El próximo 6 de enero se celebra la Epifanía, la Manifestación de Dios, popularmente conocida como la fiesta de los “Reyes Magos”. Son éstos unos personajes entrañables que han dado lugar a una costumbre muy arraigada: la de hacer regalos, especialmente a los niños, en recuerdo de los que ellos mismos hicieron al Niño Jesús en Belén. En España son destacables las cabalgatas, representaciones, teatrillos en los que estos magos de Oriente son recibidos por las autoridades de cada pueblo y ciudad, y luego se pasean por las principales calles en desfiles y cabalgatas llenas de magia y colorido. Por la noche les espera una tarea muy ardua: ir a todas las casas, escalando, si es preciso, y dejar los regalos que los niños han pedido en su carta que un cartero real o directamente un paje regio se ha encargado de hacerles llegar.
Hay muchos elementos relacionados con esta fiesta: la estrella y sus connotaciones astrológicas y astronómicas, su viaje, de consecuencias teológicas, los magos y sus nombres, sus camellos, dromedarios o caballos, su color de piel, su origen o procedencia, la figura perversa de Herodes, la vuelta a su país por otro camino; y también es interesante la extensa iconografía de su adoración. No faltan tampoco las obras musicales con referencias a los reyes magos, como la canción popular andaluza “Ya viene la vieja” que dice:
Ya vienen los Reyes por los arenales,
ya le traen al niño muy ricos pañales,
ya le traen al niño muy ricos pañales.
Ya vienen los Reyes por aquel camino,
ya le traen al niño sopitas con vino,
ya le traen al niño sopitas con vino.
Oro trae Melchor, incienso Gaspar
y olorosa mirra le trae Baltasar.
y olorosa mirra le trae Baltasar.
Precisamente hoy he asistido a un concierto coral en el que se ha interpretado una canción popular danesa, en valenciano. Su letra es la siguiente:
De terres llunyanes tres gran majestats segueixen l’estrella cercant el nounat. L’infant ja no es troba ran del camí; pastors i pastores van veure’l partir.
De tierras lejanas tres grandes majestades siguen la estrella buscando al recién nacido. El niño ya no está junto al camino; pastores y pastoras lo vieron partir.
La gran comitiva de sobte es deté, l’estrella il·lumina la llar del fuster. Els reis no vacil·len i amb gest segur, empenyen la porta i veuen Jesús.
La gran comitiva de repente se detiene, la estrella ilumina la casa del carpintero. Los reyes no vacilan y con gesto seguro, empujan la puerta y ven a Jesús.
Es postren a terra humils i creients, d’encens, or i mirra li fan rics presents i ja, de tornada, com encisats, s’obliden d’Herodes pensant en l’infant.
Se postran en tierra humildes y creyentes, de incienso, oro y mirra le hacen ricos presentes y ya, de vuelta, como hechizados, se olvidan de Herodes pensando en el niño.
Todo el relato evangélico en una canción de inocente encanto.
La de los Reyes Magos es una tradición que ha ido conformándose con el paso de los años hasta llegar a la actualidad.
Nosotros en estos artículos aportaremos las principales fuentes para el conocimiento de estos personajes y todo lo relacionado con su viaje y adoración. Se trata de los evangelios, canónicos y apócrifos. El único mérito que tienen estos artículos es el de ofrecer una selección de los textos evangélicos en los que aparecen las figuras de los magos. Nuestra principal fuente, a su vez, ha sido la edición crítica y bilingüe de Los evangelios apócrifos, a cargo de Aurelio de Santos Otero en la BAC.
Comenzamos por los evangelios canónicos. Sólo Mateo nos relata este episodio y de forma breve. Lo ofrecemos en griego, latín y español.
Mateo 2, 1-12
Τοῦ δὲ ᾿Ιησοῦ γεννηθέντος ἐν Βηθλέεμ τῆς ᾿Ιουδαίας ἐν ἡμέραις ῾Ηρῴδου τοῦ βασιλέως, ἰδοὺ μάγοι ἀπὸ ἀνατολῶν παρεγένοντο εἰς ῾Ιεροσόλυμα λέγοντες, Ποῦ ἐστιν ὁ τεχθεὶς βασιλεὺς τῶν ᾿Ιουδαίων; εἴδομεν γὰρ αὐτοῦ τὸν ἀστέρα ἐν τῇ ἀνατολῇ καὶ ἤλθομεν προσκυνῆσαι αὐτῷ. ἀκούσας δὲ ὁ βασιλεὺς ῾Ηρῴδης ἐταράχθη καὶ πᾶσα ῾Ιεροσόλυμα μετ’ αὐτοῦ, καὶ συναγαγὼν πάντας τοὺς ἀρχιερεῖς καὶ γραμματεῖς τοῦ λαοῦ ἐπυνθάνετο παρ’ αὐτῶν ποῦ ὁ Xριστὸς γεννᾶται. οἱ δὲ εἶπαν αὐτῷ, ᾿Εν Βηθλέεμ τῆς ᾿Ιουδαίας· οὕτως γὰρ γέγραπται διὰ τοῦ προφήτου· Καὶ σύ, Βηθλέεμ γῆ ᾿Ιούδα, οὐδαμῶς ἐλαχίστη εἶ ἐν τοῖς ἡγεμόσιν ᾿Ιούδα· ἐκ σοῦ γὰρ ἐξελεύσεται ἡγούμενος, ὅστις ποιμανεῖ τὸν λαόν μου τὸν ᾿Ισραήλ. Τότε ῾Ηρῴδης λάθρᾳ καλέσας τοὺς μάγους ἠκρίβωσεν παρ’ αὐτῶν τὸν χρόνον τοῦ φαινομένου ἀστέρος, καὶ πέμψας αὐτοὺς εἰς Βηθλέεμ εἶπεν, Πορευθέντες ἐξετάσατε ἀκριβῶς περὶ τοῦ παιδίου· ἐπὰν δὲ εὕρητε ἀπαγγείλατέ μοι, ὅπως κἀγὼ ἐλθὼν προσκυνήσω αὐτῷ. οἱ δὲ ἀκούσαντες τοῦ βασιλέως ἐπορεύθησαν, καὶ ἰδοὺ ὁ ἀστὴρ ὃν εἶδον ἐν τῇ ἀνατολῇ προῆγεν αὐτοὺς ἕως ἐλθὼν ἐστάθη ἐπάνω οὗ ἦν τὸ παιδίον. ἰδόντες δὲ τὸν ἀστέρα ἐχάρησαν χαρὰν μεγἀλην σφόδρα. καὶ ἐλθόντες εἰς τὴν οἰκίαν εἶδον τὸ παιδίον μετὰ Μαρίας τῆς μητρὸς αὐτοῦ, καὶ πεσόντες προσεκύνησαν αὐτῷ, καὶ ἀνοίξαντες τοὺς θησαυροὺς αὐτῶν προσήνεγκαν αὐτῷ δῶρα, χρυσὸν καὶ λίβανον καὶ σμύρναν. καὶ χρηματισθέντες κατ’ ὄναρ μὴ ἀνακάμψαι πρὸς ῾Ηρῴδην, δι’ ἄλλης ὁδοῦ ἀνεχώρησαν εἰς τὴν χώραν αὐτῶν.
Cum autem natus esset Iesus in Bethlehem Iudaeae in diebus Herodis regis, ecce Magi ab oriente venerunt Hierosolymam dicentes: “Ubi est, qui natus est, rex Iudaeorum? Vidimus enim stellam eius in oriente et venimus adorare eum”. Audiens autem Herodes rex turbatus est et omnis Hierosolyma cum illo; et congregans omnes principes sacerdotum et scribas populi, sciscitabatur ab eis ubi Christus nasceretur. At illi dixerunt ei: “In Bethlehem Iudaeae. Sic enim scriptum est per prophetam: «Et tu, Bethlehem terra Iudae, nequaquam minima es in principibus Iudae; ex te enim exiet dux, qui reget populum meum Israel»”. Tunc Herodes, clam vocatis Magis, diligenter didicit ab eis tempus stellae, quae apparuit eis; et mittens illos in Bethlehem dixit: “Ite et interrogate diligenter de puero; et cum inveneritis, renuntiate mihi, ut et ego veniens adorem eum”. Qui cum audissent regem, abierunt. Et ecce stella, quam viderant in oriente, antecedebat eos, usque dum veniens staret supra, ubi erat puer. Videntes autem stellam gavisi sunt gaudio magno valde. Et intrantes domum viderunt puerum cum Maria matre eius, et procidentes adoraverunt eum; et apertis thesauris suis, obtulerunt ei munera, aurum et tus et myrrham. Et responso accepto in somnis, ne redirent ad Herodem, per aliam viam reversi sunt in regionem suam.
Cuando nació Jesús, en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén y preguntaron: «¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo». Al enterarse, el rey Herodes quedó desconcertado y con él toda Jerusalén. Entonces reunió a todos los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo, para preguntarles en qué lugar debía nacer el Mesías. «En Belén de Judea, –le respondieron–, porque así está escrito por el Profeta: «Y tú, Belén, tierra de Judá, ciertamente no eres la menor entre las principales ciudades de Judá, porque de ti surgirá un jefe que será el Pastor de mi pueblo, Israel»». Herodes mandó llamar secretamente a los magos y después de averiguar con precisión la fecha en que había aparecido la estrella, los envió a Belén, diciéndoles: «Vayan e infórmense cuidadosamente acerca del niño, y cuando lo hayan encontrado, avísenme para que yo también vaya a rendirle homenaje». Después de oír al rey, ellos partieron. La estrella que habían visto en Oriente los precedía, hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el niño. Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría, y al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje. Luego, abriendo sus cofres, le ofrecieron dones, oro, incienso y mirra.
Y como recibieron en sueños la advertencia de no regresar al palacio de Herodes, volvieron a su tierra por otro camino.
Es una narración breve, pero muy completa, en lo necesario para Mateo.
En la época de Mateo los judíos preguntaban a los cristianos si Jesús era realmente el Mesías esperado. El evangelista les responde componiendo un relato que conocemos como evangelio de la infancia (1-2). Para redactarlo utilizó los escasos recuerdos del Jesús-niño que le ofrecía la tradición cristiana conservada en las comunidades, y lo hace con el modo de escribir propio de su época.
El relato de la adoración de los magos se desarrolla en dos escenarios diferentes. Uno es Belén y el otro Jerusalén. Mateo insiste en que Jesús nace en Belén por dos razones: por una parte, según la mentalidad de aquella cultura, el lugar de origen imprimía honorabilidad a los nacidos en su territorio. Como Belén era la patria del rey David, todos los nacidos allí heredaban el honor de tan ilustre antepasado. Pero había otra razón muy importante: según las Escrituras, el Mesías debía nacer en esta ciudad de Judá (Miqueas 5, 1-3; 2 Samuel 5, 2). Algo más ocurre en Belén que termina de configurar esta presentación que Mateo hace de Jesús: el surgimiento de una estrella y la adoración de los sabios. Según una creencia popular, cuando nacía un personaje importante, una nueva estrella aparecía en el cielo, y las Escrituras señalaban al Mesías como la estrella de Jacob (Números 24, 17). Esas mismas escrituras anunciaban que los pueblos paganos se arrodillarían ante el Mesías (Isaías 49, 23; 60, 6)
Belén se configura en el relato de Mateo como el lugar de destino para unos paganos, presentados como sabios de Oriente, que han visto un signo en el cielo, una estrella, que les anuncia el nacimiento del rey de los judíos, y que quieren adorarlo. Como paganos, no conocen las profecías de las Escrituras, por eso acuden a los judíos para que se las expliquen y se fían de los signos que los llevan hasta Belén. Allí se postran ante el niño, como gesto de adoración al reconocer en él a Dios, y le ofrecen regalos: oro, incienso y mirra, presentes que recordaban las profecías de Isaías sobre los extranjeros, que vendrían a Jerusalén trayendo obsequios para Dios (Isaías 49, 23; 60, 5).
Pero Belén no es el único escenario del relato. Si en esta ciudad de Judá todo era acogida para Jesús, en Jerusalén toda la ciudad se sobresalta y Herodes planea su muerte. Los sabios de Oriente, al ver la estrella, se ponen en camino con presteza, buscan, están atentos a las señales. Los representantes oficiales el pueblo judío, que conocen las Escrituras, no son capaces de descubrir en ellas a Jesús, ni se ponen en camino.
En la comunidad a la que Mateo escribe, había paganos y judíos. Todos habían creído en Jesús, y eso les acarreaba rechazo, persecución. En ellos se repetía la situación que acompañó a Jesús desde su nacimiento hasta la cruz. Mateo anticipa en Herodes y sus consejeros la experiencia de rechazo que tuvo Jesús y que estaban viviendo sus coetáneos. A pesar de conocer las Escrituras, estaban persiguiendo a los cristianos porque éstos reconocían en Jesús al Mesías.
Los cristianos de la comunidad que provenían del paganismo se veían especialmente reflejados en la actitud de los sabios de Oriente, pues habían creído desde los pequeños signos, se habían dejado guiar por la luz que Jesús irradiaba en sus seguidores y habían profundizado en las Escrituras. La actitud de los magos ejemplarizaba el camino que habían recorrido, y su presencia en Belén les recordaba su propia experiencia de fe. (extraído de El tesoro del escriba, guía para una lectura comunitaria del evangelio de Mateo, Verbo Divino, 2001).
Es un bello regalo de Reyes! Rescato la frase;»buscan,estan atentos a las señales. ¿Hay bibliografia sobre los perfiles de cada uno y su representaciòn?
En este artículo de hoy de El País digital se habla sobre ellos. Quizá la Historia Trium Magum de John de Hildesheim sea bastante completa.
http://www.elpais.com/articulo/portada/Seguimos/pista/Reyes/Magos/elpepusoceps/20090104elpepspor_3/Tes
http://books.google.es/books?id=CufcwAue3EYC&pg=RA1-PA254&lpg=RA1-PA254&dq=Historia+Trium+Regum&source=bl&ots=U3eyr_XO6p&sig=R5I5LUScGiJVaL0JaNla0kHU2kQ&hl=es&sa=X&oi=book_result&resnum=2&ct=result#PPP1,M1
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[…] apócrifos (Quare dixisti ista superflua esse, De infantia Salvatoris), sobre los magos de Oriente (Melkon, Baltasar y Gaspar, Ahmal y los visitantes nocturnos, Los cinco reyes, ), sobre la paz (2009, 2010, 2011, 2012, 2014, […]