La nascita di Venere (1483-1485, detalle), témpera sobre tabla de 278 x 172 cm., de Sandro Botticelli. Galleria degli Uffizi. Florencia
Estábamos repasando los versos 128 a 157 del poema Hero y Leandro de Museo el Gramático, con ayuda de la traducción y notas de José Guillermo Montes Cala, en su edición de Gredos. Comentamos en el anterior capítulo parte del verso 134 (πόθου βεβολημένος οἴστρῳ = herido por el aguijón de la pasión). Vamos ahora con los 135 (Κύπρι φίλη μετὰ Κύπριν, Ἀθηναίη μετ’ Ἀθήνην = Cipris querida luego de Cipris, Atenea luego de Atenea), 136 (ἀλλά σε θυγατέρεσσι Διὸς Κρονίωνος ἐίσκω = sino que a ti con las hijas de Zeus Cronión te comparo) y 138-139.
- (Cipris querida…de Atenea). La comparación de una doncella con Afrodita por su belleza y con Atenea por su hacendoso carácter ya es formulada por Aquiles en Ilíada IX, 389 s.:
κούρην δ᾿ οὐ γαμέω Ἀγαμέμνονος Ἀτρεΐδαο,
οὐδ᾿ εἰ χρυσείῃ Ἀφροδίτῃ κάλλος ἐρίζοι,
ἔργα δ᾿ Ἀθηναίῃ γλαυκώπιδι ἰσοφαρίζοι·
οὐδέ μιν ὧς γαμέω· ὃ δ᾿ Ἀχαιῶν ἄλλον ἑλέσθω,
ὅς τις οἷ τ᾿ ἐπέοικε καὶ ὃς βασιλεύτερός ἐστιν.
No me casaré con la hija de Agamemnón Atrida, aunque en hermosura rivalice con la dorada Afrodita y en labores compita con Atenea; ni siendo así me desposaré con ella; elija aquél otro aqueo que le convenga y sea rey más poderoso.
La traducción es de Luis Segalà, en Wikisource.
- (Con las hijas de Zeus Cronión te comparo). Una nueva formulación del motivo amatorio de “la amada como diosa”; cf. ya la comparación de Nausícaa con Ártemis hecha por Odiseo en Odisea VI, 151 s., ofrecida ya en el anterior capítulo a propósito del discurso de Leandro que toma como modelo el célebre parlamento de Odiseo a Nausícaa:
γουνοῦμαί σε, ἄνασσα· θεός νύ τις ἦ βροτός ἐσσι;
εἰ μέν τις θεός ἐσσι, τοὶ οὐρανὸν εὐρὺν ἔχουσιν,
Ἀρτέμιδί σε ἐγώ γε, Διὸς κούρῃ μεγάλοιο,
εἶδός τε μέγεθός τε φυήν τ’ ἄγχιστα ἐΐσκω·
¡Yo te imploro, oh reina, seas diosa o mortal! Si eres una de las deidades que poseen el anchuroso cielo te hallo muy parecida a Artemis, hija del gran Zeus, por tu hermosura, por tu grandeza y por tu natural…!
Nausícaa (ca. 1879), óleo sobre lienzo de 145 x 67 cm., de Frederic Leighton. Colección privada
La divinización del ser amado por el amante es también un motivo platónico: cf. Fedro 251a:
ὁ δὲ ἀρτιτελής, ὁ τῶν τότε πολυθεάμων, ὅταν θεοειδὲς πρόσωπον ἴδῃ κάλλος εὖ μεμιμημένον ἤ τινα σώματος ἰδέαν, πρῶτον μὲν ἔφριξε καί τι τῶν τότε ὑπῆλθεν αὐτὸν δειμάτων, εἶτα προσορῶν ὡς θεὸν σέβεται, καὶ εἰ μὴ ἐδεδίει τὴν τῆς σφόδρα μανίας δόξαν, θύοι ἂν ὡς ἀγάλματι καὶ θεῷ τοῖς παιδικοῖς.
Sin embargo, aquel cuya iniciación es todavía reciente, el que contempló mucho de las de entonces, cuando ve un rostro de forma divina, o entrevé, en el cuerpo una idea que imita bien a la belleza, se estremece primero, y le sobreviene algo de los temores de antaño y, después, lo venera al mirarlo, como a un dios, y si no tuviera miedo de parecer muy enloquecido, ofrecería a su amado sacrificios como si fuera la imagen de un dios.
Traducción de Emilio Lledó Íñigo, en Gredos
- (Y el más dichoso, el vientre que te trajo al mundo). Th. Gelzer (Mus. Helv 24 (1967), 136) anota la concordancia de este makarismós (μακαρισμός) o alabanza de la felicidad con un pasaje del Evangelio de Lucas (XI 27) y llama la atención sobre la práctica frecuente entre los poetas de la llamada escuela de Gaza de buscar citas coincidentes entre Homero y el Nuevo Testamento. Éste es el pasaje:
᾿Εγένετο δὲ ἐν τῶ λέγειν αὐτὸν ταῦτα ἐπάρασά τις φωνὴν γυνὴ ἐκ τοῦ ὄχλου εἶπεν αὐτῶ, μακαρία ἡ κοιλία ἡ βαστάσασά σε καὶ μαστοὶ οὓς ἐθήλασας. Αὐτὸς δὲ εἶπεν, μενοῦν μακάριοι οἱ ἀκούοντες τὸν λόγον τοῦ θεοῦ καὶ φυλάσσοντες.
Cuando decía esto, una mujer de la multitud alzó la voz y dijo: -¡Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron! Él replicó: -¡Dichosos, más bien, los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen!
No obstante, este tipo de makarismós cuenta ya con paralelos en la tradición poética grecolatina: cf., por ejemplo, Odisea VI, 154:
τρὶς μάκαρες μὲν σοί γε πατὴρ καὶ πότνια μήτηρ,
τρὶς μάκαρες δὲ κασίγνητοι· μάλα πού σφισι θυμὸς
αἰὲν ἐϋφροσύνῃσιν ἰαίνεται εἵνεκα σεῖο.
Venturosos tres veces tu padre y tu madre, tres veces
Venturosos también tus hermanos. De goces el alma
Inundada por ti sentirán…
Traducción de José Manuel Pabón, en Gredos.
Hermaphroditus und die Nymphe Salmakis (Hermafrodito y la ninfa Salmacis, ca 1581), óleo sobre lienzo de 110 x 81 cm., de Bartholomeus Spranger. Gemäldegalerie del Kunsthistorisches Museum. Viena.
O en Ovidio, Metamorfosis IV, 320 ss., (relato de los amores de Salmacis y Hermafrodito):
Tunc sic orsa loqui:”Puer, o dignissime credi
esse deus, seu tu deus es, potes esse Cupido,
sive es mortalis, qui te genuere, beati,
et frater felix, et fortunata profecto,
si qua tibi soror est, et quae dedit ubera nutrix;
sed longe cunctis longeque beatior illa,
si qua tibi sponsa est, si quam dignabere taeda.
haec tibi sive aliqua est, mea sit furtiva voluptas,
seu nulla est, ego sim, thalamumque ineamus eundem”.
Entonces, así empezando a hablar: “Muchacho, oh, dignísimo de que se crea
que eres un dios, o si tú dios eres, puedes ser Cupido,
o si eres mortal, quienes te engendraron dichosos,
y tu hermano feliz, y afortunada seguro
si alguna tú hermana tienes, y la que te dio sus pechos, tu nodriza;
pero mucho más que todos, y mucho más dichosa aquélla, 325
si alguna tú prometida tienes, si a alguna dignarás con tu antorcha,
ésta tú, si es que alguna tienes, sea furtivo mi placer,
o si ninguna tienes, yo lo sea, y en el tálamo mismo entremos”.
Traducción de Ana Pérez Vega, en Wikisource.
También hallamos un ejemplo en Nono de Panópolis, Dionisíacas X, 196 ss.:
Τίς σε πατὴρ ἐφύτευσε; Τίς οὐρανίη τέκε γαστήρ;
Τίς Χαρίτων σε λόχευσε; Τίς ἤροσε καλός Ἀπόλλων;
εἰπέ, φίλος, μὴ κρύπτε τεὸν γένος: εἰ μὲν ἱκάνεις
ἄπτερος ἄλλος Ἔρως βελέων δίχα, νόσφι φαρέτρης,
τίς μακάρων σε φύτευσε παρευνάζων Ἀφροδίτῃ;
καὶ γὰρ ἐγὼ τρομέω σέο μητέρα Κύπριν ἐνίψαι,
μὴ γενέτην Ἥφαιστον ἢ Ἄρεα σεῖο καλέσσω.
εἰ δὲ σύ, τὸν καλέουσιν, ἀπ᾽ αἰθέρος ἤλυθες Ἑρμῆς,
δεῖξον ἐμοὶ πτερὰ κοῦφα καὶ ἔμπνοα ταρσὰ πεδίλων
“¿Qué padre te engendró? ¿Qué celeste vientre te dio a luz? ¿Cuál de las Gracias te parió? ¿Qué bello Apolo te sembró? Habla, amigo, no ocultes tu origen. Si llegas como otro Eros, sin alas, sin dardos, sin ayuda de un tahalí; ¿quién entre los Bienaventurados te engendró al acostarse junto a Afrodita? También yo, en efecto, temo nombrar a Cipris como tu madre, no sea que llame padre tuyo a Hefesto o a Ares. Pero si tú eres a quien llaman Hermes, y como tal llegaste del étr, muéstrame tus ligeras alas y las vivas suelas de tus sandalias.
De nuevo tenemos aquí la historia de amor entre Ámpelo y Dioniso. Son palabras que el segundo dirige al primero.
Bacchus cum Ampelo (entre 1731 y 1736), grabado de grupo escultórico romano de Giovanni Domenico Campiglia
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