Y comenzamos con el breve análisis de cada uno de los movimientos. El esquema será el mismo en cada movimiento. Ofreceremos el texto latino de la obra de Ovidio y su traducción. Seguirá una breve explicación de cómo el autor pone en música este mito y cerraremos con un video con su interpretación.
I. PAN
Metamorfosis I, 689-712
PAN
Tum deus ‘Arcadiae gelidis sub montibus’ inquit
‘inter hamadryadas celeberrima Nonacrinas
naias una fuit: nymphae Syringa vocabant.
non semel et satyros eluserat illa sequentes
et quoscumque deos umbrosaque silva feraxque
rus habet. Ortygiam studiis ipsaque colebat
virginitate deam; ritu quoque cincta Dianae
falleret et posset credi Latonia, si non
corneus huic arcus, si non foret aureus illi;
sic quoque fallebat.
Redeuntem colle Lycaeo
Pan videt hanc pinuque caput praecinctus acuta
talia verba refert’restabat verba referre
et precibus spretis fugisse per avia nympham,
donec harenosi placidum Ladonis ad amnem
venerit; hic illam cursum inpedientibus undis
ut se mutarent liquidas orasse sorores,
Panaque cum prensam sibi iam Syringa putaret,
corpore pro nymphae calamos tenuisse palustres,
dumque ibi suspirat, motos in harundine ventos
effecisse sonum tenuem similemque querenti.
arte nova vocisque deum dulcedine captum
‘hoc mihi colloquium tecum’ dixisse ‘manebit,’
atque ita disparibus calamis conpagine cerae
inter se iunctis nomen tenuisse puellae.
Pan y Siringe
Entonces el dios: «De la Arcadia en los helados montes», dice,
«entre las hamadríadas muy célebre, las Nonacrinas,
náyade una hubo; las ninfas Siringe la llamaban. 690
No una vez, no ya a los sátiros había burlado ella, que la seguían,
sino a cuantos dioses la sombreada espesura y el feraz
campo hospeda; a la Ortigia en sus aficiones y con su propia virginidad
honraba, a la diosa; según el rito también ceñida de Diana,
engañaría y podría creérsela la Latonia, si no 695
de cuerno el arco de ésta, si no fuera áureo el de aquélla;
así también engañaba. Volviendo ella del collado Liceo,
Pan la ve, y de pino agudo ceñido en su cabeza
tales palabras refiere…». Restaba sus palabras referir,
y que despreciadas sus súplicas había huido por lo intransitable la ninfa, 700
hasta que del arenoso Ladón al plácido caudal
llegó: que aquí ella, su carrera al impedirle sus ondas,
que la mutaran a sus líquidas hermanas les había rogado,
y que Pan, cuando presa de él ya a Siringa creía,
en vez del cuerpo de la ninfa, cálamos sostenía lacustres, 705
y, mientras allí suspira, que movidos dentro de la caña los vientos
efectuaron un sonido tenue y semejante al de quien se lamenta;
que por esa nueva arte y de su voz por la dulzura el dios cautivado:
«Este coloquio a mí contigo», había dicho, «me quedará»,
y que así, los desparejos cálamos con la trabazón de la cera 710
entre sí unidos, el nombre retuvieron de la muchacha.
La traducción es de Ana Pérez Vega.
La historia mítica de la invención de la flauta de pan es la historia narrada en el primer movimiento de la Seis Metamorfosis. La historia se la cuenta Mercurio a Argos, a quien debe matar por orden de Zeus. El mensajero de los dioses no logra dormir al gigante de 100 ojos, ya que, si bien en parte de sus ojos se ha asentado ya el sopor, en otra parte aún ve y es entonces cuando le pregunta al dios de qué manera había sido inventada la flauta, con cuyos sones trata de dormir a Argos.
Pan aparece también en el libro XI de las Metamorfosis en la competición que mantuvo con Apolo, cuya música se había atrevido a menospreciar, en comparación de la que él ejecutaba con la siringe. Como ya se dijo en la introducción, la flauta de pan era uno de los instrumentos menores, no uno de los académicos. Se dice que en la competición con Apolo él tocó de modo rústico y con rudos cantos que encantaron a Midas, que casualmente estaba allí, en el monte Tmolo, escuchándolo.
No nos privamos de ofrecer este episodio:
Ille perosus opes silvas et rura colebat
Panaque montanis habitantem semper in antris,
pingue sed ingenium mansit, nocituraque, ut ante,
rursus erant domino stultae praecordia mentis.
nam freta prospiciens late riget arduus alto
Tmolus in ascensu clivoque extensus utroque
Sardibus hinc, illinc parvis finitur Hypaepis.
Pan ibi dum teneris iactat sua sibila nymphis
et leve cerata modulatur harundine carmen
ausus Apollineos prae se contemnere cantus,
iudice sub Tmolo certamen venit ad inpar.
Monte suo senior iudex consedit et aures
liberat arboribus: quercu coma caerula tantum
cingitur, et pendent circum cava tempora glandes.
isque deum pecoris spectans ‘in iudice’ dixit
‘nulla mora est.’ calamis agrestibus insonat ille
barbaricoque Midan (aderat nam forte canenti)
carmine delenit; post hunc sacer ora retorsit
Tmolus ad os Phoebi: vultum sua silva secuta est.
ille caput flavum lauro Parnaside vinctus
verrit humum Tyrio saturata murice palla
instructamque fidem gemmis et dentibus Indis
sustinet a laeva, tenuit manus altera plectrum;
artificis status ipse fuit. tum stamina docto
pollice sollicitat, quorum dulcedine captus
Pana iubet Tmolus citharae submittere cannas.
Iudicium sanctique placet sententia montis
omnibus, arguitur tamen atque iniusta vocatur
unius sermone Midae; nec Delius aures
humanam stolidas patitur retinere figuram,
sed trahit in spatium villisque albentibus inplet
instabilesque imas facit et dat posse moveri:
cetera sunt hominis, partem damnatur in unam
induiturque aures lente gradientis aselli.
ille quidem celare cupit turpique pudore
tempora purpureis temptat relevare tiaris;
sed solitus longos ferro resecare capillos
viderat hoc famulus, qui cum nec prodere visum
dedecus auderet, cupiens efferre sub auras,
nec posset reticere tamen, secedit humumque
effodit et, domini quales adspexerit aures,
voce refert parva terraeque inmurmurat haustae
indiciumque suae vocis tellure regesta
obruit et scrobibus tacitus discedit opertis.
creber harundinibus tremulis ibi surgere lucus
coepit et, ut primum pleno maturuit anno,
prodidit agricolam: leni nam motus ab austro
obruta verba refert dominique coarguit aures.
Midas (II): Febo y Pan
Él, aborreciendo las riquezas, los bosques y los campos honraba,
y a Pan, que habita siempre en las cuevas montanas,
pero zafio permaneció su ingenio, y de dañarle como antes
de nuevo habían a su dueño los interiores de su estúpida mente.
150Pues los mares oteando ampliamente se yergue, arduo en su alto
ascenso, el Tmolo, y por sus pendientes ambas extendiéndose,
en Sardes por aquí, por allí en la pequeña Hipepa termina.
Pan allí, mientras tiernas a las ninfas lanza sus silbos
y leve modula, en su encerada caña, su canción,
155osando despreciar ante sí de Apolo sus cantos,
bajo el Tmolo, éste de juez, a un certamen acude disparejo.
En su propio monte el anciano juez se sentó, y sus oídos
libera de árboles: de encina su melena azul sólo
ciñe, y penden, alrededor de sus cóncavas sienes, bellotas.
160Y éste, al dios del ganado contemplando: “En el juez”,
dijo, “ninguna demora hay.” Por dentro sus cálamos agrestes hace sonar él
y con su bárbara canción a Midas –pues era el caso que acompañaba él
al cantor– cautiva. Después de él sagrado el Tmolo volvió su rostro
hacia el rostro de Febo: a su semblante siguió su bosque.
165Él, en su cabeza flava de laurel del Parnaso ceñido,
barre la tierra con su capa saturada de tirio múrice y,
guarnecida su lira de gemas y diente indios,
la sostiene por la izquierda, sujeta la mano segunda el plectro.
De un artista su porte mismo era. Entonces los hilos con docto
170pulgar inquieta, por cuya dulzura cautivado,
a Pan ordena el Tmolo a esa cítara someter sus cañas.
El juicio y la sentencia del santo monte place
a todos; se la rebate aun así e injusta se la llama
en el discurso de Midas solo. Y el Delio sus oídos
175sandios no soporta que retengan su figura humana,
sino que las alarga en su espacio y de vellos blanquecientes las colma,
y no estables por debajo las hace y les otorga el poder moverse:
lo restante es de humano. En una parte se le condena
y se viste las orejas del que lento avanza, el burrito.
180Él ciertamente esconderlo desea, y con vergonzoso pudor
sus sienes con purpurinas tiaras intenta consolar.
Pero, el que solía sus largos cabellos cortar a hierro
había visto esto, su sirviente, el cual, como tampoco a traicionar
el desdoro visto se atreviera, deseando sacarlo a las auras,
185y tampoco pudiera callarlo aun así, se aleja y la tierra
perfora y de su dueños cuáles haya contemplado las orejas
con voz refiere baja y a la tierra dentro lo murmura, vaciada,
y la delación de su voz con tierra restituida
sepulta y de esos hoyos tapados tácito se aparta.
190Espeso de cañas trémulas allí a levantarse un bosque
comenzó y, tan pronto maduró al año pleno,
traicionó a su agricultor, pues movido por el austro lene
las sepultadas palabras refiere y del señor arguye las orejas.
En este lugar (para entrar ahora en él se pide usuario y contraseña) hay un análisis programático de la obra al que remitimos para todos los movimientos. De él traducimos algunos pasajes:
Las dos figuras en el mito son representadas magníficamente por separado con el empleo de dos tonalidades en el primer movimiento. Se dice que en el desarrollo posterior de la flauta de pan ésta tenía dos escalas diferentes. Ambas escalas de un tono entero, siendo una un semitono más alta que la otra. La explicación programática es como sigue:
las palabras «dulces» desconocidas de Pan, seguidas por la despreciativa respuesta de Siringe, respuesta de Siringe. La respuesta de Pan, seguida por la persecución de Siringe, las últimas palabras de ella, la última zambullida de él, finalizando con el soplo sobre Siringe, convertida ya en flauta.
Aquí esta la partitura de este primer movimiento: BRITTEN SIX METAMORPHOSES_ PAN
Y, a continuación, el video con la interpretación de Nicholas Daniel