Pocas personas hay a las que los delfines no les parezcan un animal simpático. Acudimos a ver sus acrobacias a los acuarios y nos alegra ver sus aletas y sus saltos siguiendo la estela del barco en el que hacemos un crucero. Es sabido, en efecto (nos dice Josefa Cantó en nota al pie a su traducción del capítulo 24 del Libro IX de la Historia Natural de Plinio el Viejo en Cátedra), que los delfines siguen la estela de las naves y no se muestran particularmente tímidos ante el hombre; seguramente por eso en la literatura griega y romana abundan las historias de delfines amigos de seres humanos, especialmente de niños. De hecho, está demostrado que les han prestado ayuda en situaciones difíciles o, por lo menos, que algunas personas se han beneficiado del comportamiento solidario de los delfines, que ayudan a sus congéneres en apuros soportándolos sobre la espalda para que puedan respirar en la superficie. Plutarco, De sollertia animalium 36, y Claudio Eliano, Historia Animalium 2, 6, nos hablan sobre esta cuestión y sobre la sensibilidad de los delfines por la música.
Aquí tenemos el texto de Plutarco:
Καὶ μὴν Ἀρτέμιδός γε Δικτύννης Δελφινίου τ’ Ἀπόλλωνος ἱερὰ καὶ βωμοὶ παρὰ πολλοῖς εἰσιν Ἑλλήνων· ὃν δ’ αὐτὸς ἑαυτῷ τόπον ἐξαίρετον ὁ θεὸς πεποίηται, … Κρητῶν ἀπογόνους 〈ἀπ〉οικοῦντας ἡγεμόνι δελφῖνι χρησαμένους· οὐ γὰρ ὁ θεὸς προενήχετο τοῦ στόλου μεταβαλὼν τὸ εἶδος, ὡς οἱ μυθογράφοι λέγουσιν, ἀλλὰ δελφῖνα πέμψας τοῖς ἀνδράσιν ἰθύνοντα τὸν πλοῦν κατήγαγεν εἰς Κίρραν. Ἱστοροῦσι δὲ καὶ τοὺς πεμφθέντας εἰς Σινώπην ὑπὸ Πτολεμαίου τοῦ Σωτῆρος ἐπὶ τὴν Σαράπιδος κομιδήν, 〈Σωτέλη〉 καὶ Διονύσιον, ἀπωσθέντας ἀνέμῳ βιαίῳ κομίζεσθαι παρὰ γνώμην ὑπὲρ Μαλέαν, ἐν δεξιᾷ Πελοπόννησον ἔχοντας, εἶτα ῥεμβομένους καὶ δυσθυμοῦντας αὐτοὺς προφανέντα δελφῖνα πρῴραθεν ὥσπερ ἐκκαλεῖσθαι καθηγούμενον εἰς τὰ ναύλοχα καὶ σάλους μαλακοὺς ἔχοντα τῆς χώρας καταμένειν ἀσφαλεῖς, ἄχρις οὗ τοῦτον τὸν τρόπον ἄγων καὶ παραπέμπων τὸ πλοῖον εἰς Κίρραν κατέστησεν. Ὅθεν ἀναβατήριον θύσαντες ἔγνωσαν ὅτι δεῖ δυεῖν ἀγαλμάτων τὸ μὲν τοῦ Πλούτωνος ἀνελέσθαι καὶ κομίζειν τὸ δὲ τῆς Κόρης ἀπομάξασθαι καὶ καταλιπεῖν.
Y es bien sabido que muchos de los griegos tienen santuarios y altares dedicados a Ártemis de las Redes y a Apolo Delfinio. Y el lugar que el propio dios ha escogido para sí, [***] unos colonos descendientes de cretenses bajo la guía de un delfín; pues no fue el dios el que cambió de forma para ir nadando por delante de la flota, como dicen los mitógrafos, sino que envió a un delfín a aquellos hombres para que les marcara el rumbo por el mar hasta arribar a Cirra.
Cuentan también que Sóteles y Dionisio, enviados a Sinope por Tolomeo Soter para traer la estatua de Serapis, fueron desviados de su rumbo por un fuerte viento y arrastrados inopinadamente más allá del cabo Malea, dejando el Peloponeso a la derecha; y que iban ya a la deriva, descorazonados, cuando se les apareció un delfín en la proa y pareció que los llamaba, conduciéndolos hacia zonas fondeables y de suave oleaje en que estuvieran a salvo, hasta que guiándolos y escoltándolos de este modo llevó el barco hasta Cirra. Y haciendo un sacrificio para celebrar su feliz arribada, se dieron cuenta de que de las dos estatuas debían apoderarse de la de Plutón y llevársela, pero a la de Core debían sacarle una copia y dejarla en su sitio.
Nota: Cirra es el puerto de Delfos, en el golfo de Corinto.
Εἰκὸς μὲν οὖν ἦν καὶ τὸ φιλόμουσον ἀγαπᾶν τοῦ θηρίου τὸν θεόν· ᾧ καὶ Πίνδαρος ἀπεικάζων ἑαυτὸν ἐρεθίζεσθαί φησιν
« 〈Ἁλί〉ου δελφῖνος ὑπόκρισιν·
τὸν μὲν ἀκύμονος ἐν πόντου πελάγει
αὐλῶν ἐκίνης’ ἐρατὸν μέλος. »
Ἀλλὰ μᾶλλον ἔοικε τὸ φιλάνθρωπον αὐτοῦ θεοφιλὲς εἶναι· μόνος γὰρ ἄνθρωπον ἀσπάζεται, καθ’ ὃ ἄνθρωπός ἐστι. Τῶν δὲ χερσαίων τὰ μὲν οὐδένα τὰ δ’ ἡμερώτατα μόνους περιέπει τοὺς τρέφοντας ὑπὸ χρείας, καὶ τοὺς συνήθεις ὁ κύων ὁ ἵππος ὁ ἐλέφας· αἱ δὲ χελιδόνες ὅσων μὲν δέονται τυγχάνουσιν εἰσοικισάμεναι, σκιᾶς καὶ ἀναγκαίας ἀσφαλείας, φεύγουσι δὲ καὶ φοβοῦνται τὸν ἄνθρωπον ὥσπερ θηρίον.
Así que es muy probable que el dios se congratule también de la afición musical del animal; que Píndaro, comparándose a sí mismo con aquél, dice que se mueve
como el delfín marino se comporta,
al que el encantador sonido de las flautas
hace volver en medio de la mar sin olas.
(Píndaro, fragmento 140b, 15-17)
Pero parece más probable que sea su amor a los hombres lo que le haga caro a los dioses; y es que es el único animal que tiene apego al hombre por el simple hecho de ser hombre. Entre los animales terrestres unos no toleran al hombre en absoluto, otros, los más mansos, sólo a aquellos que los alimentan, acuciados por la necesidad, y otros como el perro, el caballo o el elefante, sólo a las personas familiares; por su parte, las golondrinas se instalan en las casas humanas y encuentran en ellas lo que les hace falta, sombra y la seguridad necesaria, pero al hombre lo rehuyen y lo temen como a una fiera salvaje.
Τῷ δὲ δελφῖνι παρὰ πάντα καὶ μόνῳ τὸ ζητούμενον ὑπὸ τῶν ἀρίστων φιλοσόφων ἐκεῖνο, τὸ φιλεῖν ἄνευ χρείας, φύσει πρὸς ἀνθρώπους ὑπάρχει. Μηδενὸς γὰρ εἰς μηδὲν ἀνθρώπου δεόμενος πᾶσιν εὐμενής τε φίλος ἐστὶ καὶ βεβοήθηκε πολλοῖς. Ὦν τὰ μὲν Ἀρίονος οὐδεὶς ἀγνοεῖ, περιβόητα γάρ ἐστιν· Ἡσιόδου δὲ κατὰ καιρὸν αὐτὸς ἡμᾶς, ὦ φίλε, ἀνέμνησας,
« ἀτὰρ οὐ τέλος ἵκεο μύθων »
ἔδει δὲ τὸν κύν’ αἰτιασάμενον μὴ παραλιπεῖν τοὺς δελφῖνας· τυφλὸν γὰρ ἦν τὸ μήνυμα τοῦ κυνός, ὑλακτοῦντος καὶ μετὰ βοῆς ἐπιφερομένου τοῖς φονεῦσιν, 〈εἰ μὴ τὸν νεκρὸν〉 περὶ τὸ Νέμειον θαλάσσῃ διαφερόμενον ἀράμενοι δελφῖνες, ἕτεροι παρ’ ἑτέρων ἐκδεχόμενοι προθύμως, εἰς τὸ Ῥίον ἐκθέντες ἔδειξαν ἐσφαγμένον.
El delfín, en cambio, es el único entre todos los animales que por naturaleza tiene para con el hombre una actitud que se corresponde con aquello en pos de lo cual van los d mejores filósofos: la amistad desinteresada; en efecto, aunque no necesita a hombre alguno para nada, es benévolo y amistoso con todos ellos y ha ayudado a muchos. La historia de Arión no hay nadie que no la conozca, pues es muy famosa; en cuanto a lo de Hesíodo, tú mismo, amigo, nos lo has recordado oportunamente,
pero aún no has llegado al cabo del cuento (Ilíada IX, 56)
Y es que al explicar lo del perro no deberías haber dejado de lado a los delfines; pues las indicaciones del perro, que ladraba y acosaba con sus gritos a los asesinos, hubieran sido en vano si los delfines no hubieran recogido el cadáver, que era arrastrado por las olas cerca del Nemeo, y relevándose con gran diligencia unos a otros, no lo hubieran dejado en la orilla en Río, demostrando así que el hombre había sido asesinado.
Notas:
Arión, el cantor salvado por los delfines, es historia muy conocida, que aparece en numerosas fuentes (p. ej. Heródoto, I 24; Opiano, Haliéutica V, 448 ss)
El Nemeo era un altar de Zeus situado en Eneo, en la costa de la Lócride; Río (o Ríon) estaba en la orilla de enfrente, en el Peloponeso, cerca de Patras.
La traducción es de Jorge Bergua Cavero, en Gredos.
Arión sobre el delfín (1748), óleo sobre lienzo de 86 x 135,5 cm.,de François Boucher (1703-1770). Princeton University Art Museum, Princeton, New Jersey.