Ha comenzado el año 2010, del que ya llevamos diez días cumplidos, pero el SARC sigue haciendo de las suyas y, cámara fotográfica en ristre, me dedico a mis habituales paseos urbanos, semiurbanos o extraurbanos, en los que intento fijarme en todo aquello que pueda ser un referente clásico.
Por cierto, el SARC es el Síndrome de Adicción a los Referentes Clásicos. No es esto, ni esto, ni esto otro.
Castellón no es, hay que admitirlo, una ciudad con demasiados referentes clásicos; tampoco es una ciudad demasiado “histórica”. Es más bien una ciudad moderna, bastante caótica arquitectónicamente en las zonas de expansión de los años 70 a 80 del pasado siglo. Ahora parece que se planifica urbanísticamente un poco más sensatamente, aunque se construye, especialmente calles y plazas, bastante defectuosamente, como las lluvias se encargan de dejar bien patente.
Pero volvamos a nuestros paseos a la caza del referente.
Hemos visto en anteriores artículos que el Olimpo, Ares, Zeus, Hermes, y Juno están presentes, de una u otra forma, en la ciudad. También lo está Cibeles, aunque no tiene dedicada una fuente como la de Madrid.
Pierre Grimal nos dice:
Cibeles es la gran diosa de Frigia; con frecuencia se la llama la Madre de los Dioses, o la Gran Madre. Su poder se extiende sobre la Naturaleza toda, cuya potencia vegetativa personifica. Es honrada en las montañas de Asia Menor, desde donde su culto se ha difundido por todo el mundo helénico y, más tarde, por el romano, cuando en el 204 antes de Jesucristo, el Senado de Roma resolvió traer de Pesinunte la “piedra negra” que simbolizaba la diosa y erigirle un templo en el Palatino.
Esta diosa telúrica de origen frigio representaba la fertilidad. Los griegos la asimilaron a Gea, Deméter e incluso la Ártemis efesia, pero sobre todo se confundía con Rea, la esposa de Crono. En efecto, con frecuencia, Cibeles es considerada por los mitógrafos griegos como una simple encarnación (o incluso una sencilla “apelación”) de Rea, madre de Zeus y de los demás dioses hijos de Crono. Cibeles sería la Rea adorada en el monte Cibele de Frigia.
La importancia de Cibeles se debe principalmente al culto orgiástico que se desarrolló a su alrededor, y que sobrevivió hasta una época tardía bajo el Imperio romano. Por lo general, es representada con la cabeza coronada de torres, acompañada de leones, o sobre un carro tirado por estos animales. Como Rea, tiene por servidores a los Curetes, llamados también Coribantes.
La más completa información sobre Cibeles y su culto nos la da Lucrecio en el libro II de su De rerum natura, desde el verso 598 al 661.
quare magna deum mater materque ferarum
et nostri genetrix haec dicta est corporis una.
Hanc veteres Graium docti cecinere poetae
sedibus in curru biiugos agitare leones,
aeris in spatio magnam pendere docentes
tellurem neque posse in terra sistere terram.
adiunxere feras, quia quamvis effera proles
officiis debet molliri victa parentum.
muralique caput summum cinxere corona,
eximiis munita locis quia sustinet urbes.
quo nunc insigni per magnas praedita terras
horrifice fertur divinae matris imago.
hanc variae gentes antiquo more sacrorum
Idaeam vocitant matrem Phrygiasque catervas
dant comites, quia primum ex illis finibus edunt
per terrarum orbes fruges coepisse creari.
Gallos attribuunt, quia, numen qui violarint
Matris et ingrati genitoribus inventi sint,
significare volunt indignos esse putandos,
vivam progeniem qui in oras luminis edant.
tympana tenta tonant palmis et cymbala circum
concava, raucisonoque minantur cornua cantu,
et Phrygio stimulat numero cava tibia mentis,
telaque praeportant, violenti signa furoris,
ingratos animos atque impia pectora volgi
conterrere metu quae possint numine divae.
ergo cum primum magnas invecta per urbis
munificat tacita mortalis muta salute,
aere atque argento sternunt iter omne viarum
largifica stipe ditantes ninguntque rosarum
floribus umbrantes matrem comitumque catervam.
hic armata manus, Curetas nomine Grai
quos memorant, Phrygias inter si forte catervas
ludunt in numerumque exultant sanguine laeti
terrificas capitum quatientes numine cristas,
Dictaeos referunt Curetas, qui Iovis illum
vagitum in Creta quondam occultasse feruntur,
cum pueri circum puerum pernice chorea
[armat et in numerum pernice chorea]
armati in numerum pulsarent aeribus aera,
ne Saturnus eum malis mandaret adeptus
aeternumque daret matri sub pectore volnus.
propterea magnam armati matrem comitantur,
aut quia significant divam praedicere ut armis
ac virtute velint patriam defendere terram
praesidioque parent decorique parentibus esse.
quae bene et eximie quamvis disposta ferantur,
longe sunt tamen a vera ratione repulsa.
José Marchena traduce en este lugar así:
Razón por qué ella sola fue llamada
La gran madre de dioses y animales,
Criadora también de nuestro cuerpo:
Los antiguos poetas doctos griegos
La cantaron subida sobre un carro,
Dos leones uncidos agitando;
Dándonos a entender que en el espacio
La tierra suspendida, no podía
Tener más firme base que a sí misma:
Y las fieras al yugo sujetaron,
Porque los beneficios de los padres
Deben triunfar aun de los fieros hijos;
De corona mural la rodearon,
Porque de plazas fuertes y ciudades
Toda la redondez está cubierta:
Y al presente ciñendo esta diadema,
Con terror de los pueblos paseada
La imagen es de la divina madre:
Varias gentes la llaman madre Idea,
Conforme a los antiguos sacrificios,
Y en su séquito van catervas frigias,
Porque dicen que allí la agricultura
Tuvo su origen y de allí triunfante
Se extendió por el orbe; son castrados
Los sacrificadores, porque quieren
Significar que deben ser tenidos
Por indignos de dar a la luz bella
Unos vivos retratos de sí mismos
Aquéllos que faltaren al respeto
De sus padres, modelos de la diosa,
Y los que ingratos con sus padres fueren.
En sus manos resuenan los tambores
Estrepitosos, y los retumbantes
Címbalos, y amenazan las trompetas
Con un sonido ronco, y estimula
La flauta en tono frigio los furores;
Y empuñan lanzas, de la muerte indicios,
Para llenar de espanto a los ingratos
Y a los pechos impíos con la diosa.
Por lo que en tanto que la estatua muda
En las grandes ciudades paseada
Ofrece a los mortales en secreto
El rico manantial de sus favores,
Arrojan al momento por las calles
Riquezas y dinero a manos llenas;
Llueven flores y rosas, sombreando
A la madre y brillante comitiva.
Un batallón armado, que los griegos
Llaman Curetas frigios, retozando
Con pesadas cadenas se sacuden:
Y bailan al compás, y alegres miran
La sangre que les corre, y agitando
Con furor los terríficos penachos
De sus cabezas, traen a la memoria
Los Curetas dicteos, que ocultaron
En Creta aquel vagido, según dicen,
De Jove un tiempo, mientras que giraban
En leve danza, armados los infantes
En torno al niño, y a compás herían
El bronce estrepitoso por el miedo
De que Saturno no le devorase
Con su diente cruel, y eternamente
Hiriese el tierno pecho de la madre:
Por eso la acompaña gente armada;
Cual si quisiera predicar la Diosa
Que con las armas y el valor defiendan
Los hombres a su patria, y sean a un tiempo
El amparo y la gloria de sus padres.
Esta ficción tan bella y tan galana
La razón verdadera la reprueba;
A esta Gran Diosa, esta Magna Mater, se le ha dedicado una pequeña calle en un grupo periférico de la ciudad, el Grupo San Lorenzo. Eso sí, la calle tiene dos placas de rotulación con el nombre de la diosa.
[…] Io), un paseo (Se me contagió el virus), otro (¿No debería ser el edificio Hera?), uno más (Año nuevo, virus viejo), un cuarto (Clásicos de andar por la ciudad), o un quinto (Mitos huertanos y playeros), la […]