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Archive for enero 2010

En este cuarto capítulo de la serie dedicada a los paseos a la búsqueda del referente clásico nos centraremos en un animal, el toro y un lugar, Creta.

Un día de estas pasadas vacaciones de Navidad revisité el Museo de Bellas Artes de Castellón. Hay interesantes restos griegos y romanos en la sección de Arqueología, de los que ofrezco alguna muestra.

Pero es en la sección de cerámica donde encontré una pieza que me trajo a la mente los conocidos ejercicios gimnásticos realizados sobre toros en la cultura minoica.

Manuel Bendala en Los albores de Grecia, nº 9 de Historias del Viejo Mundo en Historia 16, y en el apartado titulado La fuerza mágica del toro nos dice:

No faltan en el repertorio de escenas de los sellos los juegos de toro, quizá el rito más popular de la Creta minoica; pudo haberse convertido ya entonces en un juego, aún sin perder su sustancia religiosa, como opinaba el historiador de las religiones Ángel Álvarez de Miranda.

Tal como se pinta en el célebre cuadrito de Cnosos, consistía el rito – y el juego – en saltar sobre el lomo del toro, tras afrontar su embestida y apoyarse en los cuernos para caer por detrás de la bestia. El salto, en el que participaban jóvenes de ambos sexos, tiene su origen seguramente, en ritos mágicos de contacto surgidos a partir de la idea de que era el toro el animal genésico por antonomasia, el más claro depósito de fuerza viril y generadora. Tocarlo y burlarlo podía ser una forma figurada de apropiarse de sus cualificados poderes genéticos y asegurar la vida y la continuidad individual o del grupo.

P. Faure cree, no sé si con acierto, que era un ritual de investidura real, en recuerdo de que Androgeo, Heracles y Teseo debieron domar al toro de Creta para ser reconocidos como hijos de reyes. La idea de absorción mágica de la fuerza vital del toro me parece más acertada, lo que explicaría, entre otras cosa, la proyección funeraria de estos juegos, que podían aplicarse también a garantizar la vida de los difuntos en el más allá. Así se explica la aparición de vasos rituales en forma de toro, con acróbatas sujetos a los cuernos, como parte de los ajuares funerarios. Según Ch. R. Long, en las pinturas del sarcófago de Hagia Triada se representa una escena de ofrenda al muerto, en la que dos individuos le entregan sendos vasos rituales en forma de toros a la carrera, quizá con figurillas humanas en los cuernos, como testimonio material de que en honor suyo se habían celebrado dos juegos rituales para garantizar su supervivencia. En el mismo sarcófago se pintó a un oro listo para el sacrificio funerario.

Hasta aquí el texto de Bendala.

En la pieza cerámica en cuestión se ve un toro, enorme en relación al tamaño de la figura humana que hay en su lomo, que se nos presenta en su lado izquierdo y que destaca por su enorme ojo. Sobre los lomos de la bestia se ve una figura humana, vestida con tonos dorados, excepto en lo que se asemeja a una chaquetilla torera, de color azul. Está tocado con un sombrerillo, de color negro, del que cuelga un penacho de plumas también dorado. En la mano sostiene un objeto que parece una espada.

Si esta cerámica nos ha recordado a los rituales de tauromaquia cretenses, estos últimos siempre nos ha parecido que tienen relación con dos espectáculos, de gran aceptación popular, uno en nuestra comunidad y otro en Estados Unidos; nos referimos a los recortadores y al rodeo.

Las estampas que ofrecemos de recortadores, estéticamente muy bellas, nos evocan los juegos de toro minoicos, en los que el hombre se enfrenta a la bestia con la única arma de su movimiento y de su engaño ante la embestida del animal.

Un tanto distinto es el rodeo americano, en el que el hombre trata de aguantar el máximo tiempo posible a lomos del animal, encabritado por la presión que una cincha realiza sobre sus órganos genitales.

Y del toro de Creta al minotauro que aparece pintado en la pared del pub Terra de Castellón. Este animal, que levanta por cierto una copa con su mano derecha, tiene cabeza de toro, torso de hombre y extremidades inferiores también de toro, aunque pudieran parecer también de macho cabrío, ya que tanto el toro (Bos taurus), como la cabra, con sus pezuñas propias de un ungulado artiodáctilo, tienen patas similares. Está sentado y recostado sobre una almohada roja.

Este minotauro que parece brindar con su copa está frente a dos figuras femeninas, una que está de cara a él y toca una flauta o una dulzaina y otra, que le da la espalda, y que toca una especie de viola da gamba, pero lo hace de pie y no sentada. La escena se desarrolla en una sala con la decoración típica de los palacios minoicos. Entre el minotauro y las mujeres hay lo que parece una fuente.

El minotauro con la copa levantada nos recuerda a los dibujos de minotauro de la Suite Vollard de Picasso. Entre 1930 y 1937 se grabaron, por iniciativa del marchante de arte Ambroise Vollard, cien grabados de Pablo Picasso, conocidos en su conjunto como «Suite Vollard». En 1939 se editó la «Suite Vollard» en dos formatos distintos, una versión de 50 x 38,5 cm, de la cual se hicieron 50 ejemplares y una versión de 44,5 x 34 cm, de la que se editaron 250 ejemplares. Son muy pocas las series que actualmente se encuentran completas ya que la gran mayoría se vendieron desmontando las colecciones.

La complicada historia del origen de la «Suite Vollard», su variedad temática y su diversidad técnica, en la que se reúnen los estilos de reproducción más variados (aguafuerte, punta seca, aguatinta, etc.) favorecieron su dispersión. Con todo, el conjunto de la «Suite Vollard» representa uno de los más importantes testimonios de la historia del arte del siglo XX.

En diferentes series, como «El escultor y la modelo», «Minotauro» o «Hojas de Rembrandt» se aprecia un amplio abanico de temas que fueron importantes en la creación artística de Pablo Picasso durante esos años. Los grabados no siguen ninguna lógica en la secuencia de imágenes, son más bien producto de la casualidad, a menudo motivados por los acontecimientos externos, tal y como ocurrió en la realización de la portada de la revista «Minotauro».

Esta serie da una idea de la multiplicidad de materiales y de la fantasía formal, de la brillantez de su calidad artesanal, de su alegría incontenible a la hora de experimentar y la lógica interna de su creación artística. Estos grabados se han creado de una forma espontánea. Como ejemplo once de los grabados fueron realizados en tan sólo cuatro días. Es por ello que esta serie respira aquel espíritu de libertad, de generosidad e independencia, que es la condición previa para cada metamorfosis artística.

De modo sutil y refinado, soberano y virtuoso se transforman los motivos banales, los acontecimientos privados, las reflexiones íntimas, las explicaciones artísticas, que emergen súbitamente como en un diario, apareciendo y desapareciendo en diferentes motivos y temas, que están íntimamente relacionados, entretejidos unos con otros, incluso cuando las creaciones se sustraen a una lógica externa, bajo difíciles conexiones a través de espacio y el tiempo.

De esta pintura mural en el pub Terra destacamos también, en la parte inferior derecha, la palabra IANUA! que aparece a la altura de los brazos extendidos de otra figura humana, cuya identidad desconocemos.

Para más información sobre el Minotauro se pueden leer las preguntas y respuestas en este mismo blog.

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Nuevamente Ovidio, en sus Metamorfosis, nos habla de Calisto:

dum redit itque frequens, in virgine Nonacrina

haesit, et accepti caluere sub ossibus ignes.

non erat huius opus lanam mollire trahendo

nec positu variare comas; ubi fibula vestem,

vitta coercuerat neglectos alba capillos;

et modo leve manu iaculum, modo sumpserat arcum,

miles erat Phoebes: nec Maenalon attigit ulla

gratior hac Triviae; sed nulla potentia longa est.

Ulterius medio spatium sol altus habebat,

cum subit illa nemus, quod nulla ceciderat aetas;

exuit hic umero pharetram lentosque retendit

arcus inque solo, quod texerat herba, iacebat

et pictam posita pharetram cervice premebat.

Iuppiter ut vidit fessam et custode vacantem,

‘hoc certe furtum coniunx mea nesciet’ inquit,

‘aut si rescierit, sunt, o sunt iurgia tanti!’

protinus induitur faciem cultumque Dianae

atque ait: ‘o comitum, virgo, pars una mearum,

in quibus es venata iugis?’ de caespite virgo

se levat et ‘salve numen, me iudice’ dixit,

‘audiat ipse licet, maius Iove.’ ridet et audit

et sibi praeferri se gaudet et oscula iungit,

nec moderata satis nec sic a virgine danda.

qua venata foret silva, narrare parantem

inpedit amplexu nec se sine crimine prodit.

illa quidem contra, quantum modo femina posset

adspiceres utinam, Saturnia, mitior esses,

illa quidem pugnat, sed quem superare puella,

quisve Iovem poterat? superum petit aethera victor

Iuppiter: huic odio nemus est et conscia silva;

unde pedem referens paene est oblita pharetram

tollere cum telis et quem suspenderat arcum.


Ecce, suo comitata choro Dictynna per altum

Maenalon ingrediens et caede superba ferarum

adspicit hanc visamque vocat: clamata refugit

et timuit primo, ne Iuppiter esset in illa;

sed postquam pariter nymphas incedere vidit,

sensit abesse dolos numerumque accessit ad harum.

heu! quam difficile est crimen non prodere vultu!

vix oculos attollit humo nec, ut ante solebat,

iuncta deae lateri nec toto est agmine prima,

sed silet et laesi dat signa rubore pudoris;

et, nisi quod virgo est, poterat sentire Diana

mille notis culpam: nymphae sensisse feruntur.

orbe resurgebant lunaria cornua nono,

cum de venatu fraternis languida flammis,

nacta nemus gelidum dea, quo cum murmure labens

ibat et attritas versabat rivus harenas.

ut loca laudavit, summas pede contigit undas;

his quoque laudatis ‘procul est’ ait ‘arbiter omnis:

nuda superfusis tinguamus corpora lymphis!’

Parrhasis erubuit; cunctae velamina ponunt;

una moras quaerit: dubitanti vestis adempta est,

qua posita nudo patuit cum corpore crimen.

attonitae manibusque uterum celare volenti

‘i procul hinc’ dixit ‘nec sacros pollue fontis!’

Cynthia deque suo iussit secedere coetu.

Senserat hoc olim magni matrona Tonantis

distuleratque graves in idonea tempora poenas.

causa morae nulla est, et iam puer Arcas id ipsum

indoluit Iuno fuerat de paelice natus.

quo simul obvertit saevam cum lumine mentem,

‘scilicet hoc etiam restabat, adultera’ dixit,

‘ut fecunda fores, fieretque iniuria partu

nota, Iovisque mei testatum dedecus esset.

haud inpune feres: adimam tibi namque figuram,

qua tibi, quaque places nostro, inportuna, marito.’

dixit et adversam prensis a fronte capillis

stravit humi pronam. tendebat bracchia supplex:

bracchia coeperunt nigris horrescere villis

curvarique manus et aduncos crescere in unguis

officioque pedum fungi laudataque quondam

ora Iovi lato fieri deformia rictu.

neve preces animos et verba precantia flectant,

posse loqui eripitur: vox iracunda minaxque

plenaque terroris rauco de gutture fertur;

mens antiqua tamen facta quoque mansit in ursa,

adsiduoque suos gemitu testata dolores

qualescumque manus ad caelum et sidera tollit

ingratumque Iovem, nequeat cum dicere, sentit.

a! quotiens, sola non ausa quiescere silva,

ante domum quondamque suis erravit in agris!

a! quotiens per saxa canum latratibus acta est

venatrixque metu venantum territa fugit!

saepe feris latuit visis, oblita quid esset,

ursaque conspectos in montibus horruit ursos

pertimuitque lupos, quamvis pater esset in illis.

Ecce Lycaoniae proles ignara parentis,

Arcas adest ter quinque fere natalibus actis;

dumque feras sequitur, dum saltus eligit aptos

nexilibusque plagis silvas Erymanthidas ambit,

incidit in matrem, quae restitit Arcade viso

et cognoscenti similis fuit: ille refugit

inmotosque oculos in se sine fine tenentem

nescius extimuit propiusque accedere aventi

vulnifico fuerat fixurus pectora telo:

arcuit omnipotens pariterque ipsosque nefasque

sustulit et pariter raptos per inania vento

inposuit caelo vicinaque sidera fecit.

(Ovidio, Metamorfosis II, 409-507)

Mientras vuelve y va incesante, en una virgen nonacrina

quedó prendido, y encajados caldearon bajo sus huesos unos fuegos. 410

No era de ella obra la lana mullir tirando,

ni de disposición variar los cabellos: cuando un broche su vestido,

una cinta sujetara blanca sus descuidados cabellos,

y ora en la mano una leve jabalina, ora tomara el arco,

un soldado era de Febe, y no al Ménalo alcanzó alguna 415

más grata que ella a Trivia. Pero ninguna potencia larga es.

Más allá de medio su espacio el sol alto ocupaba,

cuando alcanza ella un bosque que ninguna edad había cortado.

Despojó aquí su hombro de su aljaba y los flexibles arcos

destensó, y en el suelo, que cubriera la hierba, yacía, 420

y su pinta aljaba, con su cuello puesto, hundía.

Júpiter cuando la vio, cansada y de custodia libre:

«Este hurto, ciertamente, la esposa mía no sabrá», dice,

«o si lo vuelve a saber, son, oh, son unas disputas por tanto…».

Al punto se viste de la faz y el culto de Diana 425

y dice: «Oh, de las acompañantes mías, virgen, parte única,

¿en qué sierras has cazado?». Del césped la virgen

se eleva y: «Salud, numen a mi juicio», dijo,

«aunque lo oiga él mismo, mayor que Júpiter». Ríe y oye,

y de que a él, a sí mismo, se prefiera se goza y besos le une 430

ni moderados bastante, ni que así una virgen deba dar.

En qué espesura cazado hubiera a la que a narrar se disponía,

la impide él con su abrazo, y no sin crimen se delata.

Ella, ciertamente, en contra, cuanto, sólo una mujer, pudiera

-ojalá lo contemplaras, Saturnia, más compasiva serías-, 435

ella, ciertamente, lucha, pero ¿a quién vencer una muchacha,

o quién a Júpiter podría? Al éter de los altísimos acude vencedor

Júpiter: para ella causa de odio el bosque es y la cómplice espesura,

de donde, su pie al retirar, casi se olvidó de coger

su aljaba con las flechas y, que había suspendido, su arco. 440


He aquí que de su coro acompañada Dictina (Ártemis) por el alto

Ménalo entrando, y de su matanza orgullosa de fieras,

la vio a ella y vista la llama: llamada ella rehúye

y temió a lo primero que Júpiter estuviera en ella,

pero después de que al par a las ninfas avanzar vio, 445

sintió que no había engaños y al número accedió de ellas.

Ay, qué difícil es el crimen no delatar con el rostro.

Apenas los ojos levanta de la tierra, y no, como antes solía,

junta de la diosa al costado está, ni de todo es el grupo la primera,

sino que calla y da signos con su rubor de su lastimado pudor 450

y, salvo porque virgen es, podría sentir Diana

en mil señales su culpa -las ninfas que lo notaron refieren-.

En su orbe noveno resurgían de la luna cuernos,

cuando la diosa, de la cacería bajo las fraternas llamas lánguida,

alcanzado había un bosque helado desde el que con su murmullo bajando 455

iba, y sus trilladas arenas viraba un río;

cuando esos lugares alabó, lo alto con el pie tocó de sus ondas.

Ellas también alabadas, «Lejos queda», dijo, «árbitro todo;

desnudos, sumergidos en las linfas bañemos nuestros cuerpos».

La Parráside rojeció; todas sus velos dejan; 460

una demoras busca; a la que dudaba su vestido quitado le es,

el cual dejado, se hizo patente, con su desnudo cuerpo, su delito.

A ella, atónita, y con sus manos el útero esconder queriendo:

«Vete lejos de aquí», le dijo Cintia, «y estas sagradas fontanas

no mancilles», y de su unión le ordenó separarse. 465

Había sentido esto hacía tiempo la matrona del gran Tonante,

y había diferido, graves, hasta idóneos tiempos los castigos.

Causa de demora ninguna hay, y ya el niño Árcade -esto mismo

dolió a Juno- había de su rival nacido.

Al cual nada más volvió su salvaje mente junto con su luz: 470

«Claro es que esto también restaba, adúltera», dijo,

«que fecunda fueras y se hiciera tu injuria por tu parto

conocida y del Júpiter mío testimoniado el desdoro fuera.

No impunemente lo harás, puesto que te arrancaré a ti la figura

en la que a ti misma, y en la que complaces, importuna, a nuestro marido», 475

dijo, y de su frente, a ella opuesta, prendiéndole los cabellos,

la postra en el suelo de bruces; tendía sus brazos suplicantes:

sus brazos empezaron a erizarse de negros vellos

y a curvarse sus manos y a crecer en combadas uñas

y el servicio de los pies a cumplir, y alabada un día 480

su cara por Júpiter, a hacerse deforme en una ancha comisura,

y para que sus súplicas los ánimos, y sus palabras suplicantes, no dobleguen,

el poder hablar le es arrebatado: una voz iracunda y amenazante

y llena de terror de su ronca garganta sale.

Su mente antigua le queda -también permaneció en la osa hecha-, 485

y con su asiduo gemido atestiguando sus dolores,

cuales ellas son, sus manos al cielo y a las estrellas alza,

e ingrato a Júpiter, aunque no pueda decirlo, siente.

Ay, cuántas veces, no osando descansar en la sola espesura,

delante de su casa y, otro tiempo suyos, vagó por los campos. 490

Ay, cuántas veces por las rocas los ladridos de los perros la llevaron,

y la cazadora, por el miedo de los cazadores aterrada, huyó.

Muchas veces fieras se escondió al ver, olvidada de qué era,

y, la osa, de ver en los montes osos se horrorizó,

y temió a los lobos, aunque su padre estuviese entre ellos. 495

He aquí que su prole, desconocedor de su Licaonia madre,

Árcade, llega, por tercera vez sus quintos casi cumpleaños pasados,

y mientras fieras persigue, mientras los sotos elige aptos

y de nodosas mallas las espesuras del Erimanto rodea,

cae sobre su madre, la cual se detuvo Árcade al ver 500

y como aquella que lo conociera se quedó. Él rehúye,

y de quien inmóviles sus ojos en él sin fin tenía

sin saber tuvo miedo y a quien más cerca avanzar ansiaba

hubiera atravesado el pecho con una heridora flecha.

Lo evitó el omnipotente, y al par a ellos y su abominación 505

contuvo, y, al par, arrebatados por el vacío merced al viento,

los impuso en el cielo, y vecinas estrellas los hizo.

La traducción es de Ana Pérez Vega.

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El pasado 10 de febrero de 2009 dedicamos ya un artículo a glosar la estancia en el Camp d’Aprenentatge de Tarragona de un grupo de 48 alumnos y cuatro profesores de nuestro centro, IES Matilde Salvador, y del IES Vila-Roja, de la vecina localidad de Almassora.

Este recién iniciado 2010 hemos vuelto a Tarragona; hemos sido 45 alumnos y cuatro profesores y, en esta ocasión, también han participado alumnas del IES Vila-Roja, así como del IES Francesc Tárrega de Vila-real. Los números por sexo han sido un poco descompensados: 39 mujeres y 10 hombres.

La estancia se inició el miércoles 20 y finalizó el viernes 22 y fue muy completa.

Una vez llegados al inmenso Complex Educatiu de Tarragona, e instalados en nuestra ala reservada del colegio mayor Mercè Rodoreda, nos dirigimos a la sede del Camp para la sesión introductoria, que en esta ocasión realizó Núria Montardit.

Tras una introducción a la Tarraco romana, centrada en las partes de la ciudad, los edificios públicos, las clases de viviendas, etc., pasó al apartado de vida cotidiana, podríamos decir, en el que se sirvió de tres alumnos, cuya posible vida describió, tras vestirlos respectivamente de esclavo, noble y matrona.

Recordó la alta mortalidad infantil, los partos, la aceptación de los hijos por el pater familias (tollere pueros) y la falta de higiene de los bebés, los juguetes, la bula; la educación y los utensilios de escritura, la dura vida de los esclavos; la reclusión de las mujeres; los ritos funerarios y el modo de vestir.

Finalizada esta recepción e introducción y tras la comida en el gran comedor del Complex y un poco de descanso al sol (hemos de decir que hemos gozado de tres días magníficos), partimos a Tarragona, donde Joana Virgili, la directora del Camp d’Aprenentatge, nos explicó el Joc de la Tarragona Romana, que nunca hasta este año habíamos realizado.

Se trata de un trabajo de campo, organizado en cuatro itinerarios, en los que se recorre la parte alta de la ciudad, el circo, el foro provincial y la muralla. Su objetivo es que el alumno conozca las partes y los principales edificios de la parte alta de Tarraco, comprenda la importancia de la ciudad en época romana, observe la ciudad de forma más detenida y sensible, identifique restos y los contextualice, sepa diferenciar tipos de materiales y construcción, y lo que es más importante, valore el patrimonio de la ciudad y sepa respetarlo.

Para realizar el trabajo hay que saber leer planos, imágenes, fotografías, textos y dibujos; hay que saber interpretar la información visual y textual, observar directamente los restos, medir elementos, identificar materiales, edificios y partes de la ciudad y extraer conclusiones.

Repartidos los diferentes itinerarios, y sus correspondientes normas, los diferentes grupos partieron por la zona que ocupó la parte alta de la Tarraco romana a extraer la información y responder a las cuestiones planteadas.

Me enrolé, como acompañante, observador y fotógrafo, en uno de los grupos que realizaban el itinerario IV, formado por dos alumnas mías de Griego II y otra alumna de Referentes Clásicos (una de las mías de Griego también cursa Referentes); espero que las alumnas de Referentes elaboren el preceptivo trabajo sobre estas tres jornadas. It was a nice experience; I spent it very well and I wait that you also.

Caminamos por Plaza de la Font, calle del Portalet, Rambla Vieja, Paseo de San Antonio, Plaza de San Antonio, calle Puig de les Sitges, calle Escorxador (Matadero), calles Llorer, Santes Creus, Talavera, plaza de los Ángeles, Plaza del Rey, Bajada de la Pescadería, calle Cos del Bou y Plaza de la Font.

Las alumnas tuvieron que marcar las murallas de Tarraco, observar el paso de ronda por las mismas, ubicar elementos que aparecían en fotografías en el edificio del Pretorio, determinar qué elementos de los edificios del Paseo de San Antonio han cambiado con relación a los dibujos que el ayuntamiento de la ciudad encargó hace unos años, indicar qué materiales se han usado para cada zona de este paseo, medir un megalito (fue ésta una operación interesante que constó de la medición con pies, la medición con palmos, la realización de una regla de tres, hecha por cuatro personas de letras puras y la reducción de centímetros a metros, todo ello sin fijarse en que bastaba con usar una hoja de tamaño A4, que mide lo que un pie romano; lo que importa es que las operaciones dieron el resultado exacto del las medidas del megalito), observar las partes de un portón, restituir las partes de un escudo situado en el Portal de San Antonio, que aparecían eliminados de una fotografía,, buscar un arco, hoy incrustado en un edificio y especificar a qué orden pertenece su capitel, etc.

El recorrido se prolongó durante una hora y cuarto y fue muy entretenido e interesante.

Finalizada la actividad, vuelta al Complex, donde nos esperaban los talleres complementarios de lámparas, escritura y juegos romanos. Me di una vuelta por todos ellos y acabé jugando a una especie de rugby romano y a fútbol sala. Por cierto, todos los días tuvimos merienda: croissant relleno de chocalate, cañas de crema y chocolate y palmeras de hojaldre, respectivamente. Algunas y algunos repitieron, para lo cual tuvieron que adivinar quién es el patrón de Tarragona o cómo es el nominativo del artículo griego.

Esa noche los chicos prepararon una dramatización del mito de Edipo que ofrecieron a sus compañeras en el pasillo de nuestra zona de dormitorios, antes de que se diera el toque de queda (que fue el toque de queda…te sin dormir, pero bueno). La obra obtuvo un éxito clamoroso. Tras la obra vino el ¿descanso? merecido a tan completa jornada.

El jueves por la mañana, 21 de enero, tocaban los talleres del Anfiteatro, Circo y Pretorio, a cargo de Núria Montardit y Jordi Tortosa. En el anfiteatro se estaba realizando un acto de lectura del Acta Martirial de San Fructuoso, patrón y obispo de la ciudad, y sus compañeros diáconos Augurio y Eulogio, que fueron martirizados, quemados vivos, en el anfiteatro de Tarraco el 21 de enero del 259 d. C. Casualmente la fiesta de San Fructuoso es el 20 de enero. Éstas (ActasMartirialesFructuoso) son un documento muy valioso.

Tras las explicaciones sobre los edificios del anfiteatro y circo y los actos que allí se celebraban, llegamos al pretorio donde admiramos, de nuevo, el sarcófago de Hipólito y nos fue narrado el mito. A este mito, y a otros relacionados con el de la mujer de Putifar, dedicamos aquí también una serie de artículos.

Vino después la contemplación de la hermosa vista desde el pretorio; y de vuelta al Complex.

Por la tarde volvimos a Tarraco a realizar la actividad en el MNAT (Museo Arqueológico Nacional de Tarragona), donde los alumnos se dividieron en grupos que investigaron en el museo sobre diferentes campos (arquitectura, dioses, la mujer, los mosaicos, objetos de uso cotidiano). Tras el rastreo por el museo se hizo una puesta en común y se contestaron las preguntas del dossier. Esta actividad la dirigió Marta Segura. Previamente se realizó el visionado del video Tarraco, civitas ubi ver aeternum est, que dio título al post que escribimos el año pasado y que nos servirá para nuestra próxima entrega.

Dos horas libres en Tarragona dieron fin a esta jornada. Nuestra intención era que esta noche las chicas realizaran la dramatización del ciclo cretense (desde el rapto de Europa hasta la caída de Ícaro, pasando por el episodio del Minotauro y los amores de Teseo y Ariadna), pero las chicas voluntarias, muy pocas, fueron insuficientes para cubrir todos los papeles y la representación se suspendió. Otro año será.

El viernes acudimos a la Villa dels Munts, en Altafulla, donde Marta Segura y Jordi Tortosa nos descubrieron los secretos de esta villa de recreo, propiedad del duumvir de Tarraco, llegado desde las lejanas tierras sorianas, Caius Valerius Avitus. Finalizada la visita, para la cual remitimos, de nuevo, a nuestro artículo del año pasado, paramos en la Torre de los Escipiones, donde se hizo la fotografía oficial de la estancia en Tarraco.

Tras despedirnos de nuestros anfitriones, que, como siempre, nos trataron espléndidamente, volvimos al Complex para la comida.

Y esta vez el viaje finalizó con la visita al acueducto de Les Ferreres, el Pont del Diable, encargado de llevar el agua del río Francolí a la ciudad y que está, por cierto, en restauración.

Tras este agradable paseo, acogido por los alumnos con gran «entusiasmo», tuvo lugar ya en el autobús un examen oral de los conocimientos que los alumnos deberían haber adquirido en el viaje y el resultado fue satisfactorio. Viaje sin incidentes por autopista y llegada a nuestro destino. Se cumplió lo que escribimos como última frase de nuestro artículo del año pasado: Confiamos en volver el año que viene.

Pues bien, hemos vuelto y esperamos que vuelva a cumplirse.

El comportamiento de los alumnos fue muy bueno, salvando… the nights.

Descubrimos las dotes artísticas de los chicos, nos enteramos de que con nosotros viajaba una figura de los bailes de salón, se forjaron nuevas “amistades”, se descubrieron ocultas facetas de profesores…

En definitiva, una bonita experiencia…

Como vimos en un cartel del bar del Complejo Educativo:

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Seguimos con la serie de capítulos dedicados a las Elegías Romanas de Goethe, y cuyo anterior entrega se publicó aquí el pasado 8 de enero.

Goethe cita también a la Aurora, Eos en griego. Quizá se quiera referir al episodio mitológico de Aurora y Titono, que Pierre Grimal recoge así.

Aun cuando una genealogía aberrante presente a veces a Titono como el hijo de Eos (la Aurora) y del ateniense Céfalo, lo más corriente es relacionar a este héroe con el ciclo troyano y considerarlo como uno de los hijos de Laomedonte. Su madre es Estrimo, hija del dios-río Escamandro. Por tanto, es el hermano mayor de Príamo. Titono era muy hermoso. Fue visto por la Aurora, que se enamoró de él y lo raptó. Tuvieron dos hijos, Ematón y Memnón. En su amor por Titono, la Aurora pidió para él a Zeus la inmortalidad, pero se olvidó de pedirle también la juventud eterna. Por eso, mientras su amante permanecía siempre igual, Titono envejecía y chocheaba, hasta el extremo de que, como a un niño, hubo que meterlo en una canasta de mimbre. Al fin, la Aurora lo transformó en cigarra.

Apolodoro nos habla brevemente de Eos y Titono en Biblioteca III, 12, 4:

λος δ γμας Ερυδκην τν δρστου Λαομδοντα γννησεν, ς γαμε Στρυμ τν Σκαμνδρου, κατ δ τινας Πλακαν τν τρως, κατ’ νους δ Λευκππην, κα τεκνο παδας μν Τιθωνν, Λμπον, Κλυτον, κετονα, Ποδρκην, θυγατρας δ σινην κα Κλλαν κα στυχην, κ δ νμφης Καλβης Βουκολωνα.Τιθωνν μν ον Ἠὼς ρπσασα δι’ ρωτα ες Αθιοπαν κομζει, κκε συνελθοσα γενν παδας μαθωνα κα Μμνονα.

Ilo desposó a Eurídice, hija de Adrasto, y engendró a Laomedonte; éste se casó con Estrimo, hija del Escamandro – pero según algunos con Placia, hija de Otreo, según otros con Leucipe -, y procreó hijos, Titono, Lampo, Clitio, Hicetaón y Podarces, e hijas, Hesíone, Cila y Astíoque; y en la ninfa Cálibe, un hijo, Bucolión. Eos, enamorada de Titono, lo raptó y lo llevó a Etiopía donde se unió a él y tuvo a Ematión y Memnón.

La traducción es de Margarita Rodríguez de Sepúlveda, en Gredos.

También en el anteriormente citado Himno Homérico a Afrodita tenemos una referencia al mito de Eos y Titono:

ς δ᾿ α Τιθωνν χρυσθρονος ρπασεν ᾿Ης

μετρης γενες πιεκελον θαντοισι.

β δ᾿ μεν ατσουσα κελαινεφα Κρονωνα

θνατν τ᾿ εναι κα ζειν ματα πντα·

τ δ Ζες πνευσε κα κρηνεν ἐέλδωρ.

νηπη, οδ’ νησε μετ φρεσ πτνια ᾿Ης

βην ατσαι, ξσα τ᾿ πο γρας λοιν.

τν δ᾿ τοι εως μν χεν πολυρατος βη,

᾿Ηο τερπμενος χρυσοθρν ριγενείῃ

ναε παρ᾿ ᾿Ωκεανοο ος π περασι γαης·

ατρ πε πρται πολια κατχυντο θειραι

καλς κ κεφαλς εηγενος τε γενεου,

το δ᾿ τοι ενς μν πεχετο πτνια ᾿Ης,

ατν δ᾿ ατ᾿ τταλλεν ν μεγροισιν χουσα

στ τ᾿ μβροσίῃ τε κα εματα καλ διδοσα.

λλ᾿ τε δ πμπαν στυγερν κατ γρας πειγεν

οδ τι κινσαι μελων δνατ᾿ οδ᾿ ναεραι,

δε δ ο κατ θυμν ρστη φανετο βουλ·

ν θαλμ κατθηκε, θρας δ᾿ πθηκε φαεινς.

το δ᾿ τοι φων ε σπετος, οδ τι κκυς

σθ᾿ οη προς σκεν ν γναμπτοσι μλεσσιν.


οκ ν γ γε σ τοον ν θαντοισιν λομην

θνατν τ᾿ εναι κα ζειν ματα πντα.

λλ᾿ ε μν τοιοτος ἐὼν εδς τε δμας τε

ζοις, μτερς τε πσις κεκλημνος εης,

οκ ν πειτ μ᾿ χος πυκινς φρνας μφικαλπτοι.

νν δ σε μν τχα γρας μοιον μφικαλψει

νηλεις, τ τ᾿ πειτα παρσταται νθρποισιν,

ολμενον καματηρν, τε στυγουσι θεο περ.

ατρ μο μγ᾿ νειδος ν θαντοισι θεοσιν

σσεται ματα πάντα διαμπερς ενεκα σεο,

οἳ πρν μος ὀάρους κα μτιας, ας ποτε πντας

θαντους συνμιξα καταθνητσι γυναιξ,

τάρβεσκον πάντας γὰρ μν δμνασκε νημα.

νν δ δ οκτι μοι στμα χεσεται ξονομναι

τοτο μετ᾿ θανάτοισιν, πε μάλα πολλν ἀάσθην

σχτλιον οκ νοταστν, πεπλάγχθην δ νοιο,

παδα δ᾿ π ζν θμην βροτ ενηθεσα.

τν μν πν δ πρτον ἴδ φάος ελοιο,

νμφαι μιν θρψουσιν ρεσκοι βαθκολποι,

αἳ τδε ναιετάουσιν ρος μγα τε ζάθεν τε

α ᾿ οτε θνητος οτθανάτοισιν πονται·

δηρὸν μὲν ζώουσι καὶ ἄμβροτον εἶδαρ ἔδουσι,

καί τε μετ᾿ ἀθανἀτοισι καλὸν χορὸν ἐρρώσαντο.

La traducción que ofrecemos, de nuevo,  es la de Himnos Homéricos, vertidos directa y literalmente del griego por vez primera a la prosa castellana por José Banqué Faliú, doctor en Filosofía y Letras y catedrático de Lengua y Literatura griegas en la Universidad de Barcelona

A su vez, la Aurora robó a Titono, de vuestro linaje, parecido a los inmortales. Fue luego a pedir a Zeus, el de las negras nubes, que aquél fuese inmortal y viviese todos los días; y Zeus asintió y le realizó el voto. ¡Oh insensata! No atinó en su mente la veneranda Aurora a impetrar para él una juventud perpetua a fin de arrancarle de la vejez funesta. Y así, mientras le duró la amabilísima juventud, habitaba junto a las corrientes del Océano en los confines de la tierra, y se deleitaba con la Aurora, la de áureo solio, hija de la mañana; mas cuando las primeras canas se esparcieron por su hermosa cabeza y por su poblada barba, la veneranda Aurora se abstuvo de su lecho y, conservándolo en el palacio, lo alimentaba con manjares y ambrosía, y le daba hermosas vestiduras. Pero al punto que lo abrumó completamente la odiosa vejez y ya no pudo mover ni levantar ninguno de sus miembros, a ella le vino a la mente que la mejor resolución sería la que tomó: lo puso en el tálamo y ajustó las puertas espléndidas. Desde entonces la voz de Titono fluye continuamente, pero ningún vigor le queda del que antes tenía en los flexibles miembros. —No de este modo te quisiera inmortal entre inmortales, y que vivieras todos los días. Si vivieras siendo cual eres en figura y cuerpo, y fueses llamado esposo mío, el pesar no envolvería mi prudente espíritu. Mas ahora pronto te envolverá la senectud cruel, que a todos los hombres alcanza, funesta, fatigosa, aborrecida de los mismos dioses. Y yo tendré que sufrir por tu causa perpetuamente, todos los días, una gran afrenta entre los inmortales dioses; quienes temían antes mis coloquios y ardides con los cuales junté en otro tiempo a todos los inmortales con mujeres mortales, pues mi inteligencia a todos los subyugaba. Mas ahora ya no se abrirá mi boca para hablar de tales cosas entre los inmortales, pues he cometido un pecado muy grande, atroz e infando: se me extravió la mente y, habiéndome acostado con un mortal, llevo un hijo debajo de la faja. Tan pronto como éste vea la luz del sol, lo criarán las ninfas montaraces, de profundo seno, que habitan este monte grande y divino; no obedecen ni a mortales ni a inmortales; viven largo tiempo, alimentándose con divinal manjar; y danzan en hermoso coro ante los inmortales.

En el libro de Jaume Medina Carles Riba (1893-1959), se habla de Josep Banqué i Feliú en estos términos. En notas al pie de página Medina cita a J.M. Capdevila, quien en su libro Recordant el meu amic, dice (traducimos del catalán):

Entonces comenzó (Riba) el estudio del griego en la Universidad. En el turno de los dos profesores, le tocó el peor. Pudiendo tener a Segalà, le tocó Banqué.  No le dio importancia. Con el Curtius en la mano emprendió el estudio, y cuando pudo, comenzó la traducción de algún autor,  tarea que durante su vida había de proseguir sin parar. Todos estos estudios eran su intimidad.

Luego prosigue Medina:

Del doctor Segalà, Riba hablaba en 1916 como «el hombre que tan dignamente administra la herencia del magisterio en el movimiento humanístico de nuestra juventud». Aquel mismo año el doctor Segalà citaba a Riba en el discurso inaugural del curso universitario.

Por lo que respecta al doctor Banqué, Pere Bosch i Gimpera, La Universitat i Catalunya, Barcelona, 1971, p. 74 dice:

Otro «ejemplar» era el doctor Josep Banqué i Feliú, que (…) tenía acumulada la Gramática comparada de las lenguas indoeuropeas. De cómo se aprendía el griego con él es mejor dejarlo estar; sólo recuerdo que una vez le inventaron un poema, creo que era de Safo,  que se suponía descubierto entre los papiros de Oxyrrhincus y se lo creyó, hasta el punto que quería hacerlo publicar por la facultad. Tradujo el Himno Homérico a Hermes con tanta fidelidad que no se atrevió a interpretar como «vacas» el griego «boús», y escribió: «Hermes robó los bueyes de Apolo, todos hembras». Era un hombre chistoso, y para hacer más atractiva la lectura del sánscrito, del cual pretendía dar unas nociones en Gramática Comparada,  decía que las letras de su alfabeto «colgaban de una línea como las longanizas de Vich en el techo».

También es referida la anécdota de las vacas por Ll. Nicolau d’Olwer, El triomf de l’hel·lenisme«La Publicitat», 7-X-1923 (al cabo de seis días de la elección del doctor Banqué como alcalde de Barcelona):

«Su traducción de los Himnos Homéricos, publicada por la Universidad, quedará como algo más definitivo que la de Maragall. Podríamos decir que en esta obra el doctor Banqué, hombre exacto y detallista sin perder la idea del conjunto, hizo una verdadera creación de filigrana. Hay fragmentos que enseguida os golpean, como al decir que Apolo llega «buscador  de un ganado de bueyes, que sean todos ellos hembras, y que tengan todos los cuernos retorcidos hacia adentro». Otros los leéis, los releéis y nunca llegáis a entenderlos, si no es ayudándoos del original griego: ¡tanta pítica profundidad sabe dar el doctor Banqué a sus palabras!»

Sobre Banqué y su efímero paso por la alcaldía de la ciudad condal, puede leerse aquí.

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No sabemos si es que el luminoso salía más caro con una A más o no cabía en el letrero esta A que falta; aunque reduciendo un poco la distancia entre la E de AVE y la C de CESAR, cabía perfectamente la A, para que el nombre de esta pizzería fuera como debe ser AVE, CAESAR. A lo mejor, no le podía poner este nombre ¡vete tú a saber! y yo aquí criticando, o apostillando.

En definitiva, hubiera quedado mejor AVE, CAESAR o ser coherentes y poner el acento en CÉSAR. Perdón por lo burdo del retoque, en el que, faltaría la coma (,) tras el AVE.

Esta frase, por cierto tan conocida, tiene lo que me atrevo a llamar “leyenda urbana”. Hay un powerpoint que corre de correo en correo y en el que se ofrecen una serie de respuestas a exámenes de alumnos de escuelas e institutos. La frase de marras Ave Caesar, morituri te salutant fue traducida en una ocasión como: “las aves del César  murieron por falta de salud”. Puede ser cierto o tratarse, como he dicho, de una leyenda urbana.

Pero volviendo al luminoso en cuestión, lo dicho, quedaría mejor así. Los que entren aquí a comer y a cenar, eso sí, deben tener en mente el cambio de participio de futuro: comedituri por morituri.

Esta famosa frase la recoge Suetonio en su Vida de los Doce Césares, Claudio 21, 6.

Illud plane quantumuis salubriter et in tempore: cum essedario, pro quo quattuor fili deprecabantur, magno omnium fauore indulsisset rudem, tabulam ilico misit admonens populum, quanto opere liberos suscipere deberet, quos uideret et gladiatori praesidio gratiaeque esse. Edidit et in Martio campo expugnationem direptionemque oppidi ad imaginem bellicam et deditionem Britanniae regum praeseditque paludatus. Quin et emissurus Fucinum lacum naumachiam ante commisit. Sed cum proclamantibus naumachiariis: ‘haue imperator, morituri te salutant!’ respondisset: ‘aut non,’ neque post hanc uocem quasi uenia data quisquam dimicare uellet, diu cunctatus an omnes igni ferroque absumeret, tandem e sede sua prosiluit ac per ambitum lacus non sine foeda uacillatione discurrens partim minando partim adhortando ad pugnam compulit. Hoc spectaculo classis Sicula et Rhodia concurrerunt, duodenarum triremium singulae, exciente bucina Tritone argenteo, qui e medio lacu per machinam emerserat.

Como vemos, aparece con hache (have) y con el sustantivo IMPERATOR, y no CAESAR.

El rasgo siguiente tenía cuando menos el mérito de ser un sabio consejo dado con oportunidad: Concedida por él la varilla de licencia a un essedario a petición de cuatro hijos del mismo, y viendo que el público aplaudía, hizo al punto circular las tablillas en las que mostraba al pueblo la gran conveniencia de tener hijos, puesto que eran fuente de favor y fuerza incluso para un gladiador. Hizo representar en el campo de Marte, como simulacro de guerra, la toma y saque de una ciudad y la sumisión de los reyes de la Bretaña, presidiendo él mismo vestido de general. Antes de desecar el lago Fucino se propuso dar en él una naumaquia, pero como quiera que al saludo de los combatientes al pasar delante de él. ¡Salve, emperador, los que van a morir te saludan! hubiese contestado Claudio: ¡Salud a vosotros!, se negaron a combatir, alegando que aquella respuesta significaba un indulto. Durante algún tiempo deliberó si los haría morir a todos por el hierro o por el fuego; bajó, finalmente, de su asiento, corrió aquí y allá alrededor del lago con paso vacilante y actitud ridícula, amenazando a éstos, rogando a aquellos, y concluyó por decidirlos al combate. En este espectáculo se vio abordarse una flota siciliana y otra de Rodas de doce trirremes cada una; y la señal había sido dada con la trompeta de un Tritón de plata, hecho surgir en medio del lago por medio de un oculto mecanismo.

La traducción se ha sacado de aquí.

Es destacable en el letrero la moneda con la efigie del emperador Constantino. Aquí un detalle:

La hemos encontrado en la red, con su reverso:

Y ya que estamos con latines, el ablativo del sustantivo corpus, corporis, que es CORPORE aparece en el nombre de este centro de fisioterapia, rehabilitación y bienestar. Las dos O de la palabra han sido sustituidas por dos cuerpos, uno femenino y uno masculino, realizando posturas gimnásticas de relajación.

Entre los aforismos latinos aún hoy usados se encuentran algunos que utilizan, justamente, la palabra corpus.

Ofrecemos un pequeño comentario de los mismos como complemento a la fotografía del centro de fisioterapia.

CORPORE INSEPULTO

“Con el cuerpo sin enterrar “. Construcción de ablativo absoluto, con los ablativos del sustantivo corpus, corporis (cuerpo) y del adjetivo insepultus, -a, -um (insepulto). Suele decirse del funeral que se celebra con el difunto encima de un catafalco antes de inhumarlo. También se dice corpore praesente y praesente cadavere.

CORPUS CHRISTI

“El cuerpo de Cristo“. Se denomina así la fiesta del Santísimo Sacramento que se celebra el jueves después del Domingo de la Trinidad. El calendario litúrgico, aunque es anual, no coincide con el calendario civil, heredado de los romanos. Las fiestas del año litúrgico o cristiano fueron determinadas por las fases de la Luna, como también hacían los judíos. Así, el punto de partida del calendario cristiano es la conmemoración de la Resurrección de Cristo en la Pascua que, por determinación del Concilio de Nicea (325), convocado por Constantino I el Grande, coincide con el primer domingo del plenilunio, es decir, día de luna llena, que sigue al equinoccio de primavera, sin que pueda ser antes del 22 de marzo ni después del 25 de abril. Fijada esta fecha y contando 40 días hacia atrás, esto es, seis domingos a partir del de Ramos, se sitúa el Miércoles de Ceniza o comienzo de la Cuaresma, 46 días que preceden a la festividad del Domingo de Resurrección. Este es el que determina también las fiestas posteriores. El primer domingo después del de Resurrección es el Domingo In albis, Dominica in albis deponendis, en el cual los bautizados dejaban la túnica blanca que habían llevado puesta desde el sábado anterior (Sábado Santo) cuando recibieron el bautismo. La traducción completa de la expresión es “domingo en el que se deben dejar las vestiduras blancas“. Después siguen cuatro domingos más, es decir, hay cinco domingos de Pascua. El jueves siguiente al quinto domingo de Pascua es la fiesta de la Ascensión de Jesús y el primer domingo después de la Ascensión se llama así, Domingo después de la Ascensión. El siguiente domingo es el de Pentecostés, así llamado porque han pasado cincuenta (en griego πεντήκοντα) días desde el Sábado de Pascua. El domingo siguiente es el Domingo de la Trinidad y el jueves siguiente es el Corpus Christi. Ocho días después, es decir, el viernes de la semana siguiente, es el Corazón de Jesús.

Hay una ciudad en el estado de Texas (Estados Unidos) y un colegio en Oxford con este nombre.

HABEAS CORPUS

Abreviación de la expresión «Habeas corpus [ de Nom ] ad subiiciendum … con la cual se inicia la citación de comparecencia: “ Tengas la personalidad [de Nombre] para poner a disposición de…“. Habeas es la segunda persona del singular del presente de subjuntivo del verbo habeo (tener), corpus es el acusativo singular de corpus, corporis (cuerpo) y la construcción ad subiiciendum es la preposición de acusativo ad más el gerundio en acusativo del verbo subiicio (poner debajo, poner a disposición) con valor final.

Se dice del derecho de todo ciudadano, detenido o preso, a comparecer inmediata y públicamente ante un juez o tribunal para que, al oírlo resuelva si su arresto ha sido o no legal y, en consecuencia, debe levantarse o mantenerse. Es una frase muy utilizada en Inglaterra y hoy admitida comúnmente en nuestro Estado. La ley fue promulgada el año 1679 y en resumen prohíbe que un ciudadano sea encarcelado sin orden del juez.

Es también un grupo musical.

Pero tal vez el aforismo más relacionado con el nombre de este centro de rehabilitación es:

MENS SANA IN CORPORE SANO

“Mente sana en un cuerpo sano“. Fragmento de un verso del poeta Juvenal (42- 138 d. C.) Sátiras, X, 356 con el cual quiere significar la necesidad de armonizar las actividades intelectuales con el ejercicio corporal: es el ideal de toda la educación romana. El poeta dice que el hombre realmente sabio no pide al cielo más que la salud del alma y la del cuerpo: orandum est ut sit mens sana in corpore sano. La expresión suele citarse para indicar que la salud del cuerpo es condición indispensable para la salud de alma.

Aquí está la frase contextualizada. Es un muy bello texto, propicio para la reflexión:

nil ergo optabunt homines? si consilium uis,

permittes ipsis expendere numinibus quid

conueniat nobis rebusque sit utile nostris;

nam pro iucundis aptissima quaeque dabunt di.

carior est illis homo quam sibi. nos animorum

inpulsu et caeca magnaque cupidine ducti

coniugium petimus partumque uxoris, at illis

notum qui pueri qualisque futura sit uxor.

ut tamen et poscas aliquid uoueasque sacellis

exta et candiduli diuina tomacula porci,

orandum est ut sit mens sana in corpore sano.

fortem posce animum mortis terrore carentem,

qui spatium uitae extremum inter munera ponat

naturae, qui ferre queat quoscumque labores,

nesciat irasci, cupiat nihil et potiores

Herculis aerumnas credat saeuosque labores

et uenere et cenis et pluma Sardanapalli.

monstro quod ipse tibi possis dare; semita certe

tranquillae per uirtutem patet unica uitae.

nullum numen habes, si sit prudentia: nos te,

nos facimus, Fortuna, deam caeloque locamus.

Y la traducción de Manuel Balasch, en Gredos:

¿Luego, los hombres no van a desear nada? Acéptame un consejo, permite que los mismos dioses nos den lo que nos convenga, lo que case con nuestros intereses. Ellos nos darán no cosas agradables, pero sí lo que nos sea útil. Aman más ellos a los hombres que éstos a sí mismos. Nosotros, a caballo de nuestros impulsos, por nuestra codicia grande y ciega, pedimos matrimonio, y que la mujer nos dé hijos, pero son los dioses los que saben cómo nos saldrán los hijos y cómo será nuestra mujer. Para que puedas, no obstante, pedir algo y prometer a los santuarios las entrañas y las salchichas sagradas de un cochinillo blanco, hay que rogar por una mente sana en un cuerpo sano. Demanda un ánimo vigoroso, que no se aterrorice ante la muerte, y que considere el último tramo de la vida como un regalo de la naturaleza, que sepa soportar cualquier trabajo, que sepa no enfurecerse, que no desee nada, y que crea preferibles los duros trabajos de Hércules al amor, a los festines y a las plumas de Sardanápalo. Te indico cosas que eres capaz de proporcionarte. Cosa cierta es que para una vida tranquila se te abre un único camino, el de la virtud. Si somos prudentes, no tienes, Fortuna, poder alguno. Somos nosotros, sí, nosotros, los que te hacemos diosa y te colocamos en el cielo.


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Si, en la Antigua Grecia, hablamos de estado militarizado y de la importancia de la seguridad y del ejército, a nuestra mente acude el nombre de Esparta. Si Atenas destacó en el poder naval, los espartanos destacaron en su infantería, basada en un sistema educativo desde la infancia totalmente orientado a la preparación para la guerra. Hay ejemplos notables de la actuación esforzada, decidida y valiente de los hoplitas espartanos en la defensa de enclaves estratégicos y en la seguridad y protección que daban las tropas espartanas.

Entre ellos, tal vez el más conocido sea la resistencia ofrecida por un contingente de 300 espartanos, a cuyo frente estaba Leónidas, en el desfiladero de las Termópilas en el contexto de las Guerras Médicas. Historia llevada al cómic y al cine y narrada por Heródoto en sus Historias. En el capítulo CCVIII del libro VII de la citada obra, el historiógrafo heleno nos habla del talante de los espartanos:

Τατα βουλευομνων σφων πεμπε Ξρξης κατσκοπον ππα δσθαι κσοι εσ κα τι ποιοεν· κηκεε δ τι ἐὼν ν Θεσσαλίῃ ς λισμνη εη τατ στρατι λγη, κα τος γεμνας ς εησαν Λακεδαιμνιο τε κα Λεωνδης, ἐὼν γνος Ηρακλεδης. Ως δ προσλασε ππες πρς τ στρατπεδον, θηετ τε κα κατρα πν μν ο τ στρατπεδον· τος γρ σω τεταγμνους το τεχεος, τ νορθσαντες εχον ν φυλακ, οκ ο τε ν κατιδσθαι· δ τος ξω μνθανε, τοσι πρ το τεχεος τ πλα κειτο. Ετυχον δ τοτον τν χρνον Λακεδαιμνιοι ξω τεταγμνοι. Τος μν δ ρα γυμναζομνους τν νδρν, τος δ τς κμας κτενιζομνους· τατα δ θεμενος θμαζε κα τ πλθος μνθανε· μαθν δ πντα τρεκως πλαυνε πσω κατ᾿ συχην· οτε γρ τις δωκε λογης τε κρησε πολλς· πελθν τε λεγε πρς Ξρξην τ περ ππεε πντα.

᾿Ακοων δ Ξρξης οκ εχε συμβαλσθαι τ ἐόν, τι παρεσκευζοντο ς πολεμενο τε κα πολοντες κατ δναμιν· λλ᾿ ατ γελοα γὰρ φανοντο ποιειν, μετεπμψατο Δημάρητον τν ᾿Αρστωνος, ἐόντα ν τ στρατοπδ. ᾿Απικμενον δ μιν ερτα Ξρξης καστα τοτων, θλων μαθεν τ ποιεμενον πρς τν Λακεδαιμονων. ῾Ο δ επε· «Ηκουσας μν κα πρτερν μεο, ετε ρμμεν π τν ῾Ελλάδα, περ τν νδρν τοτων· κοσας δ γλωτ με θεο λγοντα τ περ ρων κβησμενα <τ> πργματα τατα. ᾿Εμο γὰρ τν ληθεην σκειν ντα σο, βασιλε, γν μγιστς στι· κουσον δ κα νν. Ο νδρες οτοι πκαται μαχησμενοι μν περ τς σδου κα τατα παρασκευάζονται. Νμος γάρ σφι οτω χων στί· πεὰν μλλωσι κινδυνεειν τ ψυχ, ττε τὰς κεφαλὰς κοσμονται. ᾿Επστασο δέ· ε τοτους τε κα τ πομνον ν Σπάρτ καταστρψεαι, στι οδν λλο θνος νθρπων τ σ, βασιλε, πομενει χερας νταειρμενον νν γρ πρς βασιληην τε καλλστην τν ν Ελλησι προσφρεαι κα νδρας ρστους.« Κρτα τε δ Ξρξ πιστα φανετο τὰ λεγμενα εναι, κα δετερα πειρτα ντινα τρπον τοσοτοι ἐόντες τ ωυτο στρατι μαχσονται. ῾Ο δ επε· «῏Ω βασιλε, μο χρσθαι ς νδρ ψεστ, ἢν μ τατ τοι τατ κβ τ γ λγω.«

CCXΙΙΙ. Entretanto que esto deliberaban, envió allá Jerjes un espía de a caballo, para que viese cuántos eran los griegos y lo que allí hacían, pues había ya oído decir, estando aún en Tesalia, que se había juntado en aquel sitio un pequeño cuerpo de tropas, cuyos jefes eran los lacedemonios, teniendo al frente a Leonidas, príncipe de la familia de los Heráclidas. Después que estuvo el jinete cerca del campo, si bien no pudo observar todo el campamento, no siéndole posible alcanzar con los ojos a los acampaban detrás de la muralla, que reedificada guardaban con su guarnición, pudo muy bien observar con todo los que estaban delante de ella en la parte exterior, cuyas armas yacían allí tendidas por orden. Quiso la fortuna que fuesen los lacedemonios a quienes tocase entonces por turno estar allí apostados. Vio, pues, que unos se entretenían en los ejercicios gimnásticos y que otros se ocupaban en peinar y componer el pelo: mirando aquello el espía, quedó maravillado haciéndose cargo de cuántos eran: certificóse bien de todo y dio la vuelta con mucha paz y quietud, no habiendo nadie que le siguiese, ni que hiciese caso ninguno de él. A su vuelta dio cuenta a Jerjes de cuanto había observado.

CCIX. Al oír Jerjes aquella relación, no podía dar en lo que era realmente la cosa, sino prepararse los lacedemonios a vender la vida lo más caro que pudiesen al enemigo. Y como tuviese lo que hacían por sandez y singularidad, envió a llamar a Demarato, el hijo de Ariston, que se hallaba en el campo; y cuando lo tuvo en su presencia, le fue preguntando cada cosa en particular, deseando Jerjes entender qué venia a ser lo que hacían los lacedemonios. Díjole Demarato: —«Señor, acerca de estos hombres os informé antes la verdad cuando partimos contra la Grecia. Vos hicisteis burla de mí al oírme decir lo que yo preveía había de suceder. No tengo mayor empeño que hablar verdad tratando con vos: oídla ahora también de mi boca: Sabéis que han venido esos hombres a disputarnos la entrada con las armas en la mano, y que a esto se disponen; pues este es uso suyo, y así lo practican, peinarse muy bien y engalanarse, cuando están para ponerse a peligro de perecer. Tened por seguro que si vencéis a estas tropas y a las que han quedado en Esparta, no habrá, señor, ninguna otra nación que se atreva a levantar las manos contra vos; pero reparad bien ahora que vais contra la capital misma, contra la ciudad más brava de toda la Grecia, contra los más esforzados campeones de todos los griegos.» Tal respuesta pareció a Jerjes del todo inverosímil, y preguntóle segunda vez que le dijese cómo era posible que siendo ellos un puñado de gente y nada más, se hubiesen de atrever a pelear con su ejército; a lo cual respondió Demarato: —«Convengo, señor, en que me tengáis por embustero, si no sucede todo puntualmente como os lo digo.»

Más adelante (CCXX) nos habla de la infamia que suponía para un espartano la retirada en un combate:

Λγεται δ <κα> ς ατς σφεας ππεμψε Λεωνδης, μ πλωνται κηδμενος· ατ δ κα Σπαρτιητων τοσι παρεοσι οκ χειν επρεπως κλιπεν τν τάξιν ς τν λθον φυλξοντες ρχν. Τατ κα μλλον τν γνμην πλεστς εμι· Λεωνδην, πετε σθετο τος συμμχους ἐόντας προθμους κα οκ θλοντας συνδιακινδυνεειν, κελεσα σφεας παλλσσεσθαι, ατ δ πιναι ο καλς χειν· μνοντι δ ατο κλος μγα λεπετο, κα Σπάρτης εδαιμονη οκ ξηλεφετο.

Corre, no obstante, por muy válido, que quien les (al grueso de las tropas helenas) hizo marchar de allí fue Leónidas mismo, deseoso de impedir la pérdida común de todos; añadiendo que ni él ni sus espartanos allí presentes podían sin faltar a su honor dejar el puesto para cuya defensa y guarda habían una vez venido. Esta es la opinión a que mucho más me inclino, que como viese Leonidas que no se quedaban los aliados de muy buena gana, ni querían en compañía suya acometer aquel peligro, él mismo les aconsejaría que partiesen de allí, diciendo que su honor no le permitía la retirada, y haciendo la cuenta de que con quedarse en su puesto moriría cubierto de una gloria inmortal, y que nunca se borraría la feliz memoria y dicha de Esparta.

En fin, también es conocido el epitafio de los espartanos, del que Heródoto nos informa en el capítulo CCXXVIII:

Τατα μν δ τοσι πσι πιγγραπται, τοσι δ Σπαρτιτσι δίῃ·

῏Ω ξεν᾿, γγλλειν Λακεδαιμονοις τι τδε

κεμεθα, τος κενων ῥήμασι πειθμενοι.

Cuyo epigrama se puso a todos los combatientes en común, pero a los espartanos se dedicó éste en particular: «Habla a los lacedemonios, amigo, y diles que yacemos aquí obedientes a sus mandatos.»

El epigrama se atribuye a Simónides de Ceos y fue traducido al latín por Cicerón (Tusculanas I, 42, 101):

Dic, hospes, Spartae nos te hic vidisse iacentes.

Dum sanctis patriae legibus obsequimur.

Sin embargo, muchos mitos e ideas erróneas sobre el carácter y la historia de Esparta sigue habiendo, como aquí se explica.

Del enlace anterior destacamos este párrafo:

Tampoco fue una sociedad austera, y esto puede ser difícil de aceptar, habida cuenta de que el mismo lenguaje del mundo en que vivimos, todavía mantiene como adjetivo para determinar algo austero, el término «espartano». Un hotel, en Wisconsin, en la ciudad de Esparta (existen más de cien localidades en Estados Unidos con este nombre) tiene como eslogan: «Esparta fue derrotada en Leuctra en el 372 a. C., por lo que no esperen encontrar en este hotel habitaciones espartanas». La atracción que en las últimas décadas ha despertado todo lo que rodea a la sociedad espartana, desde su férrea disciplina a su modo de vida militarizado, pasando por la «libertad» tan peculiar de sus mujeres, ha llevado a la celebración de congresos sobre la sociedad y vida en Esparta desde fi nales de la década de los ochenta, en lugares tan dispares como Sidney, Estocolmo, Londres, Nueva York, Glasgow o el próximo que tendrá lugar en Nottingham en Septiembre del 2007.

Sea como fuere, lo cierto es que en nuestro paseo nos hemos encontrado con esta tienda de equipos de protección individual y de vestuario laboral. ¿Qué pasó por la cabeza de los creadores de la empresa, para ponerle ese nombre? Seguro que algo del talante espartano: fortaleza, valentía, arrojo, lealtad, etc.

Otras empresas de seguridad llevan ese nombre. Ofrecen seguridad integral. Teniendo en cuenta que están en Ciudad Juárez y Chihuahua, trabajo no les faltará, por desgracia.

Después, a la Esparta de nuestra foto,  la hemos encontrado en Internet.

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Ha comenzado el año 2010, del que ya llevamos diez días cumplidos, pero el SARC sigue haciendo de las suyas y, cámara fotográfica en ristre, me dedico a mis habituales paseos urbanos, semiurbanos o extraurbanos, en los que intento fijarme en todo aquello que pueda ser un referente clásico.

Por cierto, el SARC es el Síndrome de Adicción a los Referentes Clásicos. No es esto, ni esto, ni esto otro.

Castellón no es, hay que admitirlo, una ciudad con demasiados referentes clásicos; tampoco es una ciudad demasiado “histórica”. Es más bien una ciudad moderna, bastante caótica arquitectónicamente en las zonas de expansión de los años 70 a 80 del pasado siglo. Ahora parece que se planifica urbanísticamente un poco más sensatamente, aunque se construye, especialmente calles y plazas, bastante defectuosamente, como las lluvias se encargan de dejar bien patente.

Pero volvamos a nuestros paseos a la caza del referente.

Hemos visto en anteriores artículos que el Olimpo, Ares, Zeus, Hermes, y Juno están presentes, de una u otra forma, en la ciudad. También lo está Cibeles, aunque no tiene dedicada una fuente como la de Madrid.

Pierre Grimal nos dice:

Cibeles es la gran diosa de Frigia; con frecuencia se la llama la Madre de los Dioses, o la Gran Madre. Su poder se extiende sobre la Naturaleza toda, cuya potencia vegetativa personifica. Es honrada en las montañas de Asia Menor, desde donde su culto se ha difundido por todo el mundo helénico y, más tarde, por el romano, cuando en el 204 antes de Jesucristo, el Senado de Roma resolvió traer de Pesinunte la “piedra negra” que simbolizaba la diosa y erigirle un templo en el Palatino.

Esta diosa telúrica de origen frigio representaba la fertilidad. Los griegos la asimilaron a Gea, Deméter e incluso la Ártemis efesia, pero sobre todo se confundía con Rea, la esposa de Crono. En efecto, con frecuencia, Cibeles es considerada por los mitógrafos griegos como una simple encarnación (o incluso una sencilla “apelación”) de Rea, madre de Zeus y de los demás dioses hijos de Crono. Cibeles sería la Rea adorada en el monte Cibele de Frigia.

La importancia de Cibeles se debe principalmente al culto orgiástico que se desarrolló a su alrededor, y que sobrevivió hasta una época tardía bajo el Imperio romano. Por lo general, es representada con la cabeza coronada de torres, acompañada de leones, o sobre un carro tirado por estos animales. Como Rea, tiene por servidores a los Curetes, llamados también Coribantes.

La más completa información sobre Cibeles y su culto nos la da Lucrecio en el libro II de su De rerum natura, desde el verso 598 al 661.

quare magna deum mater materque ferarum

et nostri genetrix haec dicta est corporis una.

Hanc veteres Graium docti cecinere poetae

sedibus in curru biiugos agitare leones,

aeris in spatio magnam pendere docentes

tellurem neque posse in terra sistere terram.

adiunxere feras, quia quamvis effera proles

officiis debet molliri victa parentum.

muralique caput summum cinxere corona,

eximiis munita locis quia sustinet urbes.

quo nunc insigni per magnas praedita terras

horrifice fertur divinae matris imago.

hanc variae gentes antiquo more sacrorum

Idaeam vocitant matrem Phrygiasque catervas

dant comites, quia primum ex illis finibus edunt

per terrarum orbes fruges coepisse creari.

Gallos attribuunt, quia, numen qui violarint

Matris et ingrati genitoribus inventi sint,

significare volunt indignos esse putandos,

vivam progeniem qui in oras luminis edant.

tympana tenta tonant palmis et cymbala circum

concava, raucisonoque minantur cornua cantu,

et Phrygio stimulat numero cava tibia mentis,

telaque praeportant, violenti signa furoris,

ingratos animos atque impia pectora volgi

conterrere metu quae possint numine divae.

ergo cum primum magnas invecta per urbis

munificat tacita mortalis muta salute,

aere atque argento sternunt iter omne viarum

largifica stipe ditantes ninguntque rosarum

floribus umbrantes matrem comitumque catervam.

hic armata manus, Curetas nomine Grai

quos memorant, Phrygias inter si forte catervas

ludunt in numerumque exultant sanguine laeti

terrificas capitum quatientes numine cristas,

Dictaeos referunt Curetas, qui Iovis illum

vagitum in Creta quondam occultasse feruntur,

cum pueri circum puerum pernice chorea

[armat et in numerum pernice chorea]

armati in numerum pulsarent aeribus aera,

ne Saturnus eum malis mandaret adeptus

aeternumque daret matri sub pectore volnus.

propterea magnam armati matrem comitantur,

aut quia significant divam praedicere ut armis

ac virtute velint patriam defendere terram

praesidioque parent decorique parentibus esse.

quae bene et eximie quamvis disposta ferantur,

longe sunt tamen a vera ratione repulsa.


José Marchena traduce en este lugar así:

Razón por qué ella sola fue llamada

La gran madre de dioses y animales,

Criadora también de nuestro cuerpo:

Los antiguos poetas doctos griegos

La cantaron subida sobre un carro,

Dos leones uncidos agitando;

Dándonos a entender que en el espacio

La tierra suspendida, no podía

Tener más firme base que a sí misma:

Y las fieras al yugo sujetaron,

Porque los beneficios de los padres

Deben triunfar aun de los fieros hijos;

De corona mural la rodearon,

Porque de plazas fuertes y ciudades

Toda la redondez está cubierta:

Y al presente ciñendo esta diadema,

Con terror de los pueblos paseada

La imagen es de la divina madre:

Varias gentes la llaman madre Idea,

Conforme a los antiguos sacrificios,

Y en su séquito van catervas frigias,

Porque dicen que allí la agricultura

Tuvo su origen y de allí triunfante

Se extendió por el orbe; son castrados

Los sacrificadores, porque quieren

Significar que deben ser tenidos

Por indignos de dar a la luz bella

Unos vivos retratos de sí mismos

Aquéllos que faltaren al respeto

De sus padres, modelos de la diosa,

Y los que ingratos con sus padres fueren.

En sus manos resuenan los tambores

Estrepitosos, y los retumbantes

Címbalos, y amenazan las trompetas

Con un sonido ronco, y estimula

La flauta en tono frigio los furores;

Y empuñan lanzas, de la muerte indicios,

Para llenar de espanto a los ingratos

Y a los pechos impíos con la diosa.

Por lo que en tanto que la estatua muda

En las grandes ciudades paseada

Ofrece a los mortales en secreto

El rico manantial de sus favores,

Arrojan al momento por las calles

Riquezas y dinero a manos llenas;

Llueven flores y rosas, sombreando

A la madre y brillante comitiva.

Un batallón armado, que los griegos

Llaman Curetas frigios, retozando

Con pesadas cadenas se sacuden:

Y bailan al compás, y alegres miran

La sangre que les corre, y agitando

Con furor los terríficos penachos

De sus cabezas, traen a la memoria

Los Curetas dicteos, que ocultaron

En Creta aquel vagido, según dicen,

De Jove un tiempo, mientras que giraban

En leve danza, armados los infantes

En torno al niño, y a compás herían

El bronce estrepitoso por el miedo

De que Saturno no le devorase

Con su diente cruel, y eternamente

Hiriese el tierno pecho de la madre:

Por eso la acompaña gente armada;

Cual si quisiera predicar la Diosa

Que con las armas y el valor defiendan

Los hombres a su patria, y sean a un tiempo

El amparo y la gloria de sus padres.

Esta ficción tan bella y tan galana

La razón verdadera la reprueba;

A esta Gran Diosa, esta Magna Mater, se le ha dedicado una pequeña calle en un grupo periférico de la ciudad, el Grupo San Lorenzo. Eso sí, la calle tiene dos placas de rotulación con el nombre de la diosa.

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Tras rastrear mínimamente las fuentes de los amores de Afrodita y Anquises, a los que se refiere Goethe en los versos 9 y 10 de su Elegía Romana III, sigamos con otros personajes mitológicos presentes en dicha elegía.

Encontramos otra alusión en los versos 11 y 12:

Hätte Luna gesäumt, den schönen Schläfer zu küssen,

O, so hätt’ ihn geschwind, neidend, Aurora geweckt.


Si Luna hubiera tardado en besar al hermoso durmiente,

oh, entonces Aurora, envidiosa, lo despertara veloz.

Estos versos contienen un nombre expreso: Luna, o Selene, el nombre de la diosa de la Luna griega y otro oculto, el hermoso durmiente, clara alusión al pastor Endimión. Pierre Grimal nos dice sobre este mito:

La más célebre leyenda que se cuenta de Endimión es la relativa a sus amores con la Luna (Selene). Endimión, al que se representa entonces como un joven pastor de gran hermosura, había inspirado una violenta pasión a la Luna, la cual se unió a él. Habiendo Zeus prometido a Endimión, a petición de Selene, concederle la realización de un deseo, éste escogió el don de dormirse en un sueño eterno, y así quedó dormido, permaneciendo eternamente joven. Según ciertas versiones, durante este sueño feliz es cuando la Luna lo vio y se enamoró de él. Esta leyenda se sitúa, ya en el Peloponeso, ya en Caria, cerca de Mileto. Dícese que Endimión dio cincuenta hijas a su amante.

Las fuentes para el mito son, de nuevo, Apolodoro (Biblioteca Mitológica I, VII, 5):

Καλκης δ κα εθλου πας νδυμων γνεται, στις κ Θεσσαλας Αολας γαγν λιν κισε. λγουσι δ ατν τινες κ Δις γενσθαι. τοτου κλλει διενεγκντος ρσθη Σελνη, Ζες δ ατ δδωσιν βολεται λσθαι· δ αρεται κοιμσθαι δι παντς θνατος κα γρως μνων.

De Cálice y Aetlio nació un hijo, Endimión, quien con eolios sacados de Tesalia fundó Élide; algunos dicen que era hijo de Zeus. Por su extraordinaria belleza, Selene se enamoró de él, y Zeus lo concedió lo que quisiera. Él eligió dormir por siempre, joven e inmortal.

La traducción es de Margarita Rodríguez de Sepúlveda, en Gredos, quien en nota al pie de página añade:

Endimión había recibido la potestad de decidir el momento de su muerte; llevado al cielo, se enamoró de Hera y fue engañado con la imagen de la diosa en una nube; en otras versiones, ante la cólera de Zeus, obtuvo el sueño eterno, en otras en cambio fue arrojado al Hades. Cf. escolio a Apolonio de Rodas, IV, 58; Hesíodo, Fr. 245 y 260. En otros autores como Apolonio de Rodas IV, 57 ss. y Cicerón, Tusculanas I 38 (92), el sueño de Endimión lo provocó la propia Luna (Selene) para poder besarlo.

El pasaje de Apolonio que cita Margarita Rodríguez es éste:

τὴν δὲ νέον Τιτηνὶς ἀνερχομένη περάτηθεν

φοιταλέην ἐσιδοῦσα θεὰ ἐπεχήρατο Μήνη

ἁρπαλέως, καὶ τοῖα μετἀ φρεσὶν ἧσιν ἔειπεν·

«Οκ ρ᾿ γ μονη μετ Λάτμιον ντρον λσκω,

οδ᾿ οἴη καλ περ δαομαι ᾿Ενδυμωνι.

θαμὰ δ κα σεο κθον δολίῃσιν οιδας

μνησαμνη φιλτητος, να σκοτίῃ ν νυκτ

φαρμσσς εκηλος, ἅ τοι φλα ργα ττυκται·

νν δ κα ατ δθεν μοης μμορες της,

δκε δ᾿ νιηρν τοι ᾿᾿ Ισονα πμα γενσθαι

δαμων λγινεις. λλ᾿ ρχεο, ττλαθι δ᾿ μπης,

κα πινυτ περ οσα, πολστονον λγος ερειν.»

El fragmento, del comienzo del canto IV, hay que situarlo en la huída de Medea al campamento de los Argonautas desde su casa, tras temer que se sepa que está ayudando a Jasón. Carlos García Gual, en Alianza Editorial (1265) traduce:

La Luna, diosa Titánide, que acababa de salir a lo lejos, al verla en su frenesí, la saludó en un arrebato burlón y se dijo en su interior:

“¡Ya no soy la única en esconderme en la cueva Latmia, ni la única que me inflamo de amor por el bello Endimión! ¡Cuán a menudo me he ocultado bajo tus conjuros engañosos anhelando el amor, para que en la noche tenebrosa tranquila realizaras tus hechicerías, las prácticas de magia que te gustan! Ahora, en cambio, también tú compartes una desgracia parecida, y la divinidad que enseña a sufrir hizo que Jasón fuera para ti un doloroso castigo. ¡Pero ve, y sufre a tu pesar también tú, que eras tan sabia, una pena llorosa!

El pasaje de Tusculanas, al que también se refiere Margarita Rodríguez, es el siguiente:

Natura vero <si> se sic habet, ut, quo modo initium nobis rerum omnium ortus noster adferat, sic exitum mors, ut nihil pertinuit ad nos ante ortum, sic nihil post mortem pertinebit. in quo quid potest esse mali, cum mors nec ad vivos pertineat nec ad mortuos? alteri nulli sunt, alteros non attinget. quam qui leviorem faciunt, somni simillimam volunt esse: quasi vero quisquam ita nonaginta annos velit vivere, ut, cum sexaginta confecerit, reliquos dormiat; ne sui quidem id velint, non modo ipse. Endymion vero, si fabulas audire volumus, ut nescio quando in Latmo obdormivit, qui est mons Cariae, nondum, opinor, est experrectus. num igitur eum curare censes, cum Luna laboret, a qua consopitus putatur, ut eum dormientem oscularetur? quid curet autem, qui ne sentit quidem? habes somnum imaginem mortis eamque cotidie induis: et dubitas quin sensus in morte nullus sit, cum in eius simulacro videas esse nullum sensum?

Tusculanae Disputationes I, 92, 1-14

La naturaleza ha dispuesto las cosas de tal modo, que así como el nacimiento es para nosotros el principio de todas las cosas, así la muerte es el término de todo; y así como nada nos pertenece antes del nacimiento, así nada nos pertenecerá después de la muerte. Y en esto ¿qué mal puede haber, cuando la muerte no dice relación ni a los vivos ni a los muertos? Los unos no son nada, a los otros nada les alcanza. El que la hace más leve la supone muy parecida al sueño, como si nadie consintiera en vivir noventa años, viviendo dormido después de los sesenta. Ni los cerdos consentirían en esto. Endimión, si hemos de creer a la fábula, no sé cuándo se quedó dormido en el monte Latmo de Caria, y todavía no se ha despertado. Y ¿crees tú que le importan los besos que le da la Luna en sueños después de haberle adormecido? ¿Cómo se ha de cuidar de esto, si no siente nada? Tienes el sueño por una imagen de la muerte, y cada día te entregas a él. Y dudas que en la muerte no haya sentido alguno, siendo así que en su simulacro no lo encuentras.

La traducción se ha obtenido de aquí.

El propio Cicerón cita de nuevo el mito de Endimión en su obra De finibus V, XX, 55:

videmus igitur ut conquiescere ne infantes quidem possint. cum vero paulum processerunt, lusionibus vel laboriosis delectantur, ut ne verberibus quidem deterreri possint, eaque cupiditas agendi aliquid adolescit una cum aetatibus. itaque, ne si iucundissimis quidem nos somniis usuros putemus, Endymionis somnum nobis velimus dari, idque si accidat, mortis instar putemus.

Vemos, pues, que ni siquiera los niños muy pequeños son capaces de estar en reposo; y, cuando han crecido un poco, disfrutan con juegos, incluso trabajosos, de tal modo que ni siquiera con azotes se los puede apartar de ellos; y esta pasión de hacer algo crece con la edad. Por eso, ni aunque pudiéramos tener los sueños más agradables, desearíamos el sueño de Endimión, y, si esto nos sucediera, nos consideraríamos como muertos.

La traducción es de Víctor-José Herrero Llorente, en Gredos.

Tenemos, finalmente, una alusión al mito en el Fedón (72 c) de Platón:

ἀλλ οἷον εἰ τὸ καταδαρθάνειν μὲν εἴη, τὸ δ ἀνεγείρεσθαι μὴ ἀνταποδιδοίη γιγνόμενον ἐκ τοῦ καθεύδοντος, οἶσθ ὅτι τελευτῶντα πάντ’ <ἂν> λῆρον τὸν Ενδυμίωνα ἀποδείξειεν καὶ οὐδαμοῦ ἂν φαίνοιτο διὰ τὸ καὶ τἆλλα πάντα ταὐτὸν ἐκείνῳ πεπονθέναι, καθεύδειν.᾿᾿᾿᾿

Así, por ejemplo, si existiera el dormirse, y no se compensara con el despertarse que se origina del estar dormido, sabes que al concluir todo vendría a demostrar que lo de Endimión fue una fruslería y en ningún lugar se le distinguiría por el hecho de que todas las cosas tendrían su mismo padecimiento: quedarse dormidas.

La traducción es de Carlos García Gual, en Gredos.

En Pausanias, Descripción de Grecia, V, I, 3, tenemos una alusión al mito de Endimión, pero el fragmento es interesante porque Pausanias nos narra una “historia más verosímil”

τος ᾿Ηλεους σμεν κ Καλυδνος διαβεβηκτας κα Ατωλας τς λλης· τ δ τι παλαιτερα ς  ατος τοιδε ερισκον. βασιλεσαι πρτον ν τ γ τατ λγουσιν ᾿Αθλιον, παδα δ ατν Δις τε εναι κα Πρωτογενεας τς Δευκαλωνος, ᾿Αεθλου δ ᾿Ενδυμωνα γενσθαι· τοτου το ᾿Ενδυμωνος Σελνην φασν ρασθναι, κα ς θυγατρες ατ γνοιντο κ τς θεο πεντκοντα. ο δ δ μλλν τι εκτα λγοντες ᾿Ενδυμωνι λαβντι ᾿Αστεροδαν γυνακα, ο δ τν ᾿Ιτνου το ᾿Αμφικτονος Xρομαν, λλοι δ Υπερππην τν ᾿Αρκδος, γενσθαι δ᾿ ον φασιν ατ Παονα κα ᾿Επειν τε κα Ατωλν κα θυγατρα π᾿ ατος Ερυκδαν. θηκε δ κα ν ᾿Ολυμπ δρόμου τοῖς παισὶν ἀγῶνα ᾿Ενδυμίων ὑπὲρ τῆς ἀρχῆς, καὶ ἐνίκησε καὶ ἔσχε τὴν βασιλείαν ᾿Επειός· καὶ ᾿Επειοὶ πρῶτον τότε ὧν ἦρχεν ὠνομάσθησαν. τῶν δὲ ἀδελφῶν οἱ τὸν μὲν καταμεῖναί φασιν αὐτοῦ, Παίονα δὲ ἀχθόμενον τῇ ἥσσῃ φυγεῖν ὡς πορρωτάτω, καὶ τὴν ὑπὲρ ᾿Αξιοῦ ποταμοῦ χώραν ἀπαὐτοῦ Παιονίαν ὀνομασθῆναι. Τὰ δὲ ἐς τὴν ᾿Ενδυμίωνος τελευτὴν οὐ κατὰ τὰ αὐτὰ ῾Ηρακλεῶταί τε οἱ πρὸς Μιλήτῳ καὶ ᾿Ηλεῖοι λέγουσιν, ἀλλὰ ᾿Ηλεῖοι μὲν ἀποφαίνουσιν ᾿Ενδυμίωνος μνῆμα, ῾Ηρακλεῶται δὲ ἐς Λάτμον τὸ ὄρος ἀποχωρῆσαί φασιν αὐτὸν <καὶ τιμὴν αὐτῷ νέ>μουσι, καὶ ἄδυτον ᾿Ενδυμίωνός ἐστιν ἐν τῷ Λάτμῳ.

María Cruz Herrero Ingelmo traduce, en Gredos:

Los eleos sabemos que cruzaron desde Calidón y el resto de Etolia. He averiguado que su historia anterior es como sigue: dicen que en este país reinó, en primer lugar, Aetlio, y que era hijo de Zeus de de Protogenea, hija de Deucalión, y que de Aetlio nació Endimión.

Dicen que de este Endimión se enamoró Selene y que tuvo de la diosa cincuenta hijas. Otros cuentan una historia más verosímil (μλλν τι εκτα): que Endimión tomó por esposa a Asterodia, otros que a Cromia, la hija de Itono, hijo de Anfictión, y otros a Hiperipe, hija de Árcade; y dicen que tuvo a Peón, Epeo y Etolo, y además una hija, Eurícida. Endimión estableció para sus hijos en Olimpia un concurso de carreras para obtener el reino, y venció y obtuvo el reino Epeo, y entonces por primera vez, sus súbditos recibieron el nombre de egeos.

De sus hermanos dicen que Etolo se quedó allí, pero Peón, disgustado por la derrota, se marchó lo más lejos que pudo, y así la región de más allá del río Axio fue llamada Peonia por él. Respecto a la muerte de Endimión no dicen lo mismo los heracleotas de cerca de Mileto y los eleos, pues los eleos muestran un sepulcro de Endimión; pero los heracleotas dicen que él se retiró al monte Latmo […] y hay un santuario de Endimión en Latmo.


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Esta noche los magos de Oriente volverán a pasearse por nuestras calles, para traer regalos a los niños, y no tan niños.

Ya hablamos de los ¿tres? magos en otros artículos.

Hoy sólo queremos referirnos a una obra musical que tiene por protagonistas a estos tres visitantes nocturnos.

Nos referimos a Amahl and the Night Visitors de Gian Carlo Menotti.

Hay información sobre la obra aquí. Se ha representado en España y fuera.

No es obra demasiado conocida en España, pero muy interesante.

El texto inglés se puede seguir aquí. Y aquí en español.

Se puede ver la obra completa en el siguiente enlace.

En Youtube hay bastantes videos. Hay uno cuya inserción está desactivada. Éste y este otro sí se puede insertar:

Ofrecemos sólo otros tres:

Que como en Amahl,  en cada uno de nosotros se produzca un pequeño milagro, señal de que habremos sabido descubrir y seguir la estrella.

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Seguimos con las fuentes clásicas que nos hablan de Calisto.

El poeta romano Catulo la cita en su poema LXVI, dedicado a la cabellera de Berenice:

ipsa suum Zephyritis eo famulum legarat,

Graia Canopeis incola litoribus.

hic liquidi vario ne solum in lumine caeli

ex Ariadnaeis aurea temporibus

fixa corona foret, sed nos quoque fulgeremus

devotae flavi verticis exuviae,

uvidulam a fluctu cedentem ad templa deum me

sidus in antiquis diva novum posuit:

Virginis et saevi contingens namque Leonis

lumina, Callisto iuncta Lycaoniae,

vertor in occasum, tardum dux ante Booten,

qui vix sero alto mergitur Oceano.

(Catulo, LXVI, 57-68)

La misma Zefirítide había delegado para ello a su esclavo, ella, la amable habitante de las costas de Canopo, para que, entre los variados astros del cielo divino, no se hallara únicamente colocada la áurea corona sacada de las sienes de Ariadna, sino que también yo refulgiera como devoto despojo de una cabeza rubia; y cuando llegaba todavía húmeda de lágrimas al templo de los dioses, me puso como un nuevo astro entre los antiguos. Pues tocando a los luceros de la Virgen y del feroz León y junto a la licaonia Calisto, marchó hacia el ocaso, guiando por delante al lento Boyero, que tarde y con pena se hunde en el profundo Océano.

La traducción es de Joan Petit en Planeta. El traductor ofrece estas notas a pie de página:

Arsínoe, esposa del rey de Egipto Ptolomeo Filadelfo, había sido divinizada e identificada con Afrodita, y en tal concepto se le había erigido un templo en el promontorio Zefirión, al Este de Alejandría y no lejos de Canopo: por esa razón se la llamaba también Zefirítide.

Cuando Baco encontró a Ariadna abandonada por Teseo en la isla de Día, puso su corona de oro entre las constelaciones.

Templo = cielo. La voz “templo” está usada aquí por Catulo en su sentido más amplio de “espacio”.

El poeta enumera las constelaciones junto a las cuales se halla la Cabellera de Berenice: las zodiacales de la Virgen y el león, la Osa – Calisto, hija de Licaón, cambiada en osa por Juno para castigarla por sus amores con Júpiter, y llevada luego al cielo por éste – y Bootes o el Boyero.

El astrónomo Higino (Astronomica II, 1), que algunos dicen que es el mismo que escribió las Fábulas, nos habla también de Calisto:

Igitur, ut supra diximus, initium est nobis Arctos maxima. Hanc autem Hesiodus ait esse Callisto nomine, Lycaonis filiam, eius qui in Arcadia regnauit; eamque studio uenationis inductam, ad Dianam se adplicuisse, a qua non mediocriter esse dilectam propter utriusque consimilem naturam. Postea autem ab Ioue conpressam, ueritam Dianae suum dicere euentum. Quod diutius celare non potuit; nam iam utero ingrauescente, prope diem partus in flumine corpus exercitatione defessum cum recrearet, a Diana cognita est non conseruasse uirginitatem. Cui dea pro magnitudine suspicionis non minorem retribuit poenam. Erepta enim facie uirginali, in ursae speciem est conuersa, quae Graece ἄρκτος appellata. In ea figura corporis Arcada procreauit.

Sed, ut ait Amphis comoediarum scriptor, Iuppiter simulatus effigiem Dianae, cum uirginem uenantem ut adiutans persequeretur, amotam a conspectu ceterorum conpressit. Quae rogata a Diana quid ei accidisset, quod tam grandi utero uideretur, illius peccato id euenisse dixit. Itaque propter eius responsum, in quam figuram supra diximus, eam Diana conuertit. Quae cum in silua ut fera uagaretur, a quibusdam Aetolorum capta, ad Lycaonem pro munere in Arcadiam cum filio est deducta. Ibi dicitur inscia legis in Iouis Lycaei templum se coniecisse; quam confestim filius est secutus. Itaque cum eos Arcades insecuti interficere conarentur, Iuppiter memor peccati ereptam Callisto cum filio inter sidera conlocauit, eamque Arctum, filium autem Arctophylaca nominauit, de quo posterius dicemus.

Nonnulli etiam dixerunt, cum Callisto ab Ioue esset conpressa, Iunonem indignatam in ursam eam conuertisse; quam Dianae uenanti obuiam factam, ab ea interfectam, et postea cognitam inter sidera conlocatam.

Sed alii dicunt, cum Callisto Iuppiter esset in siluam persecutus, Iunonem suspicatam id quod euenit, contendisse ut eum manifesto diceret deprehendisse. Iouem autem, quo facilius suum peccatum tegeretur, in ursae speciem conuersam reliquisse. Iunonem autem in eo loco pro uirgine ursam inuenisse; quam Dianae uenanti, ut eam interficeret, demonstrasse. Quod factum ut perspiceretur Iouem aegre tulisse, effigiem ursae stellis figuratam constituisse.

Así pues, como arriba dijimos, empezaremos con la Osa Mayor. Hesíodo dice que ésta era Calisto, la hija de Licaón, que reinó en Arcadia y que llevada por el afán de la caza se consagró a Diana por la cual fue muy amada a causa del carácter similar de una y otra. Pero después, cuando fue violada por Júpiter, temió contar a Diana su caso. Pero no pudo por más tiempo ocultarlo; pues estando ya su embarazo avanzado, cerca del día del parto, cuando ejercitaba su cuerpo cansado por la práctica de la caza en un río, fue conocido por Diana que no conservaba su virginidad. A ella la diosa por la magnitud de la sospecha no dio a cambio menor castigo. Arrebatado, en efecto, su rostro de doncella, fue convertida en osa, que en griego se dice ἄρκτος. Con este aspecto engendró a Arcas.

Pero, como dice el escritor de comedias Anfis, Júpiter, tomado el aspecto de Diana, cuando seguía como ayudante a la virgen cazadora, alejada de las miradas de los demás la violó. Cuando Diana le preguntó qué le había sucedido al aparecer con un vientre tan grande, dijo que había sucedido por una falta suya. Y así, por su respuesta, en la fgura que más arriba hemos dicho la convirtió Diana. Cuando vagaba por el bosque como una fiera, fue capturada por un etolio y llevada como regalo a Licaón a Arcadia con su hijo. Allí se dice que, desconocedora de la ley, se refugió en el templo de Zeus Licio; al instante la siguió su hijo. Y así cuando los arcadios, tras perseguirles, intentaban matarlos, Júpiter acordándose de su falta arrebató a Calisto y la colocó junto a su hijo entre las estrellas; y la llamó a ella Osa y a su hijo Guardián de la Osa (Arturo), de lo cual hablaremos después.

Algunos también han dicho que a Calisto, cuando fue poseída por Júpiter, Juno, indignada, la convirtió en osa; y al salir al paso de Diana mientras cazaba, fue muerta por ésta y, tras ser después reconocida, fue colocada entre las estrellas.

Pero otros dicen que, cuando Júpiter persiguió a Calisto en el bosque, Juno sospechando lo que había ocurrido, intentaba que dijera abiertamente que él la había poseído. Pero que Júpiter, para ocultar más fácilmente su pecado, la había abandonado convertida en osa. Y que Juno había encontrado en aquel sitio, en lugar de una doncella, una osa que había mostrado a Diana cazadora para que la matara. Y para demostrar que Júpiter había soportado mal este hecho, había colocado una figura de osa en las estrellas.

Higino en su fábula 177 nos habla también de Calisto:

CAL<LI>STO.

Cal<li>sto Lycaonis filia ursa dicitur facta esse ob iram Iunonis quod cum Ioue concubuit. Postea Iouis in stellarum numero rettulit, quae Septentrio appellatur, quod signum loco non mouetur neque occidit. <T>et<hy>s enim Oceani uxor nutrix Iunonis prohibet eam in oceanum occidere. Hic ergo Septentrio maior, de qua in Creticis uersibus “tuque Lycaoniae mutatae semine nymphae, quam gelido raptam de uertice Nonacrinae oceano prohibet semper se tinguere <T>et<hy>s, ausa suae quia sit quondam succumbere alumnae”. Haec igitur ursa a Graecis Helice appellatur. Haec habet stellas in capite septem non claras, in utraque aure duas, in armo unam, in pectore claram unam, in pede priore unam, in extrema coxa claram unam, in femine posteriori duas, in pede extremo duas, in caude tres, omnis numero uiginti.

Calisto, hija de Licaón, se dice que fue convertida en osa a causa de la cólera de Juno porque tuvo una relación amorosa con Júpiter. Después Júpiter la colocó en el número de las estrellas, la que se llama Septentrión. Esta constelación ni se mueve ni se pone. En efecto, Tetis, la esposa de Océano y nodriza de Juno le prohíbe ponerse en el mar. Éste es el gran Septentrión, de quien se dice en los versos créticos:

“Y tú, semilla de la mutada ninfa Licaónide, a la cual, tras ser raptada de las cimas de la Arcadia, Tetis prohíbe siempre sumergirse en el océano, porque te atreviste a yacer otrora con el esposo de su hija de leche”

Esta osa, pues, es llamada por los griegos Hélice. Tiene siete estrellas poco brillantes en su cabeza, dos en cada oreja, una en la espalda, una en el pecho muy clara, otra en la pata delantera y una brillante en el extremo de la cola; otras dos en la parte posterior del muslo, en la punta del pie otras dos y tres en al cola; en total veinte.


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