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Archive for marzo 2016

delfines-saltando-en-el-mar

Pocas personas hay a las que los delfines no les parezcan un animal simpático. Acudimos a ver sus acrobacias a los acuarios y nos alegra ver sus aletas y sus saltos siguiendo la estela del barco en el que hacemos un crucero. Es sabido, en efecto (nos dice Josefa Cantó en nota al pie a su traducción del capítulo 24 del Libro IX de la Historia Natural de Plinio el Viejo en Cátedra), que los delfines siguen la estela de las naves y no se muestran particularmente tímidos ante el hombre; seguramente por eso en la literatura griega y romana abundan las historias de delfines amigos de seres humanos, especialmente de niños. De hecho, está demostrado que les han prestado ayuda en situaciones difíciles o, por lo menos, que algunas personas se han beneficiado del comportamiento solidario de los delfines, que ayudan a sus congéneres en apuros soportándolos sobre la espalda para que puedan respirar en la superficie. Plutarco, De sollertia animalium 36, y Claudio Eliano, Historia Animalium 2, 6, nos hablan sobre esta cuestión y sobre la sensibilidad de los delfines por la música.

Aquí tenemos el texto de Plutarco:

Καὶ μὴν Ἀρτέμιδός γε Δικτύννης Δελφινίου τ’ Ἀπόλλωνος ἱερὰ καὶ βωμοὶ παρὰ πολλοῖς εἰσιν Ἑλλήνων· ὃν δ’ αὐτὸς ἑαυτῷ τόπον ἐξαίρετον ὁ θεὸς πεποίηται, … Κρητῶν ἀπογόνους 〈ἀπ〉οικοῦντας ἡγεμόνι δελφῖνι χρησαμένους· οὐ γὰρ ὁ θεὸς προενήχετο τοῦ στόλου μεταβαλὼν τὸ εἶδος, ὡς οἱ μυθογράφοι λέγουσιν, ἀλλὰ δελφῖνα πέμψας τοῖς ἀνδράσιν ἰθύνοντα τὸν πλοῦν κατήγαγεν εἰς Κίρραν. Ἱστοροῦσι δὲ καὶ τοὺς πεμφθέντας εἰς Σινώπην ὑπὸ Πτολεμαίου τοῦ Σωτῆρος ἐπὶ τὴν Σαράπιδος κομιδήν, 〈Σωτέλη〉 καὶ Διονύσιον, ἀπωσθέντας ἀνέμῳ βιαίῳ κομίζεσθαι παρὰ γνώμην ὑπὲρ Μαλέαν, ἐν δεξιᾷ Πελοπόννησον ἔχοντας, εἶτα ῥεμβομένους καὶ δυσθυμοῦντας αὐτοὺς προφανέντα δελφῖνα πρῴραθεν ὥσπερ ἐκκαλεῖσθαι καθηγούμενον εἰς τὰ ναύλοχα καὶ σάλους μαλακοὺς ἔχοντα τῆς χώρας καταμένειν ἀσφαλεῖς, ἄχρις οὗ τοῦτον τὸν τρόπον ἄγων καὶ παραπέμπων τὸ πλοῖον εἰς Κίρραν κατέστησεν. Ὅθεν ἀναβατήριον θύσαντες ἔγνωσαν ὅτι δεῖ δυεῖν ἀγαλμάτων τὸ μὲν τοῦ Πλούτωνος ἀνελέσθαι καὶ κομίζειν τὸ δὲ τῆς Κόρης ἀπομάξασθαι καὶ καταλιπεῖν.

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Y es bien sabido que muchos de los griegos tienen santuarios y altares dedicados a Ártemis de las Redes y a Apolo Delfinio. Y el lugar que el propio dios ha escogido para sí, [***] unos colonos descendientes de cretenses bajo la guía de un delfín; pues no fue el dios el que cambió de forma para ir nadando por delante de la flota, como dicen los mitógrafos, sino que envió a un delfín a aquellos hombres para que les marcara el rumbo por el mar hasta arribar a Cirra.

Cuentan también que Sóteles y Dionisio, enviados a Sinope por Tolomeo Soter para traer la estatua de Serapis, fueron desviados de su rumbo por un fuerte viento y arrastrados inopinadamente más allá del cabo Malea, dejando el Peloponeso a la derecha; y que iban ya a la deriva, descorazonados, cuando se les apareció un delfín en la proa y pareció que los llamaba, conduciéndolos hacia zonas fondeables y de suave oleaje en que estuvieran a salvo, hasta que guiándolos y escoltándolos de este modo llevó el barco hasta Cirra. Y haciendo un sacrificio para celebrar su feliz arribada, se dieron cuenta de que de las dos estatuas debían apoderarse de la de Plutón y llevársela, pero a la de Core debían sacarle una copia y dejarla en su sitio.

Nota: Cirra es el puerto de Delfos, en el golfo de Corinto.

Εἰκὸς μὲν οὖν ἦν καὶ τὸ φιλόμουσον ἀγαπᾶν τοῦ θηρίου τὸν θεόν· ᾧ καὶ Πίνδαρος ἀπεικάζων ἑαυτὸν ἐρεθίζεσθαί φησιν

« 〈Ἁλί〉ου δελφῖνος ὑπόκρισιν·

τὸν μὲν ἀκύμονος ἐν πόντου πελάγει

αὐλῶν ἐκίνης’ ἐρατὸν μέλος. »

Ἀλλὰ μᾶλλον ἔοικε τὸ φιλάνθρωπον αὐτοῦ θεοφιλὲς εἶναι· μόνος γὰρ ἄνθρωπον ἀσπάζεται, καθ’ ὃ ἄνθρωπός ἐστι. Τῶν δὲ χερσαίων τὰ μὲν οὐδένα τὰ δ’ ἡμερώτατα μόνους περιέπει τοὺς τρέφοντας ὑπὸ χρείας, καὶ τοὺς συνήθεις ὁ κύων ὁ ἵππος ὁ ἐλέφας· αἱ δὲ χελιδόνες ὅσων μὲν δέονται τυγχάνουσιν εἰσοικισάμεναι, σκιᾶς καὶ ἀναγκαίας ἀσφαλείας, φεύγουσι δὲ καὶ φοβοῦνται τὸν ἄνθρωπον ὥσπερ θηρίον.

delfinoterapia

Así que es muy probable que el dios se congratule también de la afición musical del animal; que Píndaro, comparándose a sí mismo con aquél, dice que se mueve 

como el delfín marino se comporta,

al que el encantador sonido de las flautas

hace volver en medio de la mar sin olas.

(Píndaro, fragmento 140b, 15-17)

Pero parece más probable que sea su amor a los hombres lo que le haga caro a los dioses; y es que es el único animal que tiene apego al hombre por el simple hecho de ser hombre. Entre los animales terrestres unos no toleran al hombre en absoluto, otros, los más mansos, sólo a aquellos que los alimentan, acuciados por la necesidad, y otros como el perro, el caballo o el elefante, sólo a las personas familiares; por su parte, las golondrinas se instalan en las casas humanas y encuentran en ellas lo que les hace falta, sombra y la seguridad necesaria, pero al hombre lo rehuyen y lo temen como a una fiera salvaje.

 Τῷ δὲ δελφῖνι παρὰ πάντα καὶ μόνῳ τὸ ζητούμενον ὑπὸ τῶν ἀρίστων φιλοσόφων ἐκεῖνο, τὸ φιλεῖν ἄνευ χρείας, φύσει πρὸς ἀνθρώπους ὑπάρχει. Μηδενὸς γὰρ εἰς μηδὲν ἀνθρώπου δεόμενος πᾶσιν εὐμενής τε φίλος ἐστὶ καὶ βεβοήθηκε πολλοῖς. Ὦν τὰ μὲν Ἀρίονος οὐδεὶς ἀγνοεῖ, περιβόητα γάρ ἐστιν· Ἡσιόδου δὲ κατὰ καιρὸν αὐτὸς ἡμᾶς, ὦ φίλε, ἀνέμνησας,

« ἀτὰρ οὐ τέλος ἵκεο μύθων »

ἔδει δὲ τὸν κύν’ αἰτιασάμενον μὴ παραλιπεῖν τοὺς δελφῖνας· τυφλὸν γὰρ ἦν τὸ μήνυμα τοῦ κυνός, ὑλακτοῦντος καὶ μετὰ βοῆς ἐπιφερομένου τοῖς φονεῦσιν, 〈εἰ μὴ τὸν νεκρὸν〉 περὶ τὸ Νέμειον θαλάσσῃ διαφερόμενον ἀράμενοι δελφῖνες, ἕτεροι παρ’ ἑτέρων ἐκδεχόμενοι προθύμως, εἰς τὸ Ῥίον ἐκθέντες ἔδειξαν ἐσφαγμένον.

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El delfín, en cambio, es el único entre todos los animales que por naturaleza tiene para con el hombre una actitud que se corresponde con aquello en pos de lo cual van los d mejores filósofos: la amistad desinteresada; en efecto, aunque no necesita a hombre alguno para nada, es benévolo y amistoso con todos ellos y ha ayudado a muchos. La historia de Arión no hay nadie que no la conozca, pues es muy famosa; en cuanto a lo de Hesíodo, tú mismo, amigo, nos lo has recordado oportunamente,

pero aún no has llegado al cabo del cuento (Ilíada IX, 56)

Y es que al explicar lo del perro no deberías haber dejado de lado a los delfines; pues las indicaciones del perro, que ladraba y acosaba con sus gritos a los asesinos, hubieran sido en vano si los delfines no hubieran recogido el cadáver, que era arrastrado por las olas cerca del Nemeo, y relevándose con gran diligencia unos a otros, no lo hubieran dejado en la orilla en Río, demostrando así que el hombre había sido asesinado.

Notas:

Arión, el cantor salvado por los delfines, es historia muy conocida, que aparece en numerosas fuentes (p. ej. Heródoto, I 24; Opiano, Haliéutica V, 448 ss)

El Nemeo era un altar de Zeus situado en Eneo, en la costa de la Lócride; Río (o Ríon) estaba en la orilla de enfrente, en el Peloponeso, cerca de Patras.

La traducción es de Jorge Bergua Cavero, en Gredos.

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Arión sobre el delfín (1748), óleo sobre lienzo de 86 x 135,5 cm.,de  François Boucher (1703-1770). Princeton University Art Museum, Princeton, New Jersey.

 

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Escultura de Heródoto en el Parlamento austríaco, Viena

Continuamos con las Historias de Heródoto, una de las fuentes principales sobre Creso. Si en el anterior capítulo ofrecimos el parágrafo 34, sobre los hijos del rey lidio, en el capítulo 87, al que ya nos hemos referido brevemente, se nos narra la condena a morir quemado vivo de Creso por parte de Ciro y su milagrosa salvación:

Λιπαρεόντων δὲ αὐτῶν καὶ ὄχλον παρεχόντων, ἔλεγε δὴ ὡς ἦλθε ἀρχὴν ὁ Σόλων ἐὼν ᾿Αθηναῖος, καὶ θεησάμενος πάντα τὸν ἑωυτοῦ ὄλβον ἀποφλαυρίσειε οἷα δὴ εἴπας, ὥς τε αὐτῷ πάντα ἀποβεβήκοι τῇ περ ἐκεῖνος εἶπε, οὐδέν τι μᾶλλον ἐς ἑωυτὸν λέγων · <οὐκ> ἐς ἅπαν τὸ ἀνθρώπινον καὶ μάλιστα τοὺς παρὰ σφίσι αὐτοῖσι ὀλβίους δοκέοντας εἶναι. Τὸν μὲν Κροῖσον ταῦτα ἀπηγέεσθαι, τῆς δὲ πυρῆς ἤδη ἁμμένης καίεσθαι τὰ περιέσχατα.

Y, a fuerza de importunarle con su insistencia, acabó por contarles que, en cierta ocasión, le había visitado Solón, un ateniense, quien, después de haber contemplado toda su opulencia, la había menospreciado con una serie de razones y que todo le había sucedido tal como Solón le había dicho, porque no se refería tanto a él en concreto cuanto a todo el género humano y, especialmente, a todos los que en su fuero interno se consideran dichosos. Mientras Creso daba estas explicaciones, los bordes de la pira, presos ya del fuego, comenzaron a arder.

Καὶ τὸν Κῦρον ἀκούσαντα τῶν ἑρμηνέων τὰ Κροῖσος εἶπε, μεταγνόντα τε καὶ ἐννώσαντα ὅτι καὶ αὐτὸς ἄνθρωπος ἐὼν ἄλλον ἄνθρωπον, γενόμενον ἑωυτοῦ εὐδαιμονίῃ οὐκ ἐλάσσω, ζώοντα πυρὶ διδοίη, πρός τε τούτοισι δείσαντα τὴν τίσιν καὶ ἐπιλεξάμενον ὡς οὐδὲν εἴη τῶν ἐν ἀνθρώποισι ἀσφαλέως ἔχον, κελεύειν σβεννύναι τὴν ταχίστην τὸ καιόμενον πῦρ καὶ καταβιβάζειν Κροῖσόν τε καὶ τοὺς μετὰ Κροίσου.

Entonces Ciro, al oír de labios de los intérpretes lo que Creso había dicho, cambió de opinión y reconoció que él, un hombre al fin y al cabo, estaba entregando en vida al fuego a otro hombre que había gozado de una prosperidad no inferior a la suya; como sentía, además, el temor a una venganza divina, y considerando que, entre las cosas humanas, no hay ninguna que sea estable, ordenó apagar a toda prisa el fuego que alumbraba y hacer bajar de la pira a Creso y a los que con él estaban.

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Ciro ordena sacar a Creso de la pira. Sala de la Fortuna. Palacio Ducal, Sassuolo

Καὶ τοὺς πειρωμένους οὐ δύνασθαι ἔτι τοῦ πυρὸς ἐπικρατῆσαι. ᾿Ενθαῦτα λέγεται ὑπὸ Λυδῶν Κροῖσον μαθόντα τὴν Κύρου μετάγνωσιν, ὡς ὥρα πάντα μὲν ἄνδρα σβεννύντα τὸ πῦρ, δυναμένους δὲ οὐκέτι καταλαβεῖν, ἐπιβώσασθαι τὸν ᾿Απόλλωνα ἐπικαλεόμενον, εἴ τί οἱ κεχαρισμένον ἐξ αὐτοῦ ἐδωρήθη, παραστῆναι καὶ ῥύσασθαί μιν ἐκ τοῦ παρεόντος κακοῦ. Τὸν μὲν δακρύοντα ἐπικαλέεσθαι τὸν θεόν, ἐκ δὲ αἰθρίης τε καὶ νηνεμίης συνδραμεῖν ἐξαπίνης νέφεα καὶ χειμῶνά τε καταρραγῆναι καὶ ὗσαι ὕδατι λαβροτάτῳ, κατασβεσθῆναί τε τὴν πυρήν.

Pero quienes lo intentaron no podían ya controlar el fuego. Entonces, según cuentan los lidios, Creso, al percatarse del arrepentimiento de Ciro —pues veía que todo el mundo trataba de apagar el fuego, si bien ya no podían dominarlo—, invocó a gritos a Apolo, suplicándole que si alguno de sus presentes le había sido grato, acudiera en su ayuda y le librara del peligro que le acechaba. Y mientras, entre lágrimas, invocaba al dios, de pronto, en un cielo despejado y sereno, se amontonaron nubes, estalló una tormenta, descargó un fuerte aguacero y se apagó la hoguera.

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Οὕτω δὴ μαθόντα τὸν Κῦρον ὡς εἴη ὁ Κροῖσος καὶ θεοφιλὴς καὶ ἀνὴρ ἀγαθός, καταβιβάσαντα αὐτὸν ἀπὸ τῆς πυρῆς εἰρέσθαι τάδε· «Κροῖσε, τίς σε ἀνθρώπων ἀνέγνωσε ἐπὶ γῆν τὴν ἐμὴν στρατευσάμενον πολέμιον ἀντὶ φίλου ἐμοὶ καταστῆναι;« ῾Ο δὲ εἶπε· «῏Ω βασιλεῦ, ἐγὼ ταῦτα ἔπρηξα τῇ σῇ μὲν εὐδαιμονίῃ, τῇ ἐμεωυτοῦ δὲ κακοδαιμονίῃ· αἴτιος δὲ τούτων ἐγένετο ὁ ῾Ελλήνων θεὸς ἐπάρας ἐμὲ στρατεύεσθαι. Οὐδεὶς γὰρ οὕτω ἀνόητός ἐστι ὅστις πόλεμον πρὸ εἰρήνης αἱρέεται· ἐν μὲν γὰρ τῇ οἱ παῖδες τοὺς πατέρας θάπτουσι, ἐν δὲ τῷ οἱ πατέρες τοὺς παῖδας. ᾿Αλλἀ ταῦτα δαίμοσί κου φίλον ἦν οὕτω γενέσθαι.«

Como Ciro pudo colegir por este hecho que Creso era caro a los dioses y un hombre de bien, le hizo bajar de la pira y le preguntó lo siguiente: «Creso, ¿qué sujeto te instigó a invadir mi territorio y a convertirte, en vez de en mi amigo, en mi enemigo?». Creso, entonces, respondió: «Majestad, he obrado así en razón de tu buena suerte y de mi mala fortuna; pero el responsable de ello ha sido el dios de los griegos al inducirme a emprender la guerra. Pues nadie es tan estúpido que prefiera la guerra a la paz, que, en ésta, los hijos sepultan a los padres, mientras que, en aquella, son los padres quienes sepultan a los hijos Mas, a no dudar, así plugo a los dioses que esto sucediera».

῾Ο μὲν ταῦτα ἔλεγε, Κῦρος δὲ αὐτὸν λύσας κατεῖσέ τε ἐγγὺς ἑωυτοῦ καὶ κάρτα ἐν πολλῇ προμηθίῃ εἶχε, ἀπεθώμαζέ τε ὁρέων καὶ αὐτὸς καὶ οἱ περὶ ἐκεῖνον ἐόντες πάντες.

Éstas fueron sus palabras; entonces, Ciro le quitó las cadenas, lo hizo sentar a su lado y lo trató con extremada cortesía; y tanto el propio Ciro como todos cuantos constituían su séquito lo contemplaban asombrados.

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Creso recibiendo el tributo de un campesino lidio (1629), óleo sobre lienzo de 108 x 150 cm, de Claude Vignon. Museo de Bellas Artes de Tours

La traducción es de Carlos Schrader, en Gredos, que en nota al pie nos dice sobre la suerte de Creso:

Sobre la suerte de Creso conocemos dos versiones. La primera la provee Baquílides (III 23-69) y, en ella, Creso muere voluntariamente en la pira, a pesar de la lluvia que ha enviado Zeus. En la segunda. Creso no muere, y Ia refieren, además de Heródoto, Éforo (= Diodoro IX 34); Jenofonte, Ciropedia VII 2, y Ctesias. En todo caso, esta historia de la pira puede tener implicaciones con leyendas lidias sobre el culto al fuego.

Nosotros debemos decir que, en los capítulos de esta serie sobre Creso, ya hemos repasado los textos de Baquílides y Heródoto, además de las entradas de la Suda.

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Estábamos ofreciendo el inicio de Quéreas y Calírroe de Caritón de Afrodisias, como ejemplo de similitud con el verso de Museo de ambas ciudades luceros bellísimos ambos, el uno al otro parecido (ἀμφοτέρων πολίων περικαλλέες ἀστέρες ἄμφω), un tópico de la novela griega. Seguimos con el texto de Caritón (Quéreas y Calírroe I, 1, 6):

[3] Ὁ δ̓ Ἔρως ζεῦγος ἴδιον ἠθέλησε συμπλέξαι. Χαιρέας γάρ τις ἦν μειράκιον εὔμορφον, πάντων ὑπερέχον, οἷον Ἀχιλλέα καὶ Νιρέα καὶ Ἱππόλυτον καὶ Ἀλκιβιάδην πλάσται καὶ γραφεῖς δεικνύουσι, πατρὸς Ἀρίστωνος, τὰ δεύτερα ἐν Συρακούσαις μετὰ Ἑρμοκράτην φερομένου. Καί τις ἦν ἐν αὐτοῖς πολιτικὸς φθόνος, ὥστε θᾶττον ἂν πᾶσιν ἢ ἀλλήλοις ἐκήδευσαν. [4] Φιλόνεικος δ̓ ἐστὶν ὁ Ἔρως καὶ χαίρει τοῖς παραδόξοις κατορθώμασιν: ἐζήτησε δὲ τοιόνδε τὸν καιρόν.Ἀφροδίτης ἑορτὴ δημοτελής, καὶ πᾶσαι σχεδὸν αἱ γυναῖκες ἀπῆλθον εἰς τὸν νεών. [5] Τέως δὲ μὴ προϊοῦσαν τὴν Καλλιρρόην προήγαγεν ἡ μήτηρ, τοῦ Ἑρμοκράτους κελεύσαντος προσκυνῆσαι τὴν θεόν. Τότε δὲ Χαιρέας ἀπὸ τῶν γυμνασίων ἐβάδιζεν οἴκαδε στίλβων ὥσπερ ἀστήρ: ἐπήνθει γὰρ αὐτοῦ τῷ λαμπρῷ τοῦ προσώπου τὸ ἐρύθημα τῆς παλαίστρας ὥσπερ ἀργύρῳ χρυσός. [6] Ἐκ τύχης οὖν περί τινα καμπὴν στενωτέραν συναντῶντες περιέπεσον ἀλλήλοις, τοῦ θεοῦ πολιτευσαμένου τήνδε τὴν συνοδίαν, ἵν̓ ἑκάτερος τῷ ἑτέρῳ ὀφθῇ.Ταχέως οὖν πάθος ἐρωτικὸν ἀντέδωκαν ἀλλήλοις.

Había, en efecto un tal Quéreas, un muchacho de hermosa figura, que sobresalía entre todos, como muestran escultores y escritores a Aquiles, Nireo, Hipólito y Alcibíades. Su padre Aristón, ocupaba el segundo lugar en Sicilia después de Hermócrates. Existía entre ellos una rivalidad política, de modo que hubieran emparentado antes con cualquier otro que entre ellos. Pero Eros gusta de las disputas y se complace en los éxitos inesperados y buscó la siguiente ocasión.

Su madre llevó a Calírroe, que hasta entonces no había ido, ya que su padre le había ordenado que adorase a la diosa. En ese momento Quéreas volvía de los ejercicios gimásticos a su casa, reluciente como un astro; el rubor de la palestra florecía sobre el brillo de su rostro como el oro sobre la plata. Por azar se encontraron en un recodo bastante estrecho, pues la divinidad había determinado este encuentro con el fin de que se viesen uno al otro. Al punto se causaron uno al otro sentimientos de amor, pues su belleza iba a la par de su nobleza de espíritu.

 

La traducción es de María Cruz Herrero Ingelmo, en Akal / Clásica.

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También en Heliodoro de Emesa, Las etiópicas III, 5, 4, hallamos el tópico d elos bellos jóvenes enamorados al instante.

ὅτε, φίλε Κνήμων, καὶ ὅτι θεῖον ἡ ψυχὴ καὶ συγγενὲς ἄνωθεν τοῖς ἔργοις ἐπιστούμεθα· ὁμοῦ τε γὰρ ἀλλήλους ἑώρων οἱ νέοι καὶ ἤρων, ὥσπερ τῆς ψυχῆς ἐκ πρώτης ἐντεύξεως τὸ ὅμοιον ἐπιγνούσης καὶ πρὸς τὸ κατ´ ἀξίαν οἰκεῖον προσδραμούσης. Πρῶτον μὲν γὰρ ἀθρόον τι καὶ ἐπτοημένον ἔστησαν καὶ τὴν δᾷδα ὁλκότερον ἡ μὲν ἐνεχείριζεν ὁ δὲ ὑπεδέχετο, τοὺς ὀφθαλμοὺς ἀτενεῖς ἐπὶ πολὺ κατ´ ἀλλήλων πήξαντες ὥσπερ εἴ που γνωρίζοντες ἢ ἰδόντες πρότερον ταῖς μνήμαις ἀναπεμπάζοντες· εἶτα ἐμειδίασαν βραχύ τι καὶ κλεπτόμενον καὶ μόνῃ τῇ διαχύσει τοῦ βλέμματος ἐλεγχόμενον. Ἔπειτα ὥσπερ καταιδεσθέντες τὸ γεγονὸς ἐπυρρίασαν, καὶ αὖθις, τοῦ πάθους οἶμαι καὶ τὴν καρδίαν ἐπιδραμόντος, ὠχρίασαν, καὶ ἁπλῶς μυρίον εἶδος ἐν ὀλίγῳ τῷ χρόνῳ τὰς ὄψεις ἀμφοῖν ἐπεπλανήθη καὶ μεταβολὴ παντοία χροιᾶς τε καὶ βλέμματος τῆς ψυχῆς τὸν σάλον κατηγοροῦσα.

Y fue en el momento mismo de cogerlo, querido Cnemón, cuando nos dimos cuenta con total certeza de que el alma es algo divino y ha recibido de lo alto afinidades innatas. En efecto, en cuanto se vieron los jóvenes, se enamoraron mutuamente, como si el alma, ya desde el primer encuentro, reconociera lo que se le asemejaba y se lanzara presurosa hacia aquello que le era familiar y sólo a ella merecía pertenecer. Pues primero se quedaron parados de repente, llenos de azoramiento. Ella le entregó la rea harto despacio, y del mismo modo él la recibió: durante un buen rato mantuvieron los ojos fijos uno en el otro, como indagando en sus recuerdos para ver si se conocían previamente y si se habían visto antes. Después esbozaron una sonrisa, leve y furtiva, delatada únicamente por el rayo de alegría que iluminó sus ojos. Después, como avergonzados por esa misma sonrisa, enrojecieron y, de nuevo, al penetrar, creo, la pasión en el corazón, se tornaron pálidos. En resumen, en breves momentos mudaron los dos muchas veces de aspecto y experimentaron repetidos y variados cambios en su color y en su mirada, denunciando con todo ello la turbación de sus almas.

La traducción es de Emilio Crespo Güemes, en Gredos.

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2. Que Eros siempre mezcla lo bello con lo bello es un conocido tópico erótico. Así tenemos Antología Palatina XII, 163 (Asclepíades)

ΑΣΚΛΗΠΙΑΔΟΥ

Εὗρεν ῎Ερως τι καλῷ μῖξαι καλόν, οὐχὶ μάραγδον

χρυσῷ, ὃ μήτ᾿ ἀνθεῖ μήτε γένοιτ᾿ ἐν ἴσῳ,

οὐδ᾿ ἐλέφαντ᾿ ἐβένῳ, λευκῷ μέλαν, ἀλλὰ Κλέανδρον

Εὐβιότῳ, πειθοῦς ἄνθεα καὶ φιλίης.

Eros lo bello mezclar sabe bien con lo bello:

no esmeraldas con oro, que no brillan acordes,

ni el marfil con el ébano, negro con blanco, mas estas

flores de Persuasión, Eubíoto y Cleandro

 

Traducción de Manuel Fernández-Galiano, en Gredos.

 

O Caritón de Afrodisias, en Quéreas y Calírroe V, 1, 1:

Ὡς μὲν ἐγαμήθη Καλλιρρόη Χαιρέᾳ, καλλίστη γυναικῶν ἀνδρὶ καλλίστῳ, πολιτευσαμένης Ἀφροδίτης τὸν γάμον…

Cómo se casó Calírroe con Quéreas, la más hermosa de las mujeres con el más hermoso de los hombres, habiendo tramado Afrodita la boda…

Y VIII 1, 3:

καί, ὅπερ ἐξ ἀρχῆς δύο τῶν καλλίστων ἥρμοσε ζεῦγος, γυμνάσασα διὰ γῆς καὶ θαλάσσης, πάλιν ἠθέλησεν ἀλλήλοις ἀποδοῦναι.

Y la pareja que había unido al principio, dos de los más hermosos jóvenes, después de haberlos atormentado por tierra y por mar, de nuevo quiso unirla.

Traducción de María Cruz Herrero Ingelmo, en Akal / Clásica.

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Hero y Leandro (1814), óleo sobre tabla de  115 x 92,5 cm, de Pierre-Claude Delorme. Musée des Beaux-Arts de Brest.

O también Jenofonte de Éfeso, Habrócomes y Antia I, 2, 8:

Ὡς δὲ παρῆλθε τὸ τῶν παρθένων πλῆθος, οὐδεὶς ἄλλο τι ἢ Ἀνθίαν ἔλεγεν· ὡς δὲ Ἁβροκόμης μετὰ τῶν ἐφήβων ἐπέστη, τοὐνθένδε, καίτοι καλοῦ ὄντος τοῦ κατὰ τὰς παρθένους θεάματος, πάντες ἰδόντες Ἁβροκόμην ἐκείνων ἐπελάθοντο, ἔτρεψαν δὲ τὰς ὄψεις ἐπ᾽ αὐτὸν βοῶντες ὑπὸ τῆς θέας ἐκπεπληγμένοι, «καλὸς Ἁβροκόμης» λέγοντες, «καὶ οἷος οὐδὲ εἷς καλοῦ μίμημα θεοῦ.

Ἤδη δέ τινες καὶ τοῦτο προσέθεσαν «οἷος ἂν γάμος γένοιτο Ἁβροκόμου καὶ Ἀνθίας».

Καὶ ταῦτα ἦν πρῶτα τῆς Ἔρωτος τέχνης μελετήματα. Ταχὺ μὲν δὴ εἰς ἑκατέρους ἡ περὶ ἀλλήλων ἦλθε δόξα· καὶ ἥ τε Ἀνθία τὸν Ἁβροκόμην ἐπεθύμει ἰδεῖν, καὶ ὁ τέως ἀνέραστος Ἁβροκόμης ἤθελεν Ἀνθίαν ἰδεῖν.

Mientras pasaba el grupo de vírgenes, nadie decía otra cosa más que el nombre de Antia, pero cuando se presentó Habrócomes con los efebos, a partir de ese momento, pese a ser bello el espectáculo de las vírgenes, todos se olvidaron de ellas al ver a Habrócomes y volvieron sus ojos a él gritando, impresionados por su visión:

-¡Es hermoso Habrócomes, nadie hay semejante a él! ¡Es la imagen de un dios en belleza!

Y también algunos añadían ya esto:

-¡Qué pareja harían Habrócomes y Antia! Y éstos eran los primeros ardides del arte de Eros. Pronto llegó a cada uno de ellos la fama del otro, y Antia deseaba ver a Habrócomes, y el hasta entonces insensible al amor, Habrócomes, quería ver a Antia.

 

La traducción es de Julia Mendoza, en Gredos.

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Hero and Leander (ca. 1790), óleo sobre tabla de 38 x 29 cm, de Richard Cosway. Museo de Bellas Artes de Houston

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¿Es cuerpo? (I)

A quienes nos gusta la música vocal en sus variadas manifestaciones, coral, Lied, ópera, oratorio, zarzuela, soul, country, blues, musical…, la voz nos parece uno de los más perfectos instrumentos, capaz de emocionar, de transmitir todo tipo de sentimientos, de permitirnos paladear la belleza, de acercarnos a Dios, de ofrecernos la posibilidad de experimentar las más variadas sensaciones.

A lo largo de estos capítulos ofreceremos ejemplos de música vocal que pueden constituir una oportunidad para experimentar sensaciones y sentimientos especiales, únicos o, a veces, contrapuestos.

Nos ocurre eso, por ejemplo, con las Cuatro últimas Canciones de Richard Strauss (si puede ser interpretadas por Gundula Janowitz y la Orquesta Filarmónica de Berlín, dirigida por Herbert von Karajan, o Elisabeth Schwarzkopf con la Orquesta Sinfónica de la Radio de Berlín, dirigida por George Szell, el Incarnatus est de la Misa en Do menor de Mozart por Arleen Augér con la Orquesta de la Radio de Baviera y Leonard Bernstein, I will survive de Gloria Gaynor o Unchained melody de los Righteous Brothers, que ofrecemos en este capítulo.

Esta posibilidad de la voz nos puede llevar a preguntarnos si ésta es parte del cuerpo o no. No es pregunta fácil de responder, puesto que la naturaleza corpórea de la voz es discutible. En cambio, es mucho más claro que la voz es una prolongación de nuestro cuerpo, ya que, creada y producida en él, se proyecta fuera del mismo.

En este lugar hemos leído una buena definición a cargo de Eugenio Barba:

«La voz, en su aspecto lógico semántico y en su aspecto sonoro, es una fuerza material, una verdadera acción que pone en movimiento, dirige, forma, detiene. De hecho, debe hablarse de acciones vocales que provoquen una reacción inmediata. La voz como proceso fisiológico compromete todo el organismo y lo proyecta en el espacio. La voz es una prolongación de nuestro cuerpo».

Y en la misma página podemos seguir leyendo:

Es importante dejar de creer que hablar de voz es hablar sólo de cuerdas vocales. La voz es el sonido de toda la persona; y por tanto, trabajar la voz implica mucho más que trabajar sólo con el sonido. Sin embargo, no es raro encontrarse con alguien que cree que su voz es sólo su garganta. Es un gran error. En la voz participan lo sutil y lo material de un ser humano. Participan su alma y su espíritu, sus pensamientos y sus emociones. Y participa su parte material: su cuerpo.

En la emisión de la voz interviene absolutamente todo el cuerpo. Todos sus músculos, todos sus órganos, todas sus articulaciones. Y cada zona del cuerpo cumple con su función. El cuerpo es el instrumento que materializa la voz. Y somos instrumentos sonoros ricos y perfectos, maravillosos en nuestra simple complejidad.

Por este motivo, el cuerpo es el instrumento que debemos afinar para que la voz se produzca en las mejores condiciones. Todo él se hace sonido en nuestra voz. De hecho, cuando empezamos a descubrir esto, automáticamente empezamos a desterrar la errónea creencia de que la voz sólo se desarrolla con ejercicios sonoros.

En este otro lugar se dice que según Barba:

La voz compromete todo el organismo y lo proyecta en el espacio; es una prolongación de nuestro cuerpo. El cuerpo es la parte visible de nuestra voz y puede verse dónde y cómo nace el impulso que se convertirá en sonido y palabra. La voz es cuerpo invisible que obra en el espacio. No existe separación ni dualidad: voz y cuerpo.

Y las autoras del trabajo añaden:

Nosotros agregamos que la voz es una prolongación no sólo de nuestro cuerpo sino también de nuestra estructura emocional, ya que filogenéticamente está relacionada con los instintos de conservación y supervivencia. El hombre transmite, a partir del uso de las características de su voz, aspectos fundamentales de su personalidad y de su relación afectiva con el mundo.

Lo dejamos aquí.

Esta reflexión sobre la voz nos la ha sugerido, una vez más, Aulo Gelio quien, en sus Noches Áticas V, 15 se hace eco de diferentes opiniones de los antiguos filósofos sobre si la voz es parte o no del cuerpo. He aquí el texto latino, cuyo final es sorprendente:

Corpusne sit vox an ἀσώματον, varias esse philosophorum sententias.

1 Vetus atque perpetua quaestio inter nobilissimos philosophorum agitata est, corpusne sit vox an incorporeum. 2 Hoc enim vocabulum quidam finxerunt proinde quod Graece dicitur ἀσώματον. 3 Corpus autem est, quod aut efficiens est aut patiens; id Graece definitur: τὸ ἤτοι ποιοῦν ἢ πάσχον. 4 Quam definitionem significare volens Lucretius poeta ita scripsit:

tangere enim aut tangi nisi corpus nulla potest res.

(es el verso 304 del libro I de De rerum natura de Lucrecio)

5 Alio quoque modo corpus esse Graeci dicunt τὸ τριχῆ διάστατον. 6 Sed vocem Stoici corpus esse contendunt eamque esse dicunt ictum aera; 7 Plato autem non esse vocem corpus putat: «non enim percussus» inquit «aer, sed plaga ipsa atque percussio, id vox est». 8 Democritus ac deinde Epicurus ex individuis corporibus vocem constare dicunt eamque, ut ipsis eorum verbis utar, ῥεῦμα ἀτόμων appellant. 9 Hos aliosque talis argutae delectabilisque desidiae aculeos cum audiremus vel lectitaremus neque in his scrupulis aut emolumentum aliquod solidum ad rationem vitae pertinens aut finem ullum quaerendi videremus, Ennianum Neoptolemum probabamus, qui profecto ita ait:

philosophandum est paucis; nam omnino haud placet.

aulo gelio bernat metge

Aquí tenemos la traducción, hecha a partir de la catalana de Cebrià Monstserrat, sacerdote, en Bernat Metge:

Diferentes opiniones de los filósofos sobre si la voz es o no es cuerpo.

Desde muy antiguo ha sido constantemente debatida entre los más insignes filósofos la cuestión sobre si la voz es corpórea o incorpórea. El vocablo “incorpóreo” (incorporeum) se ha formado para designar lo que en griego se denomina ἀσώματον (incorpóreo). Entendemos por cuerpo todo aquello que obra y puede recibir la acción; y en griego se define: aquello que es agente o paciente. Ésta es la definición a la que Lucrecio hace referencia cuando escribió:

“pues tocar y ser tocado no puede hacerlo ninguna cosa, sino un cuerpo”.

Los griegos definen también el cuerpo de otra manera, diciendo que es aquello que tiene tres dimensiones. Pero los estoicos sostienen que la voz es corpórea, y dicen que es el aire percutido. Por el contrario, Platón opina que la voz no es corpórea, puesto que, según dice, no es el aire percutido, sino la misma percusión y golpeada. Demócrito, y después Epicuro, dicen que la voz  está formada por unas partículas indivisibles, y la llaman, por decirlo en sus propias palabras corriente de átomos (ῥεῦμα ἀτόμων).

Al escuchar o leer éstas y otras sutilezas, ingeniosas y aptas para distraer el ocio, no supe ver qué provecho serio me podía venir de estas nimiedades para la vida práctica, ni a qué fin conducían semejantes investigaciones; y encontré, por tanto, muy acertada la siguiente frase de Neoptólemo, personaje de Ennio:

“conviene filosofar sobre pocas cosas, pues no place hacerlo sobre todo”.

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Seguimos con el texto del Solón de Plutarco, en el que se habla de Creso.

᾿Επεὶ δ᾿ ὁ Σόλων ἄντικρυς καταστὰς οὔτ᾿ ἔπαθεν οὐδὲν οὔτ᾿ εἶπε πρὸς τὴν ὄψιν ὧν ὁ Κροῖσος προσεδόκησεν, ἀλλὰ καὶ δῆλος ἦν τοῖς εὖ φρονοῦσι τῆς ἀπειροκαλίας καὶ μικροπρεπείας καταφρονῶν, ἐκέλευσεν αὐτῷ τούς τε θησαυροὺς ἀνοῖξαι τῶν χρημάτων καὶ τὴν ἄλλην ἄγοντας ἐπιδεῖξαι μηδὲν δεομένῳ κατασκευὴν καὶ πολυτέλειαν. ῞Ηρκει γὰρ αὐτὸς ἐν ἑαυτῷ τοῦ τρόπου κατανόησιν παρασχεῖν. ῾Ως δ’ οὖν αὖθις εἰσήχθη γεγονὼς ἁπάντων θεατής, ἠρώτησεν αὐτὸν ὁ Κροῖσος, εἴ τινα οἶδεν ἀνθρώπων ἑαυτοῦ μακαριώτερον.

Cuando Solón llegó a ponérsele enfrente, nada se advirtió en él, ni nada dijo a tal novedad de lo que Creso había imaginado; antes cualquiera hombre sagaz comprendiera con facilidad que miraba con desprecio toda aquella insolente y necia ostentación; por lo cual mandó el rey que los tesoros de todas sus riquezas, y cuanto quedaba en su guardajoyas y guardarropa, se mostrara y pusiera a la vista de quien no necesitaba ni mirarlos, teniendo lo bastante en él mismo para juzgar de sus costumbres y carácter. Cuando volvió de haberlo registrado todo, le preguntó Creso si conocía entre los hombres quien fuese más feliz que él.

᾿Αποφηναμένου δὲ τοῦ Σόλωνος ὅτι οἶδε Τέλλον αὑτοῦ πολίτην, καὶ διεξελθόντος ὅτι χρηστὸς ἀνὴρ ὁ Τέλλος γενόμενος καὶ παῖδας εὐδοκίμους καταλιπὼν καὶ βίον οὐδενὸς ἐνδεᾶ τῶν ἀναγκαίων ἐτελεύτησεν ἐνδόξως ἀριστεύσας ὑπὲρ τῆς πατρίδος, ἤδη μὲν ἀλλόκοτος ἐδόκει [εἶναι] τῷ Κροίσῳ καὶ ἄγροικος, εἰ μὴ πρὸς ἀργύριον πολὺ μηδὲ χρυσίον τῆς εὐδαιμονίας ποιεῖται τὴν ἀναμέτρησιν, ἀλλὰ δημοτικοῦ καὶ ἰδιώτου βίον καὶ θάνατον ἀνθρώπου μᾶλλον ἢ τοσαύτην ἀγαπῴη δύναμιν καὶ ἀρχήν.

Respondióle Solón que había conocido a un su ciudadano llamado Tello; y habiéndole explicado que este Tello, hombre bueno, habiendo dejado unos hijos muy recomendables, y habiendo vivido sin verse en escasez de nada de lo que se contempla necesario, había tenido una muerte gloriosa, declarado benemérito de la patria, túvole desde luego Creso por extravagante e inurbano, pues que no ponía en el oro y la plata la medida de la felicidad, sino que tenía en más la vida y muerte de un hombre particular y plebeyo que toda aquella majestad y poderío.

Solon,elsabiolegisladordeAtenas

Solón (638-558 a. C), sabio, poeta y legislador ateniense

 Οὐ μὴν ἀλλὰ πάλιν ἠρώτησεν αὐτόν, εἰ μετὰ Τέλλον ἄλλον ἔγνωκεν ἀνθρώπων εὐδαιμονέστερον. Πάλιν δὲ τοῦ Σόλωνος εἰπόντος εἰδέναι καὶ Κλέοβιν καὶ Βίτωνα, φιλαδέλφους καὶ φιλομήτορας διαφερόντως ἄνδρας, οἳ τὴν μητέρα τῶν βοῶν βραδυνόντων ὑποδύντες αὐτοὶ τῷ ζυγῷ τῆς ἁμάξης ἐκόμισαν πρὸς τὸ τῆς ῞Ηρας ἱερόν, εὐδαιμονιζομένην ὑπὸ τῶν πολιτῶν καὶ χαίρουσαν, εἶτα θύσαντες καὶ πιόντες οὐκέτι μεθ᾿ ἡμέραν ἀνέστησαν, ἀλλὰ τεθνηκότες ἀναλγῆ καὶ ἄλυπον ἐπὶ δόξῃ τοσαύτῃ θάνατον ὤφθησαν, “ἡμᾶς δ’” εἶπεν ἤδη πρὸς ὀργὴν ὁ Κροῖσος “εἰς οὐδένα τίθης εὐδαιμόνων ἀριθμὸν ἀνθρώπων;”

Con todo, volvióle a preguntar si además de Tello había conocido alguno otro más feliz: volviendo Solón a responder que conoció a Cleobis y Bitón, hermanos, muy amantes entre sí y muy amantes de su madre, los cuales, como los bueyes se tardasen, poniendo sus cuellos bajo el yugo de la carroza, habían llevado a su madre al templo de Hera entre las bendiciones de todos los ciudadanos y con el mayor contento suyo, y ellos después, habiendo hecho sacrificios y libaciones, ya no volvieron a levantarse más, sino que se conoció claramente que habían tenido una muerte libre de todo dolor e incomodidad, en medio de tanta gloria y aplausos. Enfadado ya entonces, le dijo Creso: “¿Conque a mí no me das lugar ninguno en el número de los felices?

Καὶ ὁ Σόλων, οὔτε κολακεύειν βουλόμενος αὐτὸν οὔτε περαιτέρω παροξύνειν, “῞Ελλησιν” εἶπεν “ὦ βασιλεῦ Λυδῶν, πρός τε τἄλλα μετρίως ἔχειν ἔδωκεν ὁ θεός, καὶ σοφίας τινὸς ἀθαρσοῦς ὡς ἔοικε καὶ δημοτικῆς, οὐ βασιλικῆς οὐδὲ λαμπρᾶς, ὑπὸ μετριότητος ἡμῖν μέτεστιν, ἣ τύχαις ὁρῶσα παντοδαπαῖς χρώμενον ἀεὶ τὸν βίον, οὐκ ἐᾷ τοῖς παροῦσιν ἀγαθοῖς μέγα φρονεῖν οὐδὲ θαυμάζειν ἀνδρὸς εὐτυχίαν μεταβολῆς χρόνον ἔχουσαν.

Solón a esto, no queriendo adularle, ni tampoco irritarle más, “A los Griegos, oh rey de Lidia- le contestó-, nos ha concedido Dios una medianía en muchas cosas, y nos ha hecho participantes de cierta sabiduría tranquila y confiada, según parece, la cual es toda popular, no regia y brillante, como nacida de aquella misma medianía; ésta, pues, viendo sujeta la vida a tan diversas fortunas, no nos deja engreírnos con los bienes presentes, ni admirar en el hombre una felicidad que puede tener mudanza con el tiempo;

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Historia de Creso y de Solón (siglo XVII), óleo sobre tabla de 74 x 105 cm. de Frans Francken el Joven (1581-1642). Museo Real de Bellas Artes de Bélgica, Bruselas.

῎Επεισι γὰρ ἑκάστῳ ποικίλον ἐξ ἀδήλου τὸ μέλλον. ᾧ δ᾿ εἰς τέλος ὁ δαίμων ἔθετο τὴν εὐπραξίαν, τοῦτον εὐδαίμονα νομίζομεν. ὁ δὲ ζῶντος ἔτι καὶ κινδυνεύοντος ἐν τῷ βίῳ μακαρισμὸς ὥσπερ ἀγωνιζομένου κήρυγμα καὶ στέφανος ἐστὶν ἀβέβαιος καὶ ἄκυρος.” ταῦτ᾿ εἰπὼν ὁ Σόλων ἀπηλλάττετο, λυπήσας μέν, οὐ νουθετήσας δὲ τὸν Κροῖσον.

Porque cada uno tiene sobre sí un porvenir muy vario, por lo mismo que es incierto; y aquel tenemos por feliz a quien su buen hado le ha proporcionado ser dichoso hasta el fin. Mas la felicidad del que todavía está vivo y sujeto a riesgos es insegura y falible, como el parabién y la corona del que todavía está peleando”. Dicho esto, se retiró Solón, dejando disgustado a Creso, pero no corregido.

 La traducción se ha sacado de aquí.

herodoto-historiagredos

Pero la principal fuente sobre Creso es Heródoto en el libro I de sus historias. Aparece en los capítulos 6-22, 26-55, 69-93. Ya hemos aportado fragmentos de los capítulos 6, 30, 31, 47 y 81.

Ahora aportamos el 34, donde se nos habla de los dos hijos de Creso:

Μετὰ δὲ Σόλωνα οἰχόμενον ἔλαβε ἐκ θεοῦ νέμεσις μεγάλη Κροῖσον, ὡς εἰκάσαι, ὅτι ἐνόμισε ἑωυτὸν εἶναι ἀνθρώπων ἁπάντων ὀλβιώτατον. Αὐτίκα δέ οἱ εὕδοντι ἐπέστη ὄνειρος, ὅς οἱ τὴν ἀληθείην ἔφαινε τῶν μελλόντων γενέσθαι κακῶν κατὰ τὸν παῖδα. ῏Ησαν δὲ τῷ Κροίσῳ δύο παῖδες, τῶν οὕτερος μὲν διέφθαρτο, ἦν γὰρ δὴ κωφός, ὁ δὲ ἕτερος τῶν ἡλίκων μακρῷ τὰ πάντα πρῶτος· οὔνομα δέ οἱ ἦν ῎Ατυς. Τοῦτον δὴ ὦν τὸν ῎Ατυν σημαίνει τῷ Κροίσῳ ὁ ὄνειρος ὡς ἀπολέει μιν αἰχμῇ σιδηρέῃ βληθέντα. ῾Ο δὲ ἐπείτε ἐξηγέρθη καὶ ἑωυτῷ λόγον ἔδωκε, καταρρωδήσας τὸν ὄνειρον ἄγεται μὲν τῷ παιδὶ γυναῖκα, ἐωθότα δὲ στρατηγέειν μιν τῶν Λυδῶν οὐδαμῇ ἔτι ἐπὶ τοιοῦτο πρῆγμα ἐξέπεμπε, ἀκόντια δὲ καὶ δοράτια καὶ τὰ τοιαῦτα πάντα τοῖσι χρέωνται ἐς πόλεμον ἄνθρωποι, ἐκ τῶν ἀνδρεώνων ἐκκομίσας ἐς τοὺς θαλάμους συνένησε, μή τί οἱ κρεμάμενον τῷ παιδὶ ἐμπέσῃ.

Pero, después de la partida Solón, alcanzó a Creso una terrible venganza que la divinidad le muerte de su hijo envió por haberse creído —cabe deducir— el hombre más dicho­ so del mundo. Mientras dormía, le sobrevino de improviso un sueño que le revelaba, con arreglo a la verdad, las desgracias que se iban a cernir en la persona de su hijo. Creso tenía dos hijos; uno de ellos tenía un defecto, pues era sordomudo, en cambio el otro era, en todos los órdenes, el más sobresaliente entre los jóvenes de su edad; su nombre era Atis. Pues bien, el sueño indicó a Creso que perdería al tal Atis a consecuencia de una herida producida con una punta de hierro. Cuando se despertó, se puso a reflexionar y, por temor al sueño, tomó esposa para su hijo; y, aunque éste solía acaudillar las tropas lidias, en lo sucesivo ya no lo envió con ese cargo; asimismo, hizo sacar de los aposentos de los hombres las jabalinas, los dardos y todas las armas de este tipo que los hombres emplean en la guerra y mandó amontonarlas en los arsenales para evitar que alguna que estuviera colgada en la pared cayera sobre su hijo.

CresoredeLidia

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Aleixandre-Lorca-Cernuda

Vicente Aleixandre, Luis Cernuda y Federico García Lorca

Seguimos con algunos fragmentos del trabajo fin de Grado de Lengua y Literatura española de Adalid Nievas Rojas Cernuda, tras los clásicos ingleses y españoles. Metafísica, mística y meditación en la poesía de la etapa inglesa.

En este punto, es necesario señalar una de las diferencias más relevantes entre la reelaboración cernudiana del mito y la presentación más generalizada que ha ofrecido de este la tradición: Ganimedes no es, en la composición de Cernuda, un cazador, así como tampoco es víctima de rapto alguno. Y es necesario señalarlo porque tanto el lugar donde se encuentra el Ganimedes de Cernuda, como los elementos que lo rodean son los idóneos para presentarlo con esa actitud de contemplación y búsqueda que pone de manifiesto la gracia preveniente a la que me refería más arriba. He aquí la presentación del joven y su ámbito:

Te descubrí, parejo al chopo tierno

De esbelta plata verde estremecida

Al viento matinal junto a la fuente,

Jugando por los prados de la tierra.

Tus ojos dulcemente contemplaban

La nube gris y húmeda que asciende

El aire soberano, diadema

Azul de las montañas, donde el ave

Entre la nieve tiene nido.

Como el hortelano fiel mira la planta

 Crecer alta y pomposa día a día,

Lleno de gozo y esperando el fruto,

Así yo te miré.

ganimedesmazza

El rapto de Ganimedes (1575), óleo sobre lienzo de 177 x 188 cm, de Damiano Mazza. National Gallery de Londres, piso segundo, sala 9.

Sin duda, nuestro poeta ha colocado al bello joven en el marco de un locus amoenus que es imposible no relacionar con aquél otro espiritualizado que describiera Fray Luis en su famosa Oda a la Vida retirada.

(…)

No hay duda de que Ganimedes está predispuesto para la búsqueda metafísica, lo cual es posible solamente gracias a la acción que llevan a cabo los dioses con la mirada, principio determinante para el desarrollo del poema y por el cual queda directamente entroncado con la tradición neoplatónica. Dicho ya lo anterior, podemos decir sin problema que la inclinación de Ganimedes por los espacios superiores, esto es, su capacidad para mirar hacia las montañas “donde el ave virgen tiene nido” se produce gracias a esa “luz eterna” que “baja enamorada hasta su obra”, primer verso del poema que ya apunta hacia una dirección muy clara.

(…)

Así, pues, en el poema de Cernuda, la belleza del joven se erige en representación carnal de la belleza divina, coincidiendo, por tanto, a través de la mirada, con la Idea de belleza en su sentido platónico. Además, no me parece descabellado pensar que en esta recreación cernudiana del mito se produce una especie de inversión de funciones: no es el amado la pieza cazada, sino el amante, herido de amor, lo que supondría la identificación cazador-presa, extendida por toda una larga tradición tanto en lírica amorosa como religiosa.

Ahora bien, aunque el encuentro de miradas parezca que vaya a derivar en la transformación de los amantes, todavía existe entre ellos un inmenso desequilibrio. Así, puede verse cómo la voz autorreflexiva –meditativa– de Júpiter comienza, hacia el final de la segunda estrofa, un ejercicio intelectual en el que podemos apreciar esa combinación de pasión y pensamiento tan típica de la etapa de madurez de nuestro poeta. La reflexión, obviamente, se origina a partir de la mirada:

 Y al mirarte pensaba en las futuras

 Áridas estaciones, despojando

De armonía tu cuerpo liso y rubio,

Nutrido por las gracias musicales.

crateraGanimedes_Zeus

Ganimedes escanciando a Zeus, cratera ática de figuras rojas del pintor Eucarides (490-480 a. C). Metropolitan Museum de Nueva York. Colección Levy-White

(…)

Así, pues, por todo lo visto, quizá podamos afirmar que el primer poema de Como quien espera el alba es resultado del acercamiento de nuestro poeta a su propia tradición, a toda esa zona de corte espiritual –metafísica, si se quiere– a la que pertenecen Francisco de Aldana, Fray Luis de León o San Juan de la Cruz. No es casual, como se señaló al principio, que la fecha de redacción de este poema (del libro, en general) coincida con la fecha de redacción del ensayo Tres poetas clásicos (1941), y al que poco después le seguiría el de Tres poetas metafísicos (1946). Es muy probable, como ya insinuara Valente, que el redescubrimiento de esa zona en particular de la tradición propia tenga su origen en el descubrimiento de la tradición lírica inglesa. Quizá yo no pueda entender aún de qué manera sucedió el recorrido de una tradición a otra, pero es indudable que Cernuda halló en la poesía metafísica inglesa del siglo XVII una serie de motivos que le eran especialmente gratos, provenientes muchos de ellos de la misma tradición neoplatónica –y petrarquista– a la que se adscribe buena parte de nuestros poetas del Siglo de Oro.

Nos resta, para culminar este artículo y toda la serie sobre poemas de reminiscencias clásicas de Cernuda, ofrecer el poema que trata de Ganimedes.

comoquienesperaelalba

El águila (Primer poema de Como quien espera el alba -1941-1944-, colección VIII de La realidad y el deseo)

La luz eterna baja enamorada

Hasta su obra. ¿Crees que los dioses

Asisten impasibles en su gloria

A los actos del tiempo? Vuestras vidas

Recrean nuestro ocio, como al hombre

Recrean las ficciones del poeta;

Y el llanto y el afán, para nosotros

Gestos vacíos sobre la faz pintada,

Pueden subir, cuando en la voz humana

Suenan con la verdad de acorde puro,

A las estrellas altas su agonía

Que los dioses aplauden. Y esas almas

Se yerguen dignas del laurel amargo,

Según nuestro deseo o nuestra envidia,

Tal bufones ilustres de los dioses.

Es ajeno a vosotros el hastío

De sentirse inmortal. Como las nubes

Ante el disco tranquilo de la luna,

Así las almas de los hombres pasan

Ante los ojos claros de los dioses,

Para dejar tan solo en el vacío

Brillar más puro el resplandor celeste.

rembrandtganimedes

 Ganimedes en las garras del águila (1635), óleo sobre lienzo de 177 x 129 cm., de Rembrandt. Gemäldegalerie Alte MeisterStaatliche Kunsammlungen de Dresde

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Te descubrí, parejo al chopo tierno

De esbelta plata verde estremecida

Al viento matinal junto a la fuente,

Jugando por los prados de la tierra.

Tus ojos dulcemente contemplaban

La nube gris y húmeda que asciende

El aire soberano, diadema

Azul de las montañas, donde el ave

entre la nieve virgen tiene nido.

Como hortelano fiel mira la planta

Crecer alta y pomposa día a día,

Lleno de gozo y esperando el fruto,

Así yo te miré. Tu edad estaba

Florida de esa gala que los hombres

Ostentan sólo un día, en los umbrales

De juventud. A la luz ya te abrías,

Como a lluvia de abril la violeta

Blanca, con embeleso solitario.

Y al mirarte pensaba en las futuras

Áridas estaciones, despojando

De armonía tu cuerpo liso y rubio,

Nutrido por las gracias musicales.

Tú no debes morir. En la hermosura

La Eternidad trasluce sobre el mundo

Tal rescate imposible de la muerte.

ganimdesyaguilaprado

Ganimedes (160-170), escultura en mármol blanco de 150 x 106 x 66 cm. Autor anónimo. Número de catálogo: E00035. Museo del Prado, Madrid

Así rescata el sol, con melodía

De luz purpúrea entre las cimas altas,

Las sombras imperiosas de la noche,

Con la nostalgia de dejar la vida

Cuando está más hermosa. ¿Es la hermosura,

forma carnal de una celeste idea,

hecha para morir? Vino de oro

Que a dioses y poetas embriaga,

Abriendo sueños vastos como el tiempo,

Quiero hacerla inmortal. Amor divino

Sombras de espacio y tiempo pone en fuga.

Mira la altura y deja que te envuelva

La mirada luciente de los dioses:

Eterno es ya lo que los dioses miran.

Asciende en el abrazo de mis alas

Por la escala estrellada de los aires,

Tendiendo tu hermosura inmarcesible

Al pie del dios, como la rosa joven

A la sombra sagrada de los cedros.

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Cassini y Saturno

Terminamos esta serie dedicada a la misión de la sonda Huygens de la nave Cassini en el satélite de Saturno Encélado con las fuentes romanas sobre los Gigantes.

En la Oda IV, verso 49 y siguientes, de su libro III, Horacio también nos habla de los Gigantes Reto, Porfirión, Encélado y Mimante, además del monstruo Tifeo o Tifón:

Vos Caesarem altum, militia simul

fessas cohortes abdidit oppidis,

finire quaerentem labores

Pierio recreatis antro.

vos lene consilium et datis et dato

gaudetis, almae. scimus, ut inpios

Titanas immanemque turbam

fulmine sustulerit caduco

qui terram inertem, qui mare temperat

ventosum et urbis regnaque tristia

divosque mortalisque turmas

imperio regit unus aequo.

delfos-tesoro-sifnios-friso-norte-gigantomaquia

Gigantomaquia (friso norte) del tesoro de los sifnios en el Museo de Delfos

magnum illa terrorem intulerat Iovi

fidens iuventus horrida bracchiis

fratresque tendentes opaco

Pelion inposuisse Olympo.

sed quid Typhoeus et validus Mimas

aut quid minaci Porphyrion statu,

quid Rhoetus evolsisque truncis

Enceladus iaculator audax

contra sonantem Palladis aegida

possent ruentes? hinc avidus stetit

Volcanus, hinc matrona Iuno et

numquam umeris positurus arcum

qui rore puro Castaliae lavit

crinis solutos, qui Lyciae tenet

dumeta natalemque silvam

Delius et Patareus Apollo.

vis consili expers mole ruit sua,

vim temperatam di quoque provehunt

in maius; idem odere viris

omne nefas animo moventis.

genealogia de los dioses

testis mearum centimanus Gyas

sententiarum, notus et integrae

temptator Orion Dianae

virginea domitus sagitta.

iniecta monstris Terra dolet suis

maeretque partus fulmine luridum

missos ad Orcum; nec peredit

inpositam celer ignis Aetnen

incontinentis nec Tityi iecur

reliquit ales, nequitiae additus

custos; amatorem trecentae

Pirithoum cohibent catenae

Vosotras recreáis en la gruta Pieria al gran César <Augusto> cuando busca descanso a sus trabajos, y reconcentra en las ciudades sus cohortes fatigadas de tantas guerras; vosotras <, bienhechoras,> le dais consejos de clemencia, y os regocijáis de habérselos dado. Bien sabemos cómo aniquiló con el rayo destructor a los impíos Titanes y sus horrendos secuaces el dios único que gobierna con magnánima equidad la tierra inmóvil, el mar tumultuoso, el reino de las sombras, las ciudades, los Númenes y las turbas de los mortales. Había infundido gran terror en el ánimo de Jove la audacia de aquella juventud, que intentaba con la fuerza de sus brazos colocar el Pelión sobre las cumbres del Olimpo; ¿mas qué podían Tifeo y el robusto Mimante, Reto, Porfirión el de estatura colosal, y Encélado, que por dardos vibraba troncos arrancados de cuajo, contra la égida resonante de Palas? Allí peleó Vulcano ávido de sangre, la matrona Juno y Apolo venerado en Pátara y Delos, que nunca suelta el arco de los hombros, que lava sus hermosos <sueltos> cabellos en las puras ondas de Castalia, y habita en las montañas <breñas> de Licia <y> las selvas que le vieron nacer.La fuerza que no guía el consejo se precipita por su propio peso. Los Númenes robustecen la fuerza que dirige la prudencia, y odian la que impulsa a los hombres a cometer toda maldad.

Testigos de mis asertos son Giges <Giante>, el de los cien brazos, y el infame Oríon, que atentó a la castidad de Minerva, cayendo derribado por las saetas de la virgen.

La tierra se conduele de los monstruos que abortó y llora la suerte de sus hijos lanzados por el rayo a las tinieblas del Orco. Ni Ias llamas que Encélado vomita devoran su prisión del Etna, ni el buitre <pájaro> que castiga la maldad del incontinente Titio deja nunca de roerle las entrañas, y trescientas cadenas sujetan a Pirítoo, el amante de Prosérpina.

La traducción se ha sacado de aquí.

orionycedalion

El ciego Orión en busca de la salida del Sol, 1658 de Nicolas Poussin(1594–1665) Óleo sobre lienzo, 119.1 x 182.9 cm. MET Nueva York

También Horacio en Tristia IV, 7, 17 alude a los Gigantes. Aquí tenemos los versos 11 a 26 (final) del poema

Quod precor, esse liquet: credam prius ora Medusae

Gorgonis anguineis cincta fuisse comis,

esse canes utero sub virginis, esse Chimaeram,

a truce quae flammis separet angue leam,

quadrupedesque hominis cum pectore pectora iunctos,

tergeminumque virum tergeminumque canem,

Sphingaque et Harpyias serpentipedesque Gigantas,

centimanumque Gyen semibovemque virum.

Haec ego cuncta prius, quam te, carissime, credam

mutatum curam deposuisse mei.

Innumeri montes inter me teque viaeque

fluminaque et campi nec freta pauca iacent:

mille potest causis, a te quae littera saepe

missa sit, in nostras rara venire manus;

mille tamen causas scribendo vince frequenter,

excusem ne te semper, amice, mihi.

Mi deseo se habrá realizado, porque antes creeré en la cabeza de la Górgona Medusa erizada de serpientes; en los perros que ladran bajo el vientre de una virgen; en la Quimera, mitad león y mitad serpiente, que vomitaba llamas; en los cuadrúpedos unidos por el pecho al busto de un hombre; en el mortal de los tres cuerpos y el perro de las tres cabezas; en las esfinges y las harpías y los gigantes con pies de dragón; en Giges el de los cien brazos y el monstruo semihombre y semitoro; creeré todos estos prodigios, caro amigo, antes que suponer que tu mudanza me relegue al olvido.

Gustave_Doré_-_Dante_Alighieri_-_Inferno_-_Plate_65_(Canto_XXXI_-_The_Titans)

Titanes y otros gigantes prisioneros del Infierno. Ilustración de Gustave Doré para la Divina Comedia de Dante

Montes innumerables se nos interponen; los caminos, los ríos, los campos y los vastos mares nos separan. Por mil motivos las cartas frecuentes que me escribiste, pudieron extraviarse y no llegar a mis manos. Vence estos mil obstáculos escribiéndome a menudo, y no me veré en la necesidad de excusarte a todas horas.

La traducción se ha obtenido de aquí.

Ovidio nos narra la Gigantomaquia en Metamorfosis I, 150 y siguientes:

Victa iacet pietas, et virgo caede madentis

ultima caelestum terras Astraea reliquit.

Neve foret terris securior arduus aether,

adfectasse ferunt regnum caeleste gigantas

altaque congestos struxisse ad sidera montis.

tum pater omnipotens misso perfregit Olympum

fulmine et excussit subiecto Pelion Ossae.

obruta mole sua cum corpora dira iacerent,

perfusam multo natorum sanguine Terram

immaduisse ferunt calidumque animasse cruorem

et, ne nulla suae stirpis monimenta manerent,

in faciem vertisse hominum; sed et illa propago

contemptrix superum saevaeque avidissima caedis

et violenta fuit: scires e sanguine natos.

Gigantomaquia Bayeu 1764 M del Prado

El Olimpo. Batalla de los Gigantes (1764), óleo sobre lienzo de 68 x 123 cm.,  de Francisco Bayeu y Subías (1734-1795). Museo del Prado, Madrid

Vencida yace la piedad, y la Virgen, de matanza mojadas,

la última de los celestes, la Astrea, las tierras abandona.

Y para que no estuviera que las tierras más seguro el arduo éter,

que aspiraron dicen al reino celeste los Gigantes,

y que acumulados levantaron hacia las altas estrellas sus montes.

Entonces el padre omnipotente enviándoles un rayo resquebrajó

el Olimpo y sacudió el Pelión del Osa, a él sometido;

sepultados por la mole suya, al quedar sus cuerpos siniestros yacentes,

regada de la mucha sangre de sus hijos dicen

que la Tierra se impregnó, y que ese caliente crúor alentó,

y para que de su estirpe todo recuerdo no desapareciera,

que a una faz los tornó de hombres. Pero también aquel ramo

despreciador de los altísimos y salvaje y avidísimo de matanza

y violento fue: bien sabrías que de sangre habían nacido.

La traducción es de Ana Pérez Vega.

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Finalmente, en el De rerum natura V, 119 hay una brevísima alusión a los Gigantes:

religione refrenatus ne forte rearis

terras et solem et caelum, mare sidera lunam,

corpore divino debere aeterna manere,

proptereaque putes ritu par esse Gigantum

pendere eos poenas inmani pro scelere omnis,

qui ratione sua disturbent moenia mundi

praeclarumque velint caeli restinguere solem

inmortalia mortali sermone notantes;

No vayas a creer, amedrentado por la superstición, que las tierras, el sol, el cielo, el mar, los astros y la luna, por su cuerpo divino, deben subsistir eternamente y a causa de ello consideres que es justo que, al igual que los Gigantes, expíen la pena de su enorme crimen todos aquellos que con sus enseñanzas sacuden las murallas del mundo y pretenden extinguir en el cielo el luminoso sol, infamando las realidades inmortales con lenguaje mortal.

Traducción de Ismael Roca Meliá, en Akal/Clásica.

Y finaliza aquí esta serie dedicada a los Gigantes, con motivo de la misión de la sonda Cassini a Encélado, uno de los Gigantes, y también satélite de Saturno, en el que existe un océano subterráneo que ha alimentado la posibilidad de existencia de vida.

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Seguimos con nuestro repaso de Hero y Leandro de Museo el Gramático, en la traducción y notas de José Guillermo Montes Cala, en Gredos. Lo que nosotros hacemos es aportar los textos y traducciones de las obras que se citan en las mencionadas notas. Ya dejimos también que hemos hecho una selección de las 144 notas al pie que el citado traductor aporta, ofeciendo y ampliando nosotros 81 de ellas. Vamos con los versos 14 a 20.

 

ἀλλ’ ἄγε μοι μέλποντι μίαν συνάειδε τελευτὴν

λύχνου σβεννυμένοιο καὶ ὀλλυμένοιο Λεάνδρου. 15

Σηστὸς ἔην καὶ Ἄβυδος ἐναντίον ἐγγύθι πόντου.

γείτονές εἰσι πόληες. Ἔρως δ’ ἑὰ τόξα τιταίνων

ἀμφοτέραις πολίεσσιν ἕνα ξύνωσεν ὀιστόν

ἠίθεον φλέξας καὶ παρθένον. οὔνομα δ’ αὐτῶν

ἱμερόεις τε Λέανδρος ἔην καὶ παρθένος Ἡρώ. 20

 

Pero, ¡ea!, tu canto acopla con el mío al idéntico fin del candil apagándose y de Leandro muriendo. Frente a frente, Sesto y Abido se asomaban al mar: son ciudades vecinas; y Eros, con su arco distendido, a las dos ciudades les lanzó una sola flecha, e inflamó a un doncel y una doncella. Por nombres tenían el seductor Leandro y la doncella Hero.

NOTAS:

  1. (Del candil apagándose y de Leandro muriendo) El candil encendido es símbolo de vida. En Artemidoro, La interpretación de los sueños I, 74, la luz de un candelero en una casa simboliza el aliento vital de su dueño.

λυχνία <δὲ> γυναῖκα σημαίνει, λύχνος δὲ τὸν τῆς οἰκίας ἄρχοντα καὶ τὸ πνεῦμα τοῦ ἰδόντος ἢ διὰ τὸ ἐπιβλέπειν τὰ ἔνδον ἢ διὰ τὸ εὐαπόσβεστον, καὶ ἔρωτα διὰ τὸ ἀναλάμπειν.

Un candelero significa la esposa, y la luz el dueño de la casa y el aliento vital del sujeto, bien porque permite ver cuanto hay en el interior, bien porque se apaga con facilidad. También se refiere al amor por cuanto que se inflama.

artemidorointerpretacion

Traducción de Elsa Ruiz García, en Gredos.

Esta expresiva imagen ya está en la epigramática: Antología Palatina VII 295, 7-8 (Leónidas).

ΛΕΩΝΙΔΑ ΤΑΡΑΝΤΙΝΟΥ

Θῆριν τὸν τριγέροντα, τὸν εὐάγρων ἀπὸ κύρτων

ζῶντα, τὸν αἰθυίης πλείονα νηξάμενον,

ἰχθυοληιστῆρα, σαγηνέα, χηραμοδύτην,

οὐχὶ πολυσκάλμου πλώτορα ναυτιλίης,

ἔμπης οὔτ᾿ ᾿Αρκτοῦρος ἀπώλεσεν, οὔτε καταιγὶς

ἤλασε τὰς πολλὰς τῶν ἐτέων δεκάδας·

ἀλλ᾿ ἔθαν᾿ ἐν καλύβῃ σχοινίτιδι, λύχνος ὁποῖα,

τῷ μακρῷ σβεσθεὶς ἐν χρόνῳ αὐτόματος.

σῆμα δὲ τοῦτ᾿ οὐ παῖδες ἐφήρμοσαν οὐδ᾿ ὁμόλεκτρος,

ἀλλὰ συνεργατίνης ἰχθυβόλων θίασος.

Al viejísimo Teris, que siempre vivió de la nasa

productiva y nadaba mejor que las gaviotas,

enemigo del pez y redero y gran buzo que nunca

navegaba con muchos remeros a su lado,

no le mató, en cambio, Arturo ni fue la galerna

quien cerró las largas décadas de su vida,

mas murió en su cabaña de juncos igual que se extingue

por sí solo el candil que lució largo rato.

Y ahora no erigen su túmulo esposa ni hijos,

sino el gremio pesquero de sus camaradas.

Traducción de Manuel Fernández-Galiano, en Gredos.

gerarddafnisycloe

Dafnis y Cloe (1824), óleo sobre lienzo de 204 x 228 cm., de François Gérard. Museo del Louvre, París.

  1. (A las dos ciudades les lanzó una sola flecha) Eros también alcanza con el disparo de una sola flecha a Dafnis y Cloe en Longo I, 7.

Ταῦτα τὰ παιδία ταχὺ μάλα ηὔξησε, καὶ κάλλος αὐτοῖς ἐξεφαίνετο κρεῖττον ἀγροικίας. Ἤδη τε ἦν ὁ μὲν πέντε καὶ δέκα ἐτῶν ἀπὸ γενεᾶς, ἡ δὲ τοσούτων, δυοῖν ἀποδεόντοιν, καὶ ὁ Δρύας καὶ ὁ Λάμων ἐπὶ μιᾶς νυκτὸς ὁρῶσιν ὄναρ τοιόνδε τι. Τὰς Νύμφας ἐδόκουν ἐκείνας, τὰς ἐν τῷ ἄντρῳ, ἐν ᾧ ἡ πηγή, ἐν ᾧ τὸ παιδίον εὗρεν ὁ Δρύας, τὸν Δάφνιν καὶ τὴν Χλόην παραδιδόναι παιδίῳ μάλα σοβαρῷ καὶ καλῷ, πτερὰ ἐκ τῶν ὤμων ἔχοντι, βέλη σμικρὰ ἅμα τοξαρίῳ φέροντι· τὸ δὲ ἐφαψάμενον ἀμφοτέρων ἑνὶ βέλει κελεῦσαι λοιπὸν ποιμαίνειν τὸν μὲν τὸ αἰπόλιον, τὴν δὲ τὸ ποίμνιον.

Estos niños crecieron prontamente y en ellos resaltaba una belleza nada rústica. Ya tenía el uno quince años y ella dos menos, cuando Driante y Lamón tuvieron en una misma noche este sueño: les pareció que las Ninfas de la gruta aquélla de la fuente, en que Driante hallara a la pequeña, ponían a Dafnis y a Cloe en manos de un rapaz presuntuoso y guapo, con alas en los hombros y dardos y un arco diminutos. Y que el rapaz con un toque a ambos de una saeta solamente, les ordenaba apacentar en adelante, a él el rebaño de las cabras, a ella, las ovejas.

Traducción de Máximo Brioso Sánchez, en Gredos.

Hero y Leandro de Museo el Gramático, versos 21- 27

ἡ μὲν Σηστὸν ἔναιεν, ὁ δὲ πτολίεθρον ᾿Αβύδου,

ἀμφοτέρων πολίων περικαλλέες ἀστέρες ἄμφω,

εἴκελοι ἀλλήλοισι. σὺ δ’, εἴ ποτε κεῖθι περήσεις,

δίζεό μοί τινα πύργον, ὅπῃ ποτὲ Σηστιὰς Ἡρὼ

ἵστατο λύχνον ἔχουσα καὶ ἡγεμόνευε Λεάνδρῳ·25

δίζεο δ’ ἀρχαίης ἁλιηχέα πορθμὸν Ἀβύδου

εἰσέτι που κλαίοντα μόρον καὶ ἔρωτα Λεάνδρου.

 

helesponto

Ella en Sesto habitaba y él en el alcázar de Abido, de ambas ciudades luceros bellísimos ambos, el uno al otro parecido. Y tú, si por allí un día pasas, búscame una torre, donde en tiempos Hero de Sesto fijaba sus plantas, con un candil en su mano, y a Leandro guiaba. Y busca el paso, como la mar de resonante, de Abido la antigua, que acaso aún llore el sino y el amor de Leandro.

NOTAS:

  1. (De ambas ciudades luceros bellísimos ambos, el uno al otro parecido) Con tales premisas, su recíproco enamoramiento estaba ya cantado. Tenemos ejemplos en la novela griega, por ejemplo:

Caritón de Afrodisias, Quéreas y Calírroe I, 1, 6

Χαρίτων Ἀφροδισιεύς, Ἀθηναγόρου τοῦ ῥήτορος ὑπογραφεύς, πάθος ἐρωτικὸν ἐν Συρακούσαις γενόμενον διηγήσομαι. Ἑρμοκράτης, ὁ Συρακουσίων στρατηγός, οὗτος ὁ νικήσας Ἀθηναίους, εἶχε θυγατέρα Καλλιρρόην τοὔνομα, θαυμαστόν τι χρῆμα παρθένου καὶ ἄγαλμα τῆς ὅλης Σικελίας: [2] ἦν γὰρ τὸ κάλλος οὐκ ἀνθρώπινον ἀλλὰ θεῖον, οὐδὲ Νηρηίδος ἢ Νύμφης τῶν ὀρειῶν ἀλλ̓ αὐτῆς Ἀφροδίτης. Φήμη δὲ τοῦ παραδόξου θεάματος πανταχοῦ διέτρεχε καὶ μνηστῆρες κατέρρεον εἰς Συρακούσας, δυνασταί τε καὶ παῖδες τυράννων, οὐκ ἐκ Σικελίας μόνον, ἀλλὰ καὶ ἐξ Ἰταλίας καὶ Ἠπείρου καὶ νήσων τῶν ἐν Ἠπείρῳ.

Yo, Caritón de Afrodisias, secretario del rétor Atenágoras, voy a contar una historia de amor que sucedió en Siracusa. Hermócrates, el estratego de los Siracusanos que venció a los atenienses, tenía una hija de nombre Calírroe, un prodigio de muchacha y adorno de toda Sicilia. Su belleza era no humana sino divina y no propia de una Nereida o de una Ninfa de las montañas, sino de la misma Afrodita virgen. La fama de esta extraordinaria maravilla se extendía por todas partes y afluían a Siracusa pretendientes, príncipes e hijos de tiranos, no sólo de Sicilia, sino también de Italia, del Epiro y de los pueblos del interior. Pero Eros quiso realizar una acción singular.

 La traducción es de María Cruz Herrero Ingelmo, en Akal / Clásica.

Dafnis y Cloe. Leucipa y Clitofonte. Babiloniasgredos

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baquilidesodasgredos

En este capítulo ofrecemos el final de la Oda Tercera de Baquílides, a Hierón de Siracusa. La versión castellana es traducción de la de Manuel Balasch en la Fundación Bernat Metge.

ναήσατ᾽, ἔνθα σὺ[ν ἀλόχῳ] τε κεδνᾷ

σὺν εὐπλοκάμοις τ᾽ ἐπέβαιν᾽ ἄλα[στον 35

θυγατράσι δυρομέναις· χέρας δ᾽ ἐς

αἰπὺν αἰθέρα σφετέρας ἀείρας

γέγω]νεν· ὑπέρβιε δαῖμον,

ποῦ θεῶν ἐστιν χάρις;

ποῦ δὲ Λατοίδας ἄναξ; 40

πίτνους]ιν Ἀλυάττα δόμοι,

Subió allí con su fiel esposa, y con las hijas de hermosas trenzas que lloraban inconsolablemente. Entonces levantó las manos al elevado cielo y gritó: “Oh tú, genio impetuoso, ¿dónde está la gratitud de los dioses? ¿dónde el soberano, hijo de Leto? Los palacios de Aliates se desploman.

¯˘¯ ¯˘¯ ] μυρίων

¯˘¯ ¯˘¯]ν;

¯˘˘ ˘˘˘¯˘]ν ἄστυ,

φοινίσσεται αἵματι χρυσο]δίνας 45

Πακτωλός· ἀεικελίως γυναῖκες

ἐξ ἐϋκτίτων μεγάρων ἄγονται·

τὰ πρόσθε δ᾽ ἐχθρὰ φίλα· θανεῖν γλύκιστον.

Τός᾽ εἶπε, καὶ ἁβροβάταν κέλευσεν

ἅπτειν ξύλινον δόμον. Ἔ[κλαγ]ον δὲ 50

παρθένοι, φίλας τ᾽ ἀνὰ ματρὶ χεῖρας

ἔβαλλον· ὁ γὰρ προφανὴς θνα-

τοῖσιν ἔχθιστος φόνων·

ἀλλ᾽ ἐπεὶ δεινοῦ πυρὸς

λαμπρὸν διάϊ[σσεν μέ]νος, 55

Ζεὺς ἐπιστάσα[ς μελαγκευ]θὲς νέφος

σβέννυεν ξανθὰ[ν φλόγα.

Ciro-el-Grande

Los medos devastan (¿?) la ciudad, los remolinos sagrados del Pactolo han enrojecido de sangre, las mujeres son arrebatadas afrentosamente de los bien guarnecidos palacios. Lo que antes me era odioso ahora me es agradable: morir será muy dulce”. Así gritó, y ordenó al servidor prender fuego al edificio leñoso. Las doncellas dieron un grito y extendieron las manos hacia su madre; la muerte evidente es la más horrorosa para los mortales. Pero cuando la furia brillante del fuego terrible había empezado a levantarse, Zeus hizo planear una oscura nube llena de lluvia que extinguió la roja llama.

Ἄπιστον οὐδέν, ὅ τι θ[εῶν μέ]ριμνα

τεύχει· τότε Δαλογενὴς Ἀπόλλων

φέρων ἐς Ὑπερβορέους γέροντα 60

σὺν τανισφύροις κατένασσε κούραις

δἰ εὐσέβειαν, ὅτι μέγιστα θνατῶν.

Ἐς ἀγαθέαν ἀνέπεμψε Πυθώ.

Ὅσοι γε μὲν Ἑλλάδ᾽ ἔχουσιν, οὔτι[ς,

ὦ μεγαίνητε Ἱέρων, θελήσει 65

φάμ]εν σέο πλείονα χρυσὸν

Λοξί]ᾳ πέμψαι βροτῶν.

Nada es imposible, cuando lo forja la preocupación de los dioses; entonces el hijo de Delos, Apolo, se llevó al viejo al territorio de los Hiperbóreos y allí lo estableció con sus hijas de esbeltos tobillos por su piedad; de entre los mortales, él había enviado las ofrendas más opulentas a la sagrada Pito. De entre quienes viven ahora en la Hélade, magnánimo Hierón, nadie se atrevería a decir que ha enviado a Loxias más oro que tú.

tapizcirosalvaacresodelapira

Tapíz de Jacobo van der Goten que muestra a Ciro Salvando a Creso de la hoguera. Sala de Juntas del Palacio de Fomento, sede del Ministerio de Agricultura. Madrid

Diógenes Laercio, Vidas de los filósofos I, 51, 1 y I, 67 (Solón), habla brevemente del rey lidio

᾿Απέπλευσεν εἰς Αἴγυπτον καὶ εἰς Κύπρον, καὶ πρὸς Κροῖσον ἦλθεν, ὅτε καὶ ἐρωτηθεὶς ὑπ᾿ αὐτοῦ, «τίς σοι δοκεῖ εὐδαίμων;» «Τέλλος,» ἔφη, » ᾿Αθηναῖος καὶ Κλέοβις καὶ Βίτων» καὶ τὰ θρυλούμενα. Φασὶ δέ τινες ὅτι κοσμήσας ἑαυτὸν ὁ Κροῖσος παντοδαπῶς καὶ καθίσας εἰς τὸν θρόνον ἤρετο αὐτὸν εἴ τι θέαμα κάλλιον τεθέαται· ὁ δέ «ἀλεκτρυόνας,» εἶπε, «<καὶ> φασιανοὺς καὶ ταώς· φυσικῷ γὰρ ἄνθει κεκόσμηνται καὶ μυρίῳ καλλίονι.»

Navegó a Egipto y Chipre. Estuvo con Creso, y preguntándole éste a quién tenía por feliz, respondió que “a Tello Ateniense, a Cleobis y a Bito”, con lo demás que de esto se cuenta. Dicen algunos que habiéndose adornado con Creso una vez con toda clase de ornatos, y sentándose en su trono, le preguntó si había visto nunca espectáculo más bello, a lo que respondió: “Lo había visto en los gallos, faisanes y pavos, pus éstos resplandecían con adornos naturales y maravillosa hermosura”.

En I, 67 hay unas palabras de Solón a Creso:

Σόλων Κροίσῳ

᾿Αγαμαί σε τῆς περὶ ἡμᾶς φιλοφροσύνης· καὶ νὴ τὴν ᾿Αθηνᾶν, εἰ μὴ περὶ παντός μοι ἦν οἰκεῖν ἐν δημοκρατίᾳ ἐδεξάμην ἂν μᾶλλον τὴν δίαιταν ἔχειν ἐν τῇ παρὰ σοὶ βασιλείᾳ ἢ ᾿Αθήνησι,  τυραννοῦντος βιαίως Πεισιστράτου. ἀλλὰ καὶ ἡδίων ἡμῖν ἡ βιοτὴ ἔνθα πᾶσι τὰ δίκαια καὶ ἴσα. ἀφίξομαι δ᾿ οὖν παρὰ σέ, σπεύδων τοι ξένος γενέσθαι.

“Me causa gran maravilla tu amistad para conmigo; y te juro por Minerva que, a no haber ya resuelto habitar en gobierno democrático, querría antes vivir en tu reino que en Atenas, violentamente tiranizada por Pisístrato. Pero yo vivo más gustoso en donde los derechos son iguales entre todos. Bajaré, no obstante, ahí, siquiera por ser tu huésped un breve tiempo”.

La traducción es de José Ortiz y Sainz en Gredos.

DiogenesDeVita

Otra de las obras de Plutarco en la que tenemos información sobre Creso, coincidente con Heródoto, es Plutarco en el capítulo XXVII de su obra Solón:

Τὴν δὲ πρὸς Κροῖσον ἔντευξιν αὐτοῦ δοκοῦσιν ἔνιοι τοῖς χρόνοις ὡς πεπλασμένην ἐξελέγχειν. ᾿Εγὼ δὲ λόγον ἔνδοξον οὕτω καὶ τοσούτους μάρτυρας ἔχοντα καὶ (ὃ μεῖζόν ἐστι) πρέποντα τῷ Σόλωνος ἤθει καὶ τῆς ἐκείνου μεγαλοφροσύνης καὶ σοφίας ἄξιον, οὔ μοι δοκῶ προήσεσθαι χρονικοῖς τισι λεγομένοις κανόσιν, οὓς μυρίοι διορθοῦντες, ἄχρι σήμερον εἰς οὐδὲν αὑτοῖς ὁμολογούμενον δύνανται καταστῆσαι τἀς ἀντιλογίας. Τὸν δ᾿ οὖν Σόλωνά φασιν εἰς Σάρδεις δεηθέντι τῷ Κροίσῳ παραγενόμενον παθεῖν τι παραπλήσιον ἀνδρὶ χερσαίῳ κατιόντι πρῶτον ἐπὶ θάλασσαν.

Su viaje a la corte de Creso hay algunos que lo miran como invento y ficción anacrónica; mas yo una narración tan pregonada por la fama, contestada por tantos testigos, y lo que es más, tan conforme con las costumbres de Solón, y tan digna de su prudencia y sabiduría, no me parece que debo desecharla en obsequio de ciertas reglas cronológicas que millares de escritores andan rectificando hasta hoy, sin que les sirvan para venir a un sentir común entre tantas opiniones contradictorias. Dícese, pues, que llegado Solón a Sardes a ruegos de Creso, le sucedió lo mismo que a los que de las tierras interiores se encaminan al mar por la primera vez;

᾿Εκεῖνός τε γὰρ ὁρῶν ἄλλον ἐξ ἄλλου ποταμὸν ᾤετο τὴν θάλασσαν εἶναι, καὶ τῷ Σόλωνι, τὴν αὐλὴν διαπορευομένῳ καὶ πολλοὺς ὁρῶντι τῶν βασιλικῶν κεκοσμημένους πολυτελῶς καὶ σοβοῦντος ἐν ὄχλῳ προπομπῶν καὶ δορυφόρων, ἕκαστος ἐδόκει Κροῖσος εἶναι, μέχρι πρὸς αὐτὸν ἤχθη, πᾶν ὅσον ἐν λίθοις, ἐν βαφαῖς ἐσθῆτος, ἐν τέχναις χρυσοῦ περὶ κόσμον ἐκπρεπὲς ἔχειν ἢ περιττὸν ἢ ζηλωτὸν ἐδόκει περικείμενον, ὡς δὴ θέαμα σεμνότατον ὀφθείη καὶ ποικιλώτατον.

Y es que creen ser el mar cada uno de los ríos que van encontrando: así Solón, discurriendo por el palacio, y viendo a muchos de los palaciegos costosamente vestidos, y afectando gravedad entre una turba de ministros y guardias, cada uno creía que era Creso, hasta que llegó éste, que se hallaba recostado, teniendo de adorno todo cuanto en pedrería, en los colores del vestido y en alhajas de oro podía verse de más preciado y apetecido para que fuese un espectáculo sumamente vario y majestuoso.

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Urania, mosaico de Rafael,  en el techo de la Stanza della Segnatura, Palacios Pontificios, Vaticano

Tras el breve estudio del poema Urania, sólo nos queda ofrecer el poeta completo:

Urania (quinto poema de Como quien espera el alba, 1941-1944)

En el bosque de plátanos, los troncos altos, lisos,

Como columnas blancas pautando el horizonte

Que el sol de mediodía asiste y dora,

Al pie del agua clara, a cuyo margen

Alientan dulcemente violetas esquivas. 5

Ella está inmóvil. Cubre aéreo

El ropaje azulado su hermosa virgen;

La estrella diamantina allá en la frente

Arisca tal la nieve, y en los ojos

a luz que no conoce sombra alguna. 10

La mano embelesada que alza un dedo

Atenta a la armonía de los astros,

El silencio restaura sobre el mundo

Domando el corazón, y la tormenta

No turba el cielo augusto de su frente. 15

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Urania y Erato de Sebastiano Conca

Musa la más divina de las nueve,

Del orden bello virgen creadora,

Radiante inspiradora de los números,

A cuyo influjo las almas se levantan

De abandono mortal en un batir de alas. 20

Conforta el conocer que en ella mora

La calma vasta y lúcida del cielo

Sobre el dolor informe de la vida,

Sosegando el espíritu a su acento

Y al concierto celeste suspendido. 25

Si en otros días di curso enajenado

A la pasión inútil, su llanto largo y fiebre,

Hoy busco tu sagrado, tu amor, a quien modera

La mano sobre el pecho, ya sola musa mía,

Tú, rosa del silencio, tú, luz de la memoria. 30

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Calíope, Urania y Terpsícore (1646), óleo sobe lienzo de Pierre Mignard

Si Urania es el quinto poema de Como quien espera el alba (1941-1944) octava serie de La realidad y el deseo de Luis Cernuda, el primero de los poemas de esta colección tiene también claras connotaciones clásicas. Nos referimos a El águila, en el que se nos habla de Zeus-Júpiter y Ganimedes. De esta relación y del personaje troyano ya hablamos anteriormente en nuestro blog.

De nuevo recurrimos a quien, antes que nosotros, y muchísimo mejor, ha tratado la obra. En este caso es Adalid Nievas Rojas en su trabajo fin de Grado de Lengua y Literatura españolas Cernuda, tras los clásicos ingleses y españoles. Metafísica, mística y meditación en la poesía de la etapa inglesa. (páginas 53-64).

Nos hemos permitido la licencia de extractar el interesante trabajo.

El primer poema de la serie octava de La realidad y el deseo se construye sobre una serie de elementos que revelan también una lectura muy asimilada de la tradición clásica, y, más concretamente, de aquellos textos influidos por la filosofía neoplatónica, tan afín a los intereses de nuestro poeta. No diré que los caminos de la trascendencia que llevan al acorde hayan de estar adscritos por fuerza a un contenido religioso; ahora bien, asegurar, como asegura D. Harris, que a partir de Como quien espera el alba “Cernuda […] rechaza la busca de «eternos dioses sordos» a favor de la serenidad que le otorga la contemplación de la naturaleza, desatento ya al ansia de un consuelo natural” (Derek Harris, “La poesía de Luis Cernuda”, Poesía completa, página 75) me parece un desatino del todo increíble. Quizá sea por esto que el especialista en Cernuda se limita a señalar como fuente de El águila el poema de Hölderlin Ganymed, y a añadir que “the gods are decadent, tired of immortality and amusing themselves with the antics of man” (Derek Harris, A study of the poetry, Tamesis, Londres, 1973, pág. 71).  Sí que es cierto que los dioses del poema cernudiano sufren el “hastío / de sentirse inmortal”, pero de ninguna manera ha de verse en esa condición el rechazo a una realidad superior que es necesaria para preservar los valores en que cree nuestro poeta; como el amor o la hermosura, en la que “la eternidad trasluce sobre el mundo”.

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Rapto de Ganimedes (detalle, 1531), óleo sobre lienzo de Correggio. Kunsthistorisches Museum. Viena

En realidad, hay que entender la primera estrofa como una reelaboración del tópico platónico del theatrum mundi, un espectáculo humano al que asisten los dioses para entretenerse y librarse de su hastío: “Vuestras vidas recrean nuestro ocio”. Debido a ese hastío, los dioses crean al hombre, trasunto mortal de lo divino, pero en su hermosura descubren la cualidad de su propia esencia (“¿es la hermosura, / forma carnal de una celeste idea, / hecha para morir?”), por lo que caen enamorados hasta su obra con la intención piadosa de salvarlos de la muerte a través de una íntima unión que tanto recuerda a las uniones místicas. Es verdad que la envoltura del poema puede hacernos pensar que se trata solo de una reconstrucción del mito de Ganimedes, un ejemplo más, junto con Urania, de la pervivencia aún en la poesía de los años ingleses del mundo clásico que desde Invocaciones venía apareciendo en la obra del poeta sevillano. Pensar esto, sin embargo, sería reducir demasiado las posibilidades hermenéuticas que ofrece el texto en favor de una visión helenizante del mismo; nada más lejos de la realidad. Se impone, por tanto, la necesidad de rastrear las apariciones del mito en una tradición literaria que va desde Homero hasta Hölderlin, pasando por Arguijo y por Góngora, y de las cuales Cernuda es en buena parte deudor, aunque el resultado final de su poema evidencie un texto construido sobre una serie de motivos de raigambre claramente neoplatónica (bien patentes, como se verá, en su propia tradición mística) y a partir de una técnica de objetivación aprendida del Romanticismo.

En primer lugar, conviene que aclaremos que la hermosura y juventud que definen a Ganimedes son rasgos estimadísimos por nuestro poeta: “por eso siempre lo antepuse [el amor] a toda otra consideración, ayudado además por aquel atractivo poderoso que, como ya dije, tuvo siempre para mí la hermosura física juvenil”. Es natural, pues, que Cernuda recoja para el muchacho de su poema la descripción que de él hicieran Homero (Ilíada, XX, 231-235) u Ovidio (Metamorfosis, X, 155-160), por poner dos casos de la cultura clásica. Dice, por ejemplo, el primero: “Por su parte Tros tuvo tres hijos perfectos: Ilo, Asáraco y Ganimedes, semejante a un dios, que fue el más hermoso de los hombres mortales. Y a éste lo raptaron los dioses para servir el vino a Zeus a causa de su belleza, a fin de que estuviera con los inmortales”. En Cernuda, son los siguientes versos los que dan cuenta de la hermosura del joven:

[…] Tu edad estaba

Florida de esa gala que los hombres

Ostentan sólo un día, en los umbrales

De Juventud.

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Rapto de Ganimedes (1611-1612), óleo sobre lienzo de 203 x 203 cm, de Peter Paulus Rubens. Palacio Schwarzenberg de Viena (otra versión en Burdeos)

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