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Archive for 4 de noviembre de 2010

 

Para finalizar las fuentes sobre Andrómeda vamos con Eratóstenes, que, en su obra Catasterismos, dedicó tres conversiones a este episodio, los números 16 (Casiopea), 17 (Andrómeda) y 36 (La Ballena).

Casiopea:

Sófocles el dramaturgo cuenta en su Andrómeda que Casiopea rivalizó con las Nereidas por ver quién era más bella y que a resultas de ello cayó en desgracia y Posidón hizo surgir un monstruo marino que devastaba al país. Su propia hija, Andrómeda, fue expuesta al monstruo. Casiopea aparece representada a su lado, sentada sobre un cojín. Tiene una estrella brillante sobre la cabeza, una también brillante sobre cada hombro, otra sobre el pecho derecho, una de luz tenue sobre el codo derecho, una sobre la mano derecha, una sobre la izquierda y una sobre el ombligo; dos brillantes en el muslo izquierdo, una brillante sobre la rodilla, otra sobre el asiento y una sobre cada uno de los tres vértices del cojín donde está sentada. Suman un total de quince.

Andrómeda:

Figura entre las constelaciones por voluntad de la diosa Atenea, en recuerdo de las hazañas de Perseo; muestra sus brazos abiertos en cruz, tal y como fue expuesta ante el monstruo marino [Cetus]. Una vez salvada por Perseo, no quiso seguir viviendo ni con su padre ni con su madre sino que marchó de inmediato a Argos con Perseo, como muestra de agradecimiento. Así está claramente relatado en la obra que Eurípides compuso sobre este personaje. Tiene una estrella de intenso brillo en la cabeza, una en cada hombro, una sobre el codo derecho, una muy brillante en el extremo de la mano y otra sobre el codo izquierdo; una más en el brazo, y otra brillante en la mano izquierda, tres en la cintura y cuatro más encima, una brillante en cada rodilla, dos sobre el pie derecho y una finalmente en el izquierdo. Suman un total de veinte.

La Ballena:

Es el monstruo que el dios Posidón envió contra Cefeo porque Casiopea había competido en belleza con las Nereidas. Acabó con él Perseo, pero fue elevado al firmamento en recuerdo de lo sucedido. Así lo cuenta el trágico Sófocles en su obra Andrómeda. Lleva dos estrellas brillantes en la cola; desde la cola hasta la convexidad del costado tiene cinco, y otras seis debajo del vientre. Suman un total de trece.

 

Seguimos ahora con el texto de Roberta d’Adda.

El cuadro de Rembrandt se aleja de la tradición iconográfica, ya que centra la narración exclusivamente en la figura de la víctima, sin indicación alguna del monstruo ni del heroico liberador. Según un método de descontextualización frecuente en sus cuadros posteriores, Rembrandt parece encerrar los presupuestos y el desarrollo de la historia en la expresión y en la actitud de la protagonista, captándola en el momento crucial. Es posible que en el tratamiento de la figura de la joven el artista se haya inspirado en la ilustración de un manuscrito medieval conservado en la biblioteca de la universidad de Leiden: la imagen se reproducía en una estampa de Jacques de Gheyn II que Rembrandt había tenido sin duda ocasión de ver.

Andrómeda es el primer desnudo femenino pintado por Rembrandt; en torno a 1631, el artista volvió sobre este motivo en dos aguafuertes, Mujer desnuda sentada en un túmulo y Diana en el baño, para la cual quizá utilizó a la misma modelo. La fecha de la tablita la precisa también la comparación con Jeremías lamentando la destrucción de Jerusalén (1630), obra en la que se desarrollan con mayor madurez algunos expedientes formales de la Andrómeda. También la figura del profeta está construida siguiendo una diagonal y resalta dentro de un halo luminoso que se obtiene dejando emerger el gris de la preparación.

 

 

Hasta aquí el texto de Roberta D’Adda en Los Grandes Genios del Arte, colección publicada junta al periódico El Mundo.

Ya en la cerámica griega encontramos a Andrómeda encadenada. En una obra atribuida al grupo de Sísifo, de circa 430, vemos cómo Perseo se acerca al rey Cefeo, padre de la joven, mientras ésta, a la izquierda de la escena, está encadenada a dos troncos de árbol.

 

 

En un fresco pompeyano del Museo de Nápoles vemos a Perseo liberando a Andrómeda de sus cadenas atadas a una roca. El héroe lleva sandalias aladas, una espada corta y la Gorgona atada a su muslo. El monstruo marino debe ser el objeto azul detrás de la roca.

 

 

En un fresco de la sala mitológica de la villa imperial de Boscotrecase vemos, a la izquierda a Perseo volando, espada en ristre, dispuesto a liberar a Andrómeda del monstruo que aparece justo debajo de él. La joven se halla encadenada en una espectacular roca. En la parte derecha encontramos de nuevo a Perseo dando la mano esta vez al rey Cefeo en su palacio. Es curioso cómo a los pies de la roca hay una mujer velada pensativa.

 

 

Un mosaico conservado en el Museo Gaziantep de Turquía muestra a Perseo tomando de la mano a Andrómeda, ya liberada, como demuestran las cadenas rotas a su espalda; el monstruo yace a los pies del héroe que sostiene la cabeza de Gorgona a la altura de su cintura. Aparecen escritos en griego y mayúsculas los nombres de cada personaje (ΑΝΔΡΟΜΕΔΑ, ΠΕΡΣΕΥΣ, ΚΗΤΟΣ), como es bastante habitual en los mosaicos.

 

 

Como se ha dicho, Rembrandt prescinde por completo del liberador Perseo y el monstruo marino.

Otros pintores sí que los plasman. Así Palma nos pinta una rolliza Andrómeda, atada con cadenas de pies y brazos a una roca en muy incómoda postura, mientras observa cómo Perseo con un escudo que tiene pintada a Medusa se enfrenta a un fiero dragón marino.

 

 

La versión de Piero de Cosimo, de 1513, es sorprendente. Por lo pronto, destaca la abundancia de personajes que, junto al mar, adoptan distintas posturas: mientras unos lloran y no quieren ver la escena del monstruo que se dirige a devorar a Andrómeda, otros celebran que Perseo se halla ya en su espalda dispuesto a propinar un golpe de espada a su cuello. Andrómeda está semidesnuda. Quizá lo más sorprendente es que Perseo aparece dos veces: una, volando por los aires sobre el grupo de personas de la derecha del cuadro, algunos de los cuales, por cierto, tocan instrumentos musicales, de camino hacia el cetáceo, y otra una vez sobre el cuerpo del monstruo, como hemos dicho.

 

 

Tiziano destaca por la forzadísima de Perseo sobre un monstruo muy parecido a los de Palma y Cosimo. La figura de Andrómeda, que ocupa el lado izquierdo de la pintura, cubre sus partes eróticas con una ligera tela de tul. Muy forzada también la postura de su brazo izquierdo. De la obra, datada en 1556 y conservada en la Wallace Collection de Londres, leemos en Artehistoria:

Tiziano presenta el momento en que Perseo lucha contra el monstruo, episodio que es contemplado por la bella Andrómeda encadenada a las rocas. El héroe aparece en una postura tremendamente escorzada, al igual que el monstruo marino o la propia Andrómeda. De esta manera, Tiziano se relaciona con las ideas manieristas que tanto le interesaron. La doncella recibe un intenso haz de luz que resbala por su cuerpo y resalta su sensual anatomía. El resto de la composición queda en penumbra para acentuar el dramatismo y la violencia del momento, anticipándose así al Barroco. Los colores son cada vez más limitados, empleando una pincelada rápida y empastada con la que consigue dotar de un aspecto abocetado al conjunto. De esta manera obtiene unos efectos atmosféricos que serán admirados por los maestros del Barroco, Rubens y Rembrandt especialmente.

 

 

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