José Guillermo Montes Cala (1960-2014)
Repasábamos los versos 194-202 del poema de Museo el Gramático “Hero y Leandro”, que hacemos con la inestimable ayuda de las notas y traducción de José Guillermo Montes Cala, en Gredos. Ésta es su nota al verso 201:
αὐτὸς καὶ ποθέοντι τότε χραίσμησε Λεάνδρῳ.
y él también entonces prestó su ayuda al enamorado Leandro
- (Y él también entonces prestó su ayuda al enamorado Leandro). Un contraste similar en Aristéneto I, 10, 21, que recrea un motivo ya tratado en Calímaco, fr. 67, 1, Pf.: Eros como instructor del enamorado Aconcio. Dentro del género de la erotodídaxis (= ἐρωτοδίδαξις o “magisterio de amor”) es habitual que sea el propio dios del amor quien asuma, amén de jovencitos despiertos y aviesas heteras o alcahuetas, la función de erotodidáskalos (= ἐρωτοδιδάσκαλος o “maestro en amores”).
Aquí tenemos el fragmento 67, correspondiente a Aconcio y Cidipa, en la edición de Pfeiffer de Calímaco:
Αὐτὸς Ἔρως ἐδίδαξεν Ἀκόντιον, ὁππότε καλῇ
ᾔθετο Κυδίππῃ παῖς ἐπὶ παρθενικῇ,
τέχνην – οὐ γὰρ ὅγ’ ἔσκε πολύκροτος – ὄφρα λέγο[
τοῦτο διὰ ζωῆς οὔνομα κουρίδιον.
El propio Eros instruyó a Aconcio en el arte del amor, cuando el muchacho se inflamó de amor por la hermosa doncella Cidipa; pues Aconcio no era muy astuto, así pudo conseguir el título de marido durante toda su vida.
Y éste es el de Aristéneto, Cartas de amor (Eratoclea a Dionisíada: historia de amor de Aconcio y Cidipa narrada de forma epistolar) I, 10, 21:
οὗτος ἠράσθη Κυδίππης· ἔδει γὰρ τὸν καλὸν τοσούτους τετοξευκότα τῷ κάλλει μιᾶς ἀκίδος ἐρωτικῆς πειραθῆναί ποτε, καὶ γνῶναι σαφῶς οἷα πεπόνθασιν οἱ δι’ αὐτὸν τραυματίαι. ὅθεν ὁ Ἔρως οὐ μετρίως ἐνέτεινε τὴν νευράν (ὅτε καὶ τερπνὴ πέφυκεν ἡ τοξεία), ἀλλ’ ὅσον εἶχεν ἰσχύος προσελκύσας τὰ τόξα, σφοδρότατα διαφῆκε τὸ βέλος.
τοιγαροῦν εὐθέως, ὦ κάλλιστον παιδίον Ἀκόντιε, δυοῖν θάτερον, ἢ γάμον ἢ θάνατον διελογίζου βληθείς. πλὴν αὐτὸς ὁ τρώσας ἀεί τινας παραδόξους μηχανὰς διαπλέκων ὑπέθετό σοι καινοτάτην βουλήν, τάχα που τὸ σὸν αἰδούμενος κάλλος. αὐτίκα γοῦν κατὰ τὸ Ἀρτεμίσιον ὡς ἐθεάσω προκαθημένην τὴν κόρην τοῦ κήπου τῆς Ἀφροδίτης, κυδώνιον ἐκλεξάμενος μῆλον, ἀπατηλὸν αὐτῷ περιγεγράφηκας λόγον, καὶ λάθρᾳ διεκύλισας πρὸ τῶν τῆς θεραπαινὶς ποδῶν.
Él se enamoró de Cidipa. Era necesario, en efecto, que un bello joven que a tantos había flechado con las saetas de su hermosura probara de una vez una punzada de amor y conociera claramente los tormentos que padecían los que estaban heridos por el deseo que él infundía. Porque Eros no tensó el arco con moderación, sino que, tensando la cuerda con todas sus fuerzas, disparó la flecha con el máximo vigor – y es que el arte del tiro es muy agradable por naturaleza -.
Y así, Aconcio, bellísimo muchacho, una de dos: la boda o la muerte, he aquí que pensaste al recibir la punzada. Por fortuna, quien te hirió y sugirió un pensamiento del todo nuevo, por el respeto sin duda que rápido le infundió tu beldad. En efecto, tan pronto divisaste a la doncella sentada al amparo de la columnata del Artemisio, cogiste un fruto de Cidonia del jardín de Afrodita, escribiste a su alrededor un mensaje de engaño y la hiciste rodar furtivamente ante los pies de su criada.
La traducción es nuestra versión castellana de la catalana de Joan Pagés, en la Fundación Bernat Metge.
Y seguimos con un nuevo fragmento del poema, los versos 203-220, correspondientes a un parlamento de Leandro a Hero, en el que le declara su amor y se muestra decidio a cruzar el mar para visitarla y finaliza dando su nombre, Leandro, y un título premonitorio: “esposo de Hero la de hermosa diadema”.
«Παρθένε, σὸν δι’ ἔρωτα καὶ ἄγριον οἶδμα περήσω,
εἰ πυρὶ παφλάζοιτο καὶ ἄπλοον ἔσσεται ὕδωρ.
οὐ τρομέω βαρὺ χεῖμα τεὴν μετανεύμενος εὐνήν, 205
οὐ βρόμον ἠχήεντα περιπτώσσοιμι θαλάσσης.
ἀλλ’ αἰεὶ κατὰ νύκτα φορεύμενος ὑγρὸς ἀκοίτης
νήξομαι Ἑλλήσποντον ἀγάρροον. οὐχ ἕκαθεν γὰρ
ἀντία σεῖο πόληος ἔχω πτολίεθρον Ἀβύδου.
μοῦνον ἐμοὶ ἕνα λύχνον ἀπ’ ἠλιβάτου σέο πύργου 210
ἐκ περάτης ἀνάφαινε κατὰ κνέφας, ὄφρα νοήσας
ἔσσομαι ὁλκὰς Ἔρωτος ἔχων σέθεν ἀστέρα λύχνον.
καί μιν ὀπιπεύων, οὐκ ὀψὲ δύοντα Βοώτην,
οὐ θρασὺν Ὠρίωνα καὶ ἄβροχον ὁλκὸν Ἁμάξης,
Κύπριδος ἀντιπόροιο ποτὶ γλυκὺν ὅρμον ἱκοίμην. 215
ἀλλά, φίλη, πεφύλαξο βαρυπνείοντας ἀήτας,
μή μιν ἀποσβέσσωσι–καὶ αὐτίκα θυμὸν ὀλέσσω–
λύχνον ἐμοῦ βιότοιο φαεσφόρον ἡγεμονῆα.
εἰ ἐτεὸν δ’ ἐθέλεις ἐμὸν οὔνομα καὶ σὺ δαῆναι,
οὔνομά μοι Λείανδρος, ἐυστεφάνου πόσις Ἡροῦς.» 220
Hero y Leandro de Victor Honoré Jannsens
“Doncella, por tu amor hasta la mar brava de he atravesar, aunque en fuego hierva y sus aguas no se puedan navegar. No temo el duro temporal si tu techo mi lugar de arribada, no me asusta el estruendoso bramido de la mar. Mas siempre con la noche, como esposo que se deja llevar por las olas, a nado surcaré el Helesponto de fuertes corrientes: que no lejos, frente a tu ciudad, me queda el alcázar de Abido. Con un solo candil alúmbrame desde tu escarpada torre, mi horizonte en la oscuridad, para que lo vea y sea yo bajel de Eros, teniendo tu candil por estrella y por él orientándome, no por el Boyero que tarda en ponerse, no por el audaz Orión y el reseco surco del Carro, y al dulce puerto de tu patria fronteriza arribe. Pero ponte, amada mía, a resguardo del fuerte soplo de los vientos, no sea que apaguen el candil, que con su luz guía mi vida, y con él a un tiempo yo muera. Y si también tienes un verdadero deseo de enterarte de mi nombre, mi nombre el Leandro, esposo de Hero la de bella diadema”.
- (Por tu amor hasta la mar brava he de atravesar). Un conocido tópico erótico, usado frecuentemente en sentido hiperbólico: cf., por ejemplo, Plutarco, Amatorio 760d; Longo, Dafnis y Cloe III, 5, 4. También Quéreas hace gala de un similar arrojo en Caritón, Quéreas y Calírroe III, 5, 1. Sin duda, la gran novedad de Leandro estriba en convertir la hipérbole en una realidad.
Aquí tenemos el texto de Longo, Dafnis y Cloe III, 5, 4:
Τὸ μὲνοὖν μεταξὺ σταδίων ἦν οὐ πλέον δέκα· οὔπω δὲ ἡ χιὼν λελυμένη πολὺν αὐτῷ κάματον παρέσχεν· ἔρωτι δὲ ἄρα πάντα βάσιμα καὶ πῦρ καὶ ὕδωρ καὶ Σκυθικὴ χιών.
No había, en realidad, más de diez estadios entre una casa y otra; sin embargo, la nieve, no deshelada aún, le produjo mucho cansancio; ahora bien, para el amor, todo es transitable, el fuego, el agua y la nieve de Escitia.
Y a continuación Quéreas y Calírroe III, 5, 1:
Τοῖς μὲν οὖν ἄλλοις ἅπασιν ἐδόκει περιμένειν τὴν ὥραν τοῦ πλοῦ καὶ ἔαρος ὑπολάμψαντος ἀνάγεσθαι· τότε γὰρ ἔτι χειμὼν εἱστήκει καὶ παντάπασιν ἀδύνατον ἐδόκει τὸν Ἰόνιον περαιοῦσθαι· Χαιρέας δὲ ἔσπευδεν, ἕτοιμος ὢν διὰ τὸν ἔρωτα ζεύξας σχεδίαν εἰς τὸ πέλαγος ἑαυτὸν ἀφεῖναι τοῖς ἀνέμοις φέρεσθαι.
A todos los demás les parecía bien esperar la estación de la navegación y, cuando comenzase a brillar la primavera hacerse a la mar, pues entonces era invierno todavía y parecía absolutamente imposible atravesar el mar jónico. Pero Quéreas tenía prisa ye staba dispuesto a causa de su amor a construir una balsa y lanzarse él mismo al mar, dejándose llevar por los vientos.