preguntaban: “Sibila, ¿qué quieres?”, ella les contestaba: “Quiero morir”.

Vamos ahora con lo que aparece en el Suidas, esa gran enciclopedia bizantina, de carácter histórico, acerca del mundo mediterráneo antiguo, escrita en griego en el siglo X por eruditos bizantinos. Respecto a la polémica entre el nombre Suidas o Suda, permítasenos aportar lo que dijo Antonio Ruiz de Elvira, en Cuadernos de filología clásica, ISSN 0210-0746, nº 15, 1978, págs. 9-12:

Para el nombre de este utílísimo Léxico bizantino, el más indispensable que existe en griego para la literatura griega y poco menos para otros campos de la cultura y lengua griegas, no hay la menor seguridad sobre sí se trata de Σοῦδα, título, o de Σουΐδας, autor No está demostrado lo primero, aun cuando, a partir por lo menos de 1937, haya sido bastante corriente admitirlo al menos en la práctica.

Y todo ello arrancó de la teoría, expuesta en 1925 por K Rupprecht (en Philol Suppl 15, 1), de que Eustacio, al citar siempre el Léxico como Σουΐδας, τὸν Σουΐδα, τὸν Σουΐδαν, etc, había sufrido el error de tomar por un autor lo que en realidad era un título. Pero, como digo, nada de eso es seguro.

No es posible dar a Esteban, oscuro comentarista, del siglo XII, de la Retórica de Aristóteles, en una única cita (CAG tomo 21, 2, p 285, 18 Rabe, Berolini 1896), mayor autoridad que a Eustacio, del mismo siglo, y preclaro filólogo, en nueve citas, una en el comentario a la Ilíada y ocho en el a la Odisea (834, 47, 1403, 17, 1406, 23, 1441, 12, 1469, 22, 1528, 27; 1538, 45, 1554, 34, 1571, 25).

Por otra parte, la cita de Esteban, en el texto y en el aparato de Rabe, no es ἐν τῇ Σούδᾳ, sino ἐν τῇ Σούδα, en donde Σούδα puede no ser un dativo femenino, sino el genitivo del masculino Σούδας, y puede haber entonces elipsis de βίβλῳ, o de συναγωγῇ, etc.

suidas

Suidas. Página de la editio princeps de Demetrius Chalcondylas, de 1499

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dialogos-luciano-espasa

En el anterior capítulo ofrecíamos el Diálogo de los muertos XX. Ahora vamos con Diálogos de los muertos XXI, 1-2, en el que dialogan Menipo y Cerbero, donde también aparece el filósofo de Alopece, cuyo comportamiento en el Hades critica Menipo:

ΜΕΝΙΠΠΟΥ ΚΑΙ ΚΕΡΒΕΡΟΥ

ΜΕΝΙΠΠ. Ὦ Κέρβερε – συγγενὴς γάρ εἰμί σοι, κύων καὶ αὐτὸς ὤν – εἰπέ μοι πρὸς τῆς Στυγός, οἷος ἦν ὁ Σωκράτης, ὁπότε κατῄει παρ’ ὑμᾶς˙ εἰκὸς δέ σε θεὸν ὄντα μὴ ὑλακτεῖν μόνον, ἀλλὰ καὶ ἀνθρωπίνως φθέγγεσθαι, ὁπότ’ ἐθέλοις. 

ΚΕΡΒ. Πόρρωθεν μέν, ὦ Μένιππε, παντάπασιν ἐδόκει ἀτρέπτῳ τῷ προσώπῳ προσιέναι καὶ οὐ πάνυ δεδιέναι τὸν θάνατον δοκῶν καὶ τοῦτο ἐμφῆναι τοῖς ἔξω τοῦ στομίου ἑστῶσιν ἐθέλων, ἐπεὶ δὲ κατέκυψεν εἴσω τοῦ χάσματος καὶ εἶδε τὸν ζόφον, κἀγὼ ἔτι διαμέλλοντα αὐτὸν δακὼν [τῷ κωνείῳ] κατέσπασα τοῦ ποδός, ὥσπερ τὰ βρέφη ἐκώκυεν καὶ τὰ ἑαυτοῦ παιδία ὠδύρετο καὶ παντοῖος ἐγίνετο.

MENIPO. — Cerbero, tú que eres pariente mío —pues eres un perro tú también— dime, por la laguna Estigia, cómo se comportaba Sócrates cuando bajó a nuestros dominios. Pues es lógico que tú, que eres una divinidad, no te limites a ladrar, sino que dejes oír tu voz como una persona siempre que te apetezca.

CERBERO. — Así, de lejos, Menipo, parecía acercarse con el rostro impertérrito, al tiempo que daba la impresión de no temer la muerte en absoluto y de querer ponerlo bien de relieve a los que estaban fuera de la entrada. Pero luego de entrar agachado al interior del abismo y de ver las tinieblas, como yo además le solté un mordisco y lo arrastré del pie porque se retrasaba por acción de la cicuta, la emprendió a lloriquear como los niños pequeños y a lamentarse por sus hijos por todo tipo de procedimientos.

 Nota: Menipo es perro por ser un filósofo «cínico».

cinico-wilde

ΜΕΝΙΠΠ. Οὐκοῦν σοφιστὴς ὁ ἄνθρωπος ἦν καὶ οὐκ ἀληθῶς κατεφρόνει τοῦ πράγματος.

ΚΕΡΒ. Οὔκ, ἀλλ’ ἐπείπερ ἀναγκαῖον αὐτὸ ἑώρα, κατεθρασύνετο ὡς δῆθεν οὐκ ἄκων πεισόμενος ὃ πάντως ἔδει παθεῖν, ὡς θαυμάσονται οἱ θεαταί. καὶ ὅλως περὶ πάντων γε τῶν τοιούτων εἰπεῖν ἂν ἔχοιμι, ἕως τοῦ στομίου τολμηροὶ καὶ ἀνδρεῖοι, τὰ δὲ ἔνδοθεν ἔλεγχος ἀκριβής.

ΜΕΝΙΠΠ. Ἐγὼ δὲ πῶς σοι κατεληλυθέναι ἔδοξα;

ΚΕΡΒ. Μόνος, ὦ Μένιππε, ἀξίως τοῦ γένους, καὶ Διογένης πρὸ σοῦ, μὴ ἀναγκαζόμενοι ἐσῄειτε μηδ’ ὠθούμενοι, ἀλλ’ ἐθελούσιοι, γελῶντες, οἰμώζειν παραγγείλαντες ἅπασιν.

 MENIPO. — Así que el hombre en cuestión era un «sofista redomado» y, a la hora de la verdad, bien que le importaba el tema.

CERBERO. — No, lo que pasa es que al ver que era ineludible, no tuvo más remedio que darse ánimos en la idea de que no iba a padecer de mal grado lo que forzosamente tenía que padecer, con el objeto de granjearse la admiración de los espectadores. En una palabra, de individuos así podría decir que son audaces y valientes hasta la entrada al abismo pero una vez dentro es cuando dan su exacta medida.

MENIPO. — ¿Y yo cómo te pareció que bajé?

CERBERO. — Eres el único, Menipo, que entraste de un modo acorde a la dignidad de tu estirpe, y Diógenes antes que tú; los dos entrasteis sin que hubiera necesidad de obligaros o empujaros, sino que lo hicisteis voluntariamente, sonrientes y mandando a hacer puñetas a todos los demás.

Traducción de José Luis Navarro González, en Gredos.

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Cerámica etrusca de figuras negras, atribuida al pintor de Eagle. Hidria ceretana, 525 a. C. Heracles lleva a Cerbero, ya domado, ante Euristeo que, a la vista del monstruo, se esconde aterrorizado en un caldero, alargando los brazos por el miedo. 43 cm. Procedencia: Cerveteri. París, Museo del Louvre

En las fuentes clásicas sobre Sócrates le toca el turno a Eunapio, Vidas de los filósofos y los sofistas, VI, 2, 4-6:

ὥσπερ οὖν ὅτε ἐπὶ τοῦ παλαιοῦ καὶ μεγάλου Σωκράτους ἁπάντων Ἀθηναίων (εἰ καὶ δῆμος ἦσαν) οὐκ ἄν τις ἐτόλμησε κατηγορίαν καὶ γραφήν, ὅν γε ᾤοντο πάντες Ἀθηναῖοι περιπατοῦν ἄγαλμα σοφίας τυγχάνειν, εἰ μὴ μέθη καὶ παραφροσύνη καὶ τὸ τῶν Διονυσίων τῆς ἑορτῆς καὶ παννυχίδος ἀνειμένον, ὑπὸ γέλωτος καὶ ὀλιγωρίας καὶ τῶν εὐκόλων καὶ σφαλερῶν παθῶν ἐπὶ τοῖς ἀνθρώποις ἐξευρημένων, πρῶτος Ἀριστοφάνης ἐπὶ διεφθαρμέναις ψυχαῖς τὸν γέλωτα ἐπεισαγαγὼν καὶ τὰ ὑπὸ τῆς σκηνῆς κινήσας ὑπορχήματα, τότε θέατρον ἀνέπεισεν, ἐπὶ τοσαύτῃ σοφίᾳ ψυλλῶν πηδήματα καταμωκώμενος, καὶ νεφελῶν διαγράφων εἴδη καὶ σχήματα καὶ τἄλλα ὅσα κωμῳδία ληρεῖν εἴωθεν εἰς γέλωτος κίνησιν. ὡς δὲ εἶδον ἐγκεκλικὸς πρὸς τὴν ἡδονὴν τὸ θέατρον, κατηγορίας ἥψαντό τινες, καὶ τὴν ἀσεβῆ γραφὴν εἰς ἐκεῖνον ἐτόλμησαν, καὶ δῆμος ὅλος ἐπ’ ἀνδρὸς ἠτύχει φόνῳ. ἔστι γὰρ ἐκ τῶν χρόνων λογιζομένῳ συλλαβεῖν ὅτι, Σωκράτους ἀπελθόντος βιαίως, οὐδὲν ἔτι λαμπρὸν Ἀθηναίοις ἐπράχθη, ἀλλ’ ἥ τε πόλις ὑπέδωκεν, καὶ διὰ τὴν πόλιν τὰ τῆς Ἑλλάδος ἅπαντα συνεφθάρη.

Así, pues, ocurría exactamente lo mismo que en tiempo del famoso Sócrates, cuando ni uno solo de todos los atenienses, aun cuando estuvieran organizados según una democracia, se hubiera aventurado a esta acusación y proceso sumario de alguien a quien todos los atenienses miraban como una imagen ambulante de la sabiduría, de no haber sido porque en la embriaguez, la corrupción y el libertinaje de las Dionisíacas y la fiesta nocturna, cuando la risa ligera y descuidada así como las emociones peligrosas de los hombres se ponen de manifiesto, Aristófanes comenzó a introducir el ridículo en sus mentes corrompidas y, a fuerza de presentar sus danzas sobre el escenario, se ganó al auditorio para sus puntos de vista; éste, en efecto, se mofó de esta profunda sabiduría describiendo los saltos de las pulgas, y pintando las figuras y formas de las nubes, y todas esas otras absurdas invenciones a que recurre la comedia, a fin de provocar la risa.

Cuando vieron qμe el auditorio del teatro se inclinaba a condescender con eso, ciertos hombres formularon una acusación y se aventuraron a este impío proceso contra él; y, así la muerte de un solo hombre llevó la desgracia a todo el estado.

Pues, si uno va contando desde la fecha de la muerte violenta de Sócrates, podemos llegar a la conclusión de que, después de él, nada brillante fue ya nunca realizado por los atenienses, sino que la ciudad fue gradualmente decayendo y, a causa de su decadencia, toda Grecia se vio en la ruina a una con ella.

eunapiodesardes

Frontispicio de una edición de las Vidas de los sofistas de Eunapio, en traducción al latín de Adriano Junio (Hadrianus Junius). Heidelberg. 1596.

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